Prompt: Cuna

Eros extrañaba a sus padres. El bueno, recio y alegre Ares que siempre estaba llevándole en brazos y balanceándole por los aires. Su madre, Afrodita, y sus perfumes, siempre tan calurosa, tan acogedora, tan atenta a él.
El bebé de dos años, un querubín angelical de rizos color miel, forcejeaba con los barrotes y trataba de salir de la cuna. Su tío Hefesto no era el mejor tallador de madera (lo suyo eran los metales) pero se había esforzado intensamente por lograr una cama acogedora digna de un bebé-dios.
Eros resultaba demasiado pequeño para entender de infidelidades, pasiones, y demás. Por ahora solo tenía ojos para sus padres. Y cuando se levantaba y estos no estaban cerca de él (y Eros podía adivinarlo gracias al perfume que irradiaba su madre) se sentía muy solo. Los quería de vuelta. Los quería a su lado.

Prompt: Escudo

La niña guerrera había derrotado a cinco de sus hermanos y estaba avasallando al sexto. Ares, que le sacaba siete años, y se sentía suficientemente preparado para entrar en combate real estaba siendo humillado por su hermana pequeña. Aquello no es de esas cosas que se olvidan fácilmente.
Bloqueado, trataba de arrebatarle la espada a mamporrazos pero Atenea se defendía con su escudo.
"Pelea como un dios, niña" trataba de intimidarle. "No eres más que una chica jugando a un asunto de hombres"
"Será asunto de hombres, pero estoy rodeado de hombres inútiles para el combate" le reprochó Atenea que siempre había sido muy osada.
"Serás…"
Con esa provocación fue suficiente y Atenea lo sabía. Sabía también que a partir de entonces Ares trataría de hacerle la vida imposible, intentaría dejarle sola, intentaría ridiculizarle a la menor ocasión. Pero solo por aquello había merecido la pena.

Prompt: Jabalí

Artemisa solo era una niña de siete años, de piel blanca y pelo dorado. Su madre intentaba hacerle una trenza pero ella se revolvía, inquieta.
"Eres tan temperamental como tu padre" le reprochó Leto, aunque para Artemisa fuera más bien un halago.
"Estoy perdiendo el tiempo. Ese jabalí se me va a escapar"
"Pequeña, aun no estás preparada para ir a la busca de jabalíes"
"Estoy suficientemente preparada" respondió la niña, testaruda. "Además, no voy a ir sola"
Leto tenía sus dudas acerca del sátiro Pan. Hubiera preferido que su hija tuviera un guardián más digno de un dios pero Artemisa estaba orgullosa de su protector porque, según su padre, era un señor de los bosques. Leto era incapaz de hacerle cambiar de opinión y solo podía resignarse a que su hija regresara sana y salva.

Prompt: Música

Las musas eran las maestras de la danza y la música del joven Apolo. Pero aquel día, durante el repaso de la lección, el chico estaba completamente distraído. Ni siquiera algo tan sencillo como repasar la escala dórica, que para alguien como él podía recitar de carrerilla y con los ojos cerrados, le era posible hoy.
"Quizá debieras hablarnos de tus preocupaciones" sugirió Calíope dándose por vencida.
Apolo se sonrojó y se encogió de hombros. Había un muchacho, un mancebo a las afueras de Corinto, de rostro moreno, surcado por pecas y pelo cobrizo… Pero el dios no tenía muy claro que significaban aquellos nuevos sentimientos.

Prompt: Lección

Hera observaba, horrorizada, como el bebé deforme gateaba hacia ella balbuceando y riéndose. Era contrariamente opuesto a su otro hijo varón, Ares, con su pelo rojo fuego, sus manos regordetas y sus pies más grandes de lo habitual para cualquier bebé. Tenía una calva imposible de tapar en la coronilla y cada iris de un color diferente. Pero no parecía enterarse de su estado anormal. Él seguía riendo, llamándola y jugando. Hestia le había advertido que aquella deformación era producto de su concepción antinatural. Una lección que Hera había aprendido demasiado tarde.

Prompt: Fuego

Prometeo y Hefesto eran amigos de la infancia. Cuando Zeus accedió a perdonar a los titanes que pedían clemencia, tampoco tuvo reparos para que trabaran amistad con sus hijos. Eso sí, ningún adulto podía salir del tártaro y cuando los jóvenes gigantes cumplían su mayoría de edad solo podían acceder a ser encadenados o cumplir la eternidad en la mazmorra fría del interior de Gea.
Prometeo, en cambio, era un muchacho especial. Tenía predilección por las cosas que restallaban y desprendían calor, igual que Hefesto. El pequeño dios, que aun no había entrado en la adolescencia, lo tomaba por su hermano mayor y juntos exploraban los secretos desconocidos de aquel tesoro ancestral que era el fuego.
Lo que Prometeo no intuía era el papel que dicho elemento desencadenaría en favor de su castigo eterno. Aun era demasiado joven para comprender las consecuencias de desobedecer las órdenes del señor del Olimpo.

Prompt: Agua

Apolo y Artemisa, los niños gemelos, cazaban peces en el lago Maratón. Artemisa llevaba una decena de peces más que su hermano, quien parecía cansarse ya de aquel juego. Sencillamente no había forma de derrotar a la rubia Artemisa, la mejor niña cazadora de todos los tiempos.
"No es justo. Has empezado antes" protestaba Apolo, frunciendo el ceño, mohíno.
"Es que eres demasiado lento y dudas a la hora de cerrar la mano, Apolo. Yo no tengo culpa de eso" respondía serena su hermana sacando otro pez del agua.
"De todas formas, a bailar no me ganas"
"Ni tengo intención"
La vuelta al Olimpo fue prácticamente silenciosa. Artemisa recordó las palabras de su madre acerca de la fraternidad, el amor por compartir con otros y la paciencia. Suspiró y ofreció la mitad de sus peces a su hermano. Apolo dudó en un principio pero accedió a cogerlos y el último tramo le deleitó con una de sus canciones. Su madre tenía razón: no hay mejor cosa que compartir lo que más valoras con tu mejor amigo.

Prompt: Ciervos

Artemisa le hizo una seña a su hermana para que se acercara. Atenea, con tiento y silencio, avanzó unos pocos pasos. La lanza le temblaba en la mano y sin su escudo se sentía desprotegida. Ojalá hubiera hecho caso a su padre. Ella no estaba hecha para la caza. Pero su hermana había insistido tanto…
Artemisa le señaló por encima de los matorrales. Su hermana mayor contuvo el aliento. Una pareja de ciervos con sus dos crías pacían tranquilamente a cien metros de donde estaban ellas. A Atenea la escena le resultó cautivadora. Por un momento se olvidó de todo. Pero cuando Artemisa le dio la orden de avanzar, el miedo y el rechazo se intensificaron. Ella no quería hacer daño a aquellas pobres criaturas. ¿Por qué Artemisa no podía verlo?

Prompt: Luna

Los tres hermanos contemplaban el cielo desde la campa más alejada del palacio. Las fiestas en honor de su tía Démeter por el nacimiento de su hija les permitían disfrutar más tiempo lejos de la cama.
Ares contaba historias de lobos insaciables de carne humana que aullaban en las noches de luna llena. A Hermes se le pusieron los pelos de punta. Dioniso simplemente se reía. Para él, ninguna bestia podría hacerles daño. Eran los hijos de Zeus, el dios todopoderoso. Los únicos animales sanguinarios que entraban en sus habitaciones estaban colgando, inertes, en las paredes o servían como tapices para el suelo.

Prompt: Salvaje

Mientras sus tías hablaban de la civilización, Atenea y Artemisa discutían sobre las maravillas que se escondían más allá de los muros del Olimpo. Atenea había hecho un par de excursiones acompañada de sus tíos, pero Artemisa aun era demasiado pequeña para eso y no tenía el beneplácito de sus padres. La niña rubia bebía de las palabras de su hermana y soñaba con bosques, campos verdes y ríos. Atenea le dibujaba mapas y le explicaba las leyendas. Algunas veces, gracias a las pieles que le regalaban sus tíos, Artemisa se disfrazaba de un animal salvaje y azuzaba a su hermana para que le diera caza. Terminaban siempre riéndose, abrazadas bajo el Sol, con alguna magulladura sin importancia.
Hera no veía con buenos ojos el comportamiento salvaje de Artemisa, que siempre decía lo que pensaba y se ofendía si le pedían que dibujara una máscara que ocultara sus sentimientos. Por eso Atenea le tenía tanto aprecio y, aunque no le interesaran demasiado los animales tanto como el comportamiento de los humanos, correspondía a sus anhelos.