EL PRINCIPIO DEL FIN.

El día que trate de vivir.

"Cumplir años no era lo mejor, este era, sin en cambio el primer cumpleaños sin Cedric", escribí en mi ahora cuaderno de dibujos/escritura. Mi madre había comprado una tarta de manzana y chocolate caliente, la comimos sentadas en el sillón viendo el vacio de la pared, sin decirnos ni una palabra.

Jena había estado cuidándome demasiado desde lo ocurrido en Hogwarts, íbamos una vez al mes a San Mungo por dotaciones de pociones para dormir, usualmente las necesitaba ya que en la madrugada me despertaba bañada en sudor, gritando por las malditas pesadillas, las sentía a carne viva, todas que ver con Cedric Diggory y la forma en que murió, mi madre solía ir a mi habitación para consolarme, pero no me lograba calmar.

Habían pasado ya un mes de lo sucedió, y todavía no me sentía del todo bien. "¿Lo podré superar?" era lo que me preguntaba cada noche antes de dormir y cada día al despertar.

Forzaba una sonrisa cuando mi madre me miraba o cuando teníamos visitas, les decía a todos que me encontraba bien, que yo estaba bien, que ya lo había superado.

Días después de mi cumpleaños los Weasley fueron a visitarnos, me encontraba en mi habitación, mirando por la ventana, el cielo en especial. Los gemelos me sacaron de mi ensoñación, uno me paso el brazo por los hombros y el otro se quedo a mi lado.

−Hola chicos. –Dije en tono serio.

−Hola, Lyra.−dijeron los dos al mismo tiempo.−¿Por qué no bajas? Mi madre te ha hecho un pastel por tu cumpleaños, esta delicioso, además Ginny, Ron, Bill están ahí.−Dijo uno de ellos.

Di un largo suspiro y me atreví a mirarlos. –Está bien.

Baje con ellos, cada uno a mi lado, hasta al comedor. Cada Weasley me dio un abrazo, felicitándome por mi cumpleaños. "Gracias", decía cada vez que alguien me abrazaba.

−Querida, te prepare un rico y delicioso pastel. –Dijo Molly muy feliz.

−¡Oh! Gracias, no tuviste porque molestarte.−dije.

−¿Cuántos años cumples, Lyra? –Pregunto Bill Weasley, cortando mi plática con Molly.

−Diecisiete… Diecisiete años… −Se veía sorprendido.− Lo sé… Tengo que estar en el grado que estaba… Cedric…−Se me quebró la voz, baje la mirada y me aclare la voz.−Digo con los Gemelos. Pero entre tarde a la escuela… Es… Es por eso… Mmm… Vamos a comer pastel…

Todos nos sentamos en la mesa, mi madre comenzó a partir el pastel y a repartirlo, me quede mirando el pastel y le di un bocado.

−Está muy rico, Molly, gracias.− Ella me miro con ternura.

−¿Estas feliz de regresar a Hogwarts para tu quinto año, Lyra?−Pregunto Ron. –Si quieres te puede juntar con nosotros, ya sabes, Harry, Hermione y yo. –Ginny lo miro mal, como si hubiera dicho algo equivocado.

Todos me miraron.− … Sí claro… Muy feliz, gracias.− Forcé una sonrisa. Comencé a sentirme incomoda.

−Lyra, va a estar con nosotros, Ron, ¿verdad George?−El otro gemelo asintió.

− Mmm… Disculpen… me voy a retirar.−Dije parándome bruscamente, sin esperar el consentimiento de mi madre.

Salí de la casa, empecé a caminar por donde mis piernas me llevaran, qué estúpida pregunta me acababa de preguntar, pensé.

Realmente me sentía frustrada sobre todo lo que me preguntaba: ¿Cómo te encuentras? ¿Lo llevas bien? Con los años vas a superar esto, el corazón siempre sana… Pero estaba preguntándome si el mío lo iba a hacer, porque esto parecía tan lejano.

Seguía sensible sobre el tema de Cedric, ¿quién no lo iba a estar? Había muerto hace UN MES. Necesitaba aire me sentía asfixiada solo por el siempre hecho de sus preguntas, me trataban como si me fuera a romper, tal vez lo haría, porque él significo mucho para mí, cómo podría olvidar a alguien que me cuido, me acepto como soy, creyó en mi y más que nada me quiso.

No supe cuanto camine hasta que me di cuenta que ya estaba empezando a oscurecer, comencé a entrar en pánico, tenía que regresar a casa.

Iba corriendo, Jena seguro que me iba a regañar, lo sabía… Pero por un momento no me importo y comencé a caminar, llegue a casa cuando oscureció por completo, abrí la puerta y ahí se encontraba Jena y los Weasley sentados en el sillón, mi madre hablaba por teléfono, se les veía preocupadísimos. Cuando me vieron corrieron hacía mi, mi madre colgó y me abrazo.

−¿Dónde estabas, Lyra? Pensé que iría a tu cuarto o al porche, no que salieras por cuatro horas, Lyra.−Dijo mi madre con un poco de enojo en su voz.

−Yo… Yo… lo siento… Quería tomar aire fresco… Camine… Pero no me di cuenta de la hora… Yo solo quería…− Me rendí al seguir queriendo explicar.− Olvídalo… Lo siento…− Me fui corriendo de ahí, subí a mi habitación.

Alguien me seguía, supe que era Bill, porque Molly lo llamo para que se detuviera.

−No quiero hablar con nadie, William. –Dije entrando a mi habitación, a punto de llorar y cuando me empeñaba a cerrar la puerta, él entro sin darme cuenta.−¿En serio? ¿Qué parte de no quiero hablar con nadie, no entendiste?

−Lyra… ¿Dónde estabas?− Dijo con mucha calma.

Él seguía sin darme permiso de moverme, Bill había cerrado la puerta donde el único hueco que dejaba era para mí.

−¡Vaya! No has entendido, ¿verdad? –No me moví, yo me encontraba mirando la puerta y él estaba atrás de mí, solo sentía su respiración en mi cuello. – ¿Porqué tendría que decirte a donde fui, Weasley?

Bill se quedo callado. −¡Vamos, Lyra! Tu madre estaba muy preocupada, yo estaba preocupado… Todos estaban preocupados. ¿Dónde estabas Lyra? –Dijo en un tono más gentil.

−Solo déjame sola, no quiero hablar con nadie, mucho menos contigo. –Me voltee para encararlo, sus ojos mostraban miedo y enojo. Le tome la mano, él se quedo paralizado y me miro directo a los ojos. – Por favor, Bill, déjame sola, ha sido un largo día, realmente quiero descansar, discúlpame con todos y diles que lo siento. –dije en tono más amable. Él asintió, me acerque a Bill peligrosamente y le di un beso en la mejilla. –Gracias.

Bill, salió de la habitación al mismo tiempo que me soltaba mi mano.