Disclaimer: los siguientes personajes pertenecen a George R. R. Martin.
Este fic forma parte del "Torneo de Desembarco del Rey"; del foro "Alas negras, palabras negras".
En Matrimonio
Ella tomó coraje y se dejó hacer resignada. Al fin y al cabo, estaban unidos en matrimonio y eso es lo que se esperaba de una esposa, cumplir con sus obligaciones de casada.
Todo le pareció que pasó demasiado rápido. El rito de matrimonio, la cena… y ahora el encamamiento. Tembló ligeramente.
A lo lejos de su alcoba, se infiltraba la fiesta que se desarrollaba en el salón principal de La Fortaleza Roja. Buscaba cualquier razón para distraerse del momento rehuyendo a la mirada lujuriosa de su esposo, cinco años mayor. Era bonito, no podía negarlo. No se esperaba eso de un hijo del hierro. El lacio cabello castaño le caía sobre los ojos oscuros, brillantes. Una hilera de dientes blanquísimos y perfectos iluminaba una sonrisa encantadora. También oyó de sus afamadas hazañas de mujeriego, prepotente. Tal vez un buen guerrero, eso creyó escuchar.
Su esposo comenzó a desnudarse. No pudo evitarlo, lo observó hacerlo. Estaba demasiado desarrollado en comparación a ella. Sólo contaba con trece primaveras, a duras penas las curvas mujeriles hacían aparición en su anatomía. Lo considero muy hombre. Myrcella mantenía intacta su actitud de doncella. Recordaba que hasta hace poco jugaba con muñecas y a las escondidas con su hermanito Tommen.
— ¿Necesitas ayuda para desnudarte, mi esposa? —preguntó Theon, cercándola como un puma en plena caza.
Negó con la cabeza, intentando deshacerse de su vestido de novia. Sus dedos poco y nada le servían para la tarea.
—Déjame hacerlo, ven para aquí.
Obedeció sin titubear. Las prendas doradas no tardaron en caer al suelo, en un suave susurro casi inexistente.
La rodeo por la cintura, apoyándola de espalda a la cama.
La niña tuvo miedo. Miedo de su inexperiencia, miedo de la situación. No sabía que encontrarse allí. Los labios del joven marcaron un trayecto en aquel cuerpecito de mujercita. Estaba envuelto en total y ciega lujuria.
Myrcella quería llorar. Sus ojos esmeraldas se humedecieron. El hijo del kraken detuvo sus acciones al notarla tan tensa.
— ¿Por qué llora, mi esposa mía?
El aguacero la avergonzó. Se odió a sí misma.
—De felicidad—se apresuró a mentir, sonriendo de lado.
—Pues yo también estoy feliz—contestó el otro, continuando con su labor.
Entonces, sus manos viajaron por su piel como un experto marinero en altamar. Entró en su interior, nunca antes explorado, derramando su semilla dentro de ella.
Oficialmente, Myrcella Baratheon se convirtió en mujer.
-.-
Nueve meses después, la princesita fue madre de un pequeño niño. Las hebras de su cabello eran doradas como la de su madre, y los ojos oscuros, al igual que su progenitor.
Myrcella Baratheon y Theon Greyjoy nunca tendrían un matrimonio próspero y feliz, solamente los uniría el principito en común.
**FIN**
N/A: Ojalá les haya gustado :D ¡Gracias por leer, me hace muy feliz!
