Sawamura Daichi no era un niño de tercer grado, ni siquiera era un niño.
Él era un jugador del club de Voleibol de la preparatoria Karasuno. Para ser más precisos el capitán, Pero por cosas del destino, se encontraba en la puerta de una escuela primaria, buscando al hijo de su vecina, el pequeño Yuuji.
El niño era ruidoso y estaba en tercer grado. Su cabello marrón estaba peinado hacia atrás, exceptuando un mechón, y constantemente insistía en que algún día lo iba a teñir de rubio, el mayor le tenía cierto afecto a un niño tan adorable.
Eran aproximadamente cinco y treinta, los pequeños infantes jugaban en el patio mientras esperaban a sus tutores. El moreno empujó la reja que daba entrada al patio y automáticamente un hombre bastante alto se le acercó.
-Discúlpame, ¿a quién estás buscando? -A pesar de su apariencia amenazante, su voz era agradable y tenía pinta de profesor.
-Buenas tardes, Estoy buscando a Yuuji Terushima, de tercer grado.
El profesor asintió y fue a buscar al niño aparentemente. Mientras, Daichi apoyó su espalda en una pared y esperó por un rato. Pensando en cosas sin sentido.
-¡Él es Daichi-san, Sugawara sensei! -se escuchó el grito del pequeño que corría a abrazarlo. El mayor lo recibió con una sonrisa y levantó la mirada observando a su sensei.
Y se quedó helado frente al ángel de pelo gris. No pudo definir si era mujer u hombre, sus facciones eran realmente delicadas y ese lunar al costado del ojo hacía que se viese adorablemente femenino. Pero por un segundo pensó que eso no importaba, era realmente bello.
-Yuu-chan nos ha hablado de ti, Daichi-san. -Le sonrió el otro, era un chico. Su voz no era femenina.
Por un segundo, Sawamura se sintió acorralado por alguna razón, ese chico gritaba perfección por todos lados. Y opto por huir, tomó la mano del pequeño y saludó con la mano al profesor, mientras le ardían las orejas. Arrastró al infante por dos cuadras como mínimo, quería irse lo más rápido posible.
Nunca había experimentado esa clase de sentimientos, y nunca se imaginó que se pondría nervioso por un chico de esa manera.
-Oi, Daichi-san. -Le llamó el pequeño. El mayor lo miró y se detuvo. Yuuji analizó un poco a su vecino, Daichi nunca se ponía nervioso ni se sonrojaba.
Pero el problema fue, cuando Daichi recordó, que Yuuji, además de ser hiperactivo era realmente inteligente y nunca se le pasaba de largo algo. Y fue tarde, cuando vio esa sonrisita socarrona que solía poner.
-¿Acaso a Daichi-san le gusta Sugawara sensei?
El mayor sintió como le ardía intensamente el rostro y se limitó a no decir nada. Yuuji se rio y se puso de puntitas para alcanzar a darle una palmadita en la espalda a su vecino.
-No te preocupes, voy a ayudarte porque somos vecinos y siempre me compras helado incluso cuando mamá dice que no. Aparte de que me encantaría que Sugawara sensei también sea mi vecino.
N/A:
QUE VIVA EL DAISUGA.
Me he dado cuenta de que acá casi no hay fanfics sobre ellos, lo cual me afecta mucho siendo que son mi OTP, así que he decidido subirlo. Espero que lo disfruten
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