Dedicatoria: Para todos aquellos que gusten del fandom Renuncia de derechos: Vamos, vamos que si fueran míos varias cosas hubieran terminado diferentes. Por ahora alaben a Rumiko Takashi ~ 3
A veces es mejor...
[Sesshome]
—¿Es acaso ella más importante? —susurró, la mujer, ofendida mientras el viento movía levemente su kimono floreado.
Él no respondió, se limitó a ignorarla como lo hacía con las demás de su especie. Ante él, cualquiera era una basura insignificante, simplemente saciaban sus deseos carnales y, sin embargo, no nacía nada de aquello, todo era como inició: nada. Nada más, nada menos... sólo satisfacciones carnales.
—¡Responde! —sollozó.
—No tengo el interés en seres inservibles —respondió con frialdad y desinterés en sus palabras, mientras caminaba en dirección contraria a la de aquella mujer.
Partiendo —por un sendero que iluminaba con tenuidad la resplandeciente luna llena— se encontraba pensativo, pocas veces lo hacía desde hace un tiempo y, sin embargo, le era inevitable; sintiéndose repugnante por aquellas acciones tan humanas en él, pero la culpaba, ésa inútil era la única responsable de todo lo que le acontecía.
Sin querer aceptarlo su rumbo cambió con rapidez, un exótico olor llegó hasta sus fosas nasales, inundando en pequeñas porciones cada una... casi quemándolas de placer. Y, es que, en todos los rincones de su existencia había una sola hembra que él deseaba —aunque no lo supiera con certeza—, existía aquella alma tan pura y casta que llamaba a su inconsciencia. Porque por una vez en la vida había encontrado a la mujer que se le suponía un reto.
Y aunque no lo aceptara ahí estaba, observándola dormir. A una distancia prudente y ya conocida para él, en dónde sabía que el híbrido de su acompañante —y medio hermano que jamás se dignaría a reconocer— no podría suponer peligro alguno, ¿cuántas noches no había hecho esto?, ¿cuántas noches no había ido a visitarla aún en contra de su voluntad?, ¿de sus principios?
¿Qué dirían los demás nobles al saber que el Lord, su Lord Sesshômaru, se encontraba como un estúpido oculto en la sombras para satisfacer su necesidad del olor de una humana?
—Estupideces —murmuró para sí, partiendo del lugar.
Pero había alguien que sabía de sus visitas, alguien que conocía de sus sentimientos... alguien que sentía lo mismo con una locura y frenesí tan de humanos. La chica se removió en su saco de dormir para luego despertar y mirar a la copa de un árbol, siguiéndole un aturdido Inuyasha.
—¿Sucede algo, Kagome? —murmuró, el hanyou, somnoliento.
—No, nada —susurró la chica mientras una sonrisa florecía en sus labios y volvía a tomar su lugar en el saco.
Porque ella sabía que él la visitaba.
Porque ella sabía lo que él sentía.
—Se-sshô-ma-ru —susurró, Kagome, lentamente para sus adentros mientras recuperaba el sueño perdido.
Y ya que ella sentía lo mismo es que fingía no saber nada. Porque, quizás, a veces eso es lo mejor...
