DISCLAIMER: Todos los personajes pertenecen a RiichiroInagaki y YusukeMurata.

LA CITA

Anezaki Mamori estaba preocupada, tal vez lo más acertado era nerviosa. Y no era para menos Yamato Takeru le había pedido una cita. El príncipe con el que la mayoría de las mujeres soñaban: inteligente, apuesto, deslumbrante, famoso y de buena familia; era como sacarse la lotería. Pero eso era lo secundario, ella estaba preocupada porque iba a ser su primera cita en la vida, ¡Ella no tenía experiencia alguna!

Dos días después el chisme no tardó en regarse dentro de Deimon ¡Por fin la dulce Mamori había sido conquistada! Nada más y nada menos que por el emperador de los Teikoku Alexanders. Toda la situación era digna de un dorama, los admiradores de ambos ídolos sentían emoción y envidia por igual y ni hablar de las amigas de la muchacha que actuaban como si fuesen ellas las que tendrían la cita.

La noticia también causó un impacto muy fuerte en sus compañeros de equipo, Monta no lo había tomado nada bien, estaba tan dolido que faltó a varias prácticas porque no tenía la fuerza necesaria para enfrentar el hecho. Sena también estaba sorprendido, pero esto se debía a que él estaba completamente seguro de que su "hermanita" sentía algo diferente por el terrible ex-capitán del equipo y que probablemente era algo mutuo, tal vez no era tan perceptivo como pensaba y se confundió.

El resto de los muchachos tenían sentimientos encontrados: Kurita estaba feliz por la ex - manager, pero triste por su amigo; los hermanos "Hu-hu" presentían que algo malísimo estaba por ocurrir; Komusubi y Yukimitsu se mostraban neutros; Musashi fue el que no tuvo reacción alguna, como el "mejor amigo" del rubio, sabía que esto no podía ser posible, debía ser algún tipo de broma, un rumor sin fundamento o simplemente todos habían malinterpretado la situación. Él sabía los pormenores del vínculo especialque unía al ángel y al demonio, aunque estos no se percataran del todo. De igual manera Suzuna estaba impactada, ella personalmente había notado como Mamori y Hiruma se acoplaban a la perfección y jamás fallaba en sus predicciones.

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Toda la historia comenzó cuando Mamori entabló amistad con la tímida Karin, después del torneo juvenil en América, encontrándose—graciosamente—con una versión femenina de su querido Sena, de manera que el círculo social de la quarterback —que era exclusivamente su equipo de futbol americano— fue abriéndose poco a poco para "el ángel" que empezó a compartir gratas tardes de té, charlas, lectura y hasta una salida nocturna con los miembros del Teikoku Alexanders.

La ex-manager quedó fascinada con la cordialidad con la que todos la trataban, especialmente Takeru y fue justamente en la última visita a su nueva amiga que ocurrió.

—Te ves espectacular Anezaki–san—Le había dicho el runningback haciendo que ella se sonrojara.

No era que le afectara, se podría decir que ella estaba acostumbrada a recibir halagos, pero supuso que él se lo dijo por su forma de vestir.

Por recomendación de Ako, Mamori estaba usando una falda corta, una blusa blanca entallada y tacones altos, algo fuera de lo común en su estilo y eso la tenía nerviosa.

Cuando esa tarde finalizó, Takeru se empeñó en llevarla a su casa que quedaba al otro extremo de la región. En el viaje Mamori notó que él estaba bastante distraído y muy nervioso, pues se había pasado un cambio de luz del semáforo y no hablaba en absoluto. Cuando estaban a punto de llegar al domicilio de la muchacha, Yamato frenó en seco y ella, algo asustada, decidió cortar con la tensión.

—¿Te encuentras bien Yamato-kun?—Preguntó ella

—Anezaki-san ¿Te gustaría salir conmigo el próximo sábado? ¿ir a cenar?—Soltó de golpe el chico.

—Claro que me gustaría Yamato-kun—Respondió Mamori casi por reflejo y cortesía haciendo al muchacho sonreír.

Después de la torpe despedida de ambos, ella entró en su casa mecánicamente y cayó en cuenta de lo que había ocurrido, ¡Había aceptado tener una cita con Yamato! y se sentía incapaz de cancelarla. Fue entonces que sintió un nudo en el estómago, era remordimiento, pues su mente volaba hacía cierto muchacho rubio que ocupaba gran parte de su mente y su corazón.

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Esa misma noche, el demonio de Deimon se encontraba furioso y con insomnio. Gracias a su gran trabajo de espionaje sabía todos los movimientos de la ciudad y específicamente los de cierta mujer.

Jamás lo admitiría públicamente, primero muerto antes que mostrar alguna debilidad, pero él estaba perdidamente enamorado de esa mujer y lo había notado desde la Marcha de la Muerte que realizaron en América. Al principio ese sentimiento lo atormentó porque le quitaba el balance a su vida, por ningún motivo permitiría que ella le arruinara su vida, le quitara su sueño y en el proceso, destruyera su imagen, esa que por años se había molestado en perfeccionar. Por lo que había zanjado la situación de la manera más efectiva, eliminaría ese "problema" de raíz, se empecinaría en ignorar y olvidar lo que sentía, no por nada era un genio.

Pero no sabía que todo podía salir al revés, ya que a medida que el tiempo pasaba estaba cada vez más enamorado de la oficial disciplinaria y él se veía incapaz de confesárselo. Sólo tenía que ocurrir ese evento para que ahora cambiara su manera de pensar.

Claro que él había notado el cambio que tuvo la muchacha después de apegarse más a sus nuevos amigos, y no le hizo gracia, es más, le molestaba de sobremanera que ella tuviera contacto con el "enemigo", porque lentamente estaba siendo desplazado.

La gota que colmó el vaso fue verla tan jodidamente hermosa esa tarde, con esa micro falda, esa blusa blanca que parecía una segunda piel y los tacones que resaltaban sus piernas. Los gusanos del equipo contrario se deshicieron en suspiros, hasta el estoico de Taka desvió su mirada del libro que leía, pero lo que lo cabreó totalmente fue la mirada del maldito emperador, que no sólo expresaba admiración sino algo más profundo, algo que Hiruma notó al instante, porque era lo mismo que él le profesaba a Anezaki: Amor.

Y su temor se concretó cuando vio lo que ocurrió en el auto de ese desgraciado y como casi sin dudar Mamori había aceptado. Ahora su mente trabajaba al cien por cien en una estrategia.

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El día de la cita llegó y Mamori se moría de los nervios, con esfuerzo había escapado de sus compañeros de Deimon, especialmente de Suzuna, quien se había propuesto hacerle entrar en razón.

Con ayuda de su madre escogió un atuendo que le pareció demasiado elegante, pero la convenció y completó su imagen con un maquillaje perfecto.

Lo más extraño era que Yamato no llegaba y él era demasiado puntual, pero contrariamente a la situación, a ella le invadió la tranquilidad.

Treinta minutos después llamaron a su puerta, con el valor reunido en la espera, abrió y lo que vio la sorprendió, un chofer que la esperaba le entregó un sobre negro, en el que había una dirección, le pareció demasiado perturbador, pero estaba decidida a cumplir con su palabra.

Al poco tiempo llegó al lugar indicado y un escalofrío le recorrió el cuerpo, ese ambiente era demasiado íntimo y con obvios tintes románticos, ella no estaba preparada para eso, ¡De ninguna manera! Su corazón ya tenía dueño y se lo haría saber a Yamato inmediatamente. Pero lo que vio al fondo la dejó de piedra y sin habla. Claro que reconocía esa silueta, ese cabello en punta, esos ojos afilados y esas manos de dedos largos en los bolsillos. Frente a ella y con una actitud desafiante se encontraba el mismísimo demonio Hiruma Youichi esperándola.

El encuentro se transformó en una batalla de miradas y sentimientos, él no era bueno con las palabras y sabía—rogaba internamente—que ella entendería. Por otro lado ella se sentía abrumada y maravillosamente feliz, era lo que secretamente había añorado por mucho tiempo y ahora que se presentaba le parecía tan irreal...

Finalmente se dieron cuenta de que jamás hubo necesidad de palabras, él se acercó a ella y se apoderó de sus labios fervientemente y ella le correspondió de la misma manera, ahora sólo estaban ellos dos y era eso lo que importaba. Después de un tiempo que pareció una eternidad se separaron y sonrieron sinceramente. Sin contratos, sin títulos y sin palabras sellaron un pacto, ahora se pertenecían y sabían que nada los separaría.

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Al día siguiente Mamori se enteró que Yamato llegó cinco minutos después de su partida, totalmente frustrado porque había sufrido un "misterioso" problema con el motor de su auto y su teléfono móvil se había perdido.

Su madre le contó que ella no se sorprendió cuando el preocupado muchacho llegó, porque confesó que había recibido una llamada bastante peculiar en la mañana y que sabía dónde y con quien iba a ser la esperada cita. De manera que tuvo que inventar una mentira piadosa para el pobre running back y verlo partir con la mirada gacha y el semblante desamparado.

Pasado un tiempo Mamori también se enteraría que Musashi tuvo mucho que ver con la desaparición del móvil de Takeru y el fallo en su auto, nada que unas cuantas patadas no pudieran lograr y el móvil, bueno... seguramente los peces también lo agradecerían.

Nuevamente Deimon era un hervidero de chismes, ya que Anezaki Mamori había rechazado a Yamato Takeru porque el demonio mal hablado era el verdadero dueño de su corazón, no había nada que hacer, si con el emperador los admiradores de la muchacha ya la veían lejana, con el demonio era imposible hasta mirarla. Era un hecho, habían perdido a su dulce ángel para siempre en las manos del ser más terrible de la tierra, Hiruma Youichi.

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Tema: Cita

Autor: Kumiko Son

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Este es el primer shot de la recopilación de "Fanfiction/Hirumamo-Fans lectoras y autoras"

¡Próximo viernes segundo One shot! "El primer beso" de Atsuko Anami! ¡Ya-ha!