En una habitación algo oscura se encontraba una chica joven de aproximadamente 18 años. Su piel era blanca como la nieve y ojos tan puros como la luna.

Estaba sentada en su cama cuando de pronto se escucho un gran estruendo y se abrió la puerta de golpe.

-¡¡HINATA!!- se escucho el grito de un hombre entrando por la puerta "algo" furioso – ¿Por que llegas a estas horas?- el hombre frunció el ceño mientras se acercaba a la joven.

-L-lo siento amo- tartamudeo la chica mientras agachaba la cabeza, parecía tener miedo y el temblor que se percibía en todo su cuerpo lo comprobaba, sabia que a su amo no le gustaba esa actitud así que trato de tranquilizarse -Se me hizo difícil encontrar lo que usted me pidió-

-¡¡Nada de excusas tontas!!- el hombre se acercaba mas y mas hacia la chica-Te he dicho que no tienes la libertad de llegar tarde, ahora me perteneces y haces lo que YO diga- gritó- Ya debes saber muy bien que no eres libre- en su rostro se dibujo una sonrisa sádica. Le encantaba recordarle a la chica que ahora le pertenecía a él y a nadie más.

Su amo era un hombre que aparentaba una edad de 40 años. Pero no era real. Lo extraño de este sujeto era que nunca envejecía. Había vivido en ese pequeño pueblo desde hace siglos, y a pesar de que él no moría las personas a su alrededor si lo hacían esa era una de las cosas que mas le gustaba. Él era un hombre pálido su piel parecía muerta, al igual que un difunto, era fría; tenia cabellos largos negros aun mas oscuros que la noche, toda su ropa era formal, parecía ser una persona importante dentro del pueblo. También era notorio que era alguien de mucho dinero ya que habitaba en una gigantesca mansión algo avejentada y lúgubre, pero aun así permanecía un brillo de misterio que la hacia ver elegante.

Cuando por fin se puso en frente de la chica se escucho un gran silencio, solo un estruendo, parecía un golpe, una lágrima y una mejilla roja.

La joven se encontraba en el suelo con la maño en la mejilla. Desde que se mudo para esa casa eso era lo que le ocurría a diario si se atrevía a desobedecer, ese era su castigo, pero ahí solo empezaba, era como una muñeca de trapo que no podía hacer nada al respecto. Todo lo que hacia en esa casa era ser maltratada y usada por su amo.

Él hombre la agarro por el brazo bruscamente, la levanto y la tiro sobre la cama. Hinata solo lloraba y temblaba, ya sabía lo que venia y tenia que estar preparada.

-¡¡DEJA DE LLORAR!!- se escucho otra cachetada en la habitación, todo quedo en silencio –Sabes que no me gusta que las personas presenten debilidad ante mi, pero en tu caso podría hacer una excepción – en su rostro se volvió a tornar esa sonrisa sádica que tanto le gustaba mostrar en estos "castigos" hacia su "querida" Hinata.

Se monto en la cama y se poso sobre la chica para darle un "tierno" beso en los labios de esta. Este beso le causaba mucho daño a Hinata ya que no tenia nada de tierno, era brusco, doloroso y desagradable. Ella solo hacia ademán de desagrado en su cara. El hombre al notar esto se enfureció más aun.

-Por lo visto los castigos pasados no te sirvieron de nada- se levanto solo un poco para observar la cara de miedo que tenia la chica que estaba debajo de él- Sigues igual de maleducada como cuando llegaste, tranquila eso se arreglara pronto.- se levanto completamente de la cama y le ordeno a la chica hacer lo mismo- Quítate el vestido y ponte de espalda-(su ropa interior es como una bata así que para que suceda lo siguiente también se la quito).

La joven temblorosa obedeció y se quito el vestido despacio, lo dejo en el suelo dio un paso y se quedo hay de espalda a su amo, la verdad no sabia lo que iba a pasar a continuación su amo nunca se salía de la rutina de sus "castigos educativos".

-Arrodíllate- ordenó

Ella obedeció con algo de miedo no sabia lo que venia pero fuese lo que fuese no iba a ser bueno.

El hombre al verla arrodilla ante él se quito la correa que traía junto a su pantalón, sabia que era algo nuevo y que le iba a gustar mucho escuchar los gritos y suplicas de Hinata, la verdad es que esa había sido su mejor inversión en esos año, ya que tener entre sus posesiones a esa chica era de maravilla. Lo que mas le gustaba de la joven era su voz y hoy la iba a escuchar hasta el cansancio.

Agarro la parte de la hebilla de la correa, quería que sus gritos fueran verdaderos, en un momento de ansias no pudo contenerse mas y tiro el primer golpe. Se escucho un muy fuerte grito de dolor, esto a Hinata la tomo por sorpresa, en cambio a su amo ese grito fue su entrada al cielo. Seguido hizo la misma acción pasada, el segundo golpe ya había pasado con otro grito, pero este fue mas alto ya que el golpe que se impacto en su espalda fue mas fuerte, sintió como ya empezaba a salir un liquido carmesí desde su espalda, cayeron un par de gotas en el piso, el hombre al percatarse de estoy sintió una fuerte excitación, la verdad es que esto le encantaba y ya había añadido algo mas educativo para sus próximos castigos, era hacer sufrir a su chica para escuchar esos ardientes gritos de su parte. El tercer golpe fue lanzado ya era insoportable para la chica seguir con esto, sentía que se iba a desmayar pero tenia que impedirlo ya que a su amo también le molestaba y si eso ocurría este castigo podría ser peor que los otros, solo le quedo una cosa por hacer, SUPLICAR.

-O-Orochimaru-sama, por favor- decía con la mayor fuerza ya que por el dolor las palabras eran difíciles de ser pronunciadas.-Se lo s-suplico, por fav…-fue callada por otro fuerte golpe, después de ese dudaba si podría seguir conciente pero hacia su mayor esfuerzo poso las palmas de las manos en el piso para tener un poco mas de fuerza.

-Bien, ya es suficiente, solo por hoy- dijo mientras dejaba caer la correa y volvía a sostener a la chica por el brazo para levantarla, cuando ya la chica estuvo de pie fue empujada de nuevo hacia la cama, sintió un fuerte dolor al caer de espalda en la cama, sabia que estaba grave pero mientras mas rápido terminara esto, mejor.

-Empecemos- dijo Orochimaru para volver a colocarse encima de ella, claro mientras que esperaba de pie para que ella se acostumbrara al dolor aprovecho y se quito la camisa y el pantalón para luego avanzar a la cama. Con la chica ya completamente desnuda, empezó con bruscos mordiscos en el cuello de Hinata que al igual que los golpes en su espalda empezaron a sangrar. Esto a Orochimaru le encanta, sentir la sangre de alguien tan puro como ella era irresistible. Luego bajo hasta llegar a sus perfectos pechos. A estos los trato mas delicados que a su cuello, sin embargo con caricias algo bruscas. Hinata solo se mordía el labio inferior para no soltar ningún grito de dolor ni una lágrima, aunque estas eran más fuertes que su voluntad.

Orochimaru ya no podía aguantar mas la excitación que le ocasionaba esa chica hasta que por fin entro en ella rápido y muy fuerte, esto ocasiono que Hinata soltara un grito de dolor lo que ocasionó que por su mejilla rodara una gruesa lagrima. Las embestidas eran rápidas y fuertes, ocasionándole un dolor inhumano a la pobre chica, claro ya ella estaba algo acostumbrada a la brusquedad de su amo era lo que mas odiaba de él, que la usara y que la maltratara como si fuera un juguete que no siente dolor.

Llego el momento mas esperado por los dos, para Orochimaru el placer del clímax, y para Hinata que por fin terminara esa tortura, su amo salio de ella y se acostó a su lado, luego se levanto de la cama y se empezó a vestir.

-Apúrate en vestirte que me muero de hambre- dijo secamente mientras se ponía la camisa- Y con respecto a lo de tu castigo-se volvió a dibujar una sonrisa satisfactoria- Espero que hayas aprendido que aquí tu me obedeces solo a mí- se voltio hacia la puerta pero sin antes decir- Espero la cena en mi habitación, date prisa, ah por cierto también espero que laves tus sabanas y arregles este desastre-luego de estas palabras salio de la habitación de Hinata.

Por el lado de la joven solo lo que le quedo fue llorar, no soportaba ese inmenso dolor en su espalda, sentía que se moría, estaba recostada en su cama, las sabanas llenas de sangre que salía de su espalda y cuello. Le costo mucho esfuerzo moverse hasta medio sentarse, necesitaba curarse rápido y obedecer a su amo si no quería otro de sus castigos.

Se levanto, busco una pequeña caja en el baño de la habitación que contenía medicinas de primeros auxilios, como pudo se curo la espalda con mucho esfuerzo, luego se echo una pomada en el cuello guardo las demás cosas y coloco la caja en su lugar.

Bajo por las escaleras, después de vestirse, entro a la cocina e hizo todo lo que su amo le ordeno, después de eso solo subió a su habitación y como pudo se quedo dormida.

Ya era de día y pequeños rayos de sol se colaban por la ventana hasta llegar a la cara durmiente de una chica, se veía relajada, después de lo de la noche pasada, aun así parecía un ángel en paz.

Se despertó a causa del sol que entraba por la ventana, eran las 7:05 de la mañana. Se levanto, se puso un vestido de mangas largas las cuales se aflojaban un poco al llegar a las muñecas, llegaba hasta los tobillos, la verdad era uno de sus vestidos favoritos para ponérselos después de los castigos de su amo ya que su tela era tan suave que casi no sentía dolor al igual que ocultaba bien sus golpes. Luego salio de la habitación, estaba caminando por los pasillos de la segunda planta de la casa, lo mas seguro es que su amo este dormido, eso la dejo un poco mas tranquila. Llego a las escaleras y bajo hasta la cocina, tendría que volver a salir para comprar las cosas y hacer el desayuno, agarro una pequeña canasta y salio por la puerta trasera.

Se encontraba en el mercado del pueblo no había muchas personas debido a que era temprano. Se fue directo a comprar las cosas necesarias para no llegar tarde de nuevo, mientras caminaba sentía una sensación rara como si estuviera siendo observada, la ignoro. Mientras escogía los alimentos sentía la misma sensación, voltio para ver si llegaba a mirar a esa persona. Solo vio a un joven chico con cabellos rubios, ojos azules, piel blanca y una encantadora sonrisa parecía de su misma edad, la verdad la hipnotizo. Después de salir de su trance siguió escogiendo los alimentos, pero seguía con la misma sensación, en cambio esta vez cuando voltio vio que ese mismo chico la estaba observando, no se puso nerviosa ya que por como iba vestido el joven parecía ser parte de una poderosa familia, lo extraño era que nunca lo había visto por ahí, prácticamente conocía a todos los del pueblo, por una parte porque eran personas importantes que conocía su amo y por la otra los podía ver deambulando por el pueblo, pero a él no, al parecer era nuevo en este pueblo, le dio curiosidad pero no se dejo llevar por el interés y siguió con su camino.

De espaldas escucho que alguien la llamaba.

-Señorita, su canasta- se escucho un voz, Hinata al voltearse vio al mismo joven que la observaba, cuando vio las manos de este se percato que tenia la canasta que ella había llevado en sus manos segundos antes.

-Gracias- el chico extendió las maños para devolverle la canasta, hasta que se percato que el cuello de la chica estaba comenzando a sangrarle, era mucha sangre, demasiada para ser un rasguño, su preocupo pero no supo por que-Señorita, su cuello… esta sangrando-

Hinata al escuchar esas palabras se llevo la mano al cuello inmediatamente, cuando la pudo observar estaba manchada con mucha sangre, sabia que iba a ser un problema ya que empezó a marearse. Sabia que al haber volteado tan bruscamente le herida se le había vuelto a abrir tal vez más.

El muchacho al ver la palidez de la joven solo le quedo preguntar como se encontraba, al no obtener respuesta se preocupo aun mas, sabia que iba a terminar cayendo ya que empezó a inclinarse.

Hinata sentía que el mundo se le iba encima, sintió que estaba empezando a caer espero la peor parte, el dolor. Pero no sucedió nada ya que no alcanzo a quedar conciente. No supo que mas paso solo pudo observar oscuridad.

Iba abriendo los ojos de a poco, se tenía que acostumbrar a la luz, se llevo las manos a los ojos y se los estrujó para aclarar mas su visión, no pudo reconocer en donde se encontraba solo veía hermosas esculturas y al parecer muy caras. Volteo a un lado y pudo observar una ventana, la casa era lujosa lo mas seguro es que fuera una mansión, luego escucho que alguien entraba por la puerta se volteo y vio entrar al joven que vio en el mercado.

-Por fin despertó, me tenia preocupado- se sentó en una silla al lado de la cama –Me tome el atrevimiento de curarle la herida que tenia en el cuello, ya no se preocupe por eso solo repose un poco- sonrío.

-¿D-donde estoy?- pregunto confusa, se llevo la mano al cuello y puedo sentir un pequeño vendaje

-Tranquila esta en un lugar seguro-dijo levantando la vista hacia la ventana para luego regresarla hacia la chica- Si no es mucho atrevimiento, me podría decir que le causo esa herida- pregunto intrigado observando la herida en el cuello de la muchacha.

-¿Quien es usted?- cambio el tema con otra preguntar, sabia que si decía algo sobre las heridas que le causaba su amo tendría muchos mas problemas de los que ya tenia, así que tenia que ser precavida.

-OH lo siento, soy Naruto ¿y usted?-prefirió no dar su apellido

-Soy Hinata- opto por hacer lo mismo que él y solo dar su nombre

-Un gusto en conocerte Hinata-san- dijo cordialmente agarrando la mano de Hinata y depositando en ella un pequeño beso que demostraba que era un completo caballero.

-No sea tan formal, solo dígame Hinata- dijo educadamente mientras se sentaba en la cama.

-Bueno entonces para ti va lo mismo, solo Naruto, sin nada de formalidades- volvió a poner en su rostro una de sus tantas sonrisas cautivantes.

Se quedaron hablando de cosas triviales y algunas personales para conocerse mas, no sabían por que pero sentían como si este encuentro estuviera destinado para solo ellos dos, se sentían a gusto estar cerca a pesar de solo haberse conocido hacia algunas horas, se sentían en confianza. Pero esa tranquilidad se esfumo por parte de Hinata al observar como él se acercaba a su rostro, se empezó a poner nerviosa no sabia que hacer, la verdad es que sabia que estaba mal ya que ella tenia un amo y también acababa de conocer a ese joven, pero muy dentro de sí sintió que también quería probar unos labios puros que no fueran los de su amo.

El joven empezó a acercase mas y mas a ella, no sabia por que lo hacia pero sentía que la necesidad no lo dejaba retroceder, era muy confuso que pasara eso con esa chica, generalmente no sentía atracción por nadie a excepción si lo conocía desde hace mucho, pero en este caso no era así. No quiso seguir pensando solo quiso disfrutar esa placentera sensación que invadía todo su cuerpo.

Sus labios se acercaron hasta encontrarse, el beso fue un pequeño roce al principio, luego se volvió uno tierno y suave. Hinata sentía como el atrapaba su labio inferior y lo succionaba, ella imitaba la acción atrapando el labio superior del chico. Este beso le encantaba, no era como los que le "regalaba" su amo, fríos, bruscos y asquerosos, era todo lo contrario calido, suave, delicado y sobretodo tierno.

Naruto empezó a profundizar el beso, su lengua rozo el labio inferir de la chica, esta al sentir esta acción se sorprendió por lo rápido que quería ir Naruto. Entreabrió los ojos y pudo observar un pequeño reloj en la pared, debido a los movimientos que hacia el chico con la cabeza para seguir el beso se le hizo difícil observar la hora pero cuando se concentro un poco mas vio que eran las 9:30 de la mañana su amo debía estar por despertar y ella no estaba en la casa. Soltó un gemido de sorpresa el cual hizo que el joven se separara rápidamente de ella.

-Lo siento, se que no debí per…- vio la cara de preocupación de la chica, no sabia que le pasaba solo había sido un beso, un delicioso beso que quería volver a repetir.

-Debo irme, es tarde- se levanto de la cama agitada, tanto por le nerviosismo que tenia como por el beso. Cuando se dispuso a salir de la habitación sintió que algo o mas bien alguien le sujeto el brazo.

-ESPERA, Hinata ¿cuando volveré a verte?- pregunto angustiado no sabia lo que le había pasado al ver a esa chica pero de lo que si estaba seguro es que quería volver a verla.

-No se, lo mejor seria que no nos volviéramos a ver- dijo con una voz baja y triste estaba muy confundida en ese momento pero sabia que lo que acababa de decir seria lo mejor para los dos.

-C-claro creo que es lo mejor- dijo y al mismo tiempo agacho la cabeza y soltó el brazo de la joven y dejo que se fuera –Adiós Hinata- se despidió

-Adiós Naruto- se despidió y salio de la habitación con la canasta en la mano

Cuando salio vio que había tenido razón, de donde acababa de salir era una gran mansión, tal vez un poco mas grande que la de su amo, mas alegre e iluminada, pero ahora era lo de menos tenia que ir lo mas rápido que pudiese y llegar a la casa para no tener mas problemas.