Holaaas gente, y…no gente que esté en esta pequeña ventana de la vida…

Bueno, esto surgió del ocio en una clase de gimnasia que no pude tomar por que tenía gripe , así que me mandaron a la biblioteca de la escuela a hacer nada, y bueno, pues yo hice esto, xD

Totalmente ocioso y rancio, sólo léanlo si no tienen nada mejor que hacer

Disclaimer: prince of tennis no me pertenece, esto no es con fines de lucro, etc, etc.

Mini-advertencia: bueno…se supone que esto es un Momoryo, pero aquí aparece un poco de sengokuxmomo ()

Esu

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

-Juego y partido, Echizen, 6-0-

-N-no puede ser…-cayó de rodillas

-Mada mada dane, Arai-senpai- salió de la pista.

-Buen partido, o'chibbi-

-Era de esperar de Echizen ¿no?-

-Gracias Kikumaru-senpai, Fuji-senpai- y se fue. Iría por una ponta, después de todo hacía bastante calor, y, al parecer, Arai había mejorado.

-R-Ryoma-kun…- escuchó a su espalda.

-¿Mmh?- se volteó, y vio a una niña más o menos de su edad, que tenía unas trenzas muy largas y un no ligero sonrojo. La oyó balbucear un poco más, parecía como si quisiese decirle algo. El tiempo pasaba y pasaba, y Ryoma comenzaba a aburrirse.

-¿Qué quieres?- apuró visiblemente molesto. La hubiese ignorado hace bastante tiempo, pero por alguna extraña razón se le hacía familiar.

-Etto……etto…..yo….a-a….-

-¡¡¡¡RYOOOOMAA-SAMAAAA!!!!- el estridente chillido casi deja sordos a ambos- ¡¡Felicitaciones por tu implacable y aplastante victoria!!- decía la niña saltando frenéticamente de un lado a otro.

-T-Tomo-chan…- Ryoma suspiró, se dio media vuelta y se fue. Unos pasos más adelante recordó a las chicas con las que se había topado; nada más y nada menos que Ryuzaki Sakuno, la nieta de la entrenadora, y Osakada Tomota, su amiga, quien se ponía aún más eufórica y chillona con esto de los partidos internos.

-"Qué escandalosas son"- pensó vagamente mientras retomaba su rumbo.

- ¡Ey, Echizen!- volteó, y vio a su senpai a un costado del camino- toma – le lanzó una Ponta. Ryoma la recibió encantado y sonrió. Luego fue a sentarse bajo el mismo árbol en el cual estaba Momoshiro.

-Buen juego- dijo sentándose a un lado del menor.

-Gracias- bebió su ponta.

-Por cierto ¿cuándo tendremos otro partido?-

-Cuando quieras- Se acomodó un poco más sobre el árbol. Que bien se sentía estar así: un día cálido, una ponta, la sombra de un árbol, Momo-senpai…¡¿Momo-senpai?!. Al pensar en eso reaccionó.

-Momo-senpai ¿Por qué no estás en las canchas?- le miró de soslayo.

-Mi partido terminó hace mucho- suspiró y miró al cielo- y decidí apartarme de todo el calor que se siente allá- señaló las canchas con el pulgar y luego miró al pequeño, que ya tenía su vista fija en él. Se sonrieron.

Se quedaron así un poco más, era agradable disfrutar de la compañía del otro. La brisa soplaba cálida, los pétalos de sakura comenzaban a caer…el momento no podía ser más perfecto, al menos no para Ryoma.

Luego escucharon como Tezuka-buchou daba por terminado el entrenamiento, así que se pusieron en marcha hacia los vestidores. La tarde comenzaba a caer.

-Hoy vamos a comer hamburguesas ¿no?- Ryoma, por alguna extraña razón, no quería separarse de su senpai.

-¿Eh? ¿hoy?- dijo un tanto sorprendido, y visiblemente nervioso- ¿puede ser mañana?-

-¿Pasa algo?-

-No…..bueno….verás…-

-Ohayo, Momoshiro-kun-

-¿Sengoku-san?- dijo sorprendido.

-Verás, hoy tengo cosas que hacer con Sengoku-san, y…bueno ¿por qué no dejamos lo de las hamburguesas para mañana?- Momoshiro seguía con su nerviosismo, aunque sabía que era totalmente injustificado; no era la primera vez que Sengoku iba por él a la Seigaku. Algo, o "alguien" le obligaba, involuntariamente, a reaccionar así.

-Seguro- dijo con indiferencia- Nos vemos- entró en el cuarto, se alistó y se fue. Camino a la salida vio como Momoshiro y Sengoku platicaban alegremente, frunció el ceño.

Llegó a casa y lo primero, y único, que hizo fue tumbarse en la cama. Poco a poco diversos pensamientos comenzaron a invadirlo.

-"¿Qué tenía que hacer Momo-senpai con Sengoku-san? ¿Por qué preferiría estar con él, si puede estar conmigo? Y además ¿¡Por qué no me lo había dicho!?"- suspiró- "Momo-senpai y Sengoku-san se veían muy felices juntos…¿de qué hablarían? ¿qué estarán haciendo ahora?"- abrió los ojos de golpe y se incorporó- ¿Por qué estoy pensando…en Momo-senpai?- susurró, luego volvió a tumbarse; ahora sí que tenía mucho en que pensar.

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Por lo general Momoshiro pasaba a buscar a Ryoma para ir juntos a la escuela, pero la mañana del día siguiente dicho acto no ocurrió. A Ryoma le sorprendió e incomodó tal cosa.

-"Tal vez le ocurrió algo"- pensó mientras iba camino a la escuela

-Entonces….eso es todo-

- "Qué"- esa había sido la voz de su senpai, estaba seguro, y fue en su busca. Caminó un poco más y dobló un esquina, que daba a un pequeño callejón, pero…de todo lo que pudo haber visto, eso era lo que menos esperaba ver: Sengoku tenía una mano atada a la cintura de Momoshiro y la otra alrededor de su nuca mientras le besaba suave y dulcemente, cosa que el amatista correspondía con igual ademán mientras jugaba con los cabellos del oji-azul.

Ryoma quedó totalmente estático, parecía como si su corazón se estuviese quebrando en mil pedazos.

-Momo-senpai….- susurró, y por simple inercia salió corriendo con todas sus fuerzas a quién sabe donde. No se dio cuenta sino hasta que llegó a un gran parque que las lágrimas habían hecho su entrada hace mucho, e insistían en seguir presentes.

-"Duele"- se agarró el pecho con una mano, y con la otra trató de detener a las intrusas de sus ojos- "Pero…¿Por qué?"- se dejó caer a los pies de un árbol, apoyó su cabeza entre sus rodillas y las abrazó; liberó toda la tristeza que, sin resultado, había tratado de ocultar. Estuvo así un buen rato, mas luego se quedó dormido.

"Estaba parado en medio de un oscuro pantano que era cubierto por una espesa neblina. Le costaba mucho trabajo ver. Comenzó a caminar lentamente y con cuidado. De pronto distinguió la silueta de Takeshi delante de él

-Momo-senpai- llamó, pero el nombrado no mostró síntomas de haberlo escuchado- ¡¡Momo-senpai!!- llamó (gritó) más fuerte, pero nada. Entonces comenzó a correr para alcanzarlo. Una vez cerca le tomó el brazo y le obligó a verle, pero, de la nada, delante de ambos apareció Sengoku. También le tomó un brazo al morocho, y le sonrió sagazmente; Momoshiro miró a Ryoma y lo apartó, después tomó la mano del chico lucky y se perdió con el en un estrecho sendero.

-Momo-senpai….-cayó de rodillas- ¡MOMO-SENPAAI!-"

Se sobresaltó, tanto que se golpeó la cabeza con el tronco del árbol que le hacía de apoyo. Miró a su alrededor confundido, luego lo recordó todo. Se levantó. Calculaba que serían las cuatro o cinco de la tarde. Ya había faltado a clases y al entrenamiento, y ¡gracias a Dios! Francamente no tenía deseo alguno de mirar cara a cara a Takeshi Momoshiro, aunque….por otro lado era lo único que quería.

Decidió que lo mejor sería ir a las máquinas de tenis, así podría desahogarse un poco.

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Golpeaba con un control y concentración fascinantes, siempre acertaba en el mismo punto.

Aún no podía descubrir que le pasaba con Momoshiro, pero al menos ahora estaba seguro de que le ocurría algo con él.

Sin darse cuenta comenzó a golpear la pelota con más potencia.

Por otro lado, también se había percatado de que había nacido un nuevo sentimiento para con Sengoku: desprecio, rabia, ira, derivados.

La pelota ya no daba en el mismo punto, se saló de foco.

-"¿Pero….por qué?"- al instante la imagen del oji-azul y el amatista besándose se le vino a la mente y el remolino de sentimientos que se formaba al recordar tal suceso desencadenó en su raqueta, quedando con las cuerdas rotas. Le restó importancia y se fue a casa.

En el camino vio a Sengoku y Momoshiro felices de la vida tomando un helado. Ryoma no pudo enfurecer más con eso, y sin pensarlo dos veces, es más, sin siquiera pensarlo, se acercó a ambos jóvenes, fulminándolos con la mirada.

-Momoshiro Takeshi- dijo con tono demandante, y con un deje de reproche una vez que estuvo delante de ellos.

-¿¡Echizen!? ¿Qué haces aquí? Hoy no fuiste a la escuela, todos estaban preocupados…- Momoshiro se veía completamente feliz y emocionado de verlo, su tono exponía la típica alegría de siempre, y más.

Ryoma tomó el helado que Momo sostenía y se lo pasó a Sengoku, bruscamente, prácticamente lo asesinó con la mirada. Luego volvió a dirigirse al morocho.

-Sígueme- Los ojos del pequeño demostraban ira y dolor, pero a pesar de que Momo podía leerlos con facilidad no entendía nada.

Por razones del destino y de la vida llegaron a la orilla de un pequeño lago, donde Ryoma se detuvo. Comenzaba a atardecer.

-¿Qué hacías con Sengoku-san?- esta vez no era un deje de reproche, era un reproche fuerte y claro, y sólo una persona tan incauta como Momoshiro no se daría cuenta.

-Comía un helado- dijo no muy seguro de lo que tenía que contestar. Algo extraño le ocurría a Ryoma, y eso no era nada bueno, no lo era.

-No hablo de eso- comenzó a tranquilizarse, y adoptó su semblante serio e indiferente- ¿No se suponía que hoy saldríamos?- el amatista pudo percibir un pequeño rastro de tristeza en su voz, y eso sí que no le agradó, ni en lo más mínimo.

-Claro, pero hoy no fuiste a la escuela. Es más, antes de encontrarme con Sengoku-san iba a tu casa; quería saber que te había ocurrido y como estabas.- el pequeño se volteó un tanto arrepentido por si actitud- ¿Por qué estás tan molesto?- no contestó- Ryoma…-

-"¿Ryoma? Suena muy distinto cuando él lo dice"- pensó antes de sentir como una mano se posaba sobre su hombro, cosa que hizo que sintiera mil y un descargas a través de su cuerpo.

-¿Estás bien?- volteó a verlo, y contempló maravillado cada una de las facciones del preocupado rostro de su senpai, hasta que se perdió en sus ojos…-¿Echizen?- el nombrado salió de su ensoñación, por fin lo entendía todo.

- Debo irme- dijo como si nada, pero le bastó dar unos cuantos pasos para echarse a correr con todo lo que tenía.

Cruzó casi toda la ciudad corriendo, hasta que se detuvo bajo un poste de luz de quien sabe donde.

-Momo-senpai….yo...te amo…-

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

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Y si el destino quiere esto continuará ()

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