Lo conocí un día en verano, fue el verano de 1999, lo recuerdo como si fuera ayer, como si acabara de pasar; yo tenía 4 años, en diciembre cumplía mis 5, fue ese verano el verano más feliz de toda mi vida.

Recuerdo que salí a jugar en el parque cerca de casa, iba con mi pelota de futbol, recuerdo que yo todas las mañanas veía Los súper campeones, si recuerdo a Oliver y sus amigos jugando, yo quería ser como Oliver, aunque mi mama me decía que las niñas no ven eso, y por parte tenía razón, las niñas de mi jardín nunca vieron los súper campeones, ni les gustaba jugar futbol; de hecho mi mama nunca me compro una pelota, yo se la quitaba a mi primo, que iba cada verano a nuestra casa.

En el parque pateaba la pelota, una y otra vez contra el arco, la pateaba y corría a recogerla, el parque era muy solitario, ya que donde yo vivía la mayoría de familias tenían grandes patios en sus casa y no había necesidad que sus hijos salgan al parque (en mi casa también había un gran patio con juegos y todo, pero no me gustaba).

-las niñas no juegan futbol- escuche decir a un niño a mis espaldas

-¿Por qué?- respondí, esa era mi pregunta que le hice a mi madre, a mi padre, a mi primo y a todos los que no querían que juegue futbol.

-porque nunca he visto que una niña juegue- respondió, ni siquiera me voltee a verlo.

-ahora me estabas viendo- le dije –entonces las niñas si podemos jugar- sonreí, no sé porque me hizo gracia

-pero estas sola- se para alado mío, lo regrese a ver, era un niño pequeño igual que yo, tenía el cabello rubio, unos ojos azules brillantes, sus mejillas estaban coloradas y tenía tres marcas a cada lado, me mostraba una gran sonrisa.

-¿quieres jugar?- le pregunte, realmente esperando que me diga que no; ya que a eso era lo que siempre pasaba.

-claro- me dijo riendo. Fue corriendo al arco –el que mete gol tapa- dijo alegremente; eso me sorprendió realmente nunca nadie había querido jugar conmigo.

Fue allí cuando mi mundo cambio, cuando todo lo que conocía se volvió diferente, el mundo se volvió un lugar mejor para vivir, realmente lo disfrutaba mucho, todos los días de verano los dos nos encontrábamos en el parque, jugamos futbol, a veces jugábamos tu las tienes, o algún que otro juego loco que Naruto se inventaba; si él se llamaba Naruto Namikaze, se mudo ese verano al vecindario, el vivía antes de mudarse en un casa pequeña sin mucho lujo, por eso estaba a acostumbrado a jugar en el parque, su papa es el dueño de una empresa, igual que la mayoría que vive en este barrio, son gente "rica" y muy "poderosa" incluso mis padres, pero eso no me importa.

Ese mismo año, nos encontramos en la misma escuela, siempre estábamos los dos, incluso nos sentábamos juntos, y en el momento que llegaba el receso salíamos a jugar juntos; después en la salida llegaba mi nana y nos teníamos que despedir, y así pasaron los años, teníamos mas amigos que hicimos en la escuela, pero nosotros siempre fuimos más cercanos.

En la secundaria, Naruto perteneció al club de futbol del colegio, yo por supuesto no puede entrar, porque no se nos permite a las mujeres, menudo fastidio; me dijeron que podía entrar al club de animadoras pero yo ni de chiste iba hacer una vil animadora (no es que tenga un problema con las animadoras de hecho Sakura e Ino son animadoras).

Sakura es una chica de cabello rosa corto, es delgada, tiene ojos verdes de hecho es muy bonita igual que Ino, ella es rubia, tiene ojos azules, y siempre tiene energía, sus padres son dueños de una floristería; a ellas dos les gusta Sasuke Uchiha, un amigo de Naruto, de hecho yo no sé que le ven de bueno, el es arrogante, serio, nunca quiere conversar con ellas, en mi opinión es un chico engreído.

Todas las tardes Naruto y yo, ya que vivíamos por el mismo barrio nos íbamos juntos, si gracias a Dios ya no me mandaban a la nana, el me dejaba en mi casa y en la tarde yo iba a la casa de él; la primera vez que fui estaba muy nerviosa, me sentía incomoda, su madre una mujer bonita alta de cabello rojo y ojos aguamarina, siempre ofreciéndonos galletas, hasta que como fui tantas veces a la casa de Naruto que ahora entro como si fuera mi propia casa.

-Hola ma- recuerdo ese día, no sé ni porque lo dije, solo lo dije, fue cuando tenía 10 años, ya mismo acababa la escuela, y entre con Naruto hacer mi tarea, Naruto me miro extrañado, y Kushina su madre me sonrió como nunca antes lo había echo

-Hinata, Hola- me contesto ella - ven siéntate, ¿ya almorzaste?- me pregunto, con una emoción como nunca antes. Nunca me había preguntado por mi almuerzo.

-no he almorzado, muchas gracias- le dije, ahora nunca almuerzo en mi casa, realmente me gusta más la comida que hace Kushina, ella tiene un toque mágico, de lo que por supuesto carece mi madre, pero no la culpo creo que eso va en los genes, ya que yo concino igual que ella, realmente un desastre.

Ahora tengo 14 años, cumplo el 27 de diciembre, el 20 de septiembre entro al bachillerato, realmente estoy muy feliz por eso, ya que solo son 3 años de bachillerato y entro a la universidad.

-¿en qué piensas?- escucho decir a Naruto a mi lado, estamos en el parque, ese mismo parque, el parque está igual que siempre, arreglado, pero vacio, ya casi no hay niños en este sector y los pocos que quedan no vienen al parque así que estamos Naruto y yo solos sentados en la banca del parque. Naruto lleva puesta una camiseta negra con remolino en el centro de color anaranjado, un jean negro ancho unos converse azules, (el pantalón es tan largo que lo pisa), en el brazo lleva unas muñequeras negras y un reloj; yo por mi parte llevo puesta un camiseta rosada un pantalón negro hasta media pierna ancho, unos Nike de esos que usan los basquetbolistas rosados, y una gorra negra puesta al revés, también uso una muñequera negra como Naruto.

-en nada que te importe- le respondo sonriendo, y empujándole con el hombro

-hmm- hace una mueca y también me empuja.

-¿eres bobo o te haces?- le dijo intentando hacerle enojar

-ya sabes la bobería es contagiosa, me la pasaste- me dice riendo, ahora él me está haciendo enfadar –deberías ir al médico, tal vez encuentren la cura- hago toda uso de mi fuerza de voluntad para no meterle un golpe.

-como sea, me voy a casa- digo levantándome de la banca.

-pero si recién llegamos- dice el detrás de mi

-se te va a pegar la idiotez mía Naruto- le digo, haciendo un puchero y cruzándome de brazos –y todavía no hay cura- me cruzo de brazos y me inflo los cachetes.

-solo fue una broma, no pensé que te lo ibas a tomar enserio- dijo poniendo su mano en mi hombro –lo siento mi Hina- me dice mientras me abraza y me da un beso en la cabeza, siempre lo hacía, cuando me enojaba, ya eso era una costumbre entre nosotros, yo también hacia eso.

-está bien te disculpo, por esta vez, pero que no vuelva a suceder- le digo mientras suelto una risita tonta muy tonta. Me vuelvo a sentar en esa banca con las piernas cruzadas y Naruto se sienta a mi lado.

-oye, Hinata, hoy es los juegos artificiales, en la ciudad y el desfile ¿quieres ir?- pregunta mirando el cielo

-si- digo, ya que cada año vamos aquel desfile, siempre hay mucha música, a lado está la feria con muchos juegos y después siempre son los juegos artificiales; para despedir el verano. Arrimo me cabeza al hombro de Naruto –desearía quedarme así para siempre- susurro, ya que cuando estaba así me daba una sensación de paz.

-a mi también- dice y pone su cabeza sobre la mía –Hina ¿Qué harás cuando nos graduemos?- esa pregunta me sorprendió, ya que todavía no entrabamos al bachillerato, y Naruto nunca antes me lo había preguntado.

-ps, supongo que iré a la universidad- rio, y miro el cielo, esta de tarde, las nubes están cerca del sol -¿tu?-

-lo mismo- dice con voz ronca

-voy a seguir, fotografía- le digo, para especificar algo en concreto, la verdad es que siempre me gusto mucho eso de tomar fotos. Le escucho reír a grandes carcajadas, eso me molesta pero no me muevo de mi puesto.

-tu fotógrafa, de seguro dañas la cámara- dice entrecortadamente porque sigue riendo, eso me gusta escucharle reír, no sé por qué y la verdad es que no me gusta, pero estoy sintiendo cosas por mi mejor amigo. Yo también me uno a sus risas.

-tienes razón- digo bajando la mirada y cerrando los ojos.

POV Naruto

Estando así con Hinata, me siento extraño. ¿Quién lo pensaría? La niña rara del parque, Hinata ahora era mi mejor amiga, ahora era una persona muy necesaria en mi vida. Se podría decir que después de mis padres quienes me dan la comida, un techo y ropa, sigue Hinata, quien me da alegría.

La conocí porque acababa de mudarme de casa, la verdad es que ese barrio no me gustaba para nada, las casa grandes, la gente parecía mirarnos como si tuviéramos alguna enfermedad o algo. Mi mama ese día me dijo que vaya al parque hacer amigos, pero cuando pase por el parque estaba vacío, así que creí que eso era inútil ya que no habría nadie.

Al llegar al parque divisé a una niña de cabello negro lacio hasta los hombros, usaba un vestido lila, hasta las rodillas medias blancas cortas y unos zapatos del mismo color de su vestido, aunque estaban un poco sucios; ella estaba pateando la pelota una y otra vez contra el arco, siempre hacia un gol.

-las niñas no juegan futbol- dije, situándome atrás de ella.

-¿Por qué?- respondió dejando de hacer lo que estaba haciendo, su voz sonó molesta como si la hubiera ofendido.

-porque nunca he visto que una niña juegue- mencione, pensando una razón más, pero no la encontré.

-ahora me estabas viendo- dijo –entonces las niñas si podemos jugar- su voz, tuvo otro tono, eso me alegro, porque no estaba molesta.

-pero estas sola- le dije, caminando hasta que dar a la altura de ella, la vi, sus ojos eran grandes, tenían un color que yo jamás había visto era medio rosado, como los de una perla, sus labios era rojos, nunca había visto a una niña así, era linda.

-¿quieres jugar?- me dijo, con una sonrisa en los labios.

-claro- dije sin pensar mucho en la respuesta. Fui corriendo al arco –el que mete gol tapa- dije alegremente, ella se paralizo por un segundo, y enseguida pateo la pelota.

Desde aquel día, el parque se volvió mi lugar favorito, ella siempre estaba allí, todas las tardes, absolutamente todas sin fallar, ni una sola tarde, ella siempre estaba allí, con su pelota y con diferentes vestidos.

-¿Por qué juegas futbol con vestido?- le pregunte, mientras la veía esa tarde estaba llevando un vestido tomate.

-mi madre, solo me compra vestidos- hizo una mueca como de fastidio –no entiende que no me gustan-Cruzo los brazos e inflo los cachetes. Fue lo más hermoso que yo había visto hasta ese día, se suponía que a mi edad no me deberían gustar las niñas. Pero esa niña era diferente, generaba una reacción agradable.

De ahí empezamos a jugar cada día diferente juego, ella no tenía mucha imaginación, nunca invento ningún juego, siempre jugábamos los que a mí se me ocurrían, ese momento. Hinata se volvió la única persona que conocía en ese nuevo lugar. Cuando entre a la escuela ella estaba allí también, nos sentamos juntos desde allí, nos hicimos mas unidos, bueno al menos hasta la hora de salida que llegaba su niñera a recogerla, allí nos separábamos, pero las tardes tratábamos de salir, después cuando crecimos para pasar más tiempo juntos, hacíamos los deberes juntos, siempre juntos, pero los hacíamos en mi casa. A Hinata no le dejaban meter a gente a su casa. La primera vez que ella entro a mi casa tenia recelo.

-buenas tardes- dijo sonrojada –con permiso- dijo al momento de pasar, se veía muy linda haciéndolo

-hola yo soy la mama de Naruto, soy Kushina- dijo mi madre, sonriendo, mi madre estaba tan feliz con que Hinata esté en la casa que en cada momento nos ofrecía galletas; Hinata se veía incomoda.

Un día Hinata fue como siempre, en realidad no recuerdo, cuando fue, creo que aun estábamos en la escuela, o tal vez ya estábamos en la secundaria, pero Hinata fue a mi casa como siempre y dijo:

-Hola ma- como si nada, como si mi madre fuera su madre, como si esta fuera su casa, como si ya no importara la incomodidad de antes, me sentí feliz Hinata consideraba mi casa su casa.

-Hinata, Hola- dijo mi madre, estaba sonriendo, vi que casi se le salen las lagrimas; me entraron ganas de matarme a carcajadas pero por respeto a mi madre no lo hice y hacia Hinata no lo hice, bueno realmente no por Hinata- ven siéntate, ¿ya almorzaste?- le pregunto, con tal emoción que no podía describirla; mi madre nunca antes le había preguntado eso a Hinata.

-no he almorzado, muchas gracias- le dijo, esa fue la primera vez que Hinata almorzó en mi casa, pero desde ahí en adelante todos los días iba y va hasta ahora almorzar después del colegio en mi casa; siempre elogiando a mi mama por su comida, en realidad mi madre no cocina muy bien, pero a Hinata le fascina.

Estamos sentados en el parque el mismo parque en el que nos conocimos, ya mismo entramos al bachillerato, Hinata no era para nada femenina, con el pasar del tiempo, desde que ella escoge su ropa ya no habían vestidos, ni faldas excepto las del uniforme. Pero aun así era la chica más hermosa que yo había visto en toda mi vida. Era un chica única.