Un condenado y maldito error.
Los personajes de Kuroshitusuji no me pertenecen.
Esta historia está contada en primera persona, es un Sebastian x Occ., y debido a que por momentos se basa en hechos referenciales a la historia personal de mi mejor amiga, puede que los sucesos y las actualizaciones se vayan dando a medida que la historia real pasa. Es mi primer fic., de Kuroshitsuji, y mi segundo fic., en general. Espero que aunque sea un poquito les agrade.
Prologo: Haciendo memoria.
Para empezar esta historia, lo importante es decir que primero que todo, nunca fui la heredera de ninguna familia importante, no soy el alma reencarnada de ningún chico traumado por la muerte de sus padres en el siglo XIX. Tampoco soy dueña de una fortuna, o una gran empresa, tampoco soy huérfana, tengo un padre y una madre, que siempre están pendientes de mi, soy simplemente una hija única; una niña mimada a la cual toda su familia consciente y de manera caprichosa pero inconsciente e involuntariamente hace que todo gire alrededor de ella. En esta historia, podría decirse que lo único peculiar es que por casualidad, una tarde de furia me crucé con un demonio. Si un maldito y encantador demonio. Según él, yo lo invoqué y acepté el contrato, y ahora estoy condenada a entregarle mi alma cuando se cumpla el mismo, según yo todo fue una confusión. Lo más curioso, es que no tengo claro, a cambio de que tengo que darle mi alma. De hecho, no estoy planeando ninguna venganza, tampoco quiero matar a nadie, ni encontrar un secreto tesoro azteca, que asegure el futuro de todos mis herederos, en el caso de que algún día llegue a tenerlos (cosa que realmente dudo debido justamente a este maldito contrato). Por eso tal vez a través de contar y poner por escrito esta historia, llegue a la conclusión de lo que realmente pasó, y ser más consciente de lo que pasará o podría llegar a pasar conmigo. Pero la mejor forma de comenzar es por el principio.
Mi nombre es Sheena, tengo 27 años, nací el 9 de diciembre de 1983, en el seno de una familia, normal. Al momento de nacer mis padres tenían 25 y 30 años respectivamente y llevaban casados 5 años. Al año de haber nacido, ellos decidieron que lo mejor era divorciarse y así lo hicieron, por lo tanto no tengo ningún registro de lo que es vivir con mis padres juntos, bajo el mismo techo. Mi madre regresó a vivir con su madre, y su hermana menor, y mi padre a su vez se quedó viviendo en la antigua casa de sus padres. Poco después mi mamá decidió mudarse a la capital, ya que por trabajo, vivir en las afueras la perjudicaba, y a mis dos años, junto a las 3 mujeres más importantes de mi vida, nos mudamos. En la capital, formamos un hogar que se parecía más a una comunidad de mujeres solas que se enfrentaban a la vida desde distintos ángulos, pero que cada una de ellas se hacía cada vez más fuerte. No crean que aquí me alejé de mi padre, simplemente ya no lo veía todos los días. Pasaba todos los fines de semana con él y nos divertíamos mucho, también solía venir a mi casa varias veces a la semana, y así comenzaba yo a crecer. En este mundo de mujeres crecí yo. Durante el día la que se encargaba de mi era mi abuela, mi tía y mi madre salían todo el día a trabajar y regresaban por la noche para jugar y mirar la televisión con migo. Al poco tiempo mi tía se comprometió y se casó con un compañero de su facultad. Ambos aún hoy son muy felices. En ese momento no creía que por que mis padres se hubieran separado muy rápido, el resto de las parejas estaban condenadas a lo mismo.
Yo era la única en la familia, bueno no la única única, por parte de mi padre tenía 6 primos, pero con ellos la relación nunca fue demasiado sólida, ni fluida, podrían haber existido como no. Yo comencé el colegio, y allí comenzaban a aparecer las primeras señales de que tal vez yo no era una chica muy normal después de todo. Pasé por 4 colegios, de todos ellos me fui sola, como había llegado, no tenía problemas de conducta, ni académicos, de hecho siempre fui una alumna muy aplicada, de uno me fui porque ya me quedaba chico, de otro porque era un edificio antiguo en mal estado, demasiado grande que me desagradaba. Del colegio primario, me fui un año antes de la graduación porque estaba cansada de convivir en clase con otras 40 niñas caprichosas a las que nunca me había acostumbrado ni encajado demasiado bien con ellas. Curiosamente era un colegio religioso, que me formó en la fe cristiana, (y digo curioso por como todo terminó, pactando con el mismísimo demonio mi futuro). Mi último colegio fue un colegio mixto y laico, al que durante el primer año, me costó mucho adaptarme pero que luego resultó bastante bien, y me permitió durante el secundario formar algunas amistades que luego se disolvieron por distintas situaciones de la vida. Como podrán ver a simple vista, no soy una persona que se apegue demasiado a las relaciones. No tengo demasiados amigos, y durante mucho tiempo me daba igual el tenerlos o no. Ahora dado a los acontecimientos de los últimos 8 meses me arrepiento y realmente me gustaría tener un círculo social mucho más amplio y con relaciones verdaderas, pero creo que al menos para mi tonto consuelo puedo decir que tengo a ese maldito demonio bajo mis órdenes.
Pero volviendo a un relato un poco más cronológico, estaba en el momento de mi vida en que era una niña mimada y única. Los regalos, los cuidados, los caprichos eran sólo para mí, y pensaba que así serían para toda la vida, pero me equivoqué. A mis pocos 8 años nació el hijo de mi tía, el primer y único sobrino de mi madre, y si bien debo decir que al principio estaba celosa de él, al poco tiempo se convirtió en mi hermano, y en mi mejor mitad. Hoy con 20 años, es mi amigo, y doy gracias por tenerlo, con él he compartido todo, y nada nos ha faltado nunca, yo daría mi vida por ese niño y el la suya por mí. Esa relación es simplemente perfecta.
Con el tiempo decidí por mi misma mi futuro y tras varias vueltas, tomé la decisión de estudiar arte. Hoy soy licenciada en historia del arte, una carrera realmente fascinante, y lo único que llena mi corazón destrozado de alegría y pasión. Actualmente trabajo en el negocio familiar, y doy clases de historia. Como verán mi infancia, adolescencia y parte de mi adultez fue muy feliz. Pero como es que finalmente aparece en mi vida dicho demonio es otra historia que también merece ser contada. Éste fue un simple prologo. Creo que ahora ya es tiempo de adentrarme en los verdaderos sucesos de mi vida. En lo que pasó en este último tiempo, y lo que esta pasándome en estos días. Espero así echar una luz, sobre todo.
