CAPITULO 1
¿ALIANZA?
-Y cuando supo quién soy, se puso a llorar y salió corriendo…
El grupo de jóvenes comenzó a reír con ganas. Todos iban vestidos elegantemente y sostenían en sus manos una copa de vino; y no era cualquier vino, era el mejor que se podía encontrar en Italia, tan especial que muy pocos privilegiados podían probarlo.
El anfitrión, Massimo Bersezio, nunca se había lucido de esa manera en una de sus fiestas.
La música era tocada por una orquesta en vivo; las flores de los centros de mesa habían sido traídas desde Asia; los bocadillos, preparados por los mejores chefs franceses, y la decoración, con enormes candelabros y luces de colores, era inigualable. Era la mejor fiesta que un jefe de la mafia había organizado en muchos años.
Todos los invitados pertenecían a la mafia, y muchos aprovechaban la oportunidad de hacer negocios con sus aliados y lanzar amenazas indirectas a sus enemigos. Pero el grupo de jóvenes que se había reunido en una esquina cerca del área de baile sólo charlaba de sus aventuras amorosas.
Y todos estaban disfrutando de la grandiosa fiesta… excepto Dino Cavallone.
Esos chicos que tanto lo habían molestado durante su vida escolar lo hacían sentirse fuera de lugar. Principalmente porque el tema de la conversación era "amoríos por aquí y por allá".
-Pero tú no nos has platicado nada, Dino –exclamó uno de los muchachos acercándose a él y abrazándolo por los hombros-. Eres el jefe de una de las familias más poderosas de la mafia, seguramente tienes muchas historias por contar…
-Jajaja… Esta vez es tu turno, Dominic –contestó Dino esforzándose por sonreír.
-Vamos, no seas aguafiestas –insistió una de las chicas, Arabella-. Estoy muy interesada en saber qué clase de chica te gusta.
-No creo que…
-Arabella quiere saber si tiene una oportunidad contigo –rió Rocco.
-No lo decía por eso –negó la chica poniéndose roja ante las burlas de sus compañeros.
-Ahora que lo están mencionando… -Dominic se había puesto pensativo de repente-. Nunca me has presentado a ninguna de tus mujeres –exclamó sin soltar a Dino, quien enrojeció de pronto.
Todos los chicos lo miraron con curiosidad. ¿Qué debía decirles? ¿La verdad? ¿Qué nunca había salido con una chica en una cita real? ¿O debía inventarles algo? No es que nunca le hubiera gustado una chica, de hecho, había estado muy enamorado, pero Reborn la había asustado antes de poder acercarse a ella.
Dino tomó de su copa tratando de evitar las miradas de sus compañeros. Para él hablar de peleas era mucho más fácil que el tema del amor.
-Dino, ¿te has enamorado de verdad? –exclamó Arabella de pronto.
-¿Enamorado? –repitió Dominic soltándolo repentinamente como si Dino tuviera una enfermedad contagiosa.
-No, no, no, para nada –soltó Dino rápidamente.
-Enamorarte es lo peor que podrías hacer –dijo Rocco-. Sería como esclavizarte…
Dominic asintió con la cabeza mientras vaciaba su copa.
-¡Qué buen vino! –exclamó con una gran sonrisa haciendo señas a uno de los meseros para que le sirviera más-. Ese Bersezio se ha lucido completamente esta noche.
-Por supuesto que se lució, está festejando en grande –contestó Rocco.
-¿Qué es lo que está festejando? –preguntó Dominic.
-¿Cómo es que no lo sabes? Su hija ha regresado.
-¿Te refieres a Rachele? ¿Ella estaba en Francia, verdad?
Dino suspiró aliviado con el cambio de tema. Vació su copa, que fue llenada nuevamente en un instante, y miró alrededor con el deseo intenso de que la noche terminara. Al día siguiente tendría una junta muy importante con un hombre de Hungría.
Trató de conectarse nuevamente con sus compañeros. ¡Qué diferentes eran Dominic y Rocco a Tsuna y los chicos!
Dominic Fiorini era conocido dentro de la mafia por sus pinturas. De cabello oscuro, ojos claros y personalidad alegre, era bastante popular con las chicas. Y él era un amante de las chicas, siempre estaba hablando de sus citas. Fingir ingenuidad y un poco de debilidad eran su mejor arma a la hora de conquistarlas.
Rocco Grimaldi era lo opuesto de Dominic. Tenía el cabello rubio oscuro, ojos azules y era más centrado. Él se dedicaba a la literatura, por lo tanto sus conversaciones eran tan fluidas que siempre estaba rodeado de chicas a las que les encantaba escucharlo.
No parecían malas personas, pero eran unos mujeriegos declarados, y disfrutaban jugando con los sentimientos de las chicas que no tenían nada que ver con la mafia.
Arabella Cacciatore, por otro lado, podía considerarse la combinación de Dominic y Rocco en versión femenina. Era una mujer sumamente atractiva, que no se dedicaba a nada en específico. Ella era famosa por su larga lista de novios abandonados (ninguno relacionado a la mafia) y por sus obvias insinuaciones a Rocco, que no le hacía el menor caso.
-¡Oooooh! ¡Ella es Rachele! ¿Verdad? –soltó Dominic repentinamente señalando hacia el centro del salón-. ¿Tú la conocías, Dino?
Dino negó con la cabeza y observó hacia el lugar señalado. Massimo Bersezio lucía espectacularmente feliz, saludando a sus invitados y llevando del brazo a su hija Rachele.
Ella era una chica en verdad hermosa. Su cabello era negro, largo hasta la cintura y un poco ondulado, sus ojos eran de un impresionante color azul y sonreía como un ángel. Llevaba puesto un vestido azul claro que dejaba ver una silueta perfecta y un pasador muy fino en el cabello. Todos parecían cautivados con esa belleza. Incluso Dino se sentía un poco cohibido.
-¡Es en verdad hermosa! –se entusiasmó Dominic.
Dino vio su oportunidad para retirarse. Ya había cumplido con presentarse en la fiesta Bersezio y esperar hasta la llegada de la festejada principal. Ahora sólo tenía que dirigirse al jefe, platicar un poco con él, saludar a la hija, agradecer la invitación y despedirse.
-Bien, es hora de retirarme –dijo a sus compañeros y se dirigió a donde estaba el jefe Bersezio.
-Pero la fiesta apenas comienza –comentó Dominic. Sin embargo, Dino ya estaba lo suficientemente alejado para no escucharlo.
Massimo Bersezio era un hombre pequeño e insignificante, no era muy poderoso dentro de la mafia y en realidad muchos otros no lo toleraban debido a su gran risa, que dejaba escuchar aunque no hubiera motivo alguno por el cual reír.
-¡Buenas noches, Décimo Jefe Cavallone! –saludó a Dino con voz potente antes de que él pudiera decir algo.
-¡Buenas noches, Bersezio! –saludó Dino lo más cortésmente que pudo.
-¿La estás pasando bien? –preguntó casi en un grito.
-Sí, gracias por la invitación –respondió Dino un poco apantallado-. Pero temo decirle, que es hora de que me retire.
-No me digas eso –negó Bersezio con gran exageración-. La fiesta apenas comienza.
-Me gustaría quedarme, pero mañana tengo una reunión con un exportador de…
-No puedes irte hasta que no bailes un poco con mi adorable hija –interrumpió Bersezio empujando a Dino con mucha fuerza hacia donde se encontraba la chica. La copa que aún no había soltado simplemente cayó al suelo.
-Será un placer para mí –dijo ella ofreciendo los brazos para comenzar el baile.
Bailar con la heredera Bersezio no estaba en los planes de Dino, pero no le quedó de otra más que aceptar. Dentro de la mafia uno nunca sabía qué acciones podrían desencadenar una guerra. Además, Reborn siempre repetía: "un verdadero jefe de la mafia trata a las mujeres con respeto".
Bailar no era el fuerte de Dino, pero Rachele lo hacía perfectamente guiando todos los movimientos de una manera fina y delicada.
Era mucho más hermosa de cerca y Dino se puso mucho más nervioso.
-¿Se está divirtiendo, jefe Cavallone? –preguntó ella con una sonrisa encantadora. Tenía una voz muy dulce.
-S-s-sí –contestó Dino, ¿era posible ponerse más nervioso de lo que ya estaba?
-Para mí, es un placer conocerlo. He escuchado tantas cosas de usted, que estaba muy ansiosa.
Sí, definitivamente era posible ponerse más nervioso.
-N-n-no es necesario que seas tan formal, p-puedes llamarme simplemente D-D-Dino.
Ella río delicadamente.
Y por fin la música se detuvo.
-Entonces, tú puedes llamarme simplemente Rachele –dijo alejándose un poco-. Fue un gusto, Dino.
Él no pudo decir nada mientras ella se retiraba para conversar con otros invitados.
-¿Qué te parece mi hija? –preguntó Bersezio a espaldas de Dino. Él se volteó para hablar con el anfitrión.
-Es…
-Muy hermosa, ¿cierto?
-Por supuesto…
-Adorable…
-Sin lugar a dudas…
-El sueño de cualquier hombre…
-Tendrían que estar locos para rechazarla…
Bersezio soltó una sonora carcajada. En definitiva, el único capaz de superar ese volumen en la voz, era Squalo, de Varia.
-Por cierto, hay algo que me gustaría comentar contigo –dijo Bersezio bajando la voz repentinamente-. Acompáñame al balcón.
Sin esperar una respuesta, jaló a Dino por toda la pista de baile, hasta sacarlo del salón.
El jardín estaba decorado de una manera similar al salón principal, con luces y flores por todos lados. Bersezio se sentó en un fino sofá arrinconado lejos de la puerta e invitó a Dino para que se sentara a su lado. Entonces sacó dos copas y las llenó con el carísimo vino que había repartido en la fiesta.
-Tu familia ha crecido enormemente desde la muerte de tu padre –dijo hablando con seriedad, de una manera que Dino no se había imaginado nunca-. Seguramente él se sentiría orgulloso si pudiera verte… convertido en todo un jefe de la mafia… El jefe de la tercera familia más poderosa…
Dino se limitó a escucharlo mientras bebía de la copa, no tenía idea de a dónde iba dirigida esa conversación, pero si seguía bebiendo de esa forma, amanecería con un fuerte dolor de cabeza.
-Has hecho grandes cosas siendo tan joven… Eres totalmente diferente a mí, que soy un inútil…
Y de pronto, el jefe Bersezio se soltó llorando. Dino brincó de su asiento tirando la segunda copa de la noche. No tenía la menor idea de qué se decía en esa situación.
-No podré seguir sosteniendo a los Bersezio por más tiempo…
-N-n-no se preocupe… -fue lo único que pudo decir.
-Mi familia está a punto de caer en la ruina… Todos los negocios me han salido mal… Decepcionaré a mis hombres… a mi hija… a mi adorada hija…
-Creo que podría dirigir sus negocios por otro rumbo –sugirió Dino.
-¿Podrías ayudarme? –preguntó Bersezio sin dejar de llorar.
-Por supuesto, haré lo que pueda.
-Mi hija heredará muy pronto la posición de jefe, ¿podrías unirte a ella?
-Claro, una alianza es lo mejor que podría hacer en este caso…
Dino hablaba por experiencia propia, cuando su familia cayó en desgracia, lo que le había ayudado a sobrevivir fue formar alianzas con distintas familias, hasta que empezó a trabajar directamente con Vongola. Bersezio no le agradaba del todo, pero no podía evitar ayudarlo si lo veía llorando de esa forma; además, si la familia caía en desgracia, también Rachele la pasaría mal.
-Te aseguro que ella es inteligente, astuta y conoce de negocios a la perfección…
-No tengo ninguna duda de eso…
Bersezio sonrió y alzó nuevamente la voz.
-Una alianza entre Cavallone y Bersezio le permitiría a mi familia sobrevivir…
Y volvió a soltar una sonora carcajada.
-¿Qué te parece si lo llevamos a cabo dentro de cinco meses?
¿Cinco meses? Dino había pensado que Bersezio estaría más desesperado. ¿Por qué tendría que esperar cinco meses para llevar a cabo el trato pudiéndolo hacer al día siguiente?
-De acuerdo –contestó-. Si es así como lo desea, hagámoslo en cinco meses.
Bersezio sonreía de una manera que le hizo pensar a Dino que había caído en una especie de trampa. ¿Acaso se había perdido de algún detalle?
-La fiesta de compromiso la haremos dentro de un mes.
Y Bersezio continuó riendo.
