Esta idea se me presentó como una semi-epifanía unos días atrás cuando estaba preparando algunas cosas para un examen de ilustración. No me quise dejar ir la idea, pero prefiero no tomar riesgos igualmente.
La opción de seguir con el resto de mis historias siempre sigue en pie, pero quise tomar este pequeño concepto como un "escape" dentro del estrés de mi carrera. Ojalá que no me odien demasiado, porque eso me haría my pero muy triste.
Sinceramente, esto es como un respiro de aire limpio para mí, y espero que para ustedes también lo sea.
Advertencias: Esta historia gira en torno a mis propios personajes, y trataré de mantener al mínimo los OOCs dentro de los personajes originales de Naruto. La línea de historia se verá un poco transgredida, ya que este Fic trata del ya muy conocido tema de Viajes en el Tiempo junto a la Nueva Generación de los hijos de nuestros Shinobi preferidos.
Parejas: Creo que este capítulo explica bastante, pero de todas maneras. Sasu/Saku, Naru/Hina, Kaka/Rin. Por el momento.
Disclaimer: Naruto y los personajes asociados con esta historia no me pertenecen, este increíble manga es la creación al genio Kishimoto Masashi.
Sin más que decir, solo les deseo lo mejor, espero con ansias sus comentarios, críticas y demases.
¡Disfruten!
Legado
La Misión
By: Shivi
Las cosas no pueden ser más extrañas y Sai no podía estar más furioso.
"Resumiendo toda la información que acabo de entregarte, son tres las misiones que le encomiendo a tu equipo, Sai."
Ya habiendo memorizado palabra por palabra cada uno de los contextos de los libros de instrucción que Sakura y Kakashi le habían entregado en ayuda para su 'Discapacidad Emocional' como él mismo decidió llamar años atrás su falta de -en falta de un mejor concepto- sentimientos. Y que con el pasar del tiempo, junto con y mucha pero mucha paciencia de sus compañeros de equipo, Sai había logrado captar y amoldarse a estas tan necesarias emociones en la vida común de cualquier persona psicológicamente aceptable. El proceso fue lento y confuso, pero gratificante sin par.
Con orgullo y naturalidad, ahora podía decirse que prácticamente su intelecto emocional era casi igual al de cualquier otro ser humano medianamente sentimental y sano. Sin exageraciones, ni incomprensiones, el ex-miembro de Raiz se podría considerar algo 'normal' dentro de los rangos Shinobi.
Las interacciones con el equipo Kakashi todos estos años, seguro hicieron la mayor parte del trabajo en cuanto a poder sacarlo de ese pozo obscuro y solitario en que había crecido todos esos años. Pero lo que realmente fue el punto máximo de vivencias que le proveyeron la oportunidad de experimentar todo tipo de distintas sensaciones y emociones al extremo, recaían en los años en los que se le fue encomendado ser líder de un escuadrón Gennin. La vida de un grupillo de niños que no sobrepasaban los seis años de edad fue una carga incomparable y una de las más extrañas que jamás había recaído en sus manos.
Irónicamente, la célula de tres pequeños miembros, eran nada más ni nada menos que el mismísimo legado del legendario equipo siete. Los hijos respectivos de Kakashi, Naruto, Sasuke y Sakura.
Y como todo Sensei, el afecto adquirido con el tiempo con sus Kohai, era feroz sin par. Por lo que el pálido hombre, ahora se podía dar el gusto de sentir un temor irracional nacer en lo profundo de su pecho junto a un muy bien conocido sentimiento de rabia incomprensible y furia burbujeante.
Pero claro, Sai no era un suicida, por lo que se mantuvo quieto e impasible en su lugar frente a la Godaime.
"Permiso para hablar con libertad, Hokage-sama."
Tsunade pareció dudar por un segundo, pero un brillo en sus ojos y el diminuto movimiento del arco de sus labios, hablaban por sí mismos. "Concedido."
La postura de Sai era tensa. "Le pido reconsiderar esta misión, Tsunade-sama." La mujer alzó una ceja. "Mas especialmente la participación de mi unidad."
"¿Cuestionas mi juicio, Sai?" El brillo de hace un momento, había abandonando sus ojos y Sai no pasó por alto el tono de no-estoy-para-juegos que normalmente recaía en Naruto. "Mis decisiones con respecto a esta misión nos son tomadas a la ligera y por supuesto que la unidad seleccionada no es un mero juego de azar. Por lo que te pregunto. ¿Porqué dudas?"
Las palabras de la Godaime eran casi amenazantes. Sai hizo una mueca. "No son dudas con respecto a su criterio Tsunade-sama, es simplemente que no encuentro que mi equipo sea el más…adecuado para esta misión."
"¿Cuáles serían las razones?"
"No están listos."
Ahora, Tsunade lo observó con curiosidad. "Eso es difícilmente algo que tu puedes decidir, Sai. Y ambos sabemos que esa declaración es falsa, te estás justificando con impertinencia."
"Son solo niños, Tsunade-sama." Sai insistió.
"Según rango, hace años que dejaron de serlo, Sai." Contraatacó la rubia mujer. "Los tres forman parte de uno de los sectores más activos de ANBU y está de sobra decir que los chiquillos fácilmente sobrepasan a sus padres en diferentes aspectos."
Sai se estaba desesperando, algo que ocurría no muy frecuentemente. "Si hablamos de habilidad, quizás está en lo correcto Tsunade-sama—"
"Claramente."
"—pero en experiencia de campo, las cosas no están a favor de ellos." Mentira, Sai lo sabía y media aldea también. Pero en su defensa, el hombre estaba desesperado.
"¡Han estado en servicio activo desde que tenían menos de siete años, advierte tu ceguera con tus pupilos Sai!" Estalló Tsunade y su oficina resonó con su rugido colérico. Sai, en un lapsus mental de curiosidad, se preguntó si la Godaime podía hacer estremecer físicamente objetos con solo la fuerza de su voz.
"He dejado pasar muchas insubordinaciones de tu parte con respecto a este mismo tema en ocasiones anteriores Sai, pero todo tiene su límite."
"Tsunade-sa—"
"¡Silencio!"
Con seguridad Sai cerró su boca esta vez, tratando de contener sus palabras y haciendo su mejor esfuerzo de ignorar una sensación de frio que comenzaba a emerger desde su nuca y se expandía por su espina al resto de su cuerpo. El hombre sabía que la Godaime no daría su brazo a torcer, pero Sai tampoco dejaría de hacer visible su postura frente al tema.
"Minato, Sakumo y Mikoto partirán en tres días a partir de este momento. Los requerimientos de la misión no son estrictamente secretos fuera del circulo involucrado, por lo que no hay necesidad de esconder información a sus familias." Oh, claramente que el equipo siete querría un poco más que solo información. "Tu deber como líder de escuadrón será escoltarlos hasta el punto señalado en el pergamino y volver a la aldea para esperar nuevas instrucciones."
Sai jadeó, eso no había sido mencionado antes. "¡No puede-!"
Tsunade bramó. "¡Oh, sí. Si puedo!" El palido hombre la observaba incrédulo mientras el tono de Tsunade se tornaba gélido y afilado. "Conoce tu lugar Shinobi. No dejaré que te dirijas a mí de esta manera. Mis órdenes son finales." Siseó la Godaime no dejando espacio a reclamos.
Ahora, taladrando el suelo de la oficina con su mirada, Sai asintió secamente rechinando sus dientes. "Hai, Hokage-sama."
Hubo un momento de silencio, mientras ambos tomaban segundos para respirar y tratar de retomar la calma dentro de sus tormentas internas.
Tsunade dio un sonoro suspiro que hizo que Sai alzara su mirada, expectante y duro. Y vagamente se cuestionó si alguna vez Tenzou o Kakashi se habrían sentido de la misma manera en el pasado.
En su mente, Sai rió con sequedad, las emociones seguro eran algo complicado.
Y en aquel momento, la voz de Tsunade, ahora considerablemente más suave, lo sacó de sus reflexiones internas.
"Mis decisiones con respecto a esta misión no fueron algo fácil de digerir para mí también Sai. Pero tienes que entender, los únicos capaces de completar esta tarea son ellos." Y lo peor de todo, es que Sai también estaba consciente de eso. "No se trata solamente de sus habilidades como Shinobi, si no, sus conexiones directas con los objetivos de la misión."
Él lo sabía. "Es demasiado peligroso, Tsunade-sama" Sai habló con una voz casi imperceptible y Tsunade suavizó su mirada.
"Lo es. Pero hey, dale un poco mas de crédito a tus pupilos." Dijo con una media sonrisa la mujer y con una mirada que podía ser pasada por una presumida. "Después de todo, no es solo gracias a sus genes que llegaron donde ahora están."
Sai le dedicó una sonrisa de gratitud y un curioso pensamiento se hizo camino en su mente. "Espero que esté preparada Tsunade-sama, porque le esperan varias rondas mucho peores que estas." Y su sonrisa se transformó a una de las que hace años era su única manera de expresión. Una mueca vacía y en este caso, casi sádica. "Padres son algo bastante particular cuando la vida de sus hijos está de por medio. Shinobi o no."
Tsunade perdió la sonrisa al instante.
Sai mantuvo la suya.
Luego de unos instantes, la mujer se aclaró la garganta ligeramente y retomó una actitud de autoridad mientras movía algunos ítems en su gabinete, de donde finalmente sacó cuatro pergaminos fuertemente sellados y de colores vibrantes con algunos otros ornamentos que Sai no pudo reconocer. Había uno rojo, uno de color plata, otro de color verde limón y uno finalmente de color dorado.
Tsunade le lanzó el dorado a Sai. "Este pergamino contiene las instrucciones generales de la misión, como ya te mencioné, el contexto se divide en tres. Búsqueda, eliminación y protección."
Sai asintió, aún un poco renuente, mientras guardaba el pergamino en su bolsa de kunai en su cintura. El hombre estaba resignado ante las palabras de su Hokage, pero aún así, algo dentro de él picaba por tirar todo por la ventana y simplemente decir no. Quizás había pasado demasiado tiempo con Naruto y Sasuke, ya que la insubordinación y la imprudencia de ambos parecía haberse amoldado a su persona. "Aún no ha mencionado el método de transporte, Tsunade-sama."
"Así es. Pero eso está especificado en las instrucciones propias de los tres chiquillos." Dijo, lanzándole el resto de los pergaminos. Los cuales, ahora Sai notaba, tenían los apellidos correspondientes a sus pupilos. Uchiha para el verde limón, Hatake para el de color plata, y Rojo para Uzumaki. Sai observó los sellos de los ítems.
"Son reconocedores de chakra." Dijo afilando su mirada. Los sellos reconocían los patrones de chakra característico de cada clan, por lo que las únicas personas que podrían acceder a su contenido serían sus respectivos compatibles. Y Sai tenía la vaga idea de que no se trataba de cualquiera con el patrón de chakra del clan correspondiente. Lo más posible es que se limitara a sus estudiantes y nadie más.
Entonces, esa parte de la misión, parecía ser secreta después de todo.
La Godaime asintió. "Reconocen a su objetivo y no se abrirán ante ningún otro ser."
…¿Ser?
"Tsunad—" Comenzó Sai, dudoso por aquel comentario, pero lo dejó pasar cuando la mujer se le adelantó con voz autoritaria.
"Has de informarle a tu equipo que si sus tres grandes objetivos son los que ya te mencioné, sus instrucciones son disponer del orden según ellos consideren prudente." Tsunade se alejó de su estación de papeleo y caminó unos pasos hacia uno de los ventanales. La rubia observó con mirada perdida los edificios de Konoha, ya teñidos de un color rojizo correspondiente de aquella hora de la tarde. "Las prioridades se verán divididas entre la misión de eliminación y la de protección. Ninguna de ellas puede ser completada si la otra está en peligro. Simple como eso."
Sai dudaba de dicha simpleza y sabía que Tsunade también lo hacía. Pues el hombre comprendía que la Godaime tenía un lugar sumamente especial para este trío de jóvenes en su corazón. Cielos, si era prácticamente la abuela de los tres, y cabe decir que el infierno caería sobre aquel alma que lo dudase por un segundo.
"Dudo que viajar al pasado sea algo simple, Tsunade-sama."
La mujer no respondió, solo siguió con su mirada firme sobre la aldea que juró prometer pese a cualquier costo. Y Tsunade rogó a su abuelo y a su sensei que por favor no dejasen que en esta ocasión, el precio fuese demasiado alto.
Porque quizás, solo quizás, esta vez sería algo que no podría soportar ni ella ni la aldea.
