NUESTRA AMISTAD SUPERA CUALQUIER TORMENTA

Esta es la historia de una chica llamada Hatsune Miku; ahora lo que se van a preguntar es ¿Por qué habría una historia sobre ella? Muy simple, pues a pesar de ser una chica de muy bajos recursos con mucho empeño ayudó al equipo de rescate de Shirakawa-go, Japón.

Déjenme contarles desde el principio… Era una mañana fría y terrible, pero eso no era rival para una hiperactiva chica de coletas, Hatsune Miku. Quien salió de su casa, no sin antes de despedirse de sus padres Kei y Saki Hatsune y llevarse a su inseparable perro de competición Nevado. La chica y su perro fueron hasta el hospital de, aquel entonces, pequeño pueblo. Al llegar a las escaleras, ató la correa de Nevado en una columna para que no lo roben; el perro estaba tan bien entrenado que no podía escaparse.

Miku se dirigió a la secretaria, la cual la recibió diciéndole

-Buen día Miku chan, llegas temprano- dijo la secretaria, Meiko Sakine

-Por supuesto, quedé con Luka a esta hora, así que con más razón debo estar temprano- dijo Miku con una animada sonrisa

-Muy bien, muy bien- dijo Meiko entregándole un paquete – llévaselo a Luka, es de parte de su hermano mayor-

-Ah, Luki san, de acuerdo de paso le entrego esto- respondió Miku recibiendo el paquete. La Hatsune subió las escaleras con velocidad hasta llegar a la habitación donde Luka estaba hospedada; tocó la puerta y al oír que pasara, entró con una enorme y radiante sonrisa

- ¡Luka chan, te extrañé¡- dijo la Hatsune abriendo sus brazos para que la abrazara; después del abrazo Miku se atrevió a besar la mejilla de Luka y dijo –Toma. Es de parte de Luki san-

-¿Él lo entrega?- respondió Luka a lo que Miku asintió

-Y bueno… este, ¿Cómo estás?- dijo Miku rascándose la cabeza

- Bien, de todos modos el doctor Shion sigue insistiendo que me cuide y mi hermano siempre trae el dinero para pagar mis medicamentos-

-Bueno, por suerte Dios le dio un gran trabajo para poder pagar tus tratamientos- dijo Miku con una sonrisa tranquilizadora

-Sí, y dime ¿Qué tal va la carrera de perros?- dijo Luka

-¡Oh, cierto¡ ¡Eh ganado¡- dijo Miku con entusiasmo

-Eso se oye bien, felicidades Miku chan, yo sabía que lo lograrías- dijo Luka con una sonrisa radiante –de todos modos ya lo tenía previsto, tú eres una musher profesional- Luka estaba en lo cierto, desde que era pequeña, a Miku siempre le ha interesado la carrera de trineos de perros, conocida como mushing; además con un equipo de perros tan buenos como los que tenía la Hatsune era obvio que iba a ser la campeona

-Eh… b-bueno, gracias Luka chan, no creí oír eso de ti- dijo Miku sonrojada

-¿Por qué no? Si confío plenamente en ti- respondió Luka enarcando una ceja pero sin quitar su sonrisa

-Pues, es que a veces eres muy fría con los demás en cuanto te dan buenas noticias, así que pensé que tú también serías así conmigo- dijo Miku a lo que Luka se exaltó y dijo

-Pero hicimos un pacto de mejores amigas por siempre, además Miku chan tú ya te ganaste un lugar especial en mi corazón- dijo Luka –Yo, jamás sería mala con alguien que quiero-

-Oh, entonces… lo siento, ya sabes, por dudar de ti… No debí dudar de alguien que… quiero- respondió Miku con un leve sonrojo

-No hay problema- dijo Luka –Oh, mira la hora- Luka señaló el reloj de su habitación

-¿Las 10? Pero Luka…- Miku tenía los ojos vidriosos, sabía lo que significaba

-Así es, es hora de mis tratamientos- dijo Luka, la Hatsune estaba algo angustiada, siempre pasaba, todos los días, un nuevo tratamiento para Luka; pero bueno. Era por su bien. La insuficiencia cardíaca debía ser tratada algún día ¿No?.

-Te voy a extrañar- dijo Miku

-No voy a irme a ningún lado, Miku chan- dijo Luka con una sonrisa tranquilizadora

-Lo sé- dijo Miku con una sonrisa triste –Pero es que te quiero mucho, eres mi mejor amiga… mi única y mejor amiga, Megurine Luka- la Hatsune abrazó fuertemente a Luka, entregando con ese abrazo cariño, contención, buenos deseos y… amor – Te deseo suerte, Luka chan- dicho esto, Miku besó la mejilla de Luka y se retiró de la habitación viendo pasar a las enfermeras y al doctor Kaito Shion, el mejor doctor de todo Shirakawa-go

-Doctor…- dijo Miku atrayendo la atención del mayor –haga su mayor esfuerzo… ¡Sálvele la vida a Luka¡- dijo con unos lagrimales en los ojos

-No te preocupes, Hatsune san- respondió el doctor –tu amiga está evolucionando mejor de lo que ella cree, el 89% de las probabilidades son de que se salve, el resto son solo complicaciones menores- Shion sacudió el cabello de Miku regalándole una tranquilizadora sonrisa

-Gracias…- dijo Miku con una sonrisa triste. Al salir del hospital, desanudó la atadura de la correa de Nevado y fueron juntos a casa, el perro era un Malamute de Alaska, un perro de carreras muy fiel y protector, pero además juguetón y gran vigilante de Miku, pues fue ella quien lo rescató y crió de pequeño. Al llegar a casa, Saki, la madre de Miku la recibió con una deliciosa sopa calentita para su única hija, quien siempre volvía con frío, pues aquella temporada en Shirakawa-go hacía mucho más frío que en otros años

-¿Qué tal te fue con Luka chan?- dijo Saki con una adorable sonrisa

-Bien, de hecho, el doctor me dijo que tenía altas probabilidades de salvarse… ¿Debo de creerle?- respondió Miku

-Obviamente, el doctor Kaito Shion es el mejor de Shirakawa-go, además, si es el mejor debe ser porque nunca le mintió a sus pacientes- la madre de Miku era igual a ella, pero su cabello era de agua marina oscuro pero de igual carácter –Tu padre fue paciente de Shion cuando estaba gravísimo, producto del ataque de un gran oso-

-Ah, cierto, cuando tenía 6 años, se recuperó a los 5 meses… bueno, es grato saber que al menos hay un punto a favor de Shion- dijo Miku y terminó su sopa –Gracias mamá, estuvo deliciosa, voy al granero a buscar a los perros para darles de comer- Miku se fue al granero con comida para perros y alguna que otra sobra de carne que les regaló el carnicero para sus perros

-¡Muchachos, Hai¡- gritó Miku y sus perros aparecieron, como estaban tan bien entrenados entendieron ``reúnanse´´ y así lo hicieron –Buenos chicos- Miku empezó a entregar el alimento a cada perro, como eran doce había que traer demasiada comida

Nevado (primer líder de trineo)Roscoe (segundo al mando)Star (siguiente en la fila de Nevado)Cody (siguiente en la fila de Roscoe)Eldridge (siguiente después de Star)Scar (siguiente después de Cody)Happy (cuarto en la fila de Nevado)Hachiko (cuarto en la fila de Roscoe)Don (quinto en fila de Nevado)Kopa (quinto en fila de Roscoe)Colmillos (último de la fila de Nevado)Kimba (último de la fila de Roscoe)

Miku amaba a cada uno de sus perros, pues les tenía fe desde que los encontró abandonados y desnutridos, y terminaron siendo todos unos lobos.

Comieron todos, felices, pero su ama solo estaba angustiada

-``Yo… la amo de verdad… daría cualquier cosa por tenerla entre mis brazos, besarla, acariciarla y despertar a su lado… y escuchar un ``Te Amo´´ que salga de sus labios, esos rosados y texturados labios..´´- Miku dirigió dos dedos a sus labios y dijo -¿A qué sabrán?- se preguntó en voz alta

-¿A qué sabrá qué? ¿La comida de perro?- dijo una voz masculina a sus espaldas

-Mikuo onii, estaba hablando sola, no tenías que escuchar- protestó a su hermano mayor

-ok, ok. Solo venía a decirte que le digas a papá que estaré con Luki…- dijo Mikuo

-¿Qué vas a hacer?- le preguntó Miku . Grave error.

-Voy a hacerle el amor…- dijo su hermano pero le cerró la puerta en la cara –pero si tú preguntaste-

-ya sé, no debí hacerlo… después de todo eres un pervertido- le respondió la chica, su hermano se fue resignado, no estaba enfadado en realidad, Miku nunca se enoja con su hermano. Miku se dejó caer en la puerta

-``A mí también me gustaría hacerle el amor a Luka…´´- pensó Miku -¿¡Qué¡?- se sobresaltó -``Dios… me estoy haciendo igual de pervertida que mi hermano mayor… y eso no debe ser así´´- pensó nuevamente. Eran las 8:00 p.m., Miku seguía en el granero jugando con sus amados perros, en cuanto escuchó una serie de ambulancias ir y venir constantemente

-¿Qué pasó ahora? ¿Un accidente?- por fortuna Miku estaba equivocada, pero no era razón para ver a sus padres subir a una ambulancia -¡Papá¡ ¡Mamá¡- gritó Miku corriendo hasta sus seres queridos, pero unos enfermeros impidieron su llegada

-No puede pasar, señorita, o se contagiará- dijo el enfermero con una banda preventiva en la boca

-¿Contagiarme?- dijo Miku confundida

-¡Corre, es urgente¡- dijo el conductor de la ambulancia, el enfermero se subió y partieron a toda velocidad hasta el hospital, Miku tomó sus cosas y ató a Nevado a su trineo y le ordenó que la llevara al hospital.

Llegaron con velocidad considerable, Miku fue a la secretaría y encontró a Meiko muy ocupada

-¡Miku chan¡ Ponte esto- dijo Meiko entregándole una banda preventiva

-Meiko ¿Qué sucede?- respondió Miku

-Una epidemia de difteria decidió ``atacar´´ Shirakawa-go, pero… ¿Cómo es que tú no estás afectada?- pregunto Meiko -¿Dónde anduviste?-

-Estuve en el granero con mis perros-

-¿No te dio el aire?- volvió a decir Meiko, a lo que Miku negó –Entonces estás libre de la difteria, pero el resto de Shirakawa-go no lo está-

-Pero, ¿Se salvarán, verdad?- dijo Miku con angustia

-Solo tienes una forma para saberlo- Meiko le abrió una compuerta subterránea que estaba debajo de todas las habitaciones del hospital, incluso la de atención del médico Shion Kaito, Miku siguió caminando, aunque en cierto punto tuvo que caminar en cuatro patas

-``Por fin, llegué´´- se dijo algo feliz la Hatsune -``Momento… ¿¡Luka chan ¡?´´- ahí se le rompió el alma, el verla así de enferma, y más aún tosiendo le destruía todas sus expectativas

-Luka san, parece que tienes fiebre alta, como los afectados por la difteria- dijo Shion –Abre la boca- Luka obedeció y con una linterna Kaito inspeccionó su boca –Uf, esas amígdalas ya fueron afectadas… déjame buscar… ¿Toxina?- Shion empezaba a alarmarse

-¿Pasa algo?- el doctor le negó a su paciente

-Solo es un pequeño aprieto, seguiré con mi siguiente paciente- Shion salió de la habitación dirigiéndose a otra, Miku lo siguió caminando lo más rápido posible

-Gakupo, ¿No hay más antitoxina?- dijo Kaito

-No. Yo también estoy igual, ¿Qué hacemos? La peor epidemia en 50 años y sin toxina… qué desastre- Miku no daba crédito a lo que oía ¿Todos morirían si nadie les traía cura?

-Pero debe haber alguien que traiga algo, no podemos atender así sería un homicidio masivo, una masacre…- Shion comenzó a desesperarse, pero su compañero le detuvo

-cálmate, ya solicitamos más antitoxina al pueblo Sekigahara, creo que están en camino- respondió Gakupo

-Ok, pero hasta entonces, mandaré a todos a sus habitaciones- dijo Shion y regresó a donde Luka estaba, Miku volvió a seguirle para escuchar como mandaban a Luka a su habitación. La Hatsune regresó por donde entró siendo recibida por Meiko

-¿Y bien?- dijo con una cara de angustia

-¿Te molesta si… me quedo aquí toda la noche… mientras me das noticias si quien traiga las antitoxinas está llegando?- dijo Miku con la mirada baja y ojos decisivos

-De acuerdo- dijo Meiko.

Al cabo de tres horas, Meiko recibió una noticia… para nada buena

-¿Cómo qué...? Escúcheme bien, miles de personas morirán por su culpa… sí, ya sé… escúcheme bien señor… Ugh, personas como usted nunca debió pisar la tierra… ni menos Sekigahara- Meiko lucía molesta, pero mucho más que eso… realmente triste

-Miku chan… yo, lo siento… el tren que transportaba la antitoxina… fue atrapado por la nieve… y no vendrá…- Miku casi muere con esa noticia, pero solo atinó a decir

-¡Entonces yo iré a buscarlo¡- dijo Miku incorporándose

-¿Estás loca? Sekigahara queda lejos de aquí y tu solo tienes 16 años, deja que los mushers más adultos se encarguen…-

-¡No¡ estoy harta de dejar todo en manos de adultos- dijo Miku – los niños están manos de los adultos… la vida de Luka chan está en manos de un adulto… ¡Y ninguno de esos casos me deja tranquila¡…- Miku corrió hasta su casa, se vistió lo más caliente posible, preparó alimentos para perro y para sí misma, ató a sus doce perros a su trineo y se dirigió al hospital, como la habitación de Luka está dos pisos arriba, tuvo que hacer algo de ``parkour´´ para subir. Por suerte era muy atlética así que le fue sencillo subir, al colocarse frente a la ventana, la abrió, revelando una peli rosa enferma

-¿Luka chan?- dijo con cautela –Soy yo, Miku. Despierta por favor-

-M-Miku, cof…*Tose violentamente… ¿Q-qué haces aquí?- preguntó la peli rosa

-Vine a decirte… que me voy a Sekigahara para traer las antitoxinas para todos y… que no te preocupes por mi… Lo hago por todos, pero en especial porque… porque te amo- confesó Miku, a lo que Luka la miraba con asombro y… felicidad

-Entonces, te deseo suerte… se que eres una musher profesional y que no necesitas las suertes de nadie, pero… más que nada cuídate, Sekigahara es un nuevo desafío… pero estés donde estés… yo estaré contigo- Miku escuchó esas frases salir de los labios de Luka de besó la mejilla de su amiga

-Volveré- dijo Miku con una sonrisa –Ya lo verás- La Hatsune bajó con cautela hacía donde estaban sus perros, se subió al trineo y partió hacia el camino que llevaba a Sekigahara ¿Qué pasará en cuánto llegue? Nadie lo sabe, ni siquiera ella podría esperarse que su camino sería fácil. Los mushers adultos estaban el doble de atrasados que Miku ``Esos cretinos, gente va a morir si no se apresuran, pero están allí haciéndose la gran cosa´´ pensó Miku.

¿Llegará Miku hasta los Alpes de Sekigahara dónde fue varado el tren? ¿Logrará llegar allí con vida?

CONTINUARÁ

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(Adelantos del siguiente capítulo)

-¿Una adolescente partió a Sekigahara?- dijo un adulto -¿Está loca?, allí está el oso más grande de todo Japón-

Mientras, en medio de la nada, Miku escuchó unos pasos por la nieve

-¿Quién está ahí?- y una garra gigante la empujó hacia una pared de nieve