Prólogo


Era una noche fría de invierno, la luna hacía acto de presencía alumbrando más que de costumbre. El hombre de unos trenta y cinco años paseaba por la orilla del mar en busca de paz. Su esposa se había quedado estéril, no podía tener hijos. Y eso era algo que a él le apenaba.

- ¡Seiyuro! - escuchó la voz de su mujer gritándole.

Enseguida la mujer apareció allí a la orilla del mar. En sus ojos se veía que había llorado, y mucho. El hombre la abrazó.

- Lo siento mucho por no poder darte un hijo. - lamentó la mujer.

- No pasa nada, Midori, ya veremos lo que haremos. - dijo abrazándola con más fuerza.

Y en aquel momento, una luz blanca les cegó por completo, y apareció la Reina del Agua, pero claro ellos no sabían quien era.

- Necesito que me hagáis un favor. - dijo con voz sabia. - He estado escuchando vuestros lamentos y necesito que cuideis de una niña.

Una luz blanca se puso en medio de la pareja, y la mujer puso las manos debajo de la luz. No sabía que estaba pasando, ni porque les pasaba eso a ellos. Un bebé apareció entre sus brazos, lo que más destacaba de ella era su cabello naranja.

´- Ella es Zoe, pero no es un bebé cualquiera, cuando cumpla catorce años será una sirena y es por eso que el día de su décimo cuarto cumpleaños tenéis que entregarle este colgante. Es necesario que no lo perdáis, y tengo fe que cuidaréis muy bien de ella. - acabó.

De nuevo una luz les volvió a cegar y el matrimonio estaba confuso. Creían que era un sueño hasta que vieron a la bebé entre los brazos de la mujer, y el colgante en la mano del hombre.

- Sei, será mejor que nos vayamos para casa, no sé que ha pasado pero creo que lo mejor será irnos de aquí. - dijo la mujer.

El hombre asintió.

···

Fueron pasando los años y para aquel matrimonio, aquella niña se había convertido en la hija que jamás tuvieron. El matrimonio le enseñaba los valores de la vida a la pelinaranja, y siempre aprendía algo nuevo. Vieron que era una niña con el corazón muy grande y que nunca desaparecía esa brillante sonrisa de su rostro, ni tampoco en la de ellos.

Lo que no sabían, era que en el catorceavo cumpleaños de ella, las cosas cambiarían, que la oscuridad iba a volver y que no habría forma de volver atrás.


Hasta aquí el prólogo, cuando termine el Capítulo 1, lo pondré.

Muchos besos, y espero que os guste este fic.