Capítulo 1

Hacía un día hermoso en Iwatobi. Un pelinegro abría sus ojos luego de que el sol no le permitiera seguir durmiendo pues éste se colaba a través de las cortinas y le daba justo en la cara. Se giró en la cama con un poco de dificultada pues su cuerpo se encontraba un poco resentido por el "ajetreo" de la noche anterior, encontrándose a cierto chico de cabellera rojiza durmiendo plácidamente a su lado. Inmediatamente los recuerdos de la apasionada noche que había tenido con ese chico llenaron su mente, provocando que un calor invadiera su cuerpo; avergonzado por la ruta que estaban tomando sus pensamientos, Haru decidió tomar un largo baño en la tina para despejar su mente y relajar sus músculos.

Antes de dirigirse hacia el cuarto de baño, el ojiazul desvió su camino hacia la habitación ubicada justo al lado de la suya. Al asomar su cabeza por la puerta, pudo observar la decoración azul y blanca de la misma, con figuras de animales marinos en las paredes y peluches de éstos mismos. En la esquina del cuarto se hallaba una cuna de madera clara, en la cual había una pequeña personita de cabello rojo sentada, jugando con algunos muñecos, la cual, al acercarse Haru a la cuna, alzó su mirada revelando unos ojos tan azules y profundos como el mar. Una enorme sonrisa brotó de su pequeña boca al ver a Haru y estiró sus pequeños bracitos para que el mayor lo agarrara, dirigiéndose ambos a la tina.

Mientras Sakura pataleaba y jugaba feliz agua pues amaba el agua tanto como su "mamá", éste lo observaba en como su "pequeño milagro" había cambiado su mundo y el de Rin pues se suponía que para cualquier hombre era imposible concebir un bebé pero, debido a una anomalía genética, Haru había podido quedar encinta y el resultado de ello se encontraba allí frente a sus ojos.

45 minutos después, al terminar de tomar su baño, fueron hacia la cocina donde encontraron a Rin haciendo el desayuno. Luego de desayunar, el pelinegro propuso ir al parque del pueblo para poder disfrutar del sol y del día libre de Rin, que trabajaba como policía.

Al llegar al lugar donde se suponía pasarían la mañana jugando y hablando tranquilamente, encontraron que este ya se encontraba repleto de niños con sus padres tomando el sol y divirtiéndose, así que buscaron una banca que estuviera cerca al lago, donde pudieran tener algo de privacidad y donde su bebé pudiera entretenerse viendo a los niños alimentar a los patos.

Haruka sonrió nostálgicamente al observar ese escenario pues le recordaba su infancia, cuando iba a aquel parque junto a sus amigos a alimentar los patos y a pasar el rato simplemente. Sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos por su pareja.

- ¿En qué piensas? Preguntó el pelirrojo con curiosidad

- Solo recordaba – fue su respuesta

- ¿quieres contarme?

- Mph -pensó Haru- cuando era pequeño solía venir todo el tiempo a este parque con Makoto…. Alimentábamos a los patos y jugábamos con otros chicos. Éramos muy felices

- Hmmp- bufó Rin, quien sentía que la chispa de los celos se encendía en su interior al ver como los ojos de Haru brillaban intensamente al hablar de su infancia con Makoto

- También recuerdo como Makoto era el que mediaba cuando me enojaba con otros chicos o simplemente no me quería integrar con ellos- continuó sin darse cuenta del cambio de actitud en Rin- además muchas veces insistía en meterme al lago con los patos solo para estar cerca del agua y Makoto era quien me detenía aunque luego me enojara con él. Ahora que lo pienso, me doy cuenta de que, si no hubiera sido por él, probablemente me hubiera metido en muchos problemas por ser impulsivo y callado, no solo cuando éramos chicos sino también durante nuestra adolescencia.

Molestia, eso era lo que sentía el ojirubí en esos momentos. Entendía que el lazo que su novio y Makoto tenían era muy fuerte pues habían crecido y pasado por muchas cosas juntos mientras que él solo había estado con Haruka por un corto tiempo, pero no podía evitar sentir celos y rabia cuando escuchaba a SU delfín hablar de su mejor amigo de manera tan devota.

- Entonces, ¿por qué no te quedaste con él?

- Eh?- al ojiazul le sorprendió oír la ira contenida en la voz de Rin.

- Eso mismo, si tan feliz te hacía y te cuidaba tanto, ¿por qué no te quedaste con él? –preguntó

- Rin no es así, yo …- intentó explicar pero fue interrumpido por el otro

- Escucha Haru, sé perfectamente que no me amas, que para ti solo fuimos, somos y seremos amigos con derechos. También sé que al fin de cuentas te quedaste conmigo porque te enteraste que estabas embarazado y no sabías como lidiar con ello, pero de ahí a que me ames hay una gran diferencia, es algo que nunca sucederá- el pelirrojo trataba de contenerse pero ya era tarde, gruesas lágrimas caían por su rostro y no podía hacer nada para detenerlas.

De repente, un fuerte Plaf! se escuchó en el lugar y se veía a Rin sobándose la mejilla, sorprendido por la bofetada recibida pero, cuando quiso reclamarle a Nanase, vio sus ojos llenos de dolor y decepción.

- Iré a comprar unas bebidas- logró decir el pelinegro- tu quédate y cuida de Sakura. Volveré pronto.

- …

Observó a Haru dirigirse hacia la salida del parque sin decir nada más. Mientras observaba a su hijo, que se encontrada absorto mirando a los demás niños ajeno a la discusión de sus padres, el ex nadador de Samezuka reflexionó sobre lo recién ocurrido. En el fondo, sabía que había actuado de manera infantil al exteriorizar sus celos de esa forma pero, con lo obstinado que era, no iba a reconocer su error en voz alta y menos delante de Haruka. También, sabía que el ojiazul lo amaba y que su relación no se basaba solo en lo físico pero odiaba que, el que se suponía era su novio, pusiera unas expresiones tan adorables al hablar de cierto ojiverde, lo que causaba que se sintiera inseguro respecto a su relación.

Fue entonces que recordó la expresión de dolor que había puesto Haru al oír sus palabras y se sintió mal, muy mal por hacer que su amado delfín hiciera ese tipo de expresiones…

Fue entonces que un repentino ruido lo sacó de sus cavilaciones. El sonido de un carro frenando abruptamente y luego golpeando contra algo, seguido de un montón de gritos hizo que las personas que se hallaban en el parque corrieran a ver lo que había sucedido.

Rin tuvo que colarse entre la gente que empezaba a armar un corrillo alrededor del lugar de la conmoción. Al llegar al centro de todo sintió como su corazón se detenía:

En la mitad de la calle había un auto de color negro con el parabrisas completamente roto y unos metros más adelante, tirado en el suelo rodeado de un charco de sangre estaba ÉL…. Su Haru.