Título: Hermanita
Claim: Suiza/Liechtenstein
Prompt: "No crezcas nunca"
Extensión: 335
Advertencia: Ninguna.
Nota: Escriito para el drabblethon de musa_hetaliana

—Gracias —dijo algo cohibido, aceptando el regalo que su hermana acababa de entregarle. Pensaba, que ella era muy dulce, mirándolo con esos grandes ojos llenos admiración y cariño, únicamente viéndolo a él.

Suiza caminó a paso lento hasta su habitación, donde abrió el regalo. Era un pequeño pañuelo blanco, y en la esquina inferior izquierda estaba su cara bordada junto a la de su hermana. Una sonrisa tímida escapó de sus labios.

Su hermana pequeña era realmente adorable y llena de pequeños detalles para con él.

Recogió una de sus tantas pistolas y comenzó a pulirla, como cada noche, antes de irse a dormir. En esos momentos, a solas consigo mismo, recordó a varios de sus vecinos. Él no era el primer, ni el último, país en tener un hermano pequeño. Recordaba bien a Prusia, presumiendo al pequeño que cuidaba ante todos, diciendo a voz en grito que dominaría el mundo un día.

Luego, en la lista seguía España, con todas sus colonias, a las que presumía en Europa como si fuesen pequeñas muñecas de porcelana, ataviadas en bellos y caros diseños. Por la misma, seguían Reino Unido y Francia, quienes competían por adueñarse del hermano del otro. Pero todos, sin excepción, habían quedado solos, como en un principio.

—Liech, no es como ellos, ni yo tampoco —se dijo, incapaz de sacarse aquellos pensamientos.

Más en algo tenía razón. Liechtenstein le había adoptado a él. Y él no le imponía nada a su hermana pequeña, pero estaba dispuesto a protegerla ante cualquier enemigo, y sólo por ella. La pistola cayó de sus manos, sobresaltándolo.

—Suficiente, iré a dormir —apagó las luces, metió la pistola bajo su almohada y se acostó en la cama, dispuesto a dormir. Antes de conseguir vagar por el mundo de los sueños, le asaltó un último pensamiento, deseando que su hermana nunca creciera. Porque Suiza la amaba más que a cualquier otra cosa, y no sería capaz de interponerse si ella deseaba dejarlo, por mucho que esto le llegase a doler.