Capitulo 1
"Mejores amigos"
Amarillín Nl era un pingüino amarillo que cierto día estaba vagando por las calles de Club Penguin.
-Qué aburrido estoy -decía Amarillín y luego soltaba un suspiro.
Amarillín estaba tan desconcentrado que no se dio cuenta que chocaría con otro pingüino.
-Perdone, señor, no me fijé -dijo el otro pingüino
El pingüino con el que Amarillín había chocado era rojo y usaba un sombrero café, entonces Amarillín reconoció a aquel sujeto.
-Rojín, ¿eres tú? -dijo Amarillín.
-Amarillín, ¿eres tú? -dijo Rojín.
-¡Rojín 7465! -gritó de felicidad Amarillín al mismo tiempo que Rojín decía lo mismo - ¡Qué alegría me da verte!
-¿Hace cuánto no nos veíamos? -preguntó Amarillín.
-Desde la graduación de Rojito de la escuela de puffles hace dos años -contestó Rojín.
Ellos dos amaban a los puffles. Estuvieron platicando sobre sus puffles y sus iglús , hasta que un pingüino los interrumpió para darles un ejemplar del periódico semanal.
-Bla, bla, bla, -leyeron los dos -¿dónde está la sección de iglús?
-Aquí está - dijo Rojín -¡Oh, mira! Prepararon otro concurso de iglús.
-Ja, todos saben quién va a ganar, ¡Yo! -dijeron al mismo tiempo -Un momento, ¿tú? ¡No! Yo ganaré.
Amarillín y Rojín fueron rápidamente a sus iglús para arreglarlos.
El iglú de Amarillín estaba junto a la costa y por fuera parecía un gran barco, pero por dentro era un paraíso para puffles, comederos, bebederos, casitas y todo lo que un puffle pueda desear, además, Amarillín tenía toda la colección edición limitada de los muebles de puffles, sofás, libreros, alfombras y muchas más.
Amarillín empezó a acomodar toda la casa, pues sus puffles eran muy desordenados y siempre desacomodaban los muebles. Pensó que sería bueno comprar algunas cosas más, así que fue a la mueblería.
Rojín hacía lo mismo, pero su iglú no era tan grande y no tenía muchos muebles, así que tambíen decidió comprar más muebles.
Como siempre en los concursos de iglús, se acababan rápido los mejores muebles, pero los dos encontraron uno que les gustó, ¡Un castillo! Era un castillo para puffles enorme y café.
-¡Compro el castillo! -dijeron ellos dos.
-¿Qué haces aquí? -dijo Amarillín.
-Pues compro un castillo, ¿y tú?
-Igual, pero yo me lo llevaré.
-¡No peleen! -gritó una extraña pingüina color rosa con los lentes de un puffle por detrás de ellos.
-¿Quién eres? - pregutó Rojín.
-Soy... Patito 3003.
-Un momento, -le dijo Rojín -yo te conozco, eres la dueña de ese puffle que siempre hacía experimentos en la escuela de puffles.
-Perdónalo, ¿Sí? -dijo Patito defendiendo a su puffle -es un puffle café , está en su naturaleza.
Los pingüinos salieron de la mueblería y fueron a la plaza.
-¿Por qué peleaban? -preguntó Patito.
-Ohh, cierto, lo había olvidado, -dijo Amarillín -por el concurso de iglús.
-Con que concurso de iglús, ehh -dijo Patito con voz tenebrosa.
Sin decir nada más, Patito fue corriendo a su iglú. El iglú tenía sofás, cojines, alfombras y todos los artículos de puffles cafés.
-Ummm, -dijo ella -algo le falta a mi iglú, ¡Ya sé! Organizaré una fiesta.
Entonces Patito fue a invitar a todos los pingüinos que se encontraba, en eso estaba cuando vio a Amarillín y a Rojín y pensó: "Que tal si me deshago de la competencia".
-¡Yo ganaréis! -le decía Rojín a Amarillín.
-¡No, yo ganaré!
-¡No, yo! Y por cierto, tal vez deberías echar un vistazo detrás de tí.
-¡¿Qué hay detrás de mí?!
-¡Pues yo! -gritó Patito detrás de Amarillín con un sartén en la aleta.
Amarillín volteó y se desmayó al ver que Patito lo golpearía con un sartén. Rojín miraba entre asustado y enfadado a Patito.
-Él se desmayó del susto, -dijo Patito al ver que Rojín la miraba -y además, este era mi plan desde el principio.
Patito y Rojín no sabían que hacer con Amarillín, así que lo pusieron dentro de un baño portátil que estaba por ahí. Cuando cerraron la cabina escucharon como si algo cayera en un charco de agua. Los dos pingüinos corrieron antes de que Amarillín saliera.
-¿En qué estábamos? -se preguntaron cuando ya estaban muy lejos de Amarillín -aaahhh, sí, ¡GUERRA!
-No hace falta, porque yo gané -dijo una pingüina misteriosa.
Ella era morada y usaba un chaleco azul.
-Un momento, -dijo Rojín -¿no eres la que sale en la portada de la revista "Cómo decorar tu iglú".
-¡Moñito! -exclamó Patito -esperaba que en este concurso yo te ganara.
-¿Ustedes dos se conocen? -les preguntó Rojín.
-Antes éramos vecinas -contestaron las dos.
En ese momento, llegó Amarillín empapado y furioso.
-¿Qué te pasó? -preguntó Moñito.
-Una larga -contestó Amarillín molesto -y mojada historia. Un momento, ¿no eres la que sale en...?
-Sip, -interrumpió Rojín -Sí es ella.
-Ahhh, -suspiró Amarillín -estuvimos tanto tiempo luchando nosotros...
-Tres que nos olvidamos de deshacernos de la real amenaza -terminó Rojín.
-Gracias por dejarme terminar mis frases -dijo Amarillín.
-Cuando usted quiera -respondió Rojín.
