Es navidad otra vez, es increíble pensar que esa celebración era solo una palabra más para mí. Cuando era un monstruo asesino sin piedad ni siquiera este ambiente de armonía y paz influía en mí, yo tan solo buscaba sangre, tan solo buscaba sentirme vivo. Fue hace tres años que pude conocer la magia que encierra la navidad.
Después de haber ayudado a Naruto en la búsqueda de Sasuke, mis hermanos y yo fuimos invitados a la fiesta de navidad que Sakura-san preparó para Naruto y sus demás amigos; para ese entonces yo ya no era el mismo, ahora le tenía aprecio a las personas que me rodeaban, mis hermanos ya no me temían, al contrario, en cuanto supieron de la fiesta no dudaron en arrastrarme con ellos, yo no estaba seguro de querer ir pero bueno, después de todo buscaba ser aceptado por los demás y qué mejor forma para empezar que con una fiesta.
Al llegar todo transcurría con normalidad, mis hermanos socializaron rápidamente, yo apenas había tenido un par de cortas conversaciones, sin duda yo era todo lo contrario de la chica que veía a unos metros de mí, esa rubia de ojos celestes. Su energía era desbordante, platicaba y bromeaba con todo el que pasaba a su lado, todo el tiempo hacía muecas raras pero la que más me gustaba era cuando sonreía, extrañamente me transmitía una sensación de cálidez y bienestar. La seguí viendo por algunos minutos, hasta que repentinamente me miró y me dedicó una de sus sonrisas; sentí mi rostro muy caliente, nadie me había visto de esa forma, ni nunca me había sentido así, estaba muy nervioso. Aparté mi vista de ella y rápidamente me dirigí hacia el balcón, necesitaba estar solo para pensar en lo que me había provocado esa chica.
Estuve por algunos minutos apoyado sobre el barandal hasta que sentí la compañía de alguien.
-¿No estás acostumbrado a esto, verdad?- escuché una voz femenina.
-…- No sabía qué responderle, solo me quedé en silencio.
-Soy Yamanaka Ino, estuve en los exámenes gennin ¿me recuerdas?- me preguntó con una sonrisa
- No… muy bien- su sonrisa seguía impactándome y ni siquiera pensaba en lo que decía.
-¿Te digo algo? Yo… más que tenerte miedo, tenía ganas de acercarme a ti.
-¿Por qué querrías estar con un asesino?- No entendía por qué decía eso.
-Porque las personas como tú son mi debilidad, me gusta acompañar a la gente cuando se siente sola, me gusta entenderlas y adentrarme a su mundo. Por eso me gustaría estar cerca de tí.- dijo tomándome el brazo.
Me dio un escalofrío al sentir su brazo enrollándose en el mío.- Yo…estoy esforzándome por cambiar y por olvidar las locuras que hice en el pasado, y de verdad apreciaría tu apoyo.
Estrechó mi brazo fuertemente en señal de emoción, me alegró que alguien más me demostrara su confianza.
-¿Es la primera vez que celebras navidad?- me preguntó sin soltarse de mí.
-Sí…- le respondí
-Bueno, entonces te tengo tu primer regalo de navidad…
Acercó su rostro al mío y me depósito un suave beso en la comisura de los labios. Fue el primer beso que recibí en mi vida, aún puedo sentir el cosquilleo de sus labios cerca de los míos.
Ese beso bastó para hacerme comprender que en navidad todo es posible, incluso encontrar a tu complemento ideal, aquel que te acompañará a comprender el porqué de tu existencia.
