Habían pasado varios meses desde que Sasuke se fue a su viaje de penitencia. Sabía que había perdido una parte de mi dignidad al preguntarle si podía acompañarlo... De hecho, Sasuke se la había llevado casi toda, y la pequeña gota de orgullo que mi ser todavía conservaba se estaba evaporando.

Amar a Sasuke dolía y mucho. Mis poros transpiraban desesperación por no estar junto a él y lo peor del caso es que todos en Konoha y hasta fuera de ella lo sabían. Sakura Haruno era la patética ninja con su eterno amor por Sasuke Uchiha.

No fue sino hasta que un día caí en la triste realidad que yo estaba más sola que ningún otro. Que había consumido mis días sufriendo por un amor no correspondido.

Sasuke quiso apaciguar mi inquietud al tocar mi frente con su dedo y decirme un par de palabras agradables. Yo ya sabía que él no era muy expresivo y definitivamente no se quedaría a mi lado.

Comenzaba a creer que se había ido de la aldea para no tener que verme.

Naruto estaba casado con Hinata; Sai e Ino tenían una relación formal al igual que Shikamaru y Temari. Todos (salvo uno que otro compañero) mantenían relaciones amorosas y yo, yo era tan gris y triste.

Mis padres no me decían nada pero yo sabía lo que pensaban, ellos estaban angustiados por mí.

Quise alimentar mi última reserva de esperanza confiando en que Sasuke iba a regresar y podríamos tal vez, intentarlo. Pero mi sueño se esfumó tan pronto como oí aquel cruel rumor:

¿Ya escuchaste? Al parecer el ninja Uchiha decidió casarse con una pueblerina de otra aldea. ¡Nadie se lo hubiera imaginado! Enhorabuena, ya era tiempo de que se diera una oportunidad de amar.

Sasuke se iba a casar... No estaría conmigo porque no me amaba, y nunca iba a hacerlo.

—Sakura... ¡Estás llorando! ¿Qué sucedió?

Ino me tomó por los hombros y yo ni siquiera era capaz de articular palabra alguna.

—¡Sakura! ¡Dime algo!

—Necesito arrancarlo de mi corazón —expresé con mis mejillas mojadas por desbordantes lágrimas y mi voz quebrantada—, ya no puedo más, ayúdame Ino.

Ino entendió lo que me pasaba, su rostro me lo transmitió. Bajó la mirada y suspiró.

—Creo que hay una forma, pero me temo que es muy arriesgada.

—Lo que sea —dije entre sollozos—, ya no quiero ser tan patética.

Estaba dispuesta a todo con tal de olvidar mi amor por Sasuke Uchiha.

Ino se quedó pensativa, como si meditara sus palabras, pero ante mi amargo llanto decidió hablar.

—Hay una vieja hechicera fuera de Konoha, he oído que puede curar el mal de amores ¿quieres ir?

No estaba convencida de que eso funcionara, pero si quería deshacerme de ese sentimiento tan triste, tenía que intentarlo.

—Sí —me limpié la cara con las manos—, vamos.

Si te ha gustado puedes darme tu opinión.