» Notas: Esta es mi versión de libro 'Pídeme lo que quieras' de Megan Maxwell.
Disclaimer: Los personajes de Junjou Romantica son propiedad de Shungiku Nakamura.
Summary: Todos tenemos nuestra pequeña parte voyeur. El hecho de mirar algo supuestamente prohibido, morboso o excitante nos encanta, nos estimula y nos hace querer más. —acercó su fuerte cuerpo al mío. —Y tú Misaki, eres excitante.
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Para todas aquellas personas a las que la pasión las enamora y el amor las apasiona — Megan Maxwell.
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CAPÍTULO 1. — Secret Door.
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» Misaki.
Desde que tenía memoria, mi hermano ha sido mi única familia. Trabajaba día y noche para darme una adecuada educación y cumplirme cada uno de mis caprichos cuando era un niño. Y aun así, a mis 24 años, sigue insistiendo en hacerlo. Lamentablemente mis padres fallecieron cuando yo era muy niño aún. Contaba solo con 6 años, y mi querido hermano renunció a su sueño de asistir a la universidad para tomar el rol de padre y madre, con solo 18 años. Ahora que tengo la edad más que suficiente para volar fuera del nido, es momento de abandonar la casa de Nii-chan y no interferir en su nueva familia. Mi amable cuñada Manami-san y el pequeño Mahiro cuidarán bien de él.
— Avíspate, Takahashi. —mi jefe, Kisa Shouta, me reprendió desde su puesto.
— Lo siento, jefe. No he podido dormir bien los últimos días debido a la agenda ajetreada de esta semana. —expliqué soltando una risita nerviosa. Demonios, solo llevo trabajando en esta editorial desde enero, y si me botan de nuevo me las voy a ver negras. — No pasará otra vez.
— Eso espero. —se reclina en su asiento y cruza las piernas.
Finalmente a eso de las nueve de la noche, mi jefe da luz verde para que pueda irme a casa. Recojo mis cosas, tomo mi mochila y me despido de Kisa. Por el pasillo me encuentro a Yukina, un buen amigo del departamento Emerald. Charlamos brevemente y se despide alegando que tiene algo importante que hacer. Sinceramente, es un tipo guapo. Fácilmente podría ser modelo. ¿Por qué seguirá trabajando en la editorial? Bueno, no es mi problema así que me quedo calladito y sigo mi camino. Pero casi llegando a la entrada de la editorial, recuerdo que olvidé mi móvil en mi escritorio. ¡Menudo subordinado soy! Si mi jefe me llama y no atiendo, seguro que voy de patitas a la calle.
Con paso quejumbroso me encamino de nuevo a mi planta. Corrí de dos en dos las escaleras para llegar más rápido, pero pasando por el almacén de viejos manuscritos de mi planta correspondiente, el departamento de literatura, unos sonidos me detuvieron.
— Ahh~ — ¿Esos son gemidos? Sin darme cuenta, pego mi oreja a la puerta para escuchar mejor. Inesperadamente la puerta se abre un poco dejándola entrejuntada. No estaba bien cerrada, pero… ¡Madre mía! ¡¿Esos son Kisa y Kou?!
Mi corazón se detiene por un segundo y comienza a latir con fuerza. Los nervios me atacan y un sonrojo se apodera de mis mejillas. ¡Mi jefe y Yukina están follando! Y peor aún: ¡Los estoy viendo en vivo y directo! Solo me faltan las palomitas, joder.
Los gemidos mal contenidos de mi jefe resuenan con fuerza en mis oídos. Como siga así, los descubrirían. Menos mal que los encontré yo y no otro. Sin poder despegar mi vista de aquel acto, veo como Yukina lame lentamente a lo largo del cuello de Kisa y saca su erección del pantalón. Hace lo mismo con la de mi jefe y las junta para comenzar a masturbarse mutuamente.
Y contra todo pronóstico, tengo una erección. ¿Por qué demonios sucede esto? Siento mi entrepierna húmeda y de pronto, me doy cuenta que me estoy acariciando por sobre la ropa. ¡Yo no soy homo! ¿Qué demonios me sucede? Alejo mi mano rápidamente de mi miembro y me alejo del lugar. Paso por mi teléfono en mi escritorio y salgo lo más rápido que puedo.
Llego a la entrada y me despido atropelladamente del amable guardia. Trato de tapar mi erección con mi abrigo y acalorado, abandono la empresa a toda prisa.
Me quedo 10 minutos plantado en la entrada hasta lograr calmarme. Emprendo mi camino a casa con toda la intención del mundo de tomar una buena ducha fría. Necesito refrescarme y calmar mí… calentura.
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Al llegar a la editorial por la mañana, mi jefe me llena de trabajo tan pronto como pongo un pie dentro de la oficina. «Misaki, llama al sensei…», «Misaki, busca los documentos…», «Misaki, ¿Dónde está el manuscrito?...», «Misaki, ordena los regalos enviados a sensei…», «Misaki, Misaki, Misaki...» Cuando salgo a tomarme un pequeño descanso aprovechando que mi jefe está ocupado atendiendo una llamada de Hatori-san, un editor de Emerald, me encuentro con Yukina en la máquina expendedora y sin poder evitarlo me sonrojo hasta la médula. ¡Menudo espectáculo me brindaron anoche esos dos!
— Misaki, ¿estás bien? Tienes la cara roja. —la voz de Kou me atrajo de nuevo a la realidad. Coloca su mano en mi frente comprobando mi temperatura. —No tienes fiebre. ¡Ah! ¿Kisa-san te da mucho trabajo? —me brinda una de esas sonrisas esplendorosas que tiene. A pesar de que tiene una apariencia inocente, nunca creí que fuera un santo. Pero jamás me esperé que fuera a tener sexo con mi jefe.
Espabilo y despreocupadamente le aclaro el asunto. — ¡Oh, no es eso! No pude dormir bien por la noche, eso es todo. Oh~ pero quizá esté por resfriarme…
— ¡Kou! ¿Dónde demonios estabas? —Kojima Rio, la chica del departamento de ventas llega gritando. — ¡Yokozawa está buscándote como loco! ¿Dónde mierda está Yoshikawa-sensei?
— ¿Cómo demonios lo voy a saber?
— ¡Te llevas bien con ese mangaka, dime donde está!
Ahh. Desapareció de nuevo. Con algo de gracia, recuerdo al pequeño Chiaki. Alias: Yoshikawa Chiharu. He ido por un par de tragos con los chicos del departamento Emerald y entre copa y copa Chiaki, el acompañante de Hatori en ese momento, que era nada más y nada menos que Yoshikawa Chiharu. 'La mangaka' que más vende en la editorial por el momento. Desaparezco de la escena en silencio y regreso a mi oficina. Me encuentro a mi jefe limándose sus uñas.
— Ah, Misaki. Regresaste. —comenta distraídamente.
Decido no responder y asiento, a sabiendas que no me verá. El teléfono suena y como estoy más cerca, lo tomo.
— Despacho de Kisa Shouta, le atiende su subordinado Misaki Takahashi, ¿en qué puedo ayudarle?
— Buenos días, señor Takahashi. —la voz profunda de un hombre responde.
La línea se queda en silencio por unos segundos. ¿Habrá colgado?
— disculpe, ¿sigue ahí? —pregunto tímidamente.
Tres segundos pasan antes de que me responda. —Quisiera hablar con su jefe.
— En un segundo. —estoy por dirigirme hacia mi jefe, pero recuerdo un pequeñísimo detalle. —disculpe las molestias nuevamente, pero ¿con quién hablo? —mi jefe me mira desde su asiento limando sus uñas lentamente.
— Usami Akihiko.
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» Notas Finales: ¿Qué tal? Me reí mucho haciendo la parte de Kisa y Yukina mientras recreaba la escena del libro entre Mónica y Miguel en el libro. ¡Vaya par! Sinceramente, este libro me gusta mucho y pienso que va como anillo al dedo a Misaki y Akihiko. Porque en mi opinión, entre Takano y Ritsu no hubiera quedado bien. Lo digo porque ellos eran mi primera opción, aunque no sé qué opinen ustedes. Espero que les haya gustado, y bueno…lo continuaré si ustedes gustan.
