NOTA: Mi estimada Besdlyn.7. Amiga mía. Esta historia va dedicada va dedicada a ti. Y es que te lo mereces. Suerte en el desafío que acabas de emprender. Cariños! (Sueño con conocer a Sam Heughan *¬*)


Capítulo I

Virginia, , 1841.

Un brazo paso por sobre su cintura y se asiso en ella con fuerza como una tenaza.

Poseía un desagradable mal despertar, y su marido lo sabía. Como también sabía que su malestar duraba lo bastante poco como para que llegase a quemar a alguien con sus maldiciones.

Ella lidiaba con su malhumor durante sus desvelos en el campo…

Su adorado marido no soportaba estar con los ojos abiertos por más de veinticuatro horas durante el arreo sin tener que estar despotricando hacia los cuatro vientos sobre cualquier cosa. Y como lo único que podría calmarlo era estar con ella para desquitarse, al estar rodeados de hombres, hacía de ello imposible…

Sonrió y se volvió hacia aquel que fingiéndose dormido sonreía satisfecho recordando lo más probable lo que los mantuvo desvelados durante largas horas en la noche…

Le vio abrir sus brillantes ojos azules y a ella se le estrujo el estomago.

Que aun posea esa capacidad de descolocarla e incendiarla…

— ¿Me miraras así por el resto de mis días?

Él sonrió a lo ancho y con un suspiro cansado dijo:

— Si me lo hubieses preguntado apenas nos reencontramos, habría sido condescendiente al no tener como prueba para mi propio corazón que al pasar de los años mis afectos no se habrían visto disminuidos…

— ¿Y ahora?

— Bueno, ahora… — hizo una mueca y ella lo pellizco en el vientre viéndolo retorcerse por el dolor —. No me dejas responder, mujer — Se quejo sujetándole la muñeca derecha.

— Te dejaría si tus respuestas no fuesen acompañadas por muecas, Inuyasha Taisho.

Con un movimiento la dejo bajo su cuerpo, y con otro le aprisiono las muñecas sobre su cabeza e inmovilizó las piernas. Kagome lo miro con furia y el sonrió seductor.

Quiso reflejarle no verse afectada, pero sus mejillas estaban en su contra, ya que se colorearon al instante y él le dio una mira de satisfacción.

— ¿Qué hare con usted, señora mía?

— Soltarme en primer lugar.

— ¿Debería?

— Debes.

— Hmmm… no se… viéndote así…

— ¿Qué…? — pregunto curiosa y afectada ante su intensa mirada

Y es que el pasar de los años había realzado la sensualidad y belleza masculina de su maduro marido. Y podía asegurar que todas las mujeres de Norflok poseían la misma opinión...

— Te amo, Kagome Taisho. A pesar de tu muy mal despertar y tus arranques violentos… los cuales no disminuyen a pesar de los años.

— Tú no haces demasiado porque estos disminuyan.

— Jure amarte en las buenas y en las malas ¿No?

— Eso oí.

— Debías oírlo, ya que jamás me había costado tanto prestar atención a lo que decía teniéndote a ti enfrente… te veías hermosa, esposa mía… y el regalo de bodas… ¿Tenias planeado paralizarme el corazón, o me equivoco?

— No te equivocas, aunque me alegra de que no haya sido así… — indico recordando el rostro de él en el momento en que apareció en el camarote principal del barco vestida con un traje de odalisca negro con detalles en dorado y un sable dorado con el cual con destreza equilibró en distintas partes de su cuerpo al tiempo en que danzaba para él… — ¿Me soltaras…?

Con un movimiento de cabeza negó a lo que ella realizo un puchero.

— Primero, lo primero… verte así me da ideas…

— ¿Qué ideas…?

Con un movimiento rápido paso las piernas por debajo de las de ella y flexionándolas las bajo enganchándolas, dejando las zonas íntimas encajadas perfectamente, como para que con un simple movimiento se adentrase en ella si lo quisiera.

Le sonrió y levantando una ceja la miro interrogante "¿Si o no?". Sorprendida abrió la boca al sentir como su miembro crecía entre ellos, y deduciendo sus intenciones realizo una falsa queja a lo que él aprovechándose por la apertura de labios se posesiono de su boca devorándola e incendiándola. Y sin aviso previo se abrió camino en su interior…

Para cuando el éxtasis los llevo apretarse entre si, él exhausto se dejo caer recostado sobre el pecho de ella, a lo que Kagome con una sonrisa de satisfacción lo abrazo con su pierna derecha y le corrió el cabello que caía por su bello rostro.

— No me cansare… — Dijo él recuperando el aliento.

— ¿De qué hablas?

Él alzo la cabeza y con una sonrisa de niño travieso, contesto:

— De amarte y desearte. Por lo que tendrás que aguantar mis miradas hasta el final de nuestros días ¿Entendido?

— Entendido — Susurro respondiéndole del mismo modo la sonrisa.

Se quedaron así lo suficiente hasta que Anthony Taisho Higurashi, apareció con la respiración entre cortada, mejillas arreboladas, la ropa -al igual que su rubio cabello- toda desordenada y los ojos brillantes en entusiasmo. Se lanzo sobre ellos clamando la atención de ambos con urgencia. Por lo que el cubrirse debió ser de modo rápido.

— ¡Mamá!

Escucharon desde afuera de la puerta. Viendo luego como la oscura cabellera de su hijo mayor ya no poseía esa tonalidad azabache tan reconocible al asomarse por la entrada, si no que ahora en gran parte era roja, verde y marrón…

El pequeño Anthony intento con dificultad meterse entre sus padres, ya que su hermano lo atajo de uno de sus pies y comenzó a jalarlo con fuerza desmedida.

Inuyasha se levanto y sujeto a su hijo mayor separándolos al tiempo en que recibía una patada por parte del pequeño Anthony.

— ¡Tony! — lo reprendió Kagome recibiéndolo de lleno sobre ella.

El pequeño no realizo mayor cosa ante el tono de su madre, si no que se arrelleno mas en ella buscando refugio ante la llameante ira de su hermano mayor.

— ¡Mamá! — Grito David casi en un chillido viéndolo rojo de rabia mientras se jalaba el cabello siendo examinado por su padre —. ¡Tony! me las pagara. No te quiero volver a ver — le grito al pequeño que gimoteaba con la cabeza escondida en el seno de su madre.

— No digas eso, David — lo reprendió su madre a lo que el muchachito guardo silencio sin ocultar su enojo.

Mientras el muchacho farfullaba sus enojos y deseos de venganzas; Inuyasha intentaba descifrar que rayos era lo que Anthony había utilizado para dejar tal colorido en David.

— Dios… — susurro Inuyasha — ¿Qué fue lo que utilizaste, Anthony?

— Lo que Noun¹ usa para pintar cuero.

Inuyasha y Kagome se miraron sorprendidos ante ello, dejando paso luego a la diversión.

El menor de sus hijos era tan o peor de maldadoso que sus padres y tío.

Aguantando la sonrisa Kagome se levanto e indico a Inuyasha que se llevara a Tony y que hablara con él. No sin antes recordarle con un gesto que por lo menos se colocara pantalones, a lo que este solo rio tomando los que se encontraban botados a un lado de la cama.

Kagome sabía que si la comparación con sus parientes era real, la reprimenda no serviría, y estaba segura que con Tony ella pagaría todas las penurias que hizo pasar a Antonia y a su padre.

Y de seguro lo mismo pensaba Inuyasha por su parte…

El sol hizo que todos los habitantes señoriales de la mansión y amigos se dirigieran al rio que separaba el terreno Cherokee con la Finca en sí.

David con su cabello tricolor sumado a su rostro enfurruñado guardo silencio hasta que el hijo mayor de Oso Negro realizo un comentario gracioso a costas de él.

Aullido de Lobo era veinte centímetros más alto que David, y eso no importo cuando tuvo que Inuyasha junto con unos aborígenes separar a los muchachos.

Él mayor de los Taisho Higurashi a pesar de sus diez años, con su altura demostraba más, y siempre fue reconocido por lo apuesto al ser tan jovencito. Incluso las muchachas de quince años ya lo miraban con detenimiento. Pero las muchachas de la tribu… ellas buscaban otra cosa en un hombre. Valor. Cosa que ese día no falto, ya que todos los jóvenes temían al joven guerrero que se jactaba de matar lobos con sus manos.

Ese día recibió su nombre Indio. Cabello Cielo de Verano, haciendo alusión a la aurora boreal.

Las jóvenes no lo dejaron tranquilo ese día, ya que según decían, la Aurora Boreal era momento de solicitarle a los espíritus el amor. Y ¿Qué mejor que estar con un hombre que la llevase en la cabeza?

Y lo mejor de todo, es que hasta Tony quería luego un cabello colorido como su hermano…

Las pequeñas tiendas familiares habían sido completamente remplazadas por cabañas de rustico y eficiente acabado, con el tamaño suficiente como para albergar a cinco personas dentro de ellas. Y las praderas circundantes eran cubiertas ahora por enormes cedros y secoyas

A los dos años de la muerte de Vida en el Bosque, Kagome al no poder estar al cien por ciento le cedió el liderazgo a Oso Negro. Ella seguía siendo parte importante del consejo de ancianos, representando a su familia y la que le heredo Vida en el Bosque al fallecer.

Los festivales se celebraban en grande.

Y es que Tso'i Sogwili crecía cada vez mas sin que ellos se los propusieran.

Norfolk era una ciudad prospera gracias a ellos, y los cientos de familias, lo sabían y agradecían.

Muchos se atrevían a decir que era gracias a Inuyasha todo ello. Y es que preferían olvidar el pasado de Kagome.

La salvaje joven de cabello de ébano que era capaz de dejar al pueblo de cabeza había sido dejada de lado desde que era una Taisho. Se había convertido en una mujer de familia respetable, y cualquiera que la llegaba a conocer no era capaz de creer que existiese un pasado como tal en ella, y mucho menos que ella lo contara con tal grado de humor con el efecto de horrorizar hasta un clérigo y a la vez convertirlo adorador de una nueva religión, en donde los Taisho Higurashi eran los consagrados….

El día fue apacible. Todos se mostraron contentos, y mucho más al ver a Ala Blanca participar en aquel día de verano.

Tony a penas la vio, no se separo de ella. Atendiéndola y preguntándole constantemente si estaba cansada. Y cuando no, le llevaba alguna planta y le preguntaba que era sin despegarse de su lado…

La anciana mujer a pesar de su cansancio físico mostraba una revitalizante energía, sin embargo eso no quitaba que todos, en especial el pequeño Tony la atendiera. Y ella, por ser solo él, se lo permitía.

Adoraba a ese pequeño tan parecido a su madre, con una picardía que no dudaba que haya heredado de su padre. Todos amaban a Tony, a pesar de sus maldades diarias. Las cuales en gran mayoría van dirigidas a su hermano.

David era lo opuesto de su hermano menor. Siempre correcto y con un grado de madures que gran parte del tiempo hacía a Kagome que se preguntara cuan influenciado estaba siendo por los genes "Marqueses" transmitidos por la familia de su padre.

No le agradaba que tuviese tanta seriedad a sus diez años. Y demasiado no podía hacer al abuelo del pequeño adorarlo y el pequeño a él, y más aun, ya que Charles Taisho hacia lo según él creía correcto. Y es que según bajo las palabras de su padre en la última discusión, David es un muchacho que se preparaba para ser un señor entre su raza y líder para pueblo…

Tony corrió a Kagome llevando puestas las botas de su hermano. El cual corría descalzo detrás de él. No. Estaba equivocada. David no sufría por su exceso de seriedad, todo porque tenía a su hermano para hacerle olvidar que no todo eran responsabilidades…

Cuando el pequeño llego con la idea de montarse en el regazo de su madre entre sollozos al tiempo que se sobaba la cabeza, ella lo acogió con gusto y le beso el sector golpeado mientras veía a su hijo mayor ganarse a su lado refunfuñando palabras en Cherokee al tiempo que limpiaba sus botas de monta. A lo que ella le tomo la mano y lo jalo para besarle la mejilla manteniendo abrazados a ambos.

— ¡Mamá! — se quejo David mientras con dificultad intentaba esconder la sonrisa de niño que a ella tanto le encantaba.

Para cuando regresaban, Tony dormía boca abierta en los brazos de su madre en el carruaje, total y completamente agotado. Y David, a pesar de estar cansado y no demostrarlo, iba sentado sobre su caballo delante de su padre, quien a la vez montaba a Belleza de Acero, la cual era seguida por Sansón y las dos crías restantes de ambos.

Cuando nació el primer potrillo, lo nombraron Sagwu³.

No se atrevieron a venderlo, regalándoselo al pequeño David para cuando tuviese edad suficiente para montarlo. Sin embargo, cuando llego el segundo, el tercero, el cuarto… por el valor emocional –ya que el valor monetario de un potrillo de Sansón y Belleza de Acero nadie podría costearlo-, los fueron regalando. El segundo a James, el tercero a Tony y el cuarto a Nicholas, quien prometió fidelidad absoluta al no creer tamaño regalo. Claro que Regina solo rolo los ojos y con un abrazo les agradeció el dejar a su marido peor que un muchachito.

Para cuando nació la primera potrilla, Kagome se entero de estar embarazada por segunda vez, a lo cual la conservaron para regalarla al bebe que venía en camino, quien esperaban fuese una pequeña…

Para cuando nació el pequeño Tony, este poseía un rostro de muñequita de porcelana que les hizo dudar sobre el nombre, pero el hecho de que sobre saliera algo que demarcaba su sexualidad hizo que Ella Isayoi fuese dejado de lado por el de Anthony Charles Taisho Higurashi. Claro estaba el hecho de que James llamase a sus nietos por sus segundos nombres…

A David lo llamaba James simplemente porque según él el pequeño poseía más rostro de James que de David –y también por el hecho de que era su nombre-. Y a Tony, simplemente para fastidiar a su hermano, a quien no le hizo mucha gracia escucharlo la primera vez, ya que en ese momento le acaban de informar el nombre del pequeño.

Inuyasha se hizo cargo de llevar Tony en brazos a su cama, a lo que Kagome llevo a David a la suya, a pesar de que el muchacho insistiera de que no.

Acostumbrada a su rutina de madre, lo ayudo a vestir, llevo a la cama y arropo, viendo como el mozuelo se mantenía con el ceño fruncido.

Estaba molesto. Lo sabía.

—¿Qué sucede? — pregunto con calma maternal al tiempo que le corría unos mechones de su frente.

—No me gusta que me traten como niño.

—¿Lo dices por mi?

—Por todos. Papá, Noun¹, los de la aldea… incluso en el pueblo. No se dan cuenta que crecí. Me tratan como si…

—¿Si tuvieses diez años? —Completo Kagome viéndolo fruncir más el ceño.

—Abuelo me dijo que ya era todo un hombre la última vez que vino.

Su padre… por lo visto estaba afectando más de lo que deseaba en su nieto… por lo visto el honor de los Higurashi comenzaba hacer presión ya.

Respiro profundo y empujándolo se acomodo a su lado por debajo de las mantas abrazándolo a pesar de que se mostrase reticente.

—Cuando tenía tu edad; exactamente tu edad perdí a mi madre. Y tu abuelo creyó que lo mejor para tu tía Antonia y yo era que nos enviase acá para ser criadas por la familia de tu tío John. Para cuando lo veía, se dedicaba a aleccionarme sobre cómo debía comportarme y el glorioso significado del emblema familiar. En el momento, a causa de mi edad creí que lo mejor habría sido quedarnos junto a él, en Fallodon, sin prestar mayor atención incluso a lo que me hablaba, ya que solo me dedicaba a mirarlo. Intentando absorber hasta el más mínimo detalle de su rostro, sin lograr entender en ese momento el porqué nos había alejado de su lado… Sin embargo, si eso no hubiese sido así, me habría criado de otro modo y las cosas con tu padre habrían sido distintas, incluso para Antonia y en especial para Jade… ahora, ya adulta, no cambiaría nada. Pero para llegar a esta conclusión debí vivir lo que me correspondía y en los tiempos que me correspondía hacerlo. Y sé que tu padre cree lo mismo — le sonrió —. En el momento, juzgamos a la vida como si se tratase de una mala broma, sin embargo, todo tiene un porqué… Entiendo tu necesidad de mostrarte y que el resto te vea mayor de lo que eres, y si eres insistente así será, pero, te perderás de vivir, bebe. Maduraras de modo frustrado, y con el tiempo te preguntaras "¿En qué momento la vida paso tan rápido?" y terminaras envidiando al resto por sus vivencias... incluso, a tu propio hermano — el muchacho la miro a los ojos asombrado, para luego ocultarse entre las mantas y el pecho de ella —. Vive David, lo que te corresponda vivir y disfruta tus tiempos. Cada hecho de tu vida hará de ti el maravilloso hombre que se que serás. Ahora eres un niño, mañana un adolecente y pronto el noble Márquez que tu abuelo y nosotros sabemos que serás.

Una larga pausa se formo entre ellos, a lo que luego de un minuto Kagome creyó que el pequeño se había dormido, sin embargo cuando se movió para levantarse, al sentir como le sujetaba la mano, supo que no. Y mucho más porque la llamo.

—Mamá.

—Dime —Se volvió a él.

—Nunca me has contado como conociste a Papá.

Kagome sonrió.

—Quizás, porque nunca has preguntado.

—¿Cómo lo conociste? —Kagome le beso la coronilla y se levanto de la cama.

—Eso, te lo contare en otro momento — le beso la frente y se alejo hacia la puerta tomando a la vez un par de prendas que se encontraban en el suelo para dejarlas luego dobladas sobre una silla.

—Mamá — ella se volvió y lo miro expectante —. Aun así quiero ser un hombre.

—Lo serás, pequeño. Pero no hoy. Ahora duerme.

Se llevo el candelabro y se dirigió a su dormitorio, dando con que Inuyasha aun no se iba a dormir. Lo encontró en el despacho sosteniendo un sobre en sus manos… pero su rostro… solo una vez había visto esa expresión estampada en él. Y la recordaba a la perfección, ya que fue a los días de haber llegado a Londres hacia tan solo un año atrás. Y a pesar de haber preguntado qué era lo que le inquietaba, la insistente negativa afirmaba sus sospechas: algo ocultaba… algo que ni siquiera él quería aceptar… sin embargo aquella vez lo dejo pasar confiando en él; en que lo solucionaría. Pero ahora…

Le pregunto a penas se acostó junto a ella qué era lo que ocurría. A lo cual solo recibió un simple "No es nada", como si con eso fuese a quitarle la duda. Y más a un, cuando se le acerco para abrazarlo como era todas las noches. Él solo le beso la frente volviéndole la espalda como si fuese algo insoportable de mirar, lo que hizo que el pecho se le estrujara.

Algo estaba mal, y averiguaría que era…

A sabiendas de que iba a romper el más firme boto que poseían, el cual los mantenía firmes a pesar de las adversidades y de las mas asquerosas mentiras que otros se han atrevido a ungir en contra de cada uno…. Confianza…

Pero si él no era sincero con ella. Si no le decía todo… ¿Era justo que se quedara a la espera de que sea lo que sea le explotara en la cara como si se encontrara en el centro de una bodega cargada de barriles con pólvora con una cerilla encendida en mano?

No, no esperaría a ello. Su instinto le decía que no lo dejara pasar y así fue.

Inuyasha al día siguiente volvería tarde. Su presencia iba a ser requerida hasta pasado el atardecer en las colinas del norte y aprovecharía ello.

Envió a los niños a la aldea, así que no sufriría interrupciones, y mucho menos un recordatorio de lo que estaba haciendo estaba mal. ¿No inculcaba ella el derecho a respetar los espacios? Rayos… pero también solicitaba la verdad por sobre todo.

Reviso toda la habitación. Recorrió el cuarto de vestir revolviendo todo; ropa, zapatos, cambio de ropa para la cama, sin embargo, nada. Realizo la misma inspección en el cuarto de baño, el despacho, cuarto de niños y en ambas habitaciones de sus hijos y el de visitas.

No dejo rincón de la casa sin recorrer, incluso Erika al Lars ser el inseparable amigo y compañero de labores de Inuyasha revolvió su propia casa sin dar con algo…

¿Sería posible que sus instintos le fallaran? Quería creerlo, por el bien de su familia, matrimonio y amor a su esposo quería creerlo, pero sabía que no era así. Y sabía que estaba siendo guiada hacia la verdad, ya que cuando se sorprendió arrodillada y con parte de su torso dentro de uno de los armarios en donde guardaba los recuerdos de sus viajes junto a sus hijos y/o Inuyasha, el crujir de una tabla en la base atrajo su atención por mero sentido práctico.

No soportaba que hago estuviese en malas condiciones en su casa, y si ningún hombre era capaz de solucionarlo antes de que ella se percatara, sin problema alguno tomaba herramientas y lo corregía con rapidez. Y habría hecho lo mismo sin queja mayor si no fuese por lo que encontró bajo las tablas… cartas… y la verdad…

Continuara…


N/A: Estimad s. Aquí estoy con una nueva historia. Como ya sabrán y se habrán dado cuenta, es la segunda parte de la historia más que Deseo.

Espero sinceramente que sea de vuestro agrado. Sé que tarde en presentarme con la secuela, pero no quise comenzar a subirla hasta por lo menos tener la idea central bien hecha, cosa que ya es así. Así que espero que todo simplemente fluya.

Mis estimad s y no terminar con el final en dos años mas jejejejeje

Cariños a tod s.

¹Noun: Abuela, en Tsalagi.

²Sagwu: Primero o uno en Tsalagi.