Capitulo 1: Dreamless

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"Perfecto en sí se dice, por tanto o de aquello a que no falta nada de lo que constituye el bien, de aquello que no es superado en su género propio, o de lo que no tiene fuera de sí absolutamente ninguna parte."

(Aristóteles, libro V, Metafísica)

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Engendros del diablo. Seres horripilantes cuya ausencia de alma les instiga a cometer, los más atroces crimines. Capaces de llevar la crueldad a su máxima expresión. Más aún; se envuelven en sabanas hechas con el dolor ajeno; se bañan en las lágrimas de los inocentes y comen las viseras de sus victimas.

¡Oh! débiles mortales, rogar a los astros nunca caer victimas de dichos infelices. Abrid los ojos y permanecer alerta todo el tiempo. ¿Cómo reconocerlos? Bueno algunos los describen como seres de pieles escamosas, generalmente negras o rojizas. Con cuernos adornando sus putrefactas cabezas acompañados de negros cabellos. Algunas veces tienen manos deformes o garras de algún felino. Así mismo constantemente suelen tener patas de cabra, gallo o águila. Y como no, una hermosa cola puntiaguda, algunas veces llena de pinchos.

La descripción perfecta de una pesadilla ¿no lo crees? Bueno, déjame contarte que hay quienes son un poco más generosos con tales monstruos, brindándoles una apariencia…más terrenal. Hay demonios que son: el reflejo mismo del pecado. Irresistible. No hay en ellos mancha de imperfección. Las palabras; hermoso o magnánimo se quedan cortas ante la fachada, de la que son dueños.

Hombres y mujeres cuyo cuerpo esta constituido con una belleza innatural, e inmoral. Su cabello es a menudo rubio; como el destello del codiciado oro, algunas veces pelirrojo; como las mismas llamas del infierno, sin embargo el color preferido de ellos es el negro; como el cuervo infame y la benigna muerte. Su piel puede ser tan blanca, que hasta carezca de color; como su cuerpo carece de alma o bien tan negra, como su podrido corazón, pero normalmente adoran la piel morena; carne tostada a la sazón del pecado, además resulta ser bastante sexy. En cuanto a los ojos lo hay de todos los colores: azules, grises, violetas, verdes, castaños, y el adorable negro cuyo vació y pozo profundo llenan de terror a mas de uno.

Y a pesar de tanta belleza frívola, los humanos caen rendidos a sus pies. A pesar de que la gente perciba en ellos una perfección inhumana e irreal entregan sus almas a dichos seres. ¿Y como son internamente dichos seres? Los hay de todos los colores y sabores, desde los bufones carismáticos hasta las paredes de metal impenetrable. Y sin embargo, a todos ellos les es patente la ausencia de algo. Siempre se les ve una sonrisa hueca, una mirada vacía, un gesto cargado de melancolía, un grito, lleno de dolor. En ellos es tangible; la soledad y la cruz de su martirio.

Tan hermosamente constituidos, tan llenos de habilidades, tan horriblemente atormentados. Mientras mas perfecto sea un demonio, mayor es su aflicción, mayor es su congoja, mayor es la oquedad, mayor es su apariencia; con el humano.

Años despechando a los seres sobrenaturales, millones de torturas terrenales para ellos y todo ¿Para qué? Para descubrir que son tan o más humanos que nosotros. Después de todo ¿Quién es más malo: aquel que por naturaleza es maligno o aquel que hace maligna su naturaleza?

De una u otra forma un demonio, sigue siendo demonio y eso…eso, siempre será; una maldición.

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Frío, el viento que azotaba el lugar era terriblemente frío. La tierra que pisaba estaba completamente helada. Todo a su alrededor era una mancha amorfa en diversas tonalidades de gris. No lograba distinguir el cielo del suelo, el bien del mal. ¿A dónde iba? . ¿Qué dirección tomaría? . ¿Acaso eso importaría? . ¿A quien le importaría?

Ladeo su cabeza hacia la izquierda esperando poder observar con mayor claridad su camino. Sin embargo, el viento hizo nuevamente de la suyas golpeándole con brutalidad, haciendo que sus propios cabellos le nublaran la vista. Esperó pacientemente a que todo terminara. No, esta vez no se iba a oponer a las circunstancias, esta vez no pelaría. Esta vez sería el destino el que la arrastraría, aceptaría todo. Inclusive…La muerte.

La lluvia caía sobre la tierra pesadamente. El frió inclemente se colocaba por debajo de los mas gruesos abrigos. El viento bárbaro rugía con cruda furia arrancando sombrillas y anuncios por igual. El trueno y rayo azolaban el cielo sin tregua, tratando de destrozar los pararrayos (Algunos incluso ya habían sido calcinados) Las negras nubes se arremolinaban sobre la cabeza de los mortales completamente aferradas a no irse, ni permitirles ver la luz de sol a los seres vivientes. La mayoría de la gente prefirió quedarse en casa, no deseaban enfrentar la ira de la naturaleza. ¡Y vaya que la naturaleza los estaba castigando! Hasta parecía que estaba librando una guerra contra la humanidad. No sabían que aspecto tendría el mundo cuando se librara la batalla del Apocalipsis, pero sin duda, seria una muy parecida a esta: Anuncios caídos, sobre autos y aceras; papeles volando; alguno que otro lunático luchando por llegar a un lugar confortable; calles vacías; árboles doblegándose ante el viento, inclusive algunos arrancados de raíz.

El paisaje más curioso se presentaba en la entrada de King Croos, donde varios "raritos" empezaban a conglomerarse. Hombres, mujeres y niños vagaban por el lugar, cubiertos por gruesas capas de color negro; parecían ligeramente más tolerables a aquella situación. El cielo crujió ensordecedoramente antes de soltar una ráfaga de incandescente luz blaquesina que tuvo la suerte de chocar contra un anunció eléctrico de tiendas de ropa que se incendió casi al instante, soltando chispas de mismo blanco que el rayo. Cegando a la gente de su alrededor. Un ruido metaloso chilló por toda la avenida poniendo los pelos de punta a cualquiera que lo escuchara. El ¡Crooaac! Excesivamente grave asusto a todos los entraban en King Croos. La gente dio media vuelta para ver lo que sucedía. Aterrorizados observaron que la masa rígida de plástico, metal y luces fluorescentes se desprendía de su lugar para volar literalmente, metros hacia la derecha, arrancado gritos en su caída. Y quizás el espectáculo no hubiese sido tan grato de no ser, porque el anuncio, tuvo la suerte de caer, sobre el concentrador de luz.

¡Chispas de colores! Azules, amarillas y blancas. Las chispas saltaban sin piedad hacia todos lados. Hasta los cables expulsaban repentinas ráfagas que se expandían a todo lo largo de este. Cables, cristales y maderos sufrieron los estragos de una sobrecarga eléctrica. Toda la hilera de postes de luz cercanos al concentrador había explotado en semejante estallidos que algunas ondas habían alcanzado ventanas, logrando romper un par de cristales. Y por si fuera poco el concentrador terminó por explotar en una intensa masa calorífica de color blanco con rojo. Incendiando un árbol y destruyendo la mayoría de los cristales del edificio más cercano. Por suerte, parecía estar desocupado ese día. Y la oscuridad se hizo, en varias cuadras a la redonda. Era un bonito desastre.

Los jóvenes se resguardaron de aquel azote entre los ladrillos de King Cross, pocas personas andaban por ahí y casi todas eran conocidas.

¡Que espectáculo! —exclamó un joven—. Parecían luces de bengala del doctor Filibuster.

Fenomenal —canturreó su compañero.

Las chicas lanzaban chillidos agudos contando su propia versión de los hechos. A pesar de lo mortífero que aquel incidente pudo ser los jóvenes se regocijaban como si aquello fuera Full Monty o algo parecido. Sin embargo ellas cambiaron velozmente su conversación cuando un bello adonis moreno hizo su entrada en la estación.

Era un joven alto con un cuerpo fornido, sacado de una revista de moda. Con unos preciosos ojos grises y cabello negro, recordando de los bellos celtas que una vez caminaron por las tierras inglesas. A su lado una niña menudita le seguía el paso con su angelical sonrisa. Era treinta centímetros mas baja que él. Tenia un cuerpo delgado, no estaba muy bien dotada de curvas, pero era estética; como esas modelos semi-esqueléticas. De piel extremadamente blanca, ojos violetas y cabellera largamente negra. Lo que le faltaba en el cuerpo, lo compensaba esa hermosa carita y es que tenia una faz que a cualquiera embelezaba.

Se están tardando —habló el joven mirando hacia atrás.

Hay quienes cuidamos de nuestras cosas, gran bruto —gruñó una joven. El chico le sonrió sardónicamente antes de seguir su paso.

El hermoso joven de cabellos negros y ojos grises se esfumó de la estación por la pared entre el anden nueve y diez de la estación. Con él también se fueron la muchacha de cabellos negros, una de cabello castaño y otro joven de cabellos castaño.

Aunque la lluvia intentaba intimidar a la humanidad, los magos andaban de un lado para otro del andén nueve y tres cuartos. La lluvia pocos les importante mientras sus ropas y pieles tuvieran hechizos repelentes al agua. Aunque el cielo crujía furiosamente, eso no llegaba a desanimar a los miles de jóvenes que gritaban y cuchicheaban lo más novedoso del verano y que chicas se habían rellenado correctamente en ese tiempo. O en el caso de las chicas; que chico había embarnecido adquirieron alguno que otro músculo sobre saliente.

Los cuatro chicos no tuvieron muchas dificultades para llegar a su lugar por derecho. Si se ignora los millones de suspiros de las chicas y las paradas por las muchachitas indecorosas. Ambos chicos se ofrecieron para acomodar el equipaje de todos los presentes.

Pensé que llegarían hasta el último minuto —habló el chico acurrucado en la ventana perezosamente.

Ya sabes como es esta urraca agria —se encogió de hombros el chico de cabellos negros.

La joven de cabello castaño oscuro entrecerró los ojos—. ¿Quien se quedo cuchicheando con las mocosas insulsas?

Las chicas me adoran.

Soltando un pesado bufido añadió—: Eres insufrible Black

El joven se encogió de hombros—. Mi belleza es innata, Vera. Nadie puede resistírseme —la joven puso los ojos en blanco. Su compañera se limitó a reír tontamente. Lo otros dos jóvenes se hicieron de oídos sordos.

¿Han visto a Torrence? —preguntó el joven de cabellos rubio oscuro y ojos negros, quien se hallaba acurrucado cerca de la ventana.

Aun no. ¿Ya llegó?

Andaba por aquí. De hecho estaba conmigo, pero ella deseaba salir y…yo no quería andar por los pasillos —El joven de ojos miel alzó una ceja—. Tengo algo de sueño Remus.

Remus suspiró mirando el techo. Después de todo era…Peter. Se sentó junto a la puerta de lado de Peter al tiempo que observaba a Sirius y Sundory adueñarse de los lugares de enfrente dándose algunos mimos. Vera gruñó suavemente saliendo del lugar.

No podía acostumbrarse a ver a Sundory siendo tan cariñosa con ese…bastardo. Era terriblemente irritable. Y lo peor de todo es que no era la única que se la pasaba bomba con un espécimen del talante de Sirius Black. Negó con la cabeza, no, no era eso. Era que aun tenía el orgullo atravesado en medio de la garganta. Aun sentía esa emoción, ese liquido caliente que recorre tus venas, palmo a palmo cuando te enfrentas con tu peor enemigo. Cuando te enfrentas al mas puro peligro.

¿Aló, sigues en la luna? —giró su cabeza hacia su compañera. Comía felizmente una varita de regaliz.

¿Me llamaste? —una sonrisa traviesa cruzó por los labios de la joven de cabello negro y tez bronceada.

¿Pensando en el chico de la luna? —Jugueteó la joven—. Sabes que no tienes que ir tan lejos. Él esta justo dentro de aquel compartimiento.

Vera frunció el ceño visiblemente molesta—. Creo que eres tú la que quieres al chico de la luna, porque…

¡Chicos! —Vera acentuó su ceño. Se le había escapado la muy…zorra mal parida—. Llegan tarde.

Ya sabes el sapo menopausico de tu amiga nos retraso infinidad de tiempo con eso de¡Mis cosas se mojaran Black! —chilló Sirius imitando la voz de Vera.

Vera abrió la boca para contestar.

No empiecen de nuevo —les detuvo de inmediato Remus—. No pudimos llegar más temprano. Punto en la boca.

Torrence rió divertida ante tajante contestación del licántropo. Bien podía imaginarse a Vera y Sirius discutiendo hasta porque la lluvia caía del cielo a la tierra. Se encogió de hombros y se fue a sentar entre Peter y Remus.

Aquí falta alguien —comentó Torrence como quien pregunta sobre el clima.

Vera y Remus pusieron los ojos en blanco. Sirius se limitó a darle una mirada de circunstancias.

¡Oh vamos! Hace aproximadamente…¿seis horas que no se ven?

Ya los conoces Torrence —se limitó a contestar Sirius—. Una hora sin besuquearse y sienten que ha sido toda una eternidad.

No se que era mas enfermo: ver a James sufrir por Lilian o verlos tan enervantemente acaramelados —soltó Vera agriamente.

Sirius entreabrió los labios, sin embargo los cerró con una suave negación de su cabeza. Esta vez Vera tenía toda la razón. Aunque no estaba de acuerdo en que, con Evans uno pudiera encontrarse en un caramelo de corazón relleno de miel, cubierto con chocolate y espolvoreado con azúcar. No, más bien uno se encontraba cerca de averno con los terribles cambios de humor de la chica. Tenían sus momentos de cursilería (escasos de hecho) pero más que mimos y palabras que rallaran en lo cursi; tenían intensas sesiones de: haber quien rompe más rápido el termómetro. Era más bien practicar al derecho y al revés el Tantra y el Kamasutra y no precisamente en ese orden.

Torrence se sentó a lado de Sirius llevándose una mano a la mejilla y observando su propio reflejo en el cristal de la puerta, imaginándose la bola de cochinadas que estarían haciendo Lily y James.

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Recargó su cabeza en el mullido respaldo del sillón sonriendo ligeramente. El tren comenzaba a moverse lentamente meciendo su entorno suavemente. Aquel bamboleo lerdo adormecía a la mayoría de sus sentidos. Reacomodo su capa una vez mas y abrazo a la joven que tenia entre los brazos.

Su espalda se apoyaba en la pared metálica con ventana, manteniendo la cabeza sobre el respaldo y su cuerpo entero se encontraba arriba del sillón, poco le importaba ensuciar los cojines del sillón. La chica se movió un poco acomodándose en su pecho, un mechón rojo rozo la nariz de la joven obligándole a fruncirla para finalmente llevarse una mano que movería y acabaría con la molestia. Cuando termino su faena la chica no se volvió a mover.

Sin poder resistir la tentación James pasó el dorso de su mano por el rostro de la joven dibujando el contorno de esta. La única reacción de ella fue apretar sus ojos; ni siquiera su respiración se alteró. Entrelazó sus dedos con los de ella y se dispuso a tener una larga siesta.

Verdaderamente estaba agotado, la noche anterior había dormido únicamente dos horas. Pese a que se había prometido asimismo que tomaría mejor control de su vida, no había podido negarle a Lily una simple salida nocturna. Y sabía perfectamente a lo que se arriesgaba al salir con ella. Lilian no era ese tipo de chicas tímidas y retraídas que buscaban la típica cena romántica a la luz de las velas, tampoco era del tipo alocado bobo, para irse a meter a una discoteca; emborracharse sin sentido y bailar de la forma más vulgar. Pertenecía a un raro tipo de personas que gustaba de la vida nocturna paseando por las calles de su país. O sea igual y en la noche se metía a un recital de poesía como se adentraba en la fiesta de algún barrio bajo de la cuidad (aunque él sospechaba que ella prefería las fiestas de los barrios bajos) La noche anterior había tocado pasar la velada con un grupo de chicos extranjeros sacados de un club raro, cuyo objetivo era contar experiencias de cualquier tipo a la luz de focos azules y con música hindú o quizás árabe de fondo.

La velada había sido magnifica hasta que el chico de Croacia se le ocurrió ponerse a discutir con un…de esos que ponen orden en las calles de los muggles. Quizás solo hubiera quedado registrado en la mente de ese señor como: ligera diferencia de opiniones con un joven de veintidós años; de no ser porque el chico no solo estaba alcoholizado si no también tenia un fuerte olor a una hierva bastante nociva. Eso debió ser el fin de la velada pero ¡eran jóvenes impertinentes! Así que eludir a esos señores pasó de ser una loca fantasía a una odisea excitante. Salieron airados aunque no se sorprendería de ver su rostro entre los buscados de la policía local. Y como jóvenes impertinentes y tontos fueron a celebrar su "victoria" en un bar de mala categoría con bebidas…de dudosa calidad. Ahí fue cuando la cosa se puso complicada; numero uno, uno no lleva a su novia hasta su casa medio ebria, numero dos; muchísimo menos cuando los padres piensan que ella esta en casa de una amiga, numero tres; menos aun cuando los padres dudan mucho sobre el chico en cuestión (OK no se daba por aludido del tema, la madre tiene todo el derecho y las bases sustentadas, para dudar. El padre…el padre siempre duda del gusano rastrero que se atreve a respirar el aire de su princesa. Tampoco había que exagerar, los padres de Lily eran muy amables con él…aunque dudaban de sus intenciones sanas. Aunque él nunca había mencionado que sus intenciones fueran sanas)

Soltó un largo suspiro, llevarla a casa resultó bastante divertido y no le vieron ni el pelo. En realidad nunca había estado muy de acuerdo con Lily en eso de engañar a Elionnore y Robert Evans. Él podía cargar con la culpa de cualquier siniestro que pudiera acontecer, pero para Lily era algo así como una costumbre. Además estaba el hecho de que nunca la dejarían salir sola hasta la media noche o bien en la madrugada con el novio. Había que aceptar que eso ya rayaba en lo aceptable de las normas sociales. Uno no sale con el novio a las diez de la noche para regresar a las cuatro o cinco de madrugada. Eso da demasiado que pensar y vaya que insulta a la moral. No es que él sea un mojigato o le interese levantar habladurías. Pero sencillamente en esos momentos prefería no dar de que hablar y nunca había concebido la idea de engañar a los padres, se le hacia tonto e inútil (Aunque quizás eso era debido, a que él, hiciese lo que hiciese o pidiera lo que pidiera, sus padres nunca le negaban algo o lo regañaban severamente) Pero Lily era…era, bueno tenia su propia perspectiva de vida.

Una bastante rara, no era libertina, pero tampoco muy estrecha. Digamos que era de mente muy abierta, abierta a diversas opciones pero regida por su humor, que cambiaba hasta por el cambio de temperatura. No tenía miedo de enfrentarse al mundo, ni decir lo que pensaba. A menudo James la calificaba como impúdica y descarada. Tenía un excesivo gusto por la danza, la música y la literatura. Sin embargo su característica más peculiar era que no tenia miedo, ni le avergonzaba sentir placer. Y esta vez hablamos de una placer netamente carnal, específicamente sexual. No tenia remilgos en admitir eso, mucho menos externar su opinión por mas rara o extravagante que resulte ser. James adoraba ese aspecto, daba pie a poder externar sus sentimientos por medio del sutil arte de tacto. Y si bien después de tanto rollo uno opinaría que Lilian era una persona completamente abierta y llena de un montón de dones. La verdad era completamente distinta. Si bien decía las cosas frías, duras y puras; por cada frase que decía se guardaba unas diez. Ella podía hablar, reír bailar y gozar, pero también era capaz de abstraerse y mostrar la mas solitaria indiferencia, aun peor, lograba externar un total vació. Un vació tan palpable que traspasa las almas a su alrededor, tan profundo que a veces uno pensaba que en realidad nada ni nadie le importaba a Lilian, que nada ni nadie era capaz de llegar hasta ella.

Algo crujió estruendosamente, estremeciendo el vagón. El joven se arremolino enredando sus piernas en las piernas de la chica que murmuro algo entre sueños. James sintió que las frías manos de Lily le recorrían el pecho provocándole pequeños escalofríos. La mano derecha de la joven se le enredo en el cuello mientras que la izquierda permaneció aferrándose en su flanco izquierdo. El vagón traqueteo bamboleando a los chicos. James apretó los ojos tratando de dormir.

Alguien toco la puerta insistentemente. Sonaban a nudillos contra el cristal. Lily gruñó ásperamente quitando su mano de cuello de James y lanzando feroces zarpazos como si quisiera arrancarle la piel a quien osaba interrumpir su sueño. James le agarró la mano y le beso los nudillos. La pelirroja se despertó entreabriendo sus ojos perezosamente.

¡Ya voy! —gritó áridamente.

James desenroscó sus piernas y manos permitiéndole a la joven levantarse. Lily se rascó la cabeza antes de abrir la puerta visiblemente molesta.

¡Aleluya! Creí que nunca abrirían. Supongo que les dimos tiempo de ponerse decentes, así que voy a pasar —Sirius Black entró en el compartimiento muy a sus anchas.

El lugar olía muy a James. Sirius escrutó a su amigo con la mirada. Cabello desordenado, ojos medio abiertos, había saliva seca de la comisura de sus labios hacia su barbilla, aunque en el nacimiento de la comisura brillaba un poco de saliva fresca. Su postura era desgarbada y abatida. Tenía la mayoría de sus prendas mal puestas y completamente arrugadas. En cuando ambos cruzaron la mirada Sirius se limitó a alzar una ceja con una expresión inescrutable.

Deberías estar haciendo patrullaje —interrumpió Sundory el silencio.

La pelirroja alzó ambas cejas para unirlas lentamente. —El mayor peligro esta bajo mi custodia —respondió secamente. James sonrió ensoñadoramente alargando sus manos hacia la joven. Lily se acercó a James permitiendo el paso de los demás. La pelirroja se vio envuelta entre los brazos y piernas de James quien en cuanto tuvo la misma comodidad de antes cerró los ojos olvidándose del mundo.

Saben chicos, si ustedes quitan sus hermosas patas del asiento; podríamos disfrutar todos juntos de la estancia —comentó Sirius airadamente.

Mala suerte Black —refunfuñó Lily—. No nos da la gana.

¡Sí que son unos irresponsables! Premios Anuales y se la pasan aquí, durmiendo la mona.

Las ventajas del poder

Torrence sonrió divertidamente. —Ya hemos interrumpido suficiente. Vamos a dar una vuelta y luego retornamos.

¡Ah no! James vamos, es nuestro último viaje. ¡Tenemos que hacer algo! Y en grande.

¡Ni lo sueñes! —gritaron Lily y Vera. Aunque por distintas razones.

Te dejare disfrutar de James esta noche todo lo que quieras pelirroja. Pero préstamelo un ratito ¿si? —dijo Sirius con un tono meloso y empalagoso. Inclusive batió un poco las pestañas y sonrió encantadoramente. Con esa sonrisa para producir desmayos.

Lily se apegó aun más a James. A Remus le recordó esa acción a un niño que esconde tontamente la paleta en la espalda para no tener que compartirla.

No quiero.

Sirius rió, sin duda divertido por la acción de la joven. — No seas mala fiera. Solo un par de minutos. Te lo devuelvo de una pieza —Sirius probó esta vez guiñándole el ojo.

Lily respiró profundamente como si meditara la propuesta. —Es mió Black. Vete a freír espárragos.

A Remus y Torrence les dio un ataque de risa. La cara de Sirius era para fotografiar. Inclusive el momento era para memorar. Prácticamente Sirius Black le había rogado a una mujer y había recibido una fría negativa. ¡Y ni siquiera podía contestarle!

James sonrió ampliamente. Sirius debía querer estallar en protestas pero conociendo como conocía a Lily debía saber que no ganaría absolutamente nada. Excepto una humillación publica.

Sirius se rascó la cabeza meditando una nueva estrategia. ¡Maldito James! A buena hora se le ocurría dormirse.

Lily sintió la mano de James sobre su barbilla, inmediatamente después, el joven la besaba intensamente. Vera puso los ojos en blanco al tiempo que a Peter le parecía increíblemente interesante el techo. Remus se limitó a girar los ojos, Sundory hizo una mueca de disgusto y una cara de asco cuando James logró poner a Lilian debajo de él y ella le rodeo la cadera con sus piernas. Torrence y Sirius intercambiaron un par de palabras secas sin importancia. James se levantó del lugar después de haberle mordisqueado a Lilian el labio inferior.

No me tardo —dijo secamente el chico.

Lilian suspiró pesadamente. —Lárgate antes que desee arrancarte los ojos.

Esa era la forma sutil de su novia de decir: puedes ir en paz.

James se encogió de hombros y salió del compartimiento. La tropa entera le siguió sin apenas pronunciar un par de palabras.

Lilian

Haznos un favor a las dos Sundory. Esfúmate.

La joven de ojos violetas dejó traslucir el dolor en sus ojos. La pelirroja rodó sobre si misma dándole la espalda a Sundory.

No me ha parecido…

Lilian bufó estruendosamente. —No he pedido tu autorización. Me importa un comino lo que pienses.

Tienes que reconocer que…tus actos dejan mucho que pensar —insistió Sundory.

No me importa.

Creo que debería decir al joven Potter que…

Ve a meter tus narices en otros lugares Sundory. A James le importa un rábano lo que pienses. Mientras yo no se lo impida. Él seguirá haciendo lo mismo —soltó la pelirroja lacónicamente. Se incorporó lentamente aunque seguía dándole la espalda a Sundory—. Te daré otro consejo: No digas que hacer cuando tú no lo haces.

Sundory parpadeó suavemente ante aquella frase. Se llevó una mano a la boca antes de contestar: —Yo no doy "ese" tipo de espectáculos tan vulgares. Hay lugares para todo y no me gusta tener público.

Lily se encogió de hombros. —Siempre has sido una hipócrita mojigata.

En cuanto la puerta se cerró a sus espaldas, la pelirroja se giró para poner los pies sobre el suelo. La lluvia golpeaba la ventana violentamente. Los parajes verdes escarpados del norte de Inglaterra se levantaban sobre su vista. El cielo gris resplandecía de vez en cuando con un blanco incandescente. Alzó su mano lerdamente hasta tocar la ventanilla tratando de tocar a su reflejo. Tan cerca y tan lejos. Una vez mas el cielo crujió fieramente, sin embargo ella apenas si parpadeo. Su espalda se inclinó hacia atrás, se inclinó tanto que de pronto se encontró de nuevo acostada. Aunque aun tenía la mano estirada hacia la ventanilla.

Desde su posición el cielo se veía tan lejano, tan inalcanzable. Lentamente fue cerrando uno a uno los dedos de su mano. No deseaba seguir luchando por alcanzar algo que le era tan ajeno como lejano. Su mano cayó sobre su vientre sórdidamente. El cielo se encontraba demasiado arriba.

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James bostezó por séptima vez. Se revolvió el pelo y metió sus manos dentro de los bolsillos del pantalón.

Podrías fingir un poco más de interés —gruñó Sirius.

James parpadeó lentamente. Se volvió hacia Sirius y sonrió. —Me interesa esto. Enserio.

Sirius puso los ojos en blanco antes de decir agriamente: —Tanto como la vida de Snivellus.

¡Eso si fue un insulto! —gruñó James frunciendo el ceño.

Eso buscaba ser.

Peter negó con la cabeza, aquella pelea no iba a servir de nada. James se movió bajo su capa.

Nunca me olvidaría de nuestra broma en el tren Sirius —dijo James a modo de disculpa.

Sirius frunció el ceño y arrugó la nariz. — ¿Ah si? Pues a mi me pareció que cierta pelirroja te borró la memoria.

Lily no tiene nada que ver —salió James a la defensa de Lily.

Sirius suspiró pesadamente llevándose las manos a la cabeza. —Hagamos que esto sea divertido.

Remus miró a James y Sirius fijamente. En su vida habían discutido por una mujer. Era una regla sagrada "No pelear por chicas" Siempre la había cumplido. Hasta que Lily apareció en la vida de James. James protegía a Lily a capa y espada, estuviera ella bien, o mal.

¿De nuevo llegaste tarde a casa James? —preguntó Remus finalmente.

James sonrió mostrando sus dientes blancos. — ¡Bingo! Apenas dormí dos horas. Pero no me arrepiento de nada.

Ya lo sabemos —comentó Sirius enfurruñado.

James puso los ojos en blanco por primera vez. —Que Sundory no sea taaan complaciente como Lily no es mi problema. A ella le gusta darme placer. Yo no me quejó.

Sirius miró a James fijamente antes de encogerse de hombros y seguir a lo suyo. Peter frunció ligeramente en ceño. Él había esperado alguna contestación brusca o mal intencionada, por parte de Sirius. Después de todo, la chica a la que James había insultado era su novia. Y bueno si fuera otro de sus ligues semanales el comentario de James vendría teniendo la misma importancia que el clima. Pero era Sundory. La bella, dulce, gentil y perfecta Sundory. Peter se encogió mentalmente de hombros, nunca entendería a Sirius de cualquier forma. Sencillamente uno esperaba que Sirius fuera parecido a James; que saltaba en defensa de Lily de inmediato, pero…no era así.

¿Listos? —preguntó Sirius sonriendo malévolamente.

James fue el primero en sonreír. Remus y Peter le devolvieron el gesto. Este tenia que ser¡El grande, el magistral, la obra maestra! Con esta broma dirían¡Hola y Adiós!

Sirius les alzo los dos pulgares. James se enderezo puliendo su placa de Premio Anual. Se acomodo un poco la capa y hasta intentó peinar un poco su rebelde cabello. Remus metió en los bolsillos de la capa de James unas bolsitas negras y le dio unas palmaditas en la espalda.

James salió del compartimiento con una gran sonrisa, se paseaba por el tren muy a sus anchas. Reía y saludaba coquetamente a toda dama que deseara sus atenciones.

Hola James—le saludó un joven de la casa de ravenclaw con un deje de ironía.

James miró al joven por un instante antes de desviar su atención a una rubia Hufflepuff que pasaba por ahí.

Hola Kim— por fin habló James—. ¿Qué hay?

Kim giró los ojos lentamente antes de dirigirle una mirada recelosa al joven. —Solo¿Qué hay?

James se encogió de hombros antes de cruzarse de brazos.

Supongo que la antisocial de tu novia, tiene la culpa— gruñó.

James alzó una ceja ante la antipatía de Kim por Lilian.

¿Sabias que tienes a las chicas llorando? Yo digo que ya va siendo hora de que dejes a Evans. Yo creo que ya tuviste demasiado tiempo para satisfacer tú…curiosidad. A tu imagen no le conviene…— pero fue lo ultimó que dijo Kim pues James se abrió paso entre la gente, dejando a Kim con la palabra en la boca.

Kim crispó las manos antes de soltar un chillido agudo cargado de molestia. Rechinó los dientes y se dispuso a seguir a James.

Lo lamento, pero tú sabes que no soporto a nadie que…

James se volteó en seco tan velozmente que Kim estuvo apunto de chocar contra él. —Aclaremos algo Kim. Tú opinión¡No me importa! Ni la tuya, ni la de los demás. Hago lo que yo quiera. La popularidad¡Tampoco me importa! —dicho eso James siguió su camino sin mas.

Kim se quedo a medio pasillo con la boca abierta. ¡El Rey de la SEPC, había dicho que no le importaba la popularidad. ¡Que la opinión del público, le importaba un rábano! Kim se llevó una mano a la boca antes de fingir un desmayo. ¡El fin del mundo estaba cerca! La gran casta que una vez habían sido los Dioses, Reyes, Amos y Señores de Hogwarts ¡estaba en decadencia! Oh por dios ¿Qué seguía después? La subida de los nacos. ¡Ni hablar! Algo se debía hacer….aunque eso fuera: civilizar a la salvaje de Evans.

¡Jamsie! —chilló una chica rubia lanzándose a los brazos de James.

James se la quitó del regazo inmediatamente. —Hola Nevra. Lindo…emp cambio.

La chica antes castaña, sonrió complacida. —Diva dijo que el rubio estaba de moda. Así que ya sabes, uno siempre tiene que estar a la vanguardia.

James asintió con la cabeza. Sinceramente se veía: vulgar. —Te sienta de maravilla Nevra. ¿Y que haces por aquí?

La joven le miró como si estuviera loco antes de reír tontamente. Le dio unas palmaditas en el hombro antes de decir: —Tantos días sin nosotros te afecto demasiado Jamsie. Pues que mas corazón —exclamó la joven como si señalara lo obvio—. Somos tus chicas así que…

Nevra, no te gustaría verte al espejo después de una discusión con Lilian.

Nevra se llevó una mano a la boca completamente horrorizada. —¡Pero James! No me digas que aun no dejas a esa….esa…

No Nevra y no la dejare.

La chica abrió los ojos desmesuradamente. —¡James! ­—exclamó a forma de reproche pero con cierto tintineo divertido—. Anda, haberlo dicho antes. No te preocupes corazón. Eso no tiene importancia para nosotros y lo sabes.

James iba a contestar cuando analizó las palabras de Nevra ¿Qué estaba pensando esa chica?

Todos tenemos errores cariño. Pero entre tú y yo; sabes que eres mi preferido. Además pronto se pondrá, fea, gorda y gruñona —la joven rió estridentemente de su propio chiste—. Bueno gruñona ya es. Entonces se pondrá más gruñona ¿Te imaginas eso? Pobre de ti cielo.

James frunció el ceño, no entendía que diablos cruzaba la mente de Nevra. Y eso si que era extraño, porque generalmente la cabeza la tenía: vacía.

Nevra se dio media vuelta y alzo el brazo agitándolo fuertemente. Hasta arqueo la espalda para sacar el trasero y menearlo a pocos centímetros de James. En otros tiempos hubiera mirado el bamboleo divertido. Ahora sencillamente, lo ignoraba. No era que Nevra no fuera linda, porque de hecho, Nevra era hermosa, pero demasiado flaca en comparación con las curvas despampanantes de Lilian.

James lamentó no haberse escabullido antes de que el tropel llegara. Las cuatro reinitas de Hogwarts llegaron hasta él chillando y gritando agudamente. ¿Acaso las chicas pensaban que los hombres eran sordos para no escuchar sus chillidos de ratas? Merlín poderoso. Aquello era intolerante.

¡Hola James! —Y ahí estaba el súper doble punch bate pestañas de Di…va. La joven se abrió paso velozmente hacia él y se recargó en su pecho con cara de gatita mimosa. La rubia oxigenada sonrió empalagosamente enredándole sus brazos en el cuello.

Hola Diva —contestó James apáticamente, tratando de quitarse los brazos de su compañera lo más rápido posible. El perfume exageradamente dulce comenzaba a mareando. —¿Qué tal las….va-ca-cio-nes? —dijo James tratando de quitarse de encima a la joven.

Diva le quitó sus brazos milagrosamente y se alejó unos pasos de James. Colocó sus manos en las caderas e hizo un mohín desagradable. —Eres…eres…¡Despreciable! —James suspiró pesadamente. Debió quedarse encerrado con Lilian en el compartimiento de premios Anuales. El viaje le hubiera sido muuuy placentero—. Te enviamos miles de luchazas y no fuiste capaz de regresar ni una sola. ¡Ni una! Te olvidaste de nosotras. —Diva sorbió un poco por la nariz y respiró profundamente para seguir con su drama—. ¿Qué íbamos a hacer sin los reyes de la SEPC? . ¿Eh? Nosotros que tanto te hemos dado, que te hemos compartido…

Además de un par de sabanas calientes un par de semanas, no les encuentro otra utilidad —le cortó James agriamente. Realmente no habría querido decir eso, pero Diva y Kim hacían muy bien su trabajo. Le estaban sacando de sus casillas.

La cara de Diva se coloreo de un rosa intenso que casi pasaba a rojo. —¡Que insultó! —James puso los ojos en blanco. Era la pura verdad—. Veo que esa bárbara…

Cuidado con tus palabras Diva— le advirtió James.

Diva era estúpida. No idiota, sabia que ponerse en contra del jefe de los merodeadores, no era una buena idea.

Nevra rió tontamente una vez más y tomó a Diva por un brazo. —No tomes en cuenta sus palabras cariño —James frunció el ceño ¿Ahora que? Nevra se pegó a James junto con las demás chicas. Cloe y Sasha quienes hasta entonces habían pasado por simples espectadoras. Cuando estuvieron lo suficiente cerca y Nevra comprobó que no les escucha nadie más dijo—. Es que Jamsie cometió un pequeño error. Y ahora tiene que actuar correctamente. Pero ya le he dicho que eso nos tiene sin cuidado ¿verdad?

Las chicas comprendieron muchísimo antes de él el asunto. De lo contrario Diva no hubiera pasado de la indignación a la lastima en medio segundo.

¡Oh James! —chilló agudamente—. Haberlo aclarado antes hombre. ¡Oh cariño! —exclamó Diva lanzándose a sus brazos y fingiendo un par de lagrimas. Todas las chicas hacían el mismo gesto—. Haremos más soportable ese tormento. Te lo aseguramos corazoncito —A James comenzaba a dolerle la cabeza. Que idiotez estaban pesando esas chicas—. Mira que…bueno. No tiene importancia, todo tiene solución —claro, auto-maldecirse.

No se que piensas Diva, pero sea lo que pienses no es verdad.

Vamos James, a todos nos pasa. Bueno a mi no, pero soy alguien con prestigió. En cambio ella, era su única forma de conseguir algo ¿no? —James abrió la boca para protestar—. Hasta yo misma intentaría negarlo. Pero a decir verdad será ella quien se vea como la grañidísima zorra del año. Zorra y aprovechada, trepadora

Una palabra mas Diva y te lanzó una maldición —le amenazó James agitando sus varita en sus narices—. Numero uno: no tengo idea de que hablas….y no me importa —añadió en cuanto Diva hizo el amago de abrir la boca—. Numero dos: No tolerare ni un solo insultó hacia Lily. Numero tres: Si no te respondí en vacaciones, era sencillamente porque no te quería ver. Tus aburridas y sosas fiestas, no me interesaban. Hay cosas más interesantes que ver y aprovechar, que saber el color de la temporada. Numero cuatro: No vuelvan a abrazarme o tocarme de esa forma tan descarada. No deseo que Lilian se gane un castigo por romperles la cara. ¿Queda claro?

Diva miraba a James con los ojos desorbitados y una cara de incredulidad para fotografiar.

Haces muy bien tu papel James —rió Cloe—. Serás un padre ejemplar. Pero…— James ladeó la cabeza. ¿Padre? Las chicas pensaban que estaba con Lilian porque iba a ser papá. De no haber estado en medio pasillo con una varita apuntando a señoritas — ¡Ja! —. Se habría botado de la risa. James guardó su varita y se cruzó de brazos con una mueca sonrisueña.

Sabemos lo mucho que te entusiasman los niños, corazón. Supongo que por eso no vez la tragedia del asunto, y no te importa demasiado que la madre sea una ramera chiflada —dijo Sasha.

James negó con la cabeza. —La ramera chiflada eres tú —contestó James sonriendo con todos sus dientes blancos—. Que yo sepa Lily no va a tener un bebe. Y si estoy con ella es por puro gusto. Aclarado el asunto, seguiré con lo que estaba haciendo y eso no les incumbe.

Todas las jóvenes se quedaron con la mandíbula desencajada, observando como el jefe de los merodeadores se alejaba lentamente.

Saben algo, es la primera cosa con sentido que dicen. Se lo propondré a Lily —gritó James riendo ampliamente.

&-&-&

¿Y bien? —le interrogó Vera en cuanto entró.

La chica soltó un pesado suspiró. —Nada. No desea conversar conmigo.

Me sorprendería que quisiera —comentó Torrence indiferente pegando su nariz al cristal de la ventana.

Sundory le dirigió una mirada adolorida. —No lo entiendo es que…

Es culpa de ese bastardo.

Sundory miró a Vera con el ceño profundamente fruncido y lanzando chispas por los ojos. —No insultes su memoria. ¡Él no tiene absolutamente nada que ver!

¿Ah no? —exclamó Vera torciendo una sonrisa—. ¿Acaso no fue Alex el que logro separarla de ti?

¡Ese asunto no es de tu interés Vera! Así que mantente alejada

Acabas de darle el interés cariño—dijo Torrence lacónicamente—. Sundory Lilian y tú se llevaban muy bien. ¡Eran hermanas! Y de pronto…de pronto.

¿A dónde han ido los chicos? —le interrumpió Sundory sacando la cabeza del compartimiento y buscando a los merodeadores.

Ya sabemos que no nos dirás nada Sundory—terció Vera—. Pero no, nos tomes por estúpidas. Alex nos enseñó muchas cosas.

Un profundo silencio se apoderó del lugar, nadie decía nada, nadie hacia nada.

No lo se—se atrevió a hablar Sundory—. No se que hacer. Esto ya no es un juego.

Nunca lo fue— espetó Vera bruscamente—. Que yo sepa, siempre lo tomamos muy en serio.

Sundory miró a Vera fijamente. —Lo sabes ¿verdad?

Sí, comienza a apestar más de lo debido.

Es solo que…tengo miedo.

No todos estamos hecho de la misma harina Sundory— dijo Torrence sin despegarse del cristal.

Sundory negó con la cabeza. —Lo se, pero es que…es que, hay cosas que…

Será mejor que no salgan a partir de ahora— les interrumpió Sirius entrando al compartimiento.

Peter fue el primero en tomar lugar. Remus entró cargando aperitivos que desparramó en un sillón.

¿Comenzara ahora? —preguntó Sundory.

Sirius se lanzó sobre las empanadas de calabaza. —En veinte minutos aproximadamente.

Sundory asintió saliendo del compartimiento sin decir ni una sola palabra.

Vera y Torrence ser miraron por un rato antes de que cada una volviera a sus propios asuntos. Sundory ocultaba muchísimas cosas, cosas tan terribles como; los secretos de Lilian.

Sirius alzó una ceja ¿De que se habían perdido esta vez? Una vez más, solo veían la cola del cometa y no toda su fuerza. Estaba llegando al límite de su paciencia, si no comenzaban a soltar la sopa, se vería obligado a encontrar las respuestas por métodos pocos caballerescos. Abrió la boca para intentar enterarse de lo sucedido.

¿Todo listo? —le cuestionó Torrence en el momento oportuno.

Sirius sonrió. —Todo listo. Esta última será memorable.

Torrence le devolvió la sonrisa y se pasó una mano por los cabellos. —Sabes Sirius, he estado pensando en cortarte el cabello de forma diferente. Es que…creo que si te corto un poco de por aquí, puedo hacerte ver aun más apuesto.

¿Y matar a los pobres mortales por saber que solo puedo pertenecerle a una sola persona? —exclamó Sirius arrogantemente.

Todo el mundo te envidiaría.

Cariño. Todo el mundo me envidia —le corrigió Sirius.

Remus puso los ojos en blanco. Sin duda Torrence sabía dar en el blanco. Sirius se olvidaba del mundo por completo cuando se hablaba de su belleza física. ¡Diablos! Sirius podía comportarse como un completo asno cuando se hablaba de él. ¿Acaso no era obvio que Torrence solo lo estaba haciendo caer en una treta? Remus suspiró y se encogió de hombros. De cualquier forma en ese momento no iban a sacar información interesante.

Buscare a la señora del carrito. Tengo sed —dijo Vera repentinamente.

¿Podrías traer un jugo para mi? —pidió Torrence.

Vera asintió y salio del compartimiento lentamente. Sirius y Torrence comenzaron a discutir sobre cortes de cabello y ropas de moda. Como le encantaba a Sirius hacer el tonto. Remus miró a Peter que desenvolvía perezosamente una rana de chocolate. Hizo vagar su vista por la comida en el sillón antes de tomar un jugo de calabaza. Se sentó lejos de Sirius y Torrence pensando en lo que haría al llegar a Hogwarts. Estaba por terminarse el jugo cuando frunció el seño.

Maldición —susurró lo suficientemente alto para atraer la atención de los chicos. Remus se encogió de hombros y sonrió. Vera se había salido con la suya. Ellos habían llevando jugos de calabaza suficientes para todos. Burlar las defensas y tretas de las chicas seria toda una odisea. Si ganaban podrían sentirse muy orgullosos. Después de todo, desenterrar misterios era un trabajo muy arduo.

&-&-&

James retiró la mano de su cuello, esta vez con pesadumbre.

Bien sabes que nos soy de hierro.

La pelirroja torció los labios. —Ni yo una dama.

James rió divertido. Incorporándose del sillón. —¡Que diablos, Lilian! No querrás hacerlo de nuevo en un tren. Yo por mi parte no.

Eres mas quisquilloso que una francesa de la corte.

James frunció el ceño. —Las cerraduras de aquí no son muy buenas y…¡Vamos Lilian es el expreso de Hogwarts!

Lily rió. —A veces me pregunto quien es el crédulo. Pero me aburro mucho.

Las arrugas en la frente de James aumentaron. —¿Soy acaso tu bufón?

Los ojos de Lilian viajaron por el techo como si meditara la respuesta. —Bueno lo que pensaba hacer. No era algo con lo que únicamente yo me divirtiera ¿verdad?

James se pasó una mano por el cabello. —Punto para ti. Pero deseo ver a los niños corriendo de terror, anda, que pronto sucederá.

Lily se encogió de hombros. Al fin y al cabo solo buscaba pasar el rato, aunque las cosas comenzaban a írsele de las manos. Últimamente no media las consecuencias de nada, únicamente hacia lo que las tripas le pedían. Se incorporó y trató de ordenar un poco su desordenado cabello. Aunque sabía que no había mucho que hacer, su cabellera estaban tan alborotada y maltrecha que reflejaba lo que había estado haciendo: revolcándose. En cuanto decidió que ya había recuperado un poco de aspecto normal salió del compartimiento.

Iré a dar una vuelta.

James se encogió de hombros. —No tardes más de cinco minutos. Podrías perderte en la oscuridad.

La oscuridad me es muy atractiva. ¡Con la bola de cosas malas que puedes hacer! —comentó Lily divertida.

James la observó salir con una sonrisa en la boca. Se encogió de hombros dispuesto a esperar el pronto regreso de ella. Había logrado alegrarle ese día y eso lo hacia feliz.

Sonreír por cualquier cosa, hacía tiempo que se le hacia tarea sencilla. Sencillamente uno tenia que curvear un poco la comisura de los labios hacia arriba y la gente dejaba de fastidiar. Dejaba de preguntar constantemente¿Te sientes bien? . ¿Te encuentras bien? .¿Porque estas triste? O ¿Por qué estas enojada? La sociedad no aceptaba gente triste, gente que sencillamente no se le hinchaba la gana ser estúpida y anunciar a los cuatro vientos¡Heme aquí infeliz de la vida, pero sonriendo! No el marketing y la publicidad empujaban a la población a sonreír, a fingir felicidad.

Suspiró pesadamente, ella no tenia ningún motivo para sonreír. Ni uno solo. Anduvo por el pasillo ahuyentado a la gente con una simple mirada. Hubiese preferido encerrarse en su compartimiento, pero con James adentro sus nervios recibían un autentico desafió. James era feliz y quería que el mundo entero fuera feliz. Pero ella no podía ser feliz. En esos momentos James era el ser mas abominable de todo el planeta.

Se aseguro de haber corrido a la mayoría de los chismosos a su alrededor antes de abrir el compartimiento y cerrarlo a sus espaldas.

El chico pasó la hoja del libro perezosamente. Reacomodo el libro a la altura de sus ojos y continuó la lectura. Se encontraba sentado en el extremo derecho del sillón. A su derecha se presentaba un hermoso paisaje verde ribeteado con montañas escarpadas. Anunciado su proximidad con las Lowlands. Como sea, afuera bien podría estar paseándose Nessi con tutú amarillo moteado de rosa, sombrero cónico y flores hawaianas a su alrededor y él lo ignoraría olímpicamente. Este era el vivo ejemplo de joven antisocial completamente introvertido.

Él patán te ha dejado salir. ¿De cuando tiempo dispones antes de volver a la jaula?

No, él no serviría de apoyo moral. Inclusive podía ser más hiriente que un cuchillo en la espalda clavada por tu hermano.

Del que me plazca.

Seguro. El niño caprichoso no es capaz de perder su juguete favorito de vista demasiado tiempo. La verdad es que no quiero escuchar sus chillidos incoherentes.

Insúltale hasta el cansancio. Lo que pienses de él, me tiene sin cuidado.

La joven creyó escuchar un gruñido. Sin embargo fue tan suave y efímero que pensó que era cosa de mente. El silencio volvió a reinar en la habitación. La lluvia seguía golpeando los cristales pesadamente. Parecía que la tormenta seguía al tren por todas partes. O quizás era el tren el que atraía a la tormenta.

Desearía que este cacharro pasará, por un puente que una dos pendientes —dijo el joven repentinamente.

Lily fijo su vista en él. —¿Para caer en un abismo? —el joven no contestó. Se limitó a pasar de hoja por segunda vez—. Sorpresa Snapy, ya estas en un abismo.

La compañía en la oscuridad no es tan mala. No apesta demasiado.

Lily rió fríamente ante la contestación de su amigo.

Pero no. Me encantaría escuchar sus gritos de terror.

Y al final, solo quedaría un gran silencio.

El vagón traqueteó suavemente meciendo a sus pasajeros, el rayo se deslizó por el grisáceo cielo vespertino. Unos labios finos se curvearon suavemente. La noche cayó sobre el lugar. Todo era oscuridad.

No necesito ver caer el tren en el abismo para oír a las personas gritar. Solo tengo que esperar un poco más. Después de todo, son ellas las que se dejan caer. Pronto sus suplicas serán elevadas al cielo.

Severus cerró el libro que tenia entre sus manos. Una vez mas la banda de idiotas estaba haciendo de las suyas.

Será mejor que te vayas Lilian. Potter no tardara en venir por ti.

Él no controla mi vida, ni mis acciones —gruñó la joven.

Ella nunca seria de nadie. Recargó el codo en la pared y su cabeza en su puño. Jamás perdería a Lilian, sin embargo, nunca la tendría.

Podrían verte conmigo.

Y pondrían el grito en el cielo. ¿Cómo es que me atrevo a ser amiga del peor enemigo de James Potter? Yo, la gran Evans, no debería acercarme al asqueroso Slytherin. Yo la gran Evans debería ser perfecta, porque mi vida es perfecta. Tengo una familia que me quiere, con una posición económica sólida, amigos populares que me adoran y novio que me ama con locura. Mi vida es perfecta y yo debería ser perfecta.

¿Sarcasmo o dolor? Sentimientos que a menudo se confunden. A menudo se piensa que por tener una estrella en la mano, deseamos el cielo.

¿Por qué deseas provocarles?

¿Por qué me cuestionas? . ¿Por qué no me aceptas tal y como soy? . ¿Acaso ya no me quieres? . ¿Acaso ya no eres mi amigo?

Severus se encogió de hombros en forma de respuesta, aunque Lilian no podía verlo. Todo el tren era oscuridad total y chillidos asustadizos. Confusión, era la única palabra para describir la situación.

No quiero que esto termine.

Un agudo chillido entró del exterior, alguna rubia idiota intentaba caminar en la oscuridad.

Te amo por eso te mato —comentó la joven con frialdad.

Que frialdad, que vació. Ella estaba más vacía que el mismo. ¿Cuándo podría tocar algo mas que el frió de su alma? . ¿Podría alguna vez tocarla? Sentir la calidez de su cuerpo, la pasión de sus manos, el deseo de sus labios.

Crees que él permitiría que fuéramos amigos.

Su espalda se irguió los mas recto posible, al sentir las manos de la joven sobre sus rodillas. Las finas hebras rojas de su cabello rozaron sus flancos mientras una suave opresión en los muslos le dejaba completamente helado. Ni siquiera el olor a manzanilla con canela mezclado con ámbar, cedro y cuero logro traer al chico al mundo nuevamente.

¿Me soltaras de la mano Serverus? —la voz que salió fue tan suave con un susurro y tan débil como una flor verde en pleno invierno.

Una mueca de decepción adorno el rostro del chico. ¿Es que acaso era incapaz de olvidarlo? . ¿Es que acaso siempre estaría por debajo de los demás?

No. Al menos no antes de hacerte daño.

La chica sonrió y se incorporó lentamente para abrazar al chico.

Hazme sentir el dolor, hazme sentirme viva.

Vivir. Como podía él enseñarle algo semejante, cuando ni siquiera él sabia el significado. Nunca había sentido la vida corriendo por sus venas, ni siquiera sabia si aquello era posible.

Lo haré. Te prometo que lo haré —contestó Severus aferrándose al cuerpo de la joven.

&-&-&

A través del cristal miraba pasar a los jóvenes aterrados gritando y chillando desesperadamente, mientras él, él se revolcaba de la risa.

Dos chicos se encontraban a su lado. El mas bajo y corpulento de ellos también se reía incontrolablemente, inclusive se agarraba el estomago y trataba de limpiar las lagrimas que nublaban su visión. El otro permanecía enteramente impasible, aunque la pequeña arruga sobre su frente daba a entender que le no le agradaba mucho la visión.

¿Tenia que hacer eso? — preguntó Vera sumamente molesta.

Sirius trató de calmarse un poco para contestar a ello. — ¿Bromeas? . ¡Es una tradición! Es decir, el inicio del ciclo escolar no esta completa sin la broma del tren, la presentación de las reglas y la novatada. Ya sabes estas cosas vieja menopausia.

¿Acaso piensas madurar algún día?

Sirius sonrió satisfactoriamente. —Tú lo has dicho. Algún día.

Vera bramó una maldición y se volvió hacia la ventana, por lo menos ellos gozaban de un poco de luz. Todos los demás que se encontraban afuera, se encontraban metidos en un caos que parecía interminable. Suspiró resignada, discutir contra Black era como discutir contra la pared ¿Por qué no podía aprender a tragarse su orgullo y aceptar a la banda de gilipollas?

Remus se dio por satisfecho y se tiró sobre el sillón ignorando a Sirius que volvía a golpear el vidrio al ver a un slytherin salir corriendo despavorido perseguido por una banda de cohetes de luces de colores que estallaban contra cualquier cosa que tocaran.

No entendía porque no disfrutaba de la broma, era genial, la mejor planeada y las mas difícil. Quizás era que todos los años hacían lo mismo; superar las bromas del año pasado. Y todo para que, para recibir los mismos elogios, los mismos comentarios y decirse a si mismo: bien hecho, hacerlo mejor el año que viene. ¡Pero ya no habría año que viene! Ya no habría nada eso. No, debería alegrarse y divertirse porque era su último año y lo único que podía hacer era lamentarse y enfurruñarse consigo mismo. Eso era lo que lo tenía frustrado y frustraba su decisión. Ya no habría año que viene, ya no habría mas: "Señor del Hogwarts"

¿Qué es eso? —le cuestionó Torrence al ver pasar una estela de color gris aleteado

Un sencillo hechizo de luz y destellos. Es inofensivo, pero en la oscuridad todo te parece lo mismo y como la luz te "ataca" insistentemente crees que es algún clavo y fuego maldito, que se yo —le explicó Remus, aun bastante molesto.

Así que ese es el punto. Encerrar a alguien en la oscuridad y lanzar cosas inofensivas pero que parezcan cosas aterrantes —razono Torrence. Remus se encogió de hombros y asintió —. Que ingenioso. ¡Que tontería!

Creo que en una situación así, lo mas peligroso no es el exterior, si no el humano mismo.

Le tendría más miedo a lo que me persigue, que a mi compañero —afirmó Torrence.

Eres una joven muy confiada Torrence —dijo Remus acariciado la cabeza de la joven con afecto.

Torrence sonrió tomando aquello como un halago.

El tren traqueteo un par de veces más antes de detenerse por completo. Sirius abrió la puerta del compartimiento y salió del lugar velozmente seguido por sus compañeros.

No pasaron ni dos segundos antes de que todos los ocupantes de tren salieran a tropel del lugar. Todo el mundo gritaba desesperadamente y salía al andén a besar el suelo y reír histéricamente al ver de nuevo luz pasiva.

Chicos y chicas tenía el mismo aspecto, túnicas maltrechas, arrugadas y caras completamente blancas, con lágrimas, ojos hinchados, unos cuantos cardenales y rasguños.

Sirius aun mantenía una gran sonrisa, Peter también y la cara colorada. Quienes los veían salían disparados del lugar hacia el lado contrario de ellos. Después de todo ese era el mensaje de bienvenida de los chicos: Nosotros somos el miedo, el pánico y el dolor y tú, tú solamente podrás intentar correr.

&-&-&

Vera puso los ojos en blanco por quinta ocasión. ¿Es que nadie pensaba tomar una carreta? O quizás se debía al hecho de que los merodeadores estaban parados sin hacer absolutamente entre la masa de gente y las carretas. ¿Acaso pensaban que los chicos iban a comer a aquel que osara tomar la primera carreta antes que ellos? Si, lo mas seguro es que pensaran eso. Después de todo eso habían dado a entender los merodeadores con su broma: Este año seremos más desgraciados que en todos los demás años juntos.

¿Qué sucede aquí? —resonó una voz desde lo alto.

Sirius y James buscaron al dueño de la voz mirando hacia el cielo. —¡Hola Hagrid!

Debí suponérmelo, otra vez causando problemas.

James y Sirius se encogieron de hombros. —Solo espero ver a Lily.

Hagrid frunció el ceño ligeramente.

Es verdad Hagrid. Es que se fue y no ha vuelto.

¿Y estos chicos? —preguntó el gigante señalando a la gente que impaciente y algo temerosa esperaban a que los merodeadores tomaran su carruaje para ellos después hacer lo demás.

James se encogió de hombros y negó con la cabeza. —No tengo idea.

¿Y que hacen entonces? —bramó.

Los estudiantes se miraron contrarios antes de murmurar diversas maldiciones y acercarse a los carruajes malhumorados. Los que armaban el desastre eran los merodeadores y luego se levaban las manos.

Torrence sonrió al ver al gente pasar a su lado refunfuñando, pero incapaces de levantar la voz contra un merodeador. Si que eran tontos. La melena pelirroja que tanto esperaban avanzó hacia ellos lentamente con una cara un tanto agria.

Todo este desastre solo para esperarme.

James sonrió. —Es que no te veíamos en la multitud. Creímos que conforme la gente se iría subiendo a los carruajes, lograríamos volver a verte. ¿Resultó, no?

Lily soltó un pesado suspiró, tomo el brazo de James y avanzó con él hacia los carruajes.

Como era de suponer, el agrió temperamento de la pelirroja solo logró tensar el ambiente, el camino al castillo de Hogwarts se hizo en una extraña atmósfera en donde los insultos volaban cada dos por tres.

McGonagall observó a los merodeadores descender del carruaje y quedarse un buen rato afuera. Como era costumbre de ellos, lo mas probable es que fueran los últimos en entrar para impresionar a los de primero, una vez más.

Me gustaría estar en comedor, donde hay calor y no aquí —se quejó Vera.

Sirius bostezó antes de contestar: —Aun no han entrado los de primero, debemos esperar hasta entonces. ¡Debemos hacer de nuestra última entrada; algo glorioso!

No crees que tu novio esta pecando de soberbia, Sundory—dijo Vera.

Sundory se encogió de hombros. —Tal vez.

Sirius miró a Vera burlonamente y sonrió para fastidio de la joven. —Vieja amargada.

¿Qué les parece ir al vestíbulo? Yo también me muero de frió —intervino Remus.

Esta vez fue Vera quien miró a Sirius con suficiencia y se dirigió hacia el vestíbulo.

¡Si quieres defenderla tendrás que ser algo suyo! —exclamó Sirius—. Si no lo considerare como una traición.

¿Somos amigos no?

¡Ella vale más que yo!

Remus puso los ojos en blanco. —Deja de ser infantil Sirius. En serio me estoy congelando, el viento es muy frió.

Entonces deberías ser como James, mira él no se queja.

James sonrió inocentemente tras la cabellera roja de Lily. Era obvio que él no sentía el frió pues al estar pegado a Lilian, el calor humano lo mantenía en calor, además de otras actividades.

—¿Un calenturiento?

Sirius soltó un bufido lleno de indignación y marchó con Sundory hacía el vestíbulo. Peter, Remus y Torrence los siguieron en silencio, era embarazoso ver a Lily y James besándose tan apasionadamente.

La puerta se cerró tras el último niño de primer año. Peter se paseó por la sala con las manos en los bolsillos de la capa. Algo tronó por arriba del techo de granito del castillo, una centella fugaz se adentró en la estancia y desapareció. La lluvia volvió a caer. Peter suspiró ¿acaso la tormenta les seguía los pasos?

Sirius se acomodó la túnica una vez más, se miró las manos fingiendo estar interesando, dio media vuelta, jugueteo con su lengua antes de golpearse los muslos con las palmas de las manos.

¡Maldita sea Potter, tenemos que asistir al banquete! —estalló.

James apareció con una sonrisa en los labios y se encaminó tranquilamente hacia el gran comedor.

La lluvia caía sobre sus cabezas, aunque sus gruesas gotas no llegan a tocarlos, las nubes se arremolinaban insistentemente en una siniestra masa de algodones negros y grises oscuros. Los rayos surcaban el cielo con fiereza destellando una y otra vez, como si estuvieran amenazando a alguien. Aun así los chicos entraron en la estancia, por el pasillo principal y con un tremendo aire arrogante.

Por fin se han dignado a aparecer —dijo Minerva McGonagall visiblemente molesta.

James y Sirius sonrieron cínicamente haciendo una profunda genuflexión.

Hay que cerrar con broche de oro la noche, madame —se burló Sirius.

Minerva se levantó del asiento completamente molesta¿Es que su arrogancia no conocía límites?

Buenas noches Albus —saludó James tranquilamente—. Bonito sombrero.

Por primera vez, Albus miró al chico de forma seria y severa. —Esta noche James, no estamos para bromas. Por favor tomen asiento y escuchen.

James irguió la espalda, nunca antes Dumbledore les había hablando de aquella forma tan solemne. El chico asintió busco sus lugares a la mitad de la mesa de Gryffindor y lo hicieron en silencio.

Como iba diciendo, los tiempos se han vuelto muy peligrosos. Los ataques de magos a familias que ellos consideran no dignas se han intensificado. No solo atacan a los adultos, si no también a los niños. Muchos jóvenes han perecido este verano a causa de ellos —por un momento a James le pareció que Albus dirigía su mirada hacia Lily. Quien permanecía muy erguida y con los ojos verdes muy abiertos—. El Ministerio de Magia ha impuesto nuevas normas para mantener la seguridad de nuestro colegio. Y deseo que sean acatadas por todos ustedes, sin excepción —ahora si que los miraba a ellos y no de forma discreta—. Numero uno: Todas las cartas que ustedes reciban y envíen pasaran antes por un control del ministerio.

Diablos James, parece que a pesar de tener la edad, no podremos comprar Playwizard por lechuza.

Una ligera risa sonó por el comedor, Minerva miró a los chicos severamente, sin embargo Albus sonrió como si agradeciera que aligeraran la atención.

Las salidas a Hogsmeade se harán bajo la vigilancia de sus profesores, ningún alumno podrá vagar solo, menos en grupo fuera del pueblo. Ni siquiera se les permitirá ir a la casa de los gritos.

¡Oh vamos viejo! Tengo un par de citas en ese lugar. Las chicas pueden ser muy agradables cuando sienten miedo —volvió a bromear Sirius.

Tercero: Ningún alumno estará fuera después de una hora después de la puesta del sol.

Esta vez ni Sirius se atrevió a bromear. ¡Acaso Albus estaba demente! Estaban restringiendo a los chicos. ¡En sus siete años en Hogwarts, jamás había sucedió algo similar! Era demasiado injusto.

Tiempos difíciles se avecinan alumnos. Sin embargo no dejaremos que eso nos afecte y trabajaremos aquí lo mas duro y fervientemente posible —su delgada figura preció temblar con las sombras que proyectaban las velitas encendidas en el techo del colegió—. El enemigo trata de dividirnos. Nosotros hemos de demostrarle lo unidos que estamos. Les pido a todos y cada uno de ustedes que dejen sus problemas y se olviden de sus asperezas. Es tiempo de unir fuerzas. Uno nunca sabe cuando necesitaremos de la ayuda del que ahora nombramos como enemigo.

Es más probable que yo ayude a Snivellus, que él a mí —dijo James y Sirius y Peter rieron estridentemente.

Joven Potter, es una buena época para olvidar las riñas pasadas.

¿Acaso se adelanto la navidad y no me entere? —dijo James fingiendo sorpresa.

Quiero que sean amables y cordiales entre todos.

Esta bien señor —dijo James sorprendiendo a todos, inclusive a Sirius—.La próxima vez que cuelgue a Snivellus por los pies, me asegurare de hacerle bajo la sombra de un árbol para que no le de el sol, y le conjurare un colchón, para que no se lastime al caer.

Sirius estalló en escandalosas carcajadas seguido por los alumnos que conocían a James. Ese chico no tenia remedio alguno. Detestaba a Severus Snape y no vacilaba en decirlo.

James sonrió y se encogió de hombros, Albus negó con la cabeza suavemente.

No te aflijas Alby, ya sabes como funciona esto —le dijo Sirius—. ¿Qué hay para la cena este año?

En definitiva, los merodeadores no tenían remedio alguno. Hacían lo que les venia en gana.

La cena apareció con el aplauso de Dumbledore y los cuchicheos normales en el colegio inundaron el gran comedor. Pocos minutos atrás la tensión bien podía hasta ser cortada, sin embargo ahora, los jóvenes se relajaban.

Este verano Lidia Rose creció bastante —comentó Sirius mirando a las jóvenes de Ravenclaw.

¿En serio? A mi me sigue pareciendo la misma —dijo James sirviéndose un vaso de jugo de calabaza.

Solo se ha…redondeado un poco —añadió Peter.

Querrás decir que se ha operado —gruñó Torrence—. ¿Qué? Es la verdad, mira esas, bolas de grasa no son suyas. Ella siempre fue una anoréxica.

¿Una qué? —preguntó Sirius.

Es una persona que no come, porque cree que si come, engorda.

¿Y eso no es verdad? —inquirió Peter inocentemente.

Torrence rodó los ojos. —Pero ellas no comen, nada de nada, de nada.

¿Y como sobreviven? —le cuestionó Remus.

Bueno, comen pero muy poquito y si comen mucho lo vomitan.

Sirius alzó una ceja. —Haberlo dicho antes, ahora entiendo.

¿Acaso no te importa que ella sea así? —preguntó Torrence.

¿Debería? —contestó Sirius indiferente.

James ignoró por completo el gesto de indignación que hizo Torrence, limitándose a servirle un poco de patatas a Lily. La pelirroja jugaba con la comida mientras se recargaba en el hombro de James, se le veía muy desganada y apática.

¿No tienes hambre?

La pelirroja negó con la cabeza suavemente y tiró el cubierto al suelo.

Lily —dijo James suavemente.

La joven se llevó las manos a la cabeza y se encogió. James suspiró¿Ahora que le sucedía a Lily?

Sirius golpeó la copa con su cuchara, hasta que obtuvo la atención de todos. —Lo había olvidado —dijo el chico repentinamente.

Peter y Remus fruncieron el ceño ¿ahora que ocurrencia cruzaba la mente de Sirius?

Tomen nota. Este año las reglas cambian —dijo Sirius sonriendo. Remus y James giraron los ojos, ya sabían a que se refería Sirius—. Numero uno, para los que no, nos conocen. Que son pocos —sonrió con altivez—. Nosotros, somos los merodeadores. Y deberán obedecernos.

La profesora McGonagall abrió la boca para protestar, pero Dumbledore le agarró la mano. Era más sencillo dejar que los jóvenes dijeran tontería y media a detenerlos en este instante. Además, siempre decían cosas divertidas.

Los únicos que están por encima de nosotros, es el querido Alby, aunque para ustedes es: El director Dumbledore y la hermosa Mina —los chicos de primer año se encontraban perplejos. ¿Acaso nadie contradeciría a ese joven? —. Las reglas son sencillas, no toquen, no miren, no piensen en las cosas que son nuestras. Mucho menos, las chicas —exclamó el joven acariciando la cabeza de Sundory—. Cualquier infracción a estas reglas será castigada. Y créanme preferirían estar en el infierno antes de tener a los merodeadores alrededor de su vida. ¿Olvido algo?

James se llevó una mano a la barbilla y asintió—. ¡Todo es Slytherin es digo de ser molestado!

Que racista James —se quejó Torrence.

Cierto, cualquiera es digno de ser molestado —se corrigió el chico—. Hay que tomar a todos por igual ¿cierto Alby?

Sirius sonrió.

Y por supuesto, nadie volverá a molestar a las Damon Girls, aquellos que lo hagan…mejor les dejo las consecuencias a la imaginación— exclamó el chico abrazando a Lily fuertemente.

Un silencio incomodo inundo el lugar. ¿Los merodeadores protegiendo a las Damon Girls? Diva alzó la nariz sumamente indignada. Entonces estallaron las mesas en cuchicheos.

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Seguían teniendo el dormitorio más grande del lugar. Después de todo ahora le pertenecía James, por ser premio anual. Sirius se tiró sobre su cama ligeramente agotado. La cena había llenado su gran agujero negro que solía tener como estomago.

La puerta se abrió estrepitosamente y por ella entró una rubia despampanante.

Diva —dijo Remus ásperamente.

La joven alzó el rostro altivamente, como la gran diosa que era.

Creí que…solo era cuestión de tiempo. Creí que solo debía…dejarles respirar, pero ustedes…ustedes…

Sirius puso los ojos en blancos, no se sentía de humor, para escenas de ese tipo.

Diva, nunca fuiste algo importante para nosotros. Excepto el polvo de la semana.

Diva se llevó una mano al pecho y abrió la boca sorprendida. —Sirius —susurró.

El joven suspiró. —Se acabó Diva, eres…solo el recuerdo de viejos tiempos.

Lo azules ojos de Diva brillaron intensamente bajo las abundantes lagrimas cristalinas. —

¿Qué será de la SEPC?

Sirius le dio la espalda a Diva.

Eso, solo era una juego Diva. Puedes hacer lo que desees. —le contestó Remus.

¿Y ya? . ¿Dónde están los reyes de Hogwarts, los Dioses, los…?

Sirius se volvió hacia la joven. —Seguimos siendo los Dioses de Hogwarts Diva, solo que tú…ya no estas con nosotros.

Diva dio un paso hacia atrás, como si el chico le hubiera golpeado en el estomago con toda su fuerza. ¿Era el fin de las bratzs? De las mujeres hermosas, femeninas y tiranas.

Algún día regresaran —afirmó Diva—.Algún día se hartaran de ellas.

Peter se encogió de hombros. —Tal vez.

Ellas no son como ustedes. Ellas…ellas un día se irán.

Ninguno contestó aquella provocación. La rubia se erigió en su perfecto un metro setenta centímetros y avanzó por el dormitorio, como la reina que había sido.

Sirius se metió debajo de sus sabanas y no volvió a dar luces de vida. Peter rondo por el dormitorio sin nada particular que hacer, mientras que Remus colocaba un calendario, con los días de luna llena remarcados con rojo.

Miró el calendario atentamente, aun faltaban muchos días por tachar, sin embargo algo en su interior se agitaba. ¿Acaso era ese molesto sentimiento de que sus días de estudiante terminaban? Ya no habría más bromas en el salón de clase. El más pequeño error podría pagarlo de por vida y no con un simple castigo. Ya no habría noches de luna llena en Hogsmeade, ya no habría ningún reinado.

La gente que había conocido pronto se alejaría, cada quien tomaría su propio camino. ¿Las Damon Girls también se alejarían de él? Ellas…ellas¿los dejarían?

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Era el mismo cuarto, solo que más frió y más vació. El viento helado se colocaba por la ventana abierta, mientras que las cortinas se empapaban con la lluvia de la tormenta.

A la cama Lily, es tarde y hace frió.

Lentamente volvió el rostro hacia el joven que se acurrucaba bajo sus sabanas.

¿Lily?

¿Por qué su corazón reaccionaba de esa forma? . ¿Porque sentía que el pecho se le oprimía y que un nudo le ataba la garganta? . ¿Porque deseaba llorar, porque deseaba esconderse y desaparecer? . ¿Por qué?

La mano del joven hizo contacto con su piel, llenándole de escalofríos. Tembló, su cuerpo tembló completamente.

¿Estas bien? Ahora si deseas tomar algo.

Ella negó con la cabeza mientras se dejaba llevar hasta la cama. Su rojo cabello se desparramo por el colchón, sus manos cayeron inertes a lado de su cabeza, mientras que su cuerpo se dejo aprisionar bajo el peso de él.

Una vez más James le miraba de esa irritante forma. Como si quisiera traspasar sus pensamientos, como si deseara aliviarla, como si deseara tocar su alma.

Lily¿Estas aquí?

La pelirroja parpadeo, estar aquí. ¿Dónde aquí? Cual era el hoy, el ahora. ¿Cuál era la realidad?

¿Dónde más puedo estar?

En el cielo o en el infierno. Quizás en alguna parte entre ellos. O tal vez, muy lejos de ellos.

No lo se. En algún lugar donde no pueda encontrarte.

Entonces ya no estarían juntos. Ya no vería la luz, nadie le tomaría la mano y caminaría a lado de ella. Nadie, nadie.

Preséntame ese lugar.

El joven se alejó de ella, con el rostro lleno de confusión.

¿Desearías alejarte de mi?

¿Por qué me quieres junto a ti?

Porque…porque, no lo se. ¿Me amas?

¿Me amas tú?

James pasó el dorso de su mano por la mejilla de Lily. ¿Le amaba? Realmente la amaba.

Nunca he amado a una mujer, así que…no lo se.

El viento helado los golpeó con fuerza, los cabellos negros de James se agitaron en medio de la penumbra del cuarto.

Pero, no deseo estar sin ti. No deseo que me dejes el día de hoy.

¿Y que hay de mañana?

Tampoco.

¿Y yo?

James bajo su mano, tocando el cuello y por en medio del busto de la joven— Tú. Tú eres mia.

Era de él. Como la pluma, el vaso, la snitch. De nuevo era una cosa.

¿Me amas Lily?

La pelirroja parpadeo lentamente. —No lo se.

¿Has amado a alguien?

Quizás.

Los dedos de James se cernieron sobre la cintura de la joven fuertemente.

¿A quién?

¿Qué importa?

¿Era mejor?

¿En que?

¿Le querías más que a mi?

¿De que forma?

Lily dejó de sentir la presión en su cintura para ver la mano de James volar velozmente y estrellarse en un puño cerrado en el colchón.

¿Estas celoso?

El chico lanzó un áspero gruñido.

Yo no me molesto por todas las jóvenes que tuviste antes. Estuviste con demasiadas y de forma muy intima. ¿Y tú te molestas porque, talvez quise a alguien?

Pero a ninguna la quería.

¿Y?

No es lo mismo. Ninguna de ellas…ninguna de ellas esta en mi corazón.

Oh¿y yo si? No lo se James, dije: tal vez. Es decir, tal vez lo quise, tal vez no.

Pero lo dudaste.

Es que no estoy segura.

James rodó los ojos.

Me querrás más a mí.

¿Por qué?

¡Porque si!

Eso no es posible.

Pero lo harás.

Sientes celos de un espectro, James. Quizás ni lo quise, tal vez ya te quiero más a ti.

¿Ah si? . ¿Por qué?

No lo se. Te he dado más que los demás.

James la miró fijamente, esta reflexionando profundamente las palabras de ella. El chico suspiró y se dio por vencido.

Bien. Me quieres más a mí.

Quizás.

El joven frunció el ceño.

Si lo hubieras querido más a él que a mí. Entonces te hubieras entregado a él y no a mí.

Lily se quedó callada, por tanto James se creyó el vencedor de esa noche. El chico se enredo en el cuerpo de ella para finalmente cubrirse con las sabanas. Así terminaba un día nefasto.

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Remus se levantó en medio de la madrugada debido al mal tiempo. Un violento viento acababa de azotar una ventana mal cerrada. Entresueños fue hacia ella. El cuarto era muy frió y el piso parecía estar mojado. Quizás la lluvia había entrado. La ventana le golpeo la barbilla de lleno, provocándole un agudo dolor que lo despertó abruptamente.

La mandíbula le ardía. Y los dientes de abajo le temblaban uno a uno. No seria raro que mañana se levantaba con una barbilla tan inflamada que parecieran dos. La madera y vieja de Hogwarts aun tenía fuerzas. Su barbilla lo acababa de comprobar. Tomó la ventana con una mano firmemente y luchando contra el persistente viento que se rehusaba a dejar de entrar en el cuarto, el joven cerró la ventana haciendo temblar el cristal. Le pasó el seguro y le amarro un trapo que encontró en el suelo por si las moscas. Nunca estaba de más asegurar una ventana.

Se sobó la barbilla suavemente, mientras escuchaba a Sirius suspirar. El viento lo tenía hecho ovillo con las manos envueltas en un revoltijo de mantas. Todo él estaba enrollado en mantas rojas, excepto su cara que mantenía fuera de todo aquel muladar. Remus se rascó la cabeza, hacia años que no veía que Sirius no se envolviera debajo de todas aquellas mantas. Sirius siempre dormía hecho ovillo enrollado en todas las sabanas. Peter roncó a lo lejos y Remus sonrió. Nunca le había podido quitar esa costumbre a Peter, habían sido ellos quienes se habían acostumbrado a sus ronquidos.

El joven se estiro y camino hacia su cama, era hora de continuar con su sueño. Avanzó hasta ella y descubrió que la cama de James seguía intacta. Los doseles seguían levantados, la colchan impecable y las almohadas alineadas. Esa noche James no iría a su cama. Algo en el fondo le dijo que esa, era la primera noche de muchas más.

Un escalofrió le recorrió el cuerpo. La relación de Lily y James le daba miedo. Uno no sabia por quien preocuparse más; si por Lily o por James. Los dos le erizaban los vellos de la nuca. James era empalagosamente catete cuando quería o exageradamente encimoso. En verdad compadecía a Lily cada vez que James la rondaba como mosca en el azúcar. Remus sabía que James solo cuidaba y delimitaba su territorio. La verdad era que tener a una mujer tan problemática como Lilian, si debía de dar mucho pendiente, pero una cosa era cuidar de ella y otra cosa, ultra sobre protegerla. Además con esos celos excesivos de James, el chico se convertía; en un verdadero catarro infernal. Remus había llegado a la conclusión que eran esos celos e inseguridades del James, lo que lo volvía un primate completo. Pues celaba a su hembra enardecidamente y la marcaba tantas veces como el instintito le indicara, no vaya a ser que otro macho la desear. Estúpida idea machista de creer, que si; tomas a una mujer por el trasero ella te pertenece.

Si bien, Lily merecía su compasión, a veces Remus pensaba que no merecía ni el sentimiento. Era una persona muy…rara. Tan compleja como su amigo: Fontela. Y es que decía y hacia cada cosa que provocaba que James, reaccionara como reaccionaba. Era cuando uno, no sabia si en verdad quería a James; o tan solo lo odiaba. La mitad del tiempo se comportaba de acuerdo a los planes de James: empalagosamente pegada a él, parecía que si le quitaba a James, moriría. Como si él lo fuera todo lo existente en este universo, sin embargo había otras veces, que James le parecía más bien el ser más aberrante de la galaxia entera. En verdad parecía que lo odiaba desde lo más profundo de su ser. Y buscaba la forma de dañarlo, de apastarlo y arrastrarlo. Al menos esa era la impresión que daba.

Si preguntaban la opinión de Remus, ellos dos, no se querían, ni se amaban. Solo se deseaban y de una forma enfermizamente adictiva. Porque si bien podían pelearse, agarrarse de los pelos y gritarse, siempre encontraban la forma de arreglar sus problemas (Y pasar todo el tiempo libre que les quedaba) en la cama, que lo mas seguro fuera lo que en este momento, estuvieran haciendo. Una vez más el cuerpo de Remus sufrió de escalofríos, que Merlín lo protegiera de sufrir una obsesión tan dolorosa como la de ellos. Lo que más temía era que cuando la burbuja de cristal se les rompiera, ninguno de los dos iba a poder superarlo, al menos no fácilmente. Eso traería muchos, pero muchísimos problemas.

Sirius se removió entre sabanas difícilmente, el chico soltó un par de patadas que culminaron en un estratosférico enredo de mantas. Oh Sirius, era la primera vez que le veía dormir completamente solo, teniendo novia. Sirius y Sundory parecían el polo opuesto de Lily y James, mientras los segundos, deseaban estar todo el tiempo juntos (muy juntos, de hecho) Sirius y Sundory pasaban la mayor parte de su tiempo, cada quien por su lado. Pocas veces se les veía juntos y mucho menos intimando. Hasta casi parecía chiste, pues Sirius era conocido por su pasión y entrega a los placeres carnales. Quizás el hecho de que Sundory fuera la chica santa del lugar, le daba miedo. Es que Sundory, no era cualquier chica virgen, si no; la santa, preciosa, inmaculada y perfecta Sundory. ¿Apoco no da miedo eso? Remus se temía que eso tampoco iba a terminar muy bien que digamos, Sirius necesita sexo porque se había acostumbrado a ello, era rebelde, irreverente y libertino por naturaleza, y Sundory era, era¡Una monja! (en todo el sentido literal de la palabra) Mas sin embargo esa relación seguía adelante y los dos parecían estar bastante bien, estables y contentos. Quizás y hasta salían siendo mejor pareja que Lily y James.

Por otro lado Peter parecía estar en un mundo alterno y paralelo. No le interesaban las locas y desatadas ideas de Jame y menos lo que a Sirius pudiera sucederle, se preocupaba por cosas más terrenales como: terminar bien su ultimo año en Hogwarts. Aunque había algo en él que era inquietante, como si deseara hacer algo, pero no lo hiciera. Peter era muy difícil de leer. Es decir se podían predecir sus acciones, pero nunca se podían desentrañar sus pensamientos. Era como si una gran barrera invisible los ocultaba, nunca se sabia porque así tal o cual cosa, solo se sabia que lo hacia por naturaleza.

De las dos restantes chicas no sabia que pensar. Torrence presentaba extraños casos de arranques histéricos. Si, había días en los que era todo amor, pero otros se comportaba como una perra maldita, como si algo la irritara. ¡Que iba a saber él! A duras penas intentaba comprender a los chicos, para adentrarse en la enmarañada, misteriosa, complicada y enmadejada mente de una mujer.

La más sensata (o al menos que no exteriorizaba mucho sus sentimientos) era Vera, permanecía como de costumbre: fría, sarcástica y mortalmente venenosa para con los chicos. Y en verdad no toleraba a James y Sirius. Los creía unos completos idiotas unineuronales comparables con los vertebrados arcaicos, que solo pensaban en sexo y comida. En conclusión, merodeadores igual a: bestias prehistoricas con bonita cubierta.

El chico suspiró, se metió entre las sabanas de su cama y cerró los ojos justo cuando un rayo estallaba tan cerca que iluminó toda la estancia. OOOhh no, la tormenta no se estaba acabando, por el contrario, solo se estaba intensificando.

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Importante: Imperfect Perfeccion, es la tercera parte de una saga que inicia con la historia llamada Hide Secret Time (Y puedes encontrar aquí en Si deseas darle una oportunidad a esta historia te lo agradezco de ante mano, y por tanto te pido, que la leas desde el principio. De no ser así habrá muchas cosas que no entenderás. También, te pido paciencia, pues yo, en ese entonces no tenia la calidad gramatical de ahora, por tanto notarás que hay muchas diferencias, te pido que me disculpes y espero que no te molestes por la forma en la que esta escrita la primera parte. Trabajo en la remodelación de la primera parte, pero hasta entonces, la historia esta publicada tal y como la escribí en ese entonces.

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Las confesiones de Kirsche:

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¡Aleluya! Alabado sea Odin, por fin pude terminar. Bueno, esta es la primera entrega de la última temporada de Hide. ¿Qué nos depara el futuro? .¿Que veremos en esta última saga? Bueno, como predice Remus: la tormenta no se estaba acabando, por el contrario, solo se estaba intensificando. ¿Qué quiere decir¡Oh esperen y verán! Y por si lo dudaban, sí, sí voy a resolver todas las dudas o al menos la mayoría :D.

Bueno, denle la bienvenida a: Imperfect Perfeccion. ¡Espero sus comentarios!

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Reviews: Mangalina-Li, Gerulita Evans, RubbyMoon-chang-Sly, kahtc89, Ceres Shamandalie: os he respondido via reply, ya saben si nos les llega. ¡Avisenme!

Tomoe: Weei¡Estoy, viva, estoy viva! Y si Alex esta MUERTO, él murió y así es como se va a quedar. U.U fue una decisión que tome desde el inicio y mientras más se acercaba el final de la segunda temporada, más me costaba realizarla, pero al final lo hice. Dolió y mucho, pero lo hecho, hecho esta. Ahora comenzamos con esta nueva temporada que tengo que decir en teoría es la mejor, la más compleja y complicada. Ya veremos que tal sale :D. Espero que te guste el inicio, nos vemos chica ;).

Narwin: uf, que los hados me protejan. Bueno, considéralo así; si yo muero ¿Quién te cuenta el final de la historia? XDDDD. Lo se, matar a Alex fue una de las decisiones que al final, se torno un infierno. No es bueno ver como la gente se encariña tanto con un personaje, que al final, sabes que morirá. En serio me dolió, y no sabes cuanto. De cualquier forma, no me arrepiento y con la muerte de él doy paso a la esta temporada, que creo, será la más intensa. Espero tus comentarios.

Lenzca Daidouji: Aquí esta el capi uno chica. ¡Si, ya por fin! Lo hice, lo hice XDDD. Si por ti fuera me avientas hasta la silla mujer. XDDD, hay que admitir, adoro cuando me amenazan. Y si, por dios, soy muy, muy perra, mate a Alex y no me arrepiento. ¿Acaso puedes negar, que fue todo un hecho impactante? Termina la saga WWW de una forma, completamente inesperada. Hay motivos que me llevaron a hacerlo, pero eso lo veremos más adelante. Por ahora, solo puede decir ¡Disfruta de Imperfect Perfeccion!

Patricia: Hay que admitir que se impactar a la gente. Sí, deje a todos boquiabiertos. Y a tu pregunta ¿Por qué él? Bueno yo te respondo ¿Por qué no? la muerte, es eso: la muerte. Me alegra que te haya gustado la saga Waft Wag Wind y espero que sea de mayor agrado la última parte de esta historia, que comienza con esta capitulo. ¿Qué tal inicia?

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Atte: Kirsche Himitsu Fyrof.

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M.O.S.