- Nos veremos antes de tu turno de salida

Uno de los lugares favoritos de Sherlock para trabajar era sin dudas el Hospital St. Barts. Sobre todo en la madrugada; el viejo Brian, el forense de turno, siempre estaba dispuesto a hacerse de la vista gorda, cuando de dinero o pequeños favores se trataba. Jamás había tenido problemas, y a pesar de no tener ninguna razón para trabajar dentro de sus instalaciones, sus visitas eran tan frecuentes, que nadie jamás se había tomado la molestia de verificar o cuestionar el porqué de su presencia.

Esa noche, necesitaba un cadáver fresco para inyectarle un nuevo corrosivo que había estado estudiando desde hace semanas, y del cual por fin estaba seguro de haber conseguido la fórmula perfecta.

-¡Brian necesito uno recién llegado!- Ordenó el detective al entrar a la morgue, sin obtener respuesta.- Sherlock no necesitó más que unos pocos segundos, para darse cuenta que la morgue no tenía el característico olor a comida, dejado por la cena de Brian, y que al contrario un muy dulce aroma a fresa y otros frutos rojos impregnaba la atmósfera.

- Disculpa ¿Puedo ayudarte? Soy la patóloga en turno- Ella continúa con su presentación, pero él sólo ve a una joven frágil, honesta e insegura, lo nota por la forma en que ella no puede sostenerle la mirada, y tartamudea, al decir su nombre- Mo-lly Hooper. Es inofensiva, y le llama la atención que alguien tan "dulce" haya decidido optar por una profesión como aquella, pero después cambia de opinión, es claro que ella es introvertida, y el tratar con muertos es más sencillo que con personas vivas.

- Ahorcamiento suicida. Cable de acero, no más de 5 horas de haber ocurrido. Fumador compulsivo, lo que explica el enfisema pulmonar que probablemente lo llevó a tomar la decisión de quitarse la vida.

-Correcto- confirmo ella sorprendida -es exactamente lo que acabo de transcribir en el reporte de la autopsia.

- Bueno, en vista de que ya no tienes nada que hacer con este tipo- Preparó la jeringa con el corrosivo, y lo inyecto en el abdomen del cuerpo ante la sorpresa de Molly.

- Espera ¿qué le has hecho?

- No hay nada de qué preocuparse, nadie lo reclamará. Si tuviera alguien cercano no se hubiera quitado la vida, y si todo sale como lo tengo previsto, su muerte al final no será desperdiciada. No tienes ningún problema o sí Molly Hooper.

Y en ese momento Molly pudo verse reflejada en los hipnóticos ojos del detective consultor. Quería decirle que había sido irrespetuoso, que no tenía derecho, pero no pudo. Sus palabras no lograron dejarse oír.

-¿Qui qui én er –es? – Logró articular en una combinación de miedo y fascinación.

- Sherlock Holmes, Detective Consultor. Brian debió informarte. El efecto del corrosivo no tardará más de 5 horas, nos veremos antes de tu turno de salida.

Sherlock salió de San Barts satisfecho, sería más sencillo trabajar con Molly Hopper que con el viejo avaro de Brian.