Esta historia participa en el Cooking Ships del Grupo Traficantes de Crack

Prompt del Lunes: Postres y Fluff

Pareja: Pansione


Después del postre

—Hermione —la voz de Pansy la saca de sus pensamientos haciendo que deje de jugar con el Mousse de chocolate entre sus manos—, hay algo que quiero decirte.

La mente de la joven castaña se llena inmediatamente de cientos de pensamientos para nada buenos, pero se esfuerza por mantener la calma. Habían estado saliendo por alrededor de dos años luego de una declaración totalmente sorpresiva en boca de ambas guiada por la alta ingesta de alcohol en la fiesta de compromiso de Harry y Draco, lo que hicieron luego de eso es algo de lo que Hermione no está muy orgullosa pero tampoco piensa arrepentirse. Esa noche, hace dos años, había sido muy importante en su vida cambiando el curso de esta, en cierta forma si se ponía demasiado melosa con respecto al asunto.

Sin embargo, en los últimos días Pansy había estado actuando demasiado extraño, mucho más de lo que la mujer solía actuar desde que la conoce y simplemente no podía evitar sentirse insegura al respecto. Pansy es una mujer guapa, exitosa y empoderada que hacía a hombres y mujeres derretirse con su sonrisa, ella en cambio…

—Tengo tiempo queriendo decírtelo, no había encontrado el momento adecuado, pero… no puedo esperar más —parpadea alejando las lágrimas en sus ojos y observa a Pansy que abre su bolso sacando una cajita de terciopelo rojo colocándola frente a ella.

Hermione pasa saliva tomando la cajita y la abre dudosa, al ver su contenido jadea y observa nuevamente a Pansy que mira a cualquier parte menos a ella acomodando nerviosamente su cabello. Dentro de la cajita hay un hermoso anillo sin dudas de compromiso, una simple banda dorada que se curvea en unas puntas libres para abrazar un diamante pequeñísimo.

—Pansy…

—Hermione Jane Granger —la morena suspira mirándola a los ojos y toma una de sus manos, —¿Me harías el honor de casarte conmigo?

Los ojos de Hermione se llenan de lágrimas por una razón diferente que hace minutos e incapaz de mediar palabras por el nudo en su garganta asiente lanzándose a los brazos de su novia que suspira aliviada de haber hecho la reservación en un área privada del restaurante, lo último que necesita son fisgones entrometiéndose en un momento tan íntimo. Besa con dulzura los labios de su futura esposa saboreando el chocolate de su postre que queda allí feliz de haberle hecho caso a Harry y haberse lanzado a por lo que deseaba.