Disclaimer: Candy Candy y sus personajes son obra de Mizuki © . Este fic fue escrito sin fines de lucro, sólo de entretenimiento.


I

Otoño 2005

Le encantaba la brisa del mar. No sabía a ciencia cierta por qué no había venido antes, entonces una escueta sonrisa se esbozó en sus labios. Sí, probablemente porque su padre estaba tan ocupado que no había tenido algunas vacaciones o el tiempo libre suficiente desde que lo conoció….sin embargo no recordaba la primera y última vez que había venido a este sitio, muchos años atrás según él le había referido.

Seguramente fue en aquella época... pensó mientras se quitaba sus sandalias para posar sus pies en la fina arena dejando insondables huellas tras de sí mientras avanzaba hacia la orilla. Se sentó en la misma. Su largo cabello ondeaba libremente con aquella suave brisa mientras juntaba sus esbeltas piernas entre sus brazos y colocaba su mentón encima de sus rodillas. Miró fijamente el horizonte hasta el infinito donde se extendía el mar, ese mar tan azul y tempestuoso que ahora mismo ante ella se antojaba más que indeseable. Porque le recordaba esos ojos. Los ojos de él.

Al instante una sensación de abandono y tristeza le recorrió el cuerpo, pero inmediatamente se transformó en rabia y decepción. Había venido precisamente a olvidarse de todo lo pasado y cuando días atrás su padre le había hablado de la existencia de una propiedad de la familia….una casa en la playa ubicada en un recóndito lugar, no lo pensó dos veces.

Dos horas antes había manejado sin descanso su pequeño auto, siguiendo las indicaciones que su padre le había escrito, y además preguntando por el camino. Un recorrido sinuoso le esperaba, según le habían informado cuando preguntó aquí y allá. Pero no por ello iba a desistir, no cuando le faltaba poco y necesitaba invariablemente de un tiempo a solas.

Soltó un cansado suspiro y junto más sus esbeltas piernas a su pecho. La brisa no había dejado de presentarse mientras que el sol poco a poco iba descendiendo, alejando su calor. Milagrosamente no tenía hambre, pero había tomado sus precauciones, al traer algunas provisiones desde casa y comprado otras en el camino. Dejó todo en la confortable casita de playa propiedad de la familia. Contaba con un par de recámaras y lo necesario para pasar al menos un fin de semana. Ella no sabía cuánto tiempo estaría ahí, pero lo haría estirar al máximo… entonces se detuvo a inspeccionar rápidamente el sitio

Después de echar aquel vistazo al interior del inmueble, se cambió de ropas y se vistió como el lugar ameritaba. Un bikini algo halagador oculto por un vestido playero, sandalias y un ancho sombrero completaba su atuendo cuando salió a caminar con el objetivo de llegar a la orilla del mar que estaba a unos metros al oeste.

Mientras estaba ahí sentada notó que sus párpados estaban por cerrarse, no quería dormirse ahí mismo, pero había cambiado de posición y era ahora su cabeza la que estaba en sus brazos.

Fue entonces cuando lo vio.

El calor que desprendía la arena a la luz del sol hacía que aquella figura fuera borrosa, primero había sido como una mancha diminuta que poco a poco iba haciéndose más y más grande conforme se acercaba. Ahí sus sentidos algo aletargados se despertaron y abrió los ojos un instante para entrecerrarlos un segundo después. Una persona se acercaba a la distancia, a juzgar por su altura y la forma de su cuerpo se trataba de un hombre.

Su sentido de alerta se activó y entonces se levantó de un salto, tomó sus sandalias e iba a echar a correr cuando se reprochó a si misma lo que había estado a punto de hacer. No porque un hombre como el actor fuera detestable significaba que todos serían iguales. Aun ese desconocido que se acercaba cada vez más al lugar en donde ella estaba, merecía el beneficio de la duda… según palabras de su padre.

Se quedó de pie e inmóvil. Advirtió que el hombre al parecer había notado su presencia y se dirigía hacia ella. La rubia podía oír su corazón retumbando por el nerviosismo que sentía sin nada a que atribuírselo. Entonces cuando el hombre se hallaba a algunos metros se detuvo a observarle.

Era guapísimo, tenía el cabello rubio al igual que ella pero de un tono distinto, más cenizo pero de igual forma brillaba con el reflejo del sol, su piel era blanca, no tanto como la suya. En cambio era de una altura mayor, fácilmente le llevaba algunos centímetros de más. Notó que su cuerpo era atlético pero no por ello delgado, podían notarse los fuertes músculos en sus brazos y piernas. Vestía una camisa suelta y por debajo de ella una camiseta complementada con unos shorts. Extrañamente no traía sandalias consigo e iba descalzo. Al subir nuevamente su vista, él estaba a unos cuantos pasos y le dirigía una sonrisa cálida. Ella tan sólo atinó a corresponderle de la misma forma. Su corazón empezó a latir de manera extraña.

- Hola- le saludó cordialmente.

- Hola- correspondió a su vez ella y observó su rostro detenidamente. Definitivamente era un hombre muy atractivo. La forma de su cara era armoniosa con sus rasgos y estos le daban la certeza de que era una persona amable y probablemente de naturaleza algo apasionada. Además poseía unos claros y hermosos ojos azules.

-Estaba caminando en el otro extremo – señaló el punto desde donde había venido- cuando te ví a lo lejos…. Anthony.

-Candice….pero me dicen solamente Candy- dijo ella tratando de que su voz sonara tranquila, aquel golpeteo de nerviosismo no había disminuido, aunque trataba de controlarlo.

- Candy es un hermoso nombre….- dijo él con una voz suave y calló por un instante pareciendo reflexionar sobre algo mientras su ceño se fruncía un poco. Sin embargo movió la cabeza en forma negativa y le volvió a sonreír-….¿puedo sentarme contigo?

Candy se asombró ante su petición, pero asintió de igual forma. Ese hombre, Anthony le transmitía seguridad y confianza, algo que no había podido encontrar en nadie más…excepto su padre.

Anthony se sentó en la arena al lado de donde ella se encontraba parada y se dedicó a contemplar el mar frente a ellos muy tranquilo. Candy todavía no salía de su asombro cuando tras vacilar un poco volvió a sentarse. En cuanto lo hizo, el hombre se volvió para mirarle y verle a los ojos por unos instantes….

- Tienes unos ojos preciosos - su voz llegó a oídos de Candy como una suave caricia que la hizo estremecer y al mismo tiempo ruborizarse.

-Gracias, aunque son siempre mis pecas las que llaman más la atención- le aseveró tras una mueca disconforme- hay veces en que las detesto.

-A mi forma de ver le dan un mayor atractivo a tu hermoso rostro- Anthony no dejaba de mirarla, lo cual hizo sentir un poco incomoda a la pecosa, que el rubio advirtió enseguida- perdona….si te he ofendido…

- No… no lo has hecho….es sólo que me han dicho lo contrario- al decirlo la rubia sólo tenía en mente aquella persona que siempre le hacía burla de ello.

-Si es así, entonces están ciegos- su varonil rostro se tornó un poco serio-esos rasgos no podrían verse más atrayentes y…también cautivantes.

Sin que ambos lo advirtieran siquiera Anthony acercó su mano la que estaba más próxima a una de las mejillas de ella y con su pulgar tocó justamente el lugar donde estaban aquellas famosas manchas de nacimiento.

Candy se estremeció al contacto e inmediatamente sintió aquella energía entre cálida y sensual emerger del simple roce de Anthony en su piel. Ella estaba a punto de abandonarse ante aquella inusitada atracción cuando reaccionó alejándose de su mano y levantándose de repente.

-Perdona…- se apenó Anthony ante aquel atrevimiento de parte suyo, lo cual se tradujo en una mezcla de sentimientos, de emoción y al mismo tiempo de vergüenza porque la había tocado.

- No…. no te preocupes-Candy también tenía sentimientos encontrados, no tenía la menor duda de que Anthony le había resultado encantador pero se sintió algo insegura - será mejor que me vaya….

-¡No espera!- Anthony se levantó apresurado y la sostuvo gentilmente de su brazo- en verdad perdóname… no quise hacerte sentir mal y…

- No pasa nada- le aseguró ella con una sonrisa para tranquilizarle. Tenía la sensación de que debía decirle que en verdad no se encontraba incómoda, sino más bien al contrario, lo cual era lo que la tenía nerviosa.

-¿De verdad Candy?- él escudriñó sus ojos, como si a través de ellos pudiera adivinar la verdad, mientras soltaba su brazo.

-Sí…- Candy apartó sus ojos de él y se volvió para mirar el mar, el cual arrastraba consigo algunas olas de no muy considerable tamaño, entonces se le ocurrió una idea para dejar de sentirse algo nerviosa- ¿qué te parece una carrera?

Y acto seguido se despojó de su ligero vestido playero y se echó a correr descalza por toda la orilla. Anthony se quedó atónito por unos instantes y tras una mueca de satisfacción corrió detrás de ella. Le llevaba considerable ventaja, pero estaba seguro de que pronto lograría reducir la distancia.

Y así fue. Pronto logró darle alcance y cuando estaba a punto de tocar su hombro Candy se dejó caer en la arena. Anthony pensó que había tropezado y se alarmó ante la posibilidad de que ella se hubiera hecho daño, pero al advertir que al estar acostada en la arena se daba la vuelta y estallaba en risas la sensación de angustia se esfumó y no pudo más que reír con ella mientras se acostaba también a su lado. Tras unos minutos se calmaron, entonces él se recargó sobre uno de sus codos y se detuvo a observarla. El color de su piel la cual era muy suave a juzgar por la sensación que tuvo al rozar su mejilla, era muy clara. El bikini que llevaba le favorecía en absoluto mostrando sólo un poco de sus atributos físicos que le atraían demasiado. Sus rizos rubios adornaban su cabeza bellamente y sus chispeantes ojos verdes brillaban con intensidad como había atisbado minutos atrás.

Definitivamente le gustaba esta chica.

Candy no advirtió que él la observaba detenidamente porque tenía los ojos cerrados y dejaba que la luz del sol la bañara con su calor.

-¿Puedo preguntar a qué se debe tu presencia en este lugar?- Anthony sentía curiosidad, nunca la había visto, así que creyó que venía de otro sitio.

- Vine a pasar algunos días aquí… ahora me estoy alojando en esa casita de allá- se incorporó un poco y le señaló la casa que se encontraba a lo lejos- ¿Y tú?

- Yo vivo aquí – respondió él- detrás de ese enorme acantilado a un par de millas más allá. Candy lo miró y observo a su vez el acantilado, se extrañó un poco.

-¿Entonces cómo has llegado aquí? ¿Has rodeado el acantilado?-le preguntó mientras miraba aquella imponente roca.

- No. Nadé desde el otro extremo hasta atravesarlo y llegar a este lado- le explicó él. Candy creyó que era una distancia algo larga para cruzar nadando, pero tras verle y recordar su atlética figura no tuvo más remedio que creerle.

-Ohh…y ¿vienes seguido a esta parte? –Candy no reprimió su curiosidad.

- No….de hecho es la segunda vez. Nunca me había encontrado a nadie hasta que te ví en la orilla- manifestó el rubio mientras se incorporaba hasta quedar sentado y se quitaba la camisa que estaba mojada y empapada de arena. Tras lo cual, Candy pudo comprobar lo que suponía referente a sus fuertes brazos.

-Mi padre mencionó que ésta era una playa privada que le había sido heredada por sus padres, tal vez por eso no has visto a mucha gente aquí- dijo la rubia mientras desviaba la vista para no quedarse prendada y sentirse tentada a tocar su piel.

- Ahh entonces es eso, tal vez tienes razón, es un lugar muy tranquilo- Anthony se volvió para observar el mar pero de nuevo se volvió a mirarle por que sus ojos le atraían demasiado- entonces tuve mucha suerte.

-¿Suerte?- Candy se extrañó ante esa mención.

-Si…-respondió el mientras se acercaba un poco a ella- mucha suerte en venir hoy, porque así pude conocerte.

- Bueno, yo estaré algunos días más – Candy trato de que el nerviosismo por sus cercanía no se manifestara en demasía- así que de todas formas terminaríamos por encontrarnos.

- Aún más a mi favor…parece que el destino actuó muy rápido- declaró el emocionado, al oírle decir que terminarían encontrándose, ¿acaso sentía lo mismo que estaba sintiendo él?

-Eso parece…- Candy sabía el significado detrás de sus palabras, pero trato de tomarlo normalmente- no creí que lograría hacer un amigo aquí…cuando vine para estar sola.

Anthony se asombró por sus palabras, tanto por oírle decir que era su amigo, como por el motivo de que ella estuviera aquí. Por lo primero, se sintió contento pero al mismo tiempo sintió algo de desazón...ahora que sabía que ella le gustaba no se conformaría con eso. Apenas la conocía, pero interiormente tenía la seguridad de que ella era la indicada. La mujer de su vida.

Ahora había una cuestión más. Candy había mencionado que había llegado para estar sin alguna compañía. A pesar de su curiosidad decidió no preguntar el motivo, sin embargo creyó que lo más prudente sería dejarle para que ella llevara a cabo su objetivo.

- Entonces…creo que debo irme- Candy lo miró con el ceño fruncido a lo que él agregó-si necesitas estar sola creo que te estoy estorbando.

- ¡Oh no! No pienses eso, creo que hablé en voz alta. Si vine para estar tranquila, pero….- Candy le sonrió gentilmente- una buena compañía no se puede despreciar.

Anthony sintió una rebosante alegría inundar su pecho, la sonrisa que ella le había dedicado lo había transportado a las nubes…sonrió para sí al descubrir que parecía un chiquillo enamorado en un solo día.

Estoy enamorado…susurró para sí. Candy no le oyó porque había dado unos pasos hacia enfrente y abrió los brazos para recibir la brisa junto con la calidez del sol. Entonces Anthony sintió unos irrefrenables deseos de tomarla entre sus brazos y dar vueltas con ella, probar esos labios que parecían invitarle desde la primera vez que tuvo su rostro muy cerca y besarle apasionadamente para después….

Tan ensimismado estaba en lo que su mente imaginaba que no oyó que Candy le estaba preguntando algo.

-Perdona no te escuché- declaró algo avergonzado ante el rumbo que estaban tomando sus pensamientos.

- Te preguntaba si querrías comer conmigo- ella le miró con los ojos chispeantes de expectación.

-¡Por supuesto! Sería un honor- respondió el muy halagado.

- Pero de una vez te advierto que no soy buena cocinera-declaró ella y otra vez asomó una sonrisa con la cual Anthony comprobó que se haría adicto a ellas.

- No importa, porque yo debo ser más malo que tú- ahora fue el turno de él de regalarle también una sonrisa. Candy se estremeció al verle sonreír, nunca había visto a alguien sonreírle de esa manera tan cautivadora.

Ambos tomaron sus ropas que se encontraban en la arena y se encaminaron hacia la casita de playa donde se hospedaba Candy. Tras unas horas de charla y de comida que Candy preparó con el mayor esmero, Anthony notó que la tarde caía y era hora de regresar a casa.

- Tengo que irme- le anunció con desánimo. Habría querido quedarse más tiempo. Se levantó de la mesa en donde estaban charlando para dirigirse a la puerta, dándole la espalda.

- Está bien ¿Te veré mañana?- le preguntó ella con interés, realmente le había agradado su compañía. Al menos pudo olvidarse la mayor parte del tiempo de la decepción que traía consigo.

-Tal vez…- él se volvió un poco y se rascó un poco la parte posterior de su cabeza inseguro, sin embargo no perdió detalle de la expresión que ponía ella, la cual a su juicio era de decepción. Sonrió para sí mientras se encaminaba otra vez a la puerta y la abría-…entonces nos vemos Candy.

-Hasta luego Anthony- la voz de ella no sonó muy alegre ante la perspectiva de no verlo al día siguiente, tuvo el impulso de detenerle, pero no se atrevió así que esperó a que la puerta se cerrara.

Cuál fue su sorpresa cuando notó que ésta no se cerraba y Anthony volvía sus pies acercándose furtivamente hasta donde estaba ella y tras mirarle unos segundos intensamente con sus brillantes ojos azules le dio un suave beso en la mejilla.

- Me gustas….- le declaró firme y resuelto junto a su oído-Hasta mañana hermosa pecosa.

Dicho tras cual dio unos pasos, salió y desapareció tras la puerta de aquella casa de playa.

Oh, pensando en todos nuestros años de juventud

Solo estábamos tu y yo

Éramos jóvenes, salvajes y libres

Ahora nada puede alejarte de mí

Hemos estado en ese camino antes

Pero eso ha terminado ahora

Me tienes regresando por más

(Heaven*Bryan Adams)


N/A: Hola hola, aquí vengo con un minific que hice el año pasado para el grupo AMDA, espero y les guste...ehmmm este si está terminado y son pocos capítulos.