CAPITULO 1
LA DECISIÓN
Era una mañana encantadora. El sol brillaba en el cielo azul sin ninguna nube a la vista. El clima era cálido, perfecto para salir a pasear. Sin embargo, en esos días Marineford no parecía ser un lugar en el que alguien quisiera tomar un paseo. El lugar, antes conocido por ser el Cuartel General de la Marina, estaba por sufrir cambios drásticos. El nuevo Almirante de la Flota Sakazuki, más conocido como Akainu, había tomado la decisión de mover el Cuartel General hacia el Nuevo Mundo. Un lugar más estratégico para controlar mejor a los piratas.
Marineford prácticamente había sido destruido en la guerra sostenida contra Shirohige. La mayoría de las casas en la ciudad ahora eran ruinas, y muchos marinos habían tenido la necesidad de cambiar su residencia, por lo menos hasta que fueran reubicados en las diferentes sedes.
Por esos días, la mayoría de los marinos que se encontraban residiendo en Marineford sólo eran Aprendices. Por supuesto, Marineford estaba más enfocado en su reconstrucción que en volver a llenarse de marinos. Muchos capitanes habían sido enviados al Nuevo Mundo junto a sus tropas. Era el nuevo plan de ataque que seguramente el nuevo Almirante de la Flota estaba poniendo en marcha para erradicar de una vez por todas a los piratas existentes.
La vida para muchos había cambiado por completo después de la guerra, pero una persona como Koizumi Anelisse no podía entenderlo del todo.
Cualquiera podía darse cuenta de la clase de persona que Anelisse era con sólo mirarla. Era una chica de ojos violetas, piel blanca y baja estatura. Era obvio para muchos que ella pasaba más tiempo peinando su cabello de un color azul turquesa que haciendo cualquier otra cosa, porque lo llevaba largo hasta las rodillas y más sedoso que el de una princesa.
Anelisse había crecido rodeada de marinos. Su padre y su madre eran Vicealmirantes, su tía favorita era Capitana, su tío más divertido era Comodoro, sus otros tres tíos eran Comandantes, su mejor amigo era un aprendiz. Obviamente vivió en Marineford hasta antes de la guerra. Ella había llorado con la destrucción de su mundo provocado por los piratas. Para ella, el mundo sólo podía dividirse en dos: gente buena y gente mala. La gente buena eran los marinos. La gente mala eran los piratas.
Anelisse tenía otra característica que la hacía única: su cara era la de un ángel, pero era terriblemente caprichosa.
Había pasado cerca de un año desde la guerra entre Marinos y los piratas de Shirohige. Anelisse se encontraba en Marineford debido a un asunto que sus padres tenían que arreglar. Marineford aún no había sido reconstruido por completo. Ella sentía nostalgia porque ansiaba volver a vivir como antes. Su vida poco a poco estaba desmoronándose. Probablemente sus padres serían separados y enviados a puntos diferentes en el Nuevo Mundo. Ella todavía no sabía con quién de los dos iba a ir o si la dejarían ir con ellos.
El mundo no se había calmado. Por el contrario, la guerra parecía haber inspirado a muchos más criminales. Ella no podía poner en duda el criterio del nuevo Almirante de la Flota, pero una parte en su interior le hacía detestarlo. Eso le causaba conflicto.
Ella se encontraba caminando cerca de lo que había sido la bahía cuando alguien se acercó corriendo.
-¡Anelisse! ¡Anelisse!
Era Seiichi.
Anelisse sonrió y también corrió para alcanzarlo. Sin pensarlo dos veces se lanzó a sus brazos. Él la levantó del suelo y le dio un par de vueltas antes de bajarla y envolverla en un abrazo muy cariñoso. El tío Genki solía burlarse de ellos dos diciendo que parecían una adorable parejita. A Anelisse eso no le molestaba para nada.
Seiichi era su mejor amigo. Lo había conocido en un viaje que hizo acompañando a su padre. El muchacho era un año mayor que ella, pero se hicieron amigos enseguida, como si llevaran años de conocerse. Tenían muchísimas cosas en común, los dos tenían padres adoptivos, los dos habían perdido los recuerdos de sus verdaderos padres, los dos soñaban con viajar por el mundo para descubrir sus orígenes y los dos deseaban un mundo de paz. Seiichi se obsesionó con la idea de convertirse en marino desde que vio al Vicealmirante Koizumi Yuu defender la aldea donde vivía de un ataque pirata. Así que viajó con ellos hasta Marineford, convirtiéndose en Aprendiz de la Marina.
Anelisse no había visto a Seiichi desde que tuvo que abandonar Marineford.
Seiichi soltó a la chica para mirarla a los ojos.
-Siento como si lleváramos siglos sin vernos –dijo.
-Yo también –respondió Anelisse-. Te he extrañado mucho.
-Supe que estabas aquí en cuanto vi al Vicealmirante –explicó Seiichi-. ¿Tus padres ya saben qué van a hacer a partir de ahora?
Anelisse suspiró con tristeza y se sentó en una roca.
-No lo sé –respondió con pesar-. Ellos van a ser separados.
Seiichi se sentó al lado de ella.
-Esas cosas pasan porque los dos son Vicealmirantes. No es común que dos miembros de la Marina se casen entre ellos.
-Lo entiendo… Pero yo los voy a extrañar mucho. No sé si me van a dar permiso de ir con alguno de ellos.
-No es para que estés tan triste. Que se separen un tiempo no quiere decir que nunca van a volver a verse. No olvides que los necesitan más que nunca.
Los dos muchachos guardaron silencio mientras observaban el mar.
-Si no hubiera sido por ese pirata Shirohige…
Seiichi miró la expresión de enfado de su amiga.
-¿Sabes? Esa guerra… -comenzó Seiichi-. Esa guerra fue más horrible de lo que muchos imaginaban.
-Pero ellos merecían morir, ¿verdad?
Anelisse miró fijamente a Seiichi. El muchacho tardó en responder. Él había estado presente en el campo de batalla, había visto a muchos marinos y piratas morir. Su visión de la vida ya no era tan simple como la de su mejor amiga.
-Como todos los piratas –respondió.
Volvieron a guardar silencio mientras se perdían en sus propios pensamientos. Hasta que escucharon gritos provenientes de otra parte de la isla.
-¿Qué es eso? –preguntó Anelisse.
-Un pirata llegó hace un rato –respondió Seiichi.
-¿Un pirata? ¿Para qué?
-Creo que venía a proponer un trato…
Anelisse se levantó indignada.
-Pues espero que lo encarcelen. De verdad, yo respeto a la Marina pero no entiendo cómo pueden hacer tratos con esos Shichibukai…
Seiichi la miró un momento y luego sonrió con burla.
-Tú no crees que todos los piratas sean malos –dijo-. Tú misma dijiste que el Yonkou Shanks es buena persona.
Anelisse se sonrojó y bajó la mirada.
-Él es diferente –dijo en un murmullo-. Estoy segura de que él es bueno y se hace pasar por pirata por una razón importante… Tú fuiste testigo de cómo detuvo la guerra.
-Anelisse –Seiichi cambió su expresión por una más seria-. ¿Estás segura de que Shanks fue el hombre que te salvó cuando eras una niña?
Anelisse evitó la mirada de su amigo.
-No –respondió sinceramente-. Pero es la única pista que tengo –volvió a sentarse al lado de Seiichi y lo miró fijamente-. El hombre que me recogió era alto, musculoso y…
-De cabello rojo –terminó Seiichi.
Anelisse sintió frustración.
-Bueno, no era tan rojo –dijo pensativa-. Creo que era más naranja… Pero sí tenía ese aire de príncipe.
-¿Ves a Shanks como un príncipe?
-No.
Anelisse volvió a desviar la mirada completamente roja.
-Anelisse… -comenzó Seiichi-. ¿Y si sólo era alguien muy parecido? ¿No recuerdas el nombre de ese sujeto?
-Recuerdo muy poco –respondió Anelisse-. Él me sacó del bosque, me llevó a una ciudad y me entregó a un hombre muy anciano. Después dijo que tenía asuntos que resolver, que tenía que irse pero no tardaría en volver, y también dijo que cuando eso pasara me ayudaría a encontrar a mi madre.
-Pero te asustaste y huiste de ese lugar –dijo Seiichi-. ¿Te trataron mal?
-No recuerdo nada de ese lugar… Pero creo que en ese lugar me pusieron esta marca.
Anelisse descubrió su hombro, donde se encontraba aquel tatuaje del que no sabía nada. Ella había sido adoptada por el matrimonio Koizumi cuando tenía unos cinco años. Samara se había convertido en su madre cuando viajó a aquella isla de la cual tampoco tenía conocimiento. Más tarde conoció a Yuu, quien la aceptó en seguida como una hija. Anelisse estaba muy agradecida con esas personas que sustituyeron a su familia perdida, pero aún así tenía curiosidad por sus orígenes.
Cuando ella llegó a vivir con Samara y Yuu, fue olvidando poco a poco cómo era su vida antes de conocerlos y los únicos recuerdos que tenía eran del príncipe que se parecía al Yonkou Shanks y su madre Kendra, a la cual, por alguna extraña razón que no comprendía, visualizaba como un enorme dragón azul oscuro con brillos turquesas.
La única pista que tenía era ese tatuaje, pero ni siquiera estaba segura de qué representaba. Su madre insistía en que podía ser un símbolo de esclavitud. Aunque ella no recordaba haber servido a nadie.
-Anelisse, tengo otra cosa que decirte –comentó Seiichi después de un rato de silencio. Los marinos al otro lado de la isla seguían gritando cosas incomprensibles-. Yo también voy al Nuevo Mundo.
A Anelisse se le rompió el corazón. Primero sus padres, luego sus tíos y ahora Seiichi. Iba a quedarse completamente sola. Si Shirohige no le hubiera declarado la guerra a la Marina, ella seguiría siendo feliz al lado de su familia.
-Odio a los piratas… A todos…
-Sin embargo –dijo Seiichi-, esta es nuestra oportunidad para descubrir nuestro verdadero pasado.
Anelisse lo miró sin comprender.
-¿No lo entiendes? Podemos empezar ese viaje que tanto hemos deseado.
-Pero tú eres un marino y yo sólo soy…
-La hija de dos Vicealmirantes… Eres perfectamente capaz de recorrer el mundo. ¿No es tu deseo volver a ver a Kendra?
-Por supuesto, pero… No quiero romperles el corazón.
-Lo entenderán… Además, ellos irán al Nuevo Mundo. Si tú viajas hacia allá, estarás más cerca de tus padres que si te quedas aquí… Y si eso no te convence… Déjame decirte que la única forma de conocer al príncipe Shanks es ir al Nuevo Mundo, porque él es uno de los cuatro que reinan allá.
Anelisse pensó en las posibilidades de comenzar el viaje que había planeado desde que conoció a Seiichi. Su amigo tenía razón, ella no iba a encontrar a Kendra si se quedaba sentada, tenía que salir a buscarla. Era cierto que el viaje podía ser peligroso pero, ¿qué podía pasarle si iba acompañada de un oficial de la Marina?
-Iré por mis cosas.
-Te ayudaré a infiltrarte en mi barco. Partiremos dentro de unas horas.
Anelisse estaba totalmente decidida. Iría al Nuevo Mundo al lado de Seiichi.
