-¿Crees que alguien se va a dar cuenta?-preguntó Lily con la cabeza apoyada en las piernas de su novio.
-Sólo si actúas cariñosa conmigo- le contestó este mientras le sonreía encantadoramente.
Lily se levantó y se quedó a escasos centímetros de la cara de su compañero de compartimiento.
-¿Y qué sería actuar de forma cariñosa para vos?-dijo de forma inocente.
Él simplemente pasó el dorso de su mano por la mejilla de su novia con suavidad y dijo en un susurro:
-Así…-terminó con la distancia que los separaban y unió sus labios con los de ella de la forma más dulce con que alguna vez había besado a una chica.
Lily, después de unos segundos, intensificó el beso y se colocó encima de él; sus respiraciones se iban agitando al mismo tiempo que los latidos del corazón de cada uno.
-No creo que esté bien…-dijo él tratando de volver a respirar con normalidad y de separarse de ella.
-¿Desde cuándo seguís las normas, Potter?-le contestó Lily volviéndolo a besar con más intensidad que antes.
James con un movimiento rápido la tomó de la cintura y la recostó en el asiento quedando él encima. Sus besos fueron haciendo un camino hacia su cuello.
-Te amo, Evans- los labios de James bajaron poco a poco haciendo que Lily se estremeciera con cada roce que hacían en su piel.
En ese instante una pelirroja con unos increíbles ojos verdes se despertó sobresaltada en su habitación en la Calle de las Hilanderas. Lily se incorporó en su cama y miró el reloj que reposaba en su mesita de luz: 5:30hs. Suspiró molesta, estaba cansada de que siempre pasara lo mismo, de que siempre que se despertaba tuviera ganas de llorar por toda los sentimientos confusos que sentía.
Estiró el brazo hacia la mesita de luz y sacó su diario de un cajón; se sentía patética al escribir un diario, ya que nunca lo había hecho antes, pero últimamente le había sido de mucha ayuda para poder descargarse.
1º de Septiembre, 1978
Hoy es primero de septiembre y como todos los años estoy nerviosa, pero este parece ser el año en que más lo estoy. En parte puede ser porque es mi último año en Hogwarts, pero sé que hay otra razón y esa es por la que estoy escribiendo en estas horas de la mañana completamente desvelada y enojada.
Otra vez soñé con Potter, y cada vez creo que se está convirtiendo más en un dulce sueño que en una pesadilla y, aunque parezca infantil, eso me da miedo; no soporto la idea de ser otra de las chicas que caen bajo "sus encantos." Sé que es un idiota e inmaduro pero siento que algo en él cambió (lo digo por la última vez que lo vi, en la fiesta de la familia de Lenna)
Necesito aclarar mis pensamientos, encontrar la razón por la que sueño con él todo el tiempo… ¡Estoy demasiado confundida! Tal vez sea mejor que me dé un buen baño y piense en otra cosa… No creo que sea muy conveniente hacerme la cabeza con Potter, no voy a quedar en ridículo cuando, si empezamos a salir, se canse de mí y terminemos; no quiero estar mi último año en Hogwarts destrozada por un imbécil.
A muy pocas personas se lo dije, en realidad sólo a Lenna y Emma; apenas tuve un novio en toda mi vida, y me había roto el corazón teniendo apenas 14 años. Y James Potter es un merodeador y eso implica que tenga a la mitad de las chicas de la escuela desesperadas por salir con él y, además, ya tiene 17 años, lo que implica mucha testosterona acumulada…está más que claro que yo no soy la clase de mujer que pueda lidiar con eso.
Mejor me voy a bañar. Después tengo que ver qué voy a hacer para pasar el tiempo hasta que sea la hora de ir a King's Cross.
Cuando Lily terminó de bañarse, si bien estaba más despierta y limpia, no había podido apartar el sueño de su mente. Como tenía de objetivo no pensar más en eso, se dedicó a ordenar su baúl para tener su mente ocupada en otras cosas. Terminó de empacar todo lo que le faltaba y revisó si no se olvidaba de nada; fue hasta su armario, eligió ponerse unos jeans [vaqueros, pantalones de mezclilla, tejanos, como les digan en su país] y una remera escote en V mangas largas azul oscuro.
Al terminar de ordenar su cuarto en su reloj ya marcaban las 8:30. Bajó hasta la cocina y empezó a buscar algo para desayunar, sin embargo no encontró nada que le apeteciera por lo que se decidió por molestar a Petunia antes de tener que irse. Subió con cuidado las escaleras tratando de no hacer ningún ruido, al llegar a la habitación de su hermana abrió la puerta muy despacio. Del otro lado todo estaba oscuro, las cortinas estaban cerradas impidiendo que la luz de la mañana ingresara al cuarto y un olor a perfume dulzón llenaba todo el ambiente; Lily caminó hacia la cama que ocupaba la mayor parte del lugar dejando apenas espacio para pasar.
Petunia dormía plácidamente con una sonrisa en su cara, su hermana la contempló un momento. Luego se agachó y sacó de debajo del colchón un libro color rosado con varios corazones rojos. Lily de sólo tenerlo en la mano le dio un poco de repugnancia, era muy empalagoso ver como su hermana tenía un diario tan 'cursimente' decorado, aunque a decir verdad no era nada extraño viniendo de ella.
Al salir de la habitación necesitó algunos segundos para acostumbrarse a la luz. Cuando estuvo ya en su cuarto, que quedaba a sólo una puerta de distancia, se sentó en la cama y abrió el diario. No era que le interesara mucho la vida de Petunia pero podía usarlo para molestarla el resto de su vida, o simplemente cuando volviera por navidad. Esos eran los únicos momentos en donde Petunia se dignaba a hablar más de dos palabras con ella.
-¡Por favor!- pensó Lily incrédula y con fastidio, sólo con leer la primera oración.
30/08
Querido Diario:
Hoy fui de visita ver a Vernon, no puedo creer que tenga a un novio tan perfecto como él. Es un amor conmigo y no veo la hora de casarme con él y tener una casa propia donde criar a nuestros hijos; donde todo sea normal y perfecto, nada de cosas extrañas y sobrenaturales… (Lily no pudo evitar poner los ojos en blanco)
En mi casa, como pasa todos los años en estas fechas, todos están alterados. Obviamente se debe a mi anormal hermana. Pasado mañana se va otra vez a esa escuela, que nunca me sale el nombre, de anormales. Por un lado estoy feliz porque es otra oportunidad para que no todo ronde alrededor de ella como siempre, pero por otro lado estoy mal…NO ES QUE SIENTA CELOS, pero no soporto la idea de que se vaya más de la mitad del año a un lugar que ni siquiera ella sabe dónde queda, donde al parecer todo es extraordinario y divertido (cosa que no creo ni por un segundo)
Estoy cansada y no quiero hablar más sobre eso. Lo bueno de todo esto (y sé que ella envidia de mí) es que yo tengo un futuro perfecto al lado de alguien perfecto, cuando ella sólo tiene un futuro incierto lleno de rarezas y al lado de nadie, porque sé perfectamente que hasta en esa escuela nadie quiere tener nada serio con ella…
Lily quedó realmente sorprendida, no esperaba leer eso; su hermana ni siquiera había mencionado su nombre una sola vez, y siempre que hablaba de ella era con desprecio. La última frase le había dolido profundamente por una razón que ella sabía perfectamente pero que jamás iba a aceptar, al menos no enfrente de alguien.
- "Nadie quiere tener nada serio con ella…"-repitió Lily despacio resaltando cruelmente las palabras 'nada serio'
31/09
Queridísimo Diario:
Debo ser la persona más feliz en el mundo, ¡Vernon me propuso matrimonio! Estoy tan feliz que podría bailar toda la noche. No puedo esperar para contárselo a mis padres. Aunque mi amorcito prefiere que se lo comuniquemos mañana los dos juntos. Siento una ansiedad increíble por decírselos y que esta vez de verdad se trate sobre mí.
Mañana alrededor de las 9:30 Vernon va a venir a casa para pedir mi mano a mi padre, claro que solamente es algo ceremonial porque igualmente los dos ya estamos comprometidos. Es una palabra que todavía no puedo creer que esté relacionada conmigo, sin embargo tengo un anillo que testifica a mi favor; se ve que no es muy caro pero significa mucho para mí a pesar de todo, porque sé que él lo eligió exclusivamente pensando en mí.
Estoy impaciente, por primera vez en mi vida, por que sea 1º de septiembre, creo que va a ser la primera vez que me voy a sentir plenamente feliz en ese día y todo gracias a Vernon ¡Lo amooooooo!
Mañana va a ser el día más memorable de todos porque, además de la gran noticia, también tengo un regalo para mi preciosa hermanita…
La aludida dejó de leer al instante, no era nada bueno que Petunia tuviera un "regalo" para ella y menos al denominarla de esa manera, por decir de algún modo, cariñosa. Con un muy mal presentimiento, Lily se levantó de su cama y fue a dejar el diario donde lo había encontrado. Toda su mente giraba alrededor de las últimas palabras, y la sonrisa de extrema felicidad de la cara de su hermana al bajar las escaleras para desayunar horas después empeoraba todo.
-¡Buen día a todos!-dijo Petunia ni bien se sentó en su lugar en la mesa. Su madre le sonrió y le sirvió su cereal favorito- Estoy de excelente humor.
-Ya lo hemos notado, pero la razón es porque…- preguntó su padre curioso mientras bajaba el diario y la miraba con curiosidad.
-Porque dentro de poco va a venir Vernon-en ese preciso momento sonó el timbre y Petunia se levantó de un salto a atender mientras Lily subía a su cuarto corriendo, no quería presenciar eso.
Caminaba de un lado al otro de la habitación, estaba muy nerviosa por lo que podía ocurrir. Se maldecía por haber leído ese diario que arruinó su mañana; pero a la vez sentía que era bueno estar prevenida de lo que podía llegar a pasar. La verdad era que nunca ningún regalo de Petunia le había gustado, y al parecer este iba a ser el peor. Los nervios la carcomían por dentro, estaba demasiado preocupada. Quería que ya fuera la hora para poder irse.
Cuando sintió la puerta de calle cerrarse varios minutos después, Lily miró el reloj por quinta vez esa mañana: 10:00. Agarró su baúl y bajó las escaleras, su padre había prometido llevarla a la estación y como él entraba a las 10:30 a trabajar tenía que llevarla a esa hora.
Al llegar al piso de abajo había un aire de felicidad que era ajeno para ella. Vio a sus padres abrazando a su hermana, todos muy emocionados y con una gran sonrisa en sus rostros.
-¡Tu hermana se casa, Lily!-dijo su madre al borde de las lágrimas cuando la vio.
-Te felicito, Petunia-le dijo aunque no muy animada- Papá, tenemos que irnos, me prometiste llevarme a la estación este año. Es el último.
-Ah cierto, está bien tesoro, vamos-le contestó éste un poco distraído.
Lily se sintió contenta de que por fin se pudiera ir sin ningún percance, pero como siempre, algo tenía que pasar.
-¡Papá! ¿Cómo vas a dejar que Lily vaya a esa escuela con lo que está pasando?-dijo Petunia alarmada, aunque su hermana sabía que era pura farsa.
-¿De qué hablas, Petunia? No pasa nada-le contestó el Sr Evans sin poder borrar la sonrisa de la cara.
-Exacto, aparte no hay un lugar más seguro que Hogwarts-replicó Lily a la defensiva- ¡Ahora, vamos!
Petunia, muy lejos de rendirse, fue hasta una repisa y sacó de un libro lo que parecía ser una hoja de diario, pero, para horror de Lily, no era un diario normal sino una hoja de El Profeta.
-¿De dónde sacaste eso?-dijo casi con desesperación.
-Lo encontré por accidente en el piso de tu cuarto cuando estaba limpiando-eso era una absoluta mentira por dos razones: Lily nunca dejaba ese diario en el suelo y su hermana jamás limpiaba su habitación. La fusiló con la mirada aunque por dentro estaba temblando- Y me alteró mucho lo que decía, creo que es un peligro muy grave que vayas este año a esa escuela.
El Profeta pasó de las manos de Petunia a las de su padre, quien al instante se puso a leerlo y cada vez sus ojos se abrían más a causa de la impresión. Lily estaba atemorizada, nunca quiso que sus padres se enteraran de lo que decía ese diario, por eso lo guardaba tan celosamente.
-Papá, Hogwarts es el lugar más seguro de la tierra para los magos, aparte está Dumbledore, que es un excelente mago y…
-No vas a ir-dijo con voz firme su padre mientras su hermana se regocijaba en silencio.
-¿Qué?-su voz era ahogada por la sorpresa y la decepción. Su corazón empezó a latir con fuerza.
-Ya me escuchaste, no voy a permitir que mi hijita esté cerca de todo ese mundo que ahora es un peligro, al parecer mortal-Lily quedó con la boca abierta- Y no pienso cambiar de opinión, este año no vas a salir de esta casa…
-¡Para tu información soy mayor de edad y no dependo más de ti!-gritó de repente sobresaltando a todos, incluso a ella misma. Agarró el baúl y se dirigía a la puerta de calle aprovechando el desconcierto de su familia-¡Y no me interesa si me dejas o no, es mi último año en Hogwarts y nadie me va a detener para que vaya!
-Ni se te ocurra-intervino su madre después de mirar la hoja de El Profeta- Tienes que entender que es por tu bien, Lily. Somos tus padres, tienes que obedecer lo que te decimos. Es muy peligroso que vayas…
-¡Te prohibimos que vayas a esa escuela!-sentenció su padre con resolución. Nunca lo había visto comportarse de esa manera antes.
-¡No me interesa; ni siquiera Voldemort va a impedir que vaya!- y con eso último Lily cerró la puerta de un golpe, caminó hasta la esquina de la cuadra y levantó la varita.
Un autobús de tres pisos, morado, apareció de repente enfrente de la pelirroja con gran estrépito. Un muchacho rubio bajó del trasporte y la ayudó a subir su baúl. Era la primera vez que Lily viajaba en el Autobús Noctámbulo y, gracias a las experiencias de sus amigas, no se sentía muy segura de esa forma de viajar; pero era el único medio mágico que podía usar en esas circunstancias y además su cabeza era un torbellino, por lo que era muy poco probable que prestara mucha atención al viaje.
En el interior del autobús la mayoría de las sillas estaban ocupadas por brujas y brujos bastante raros en opinión de Lily. Antes de caerse, se sentó en el asiento que más cerca tenía, pagó por el viaje y trató de calmar su desbocado corazón. Miró por la ventanilla a su costado, todo se veía borroso, no podía decir exactamente por el lugar donde estaban pasando, y tampoco le importaba mucho.
-¿A dónde te diriges?- preguntó el muchacho que la había ayudado anteriormente.
-A la estación King's Cross-le contestó ésta sin separar la vista del vidrio. Su cabeza era un mar de emociones y pensamientos.
-Hogwarts ¿eh? Debe de ser tu último año- Lily levantó la mirada- Por cierto, lindos ojos…
-Gracias-dijo la pelirroja algo desconcertada. El chico era guapo, rubio y de ojos azules; no entendía qué hacía trabajando en ese autobús, debía tener la misma edad que ella.
-Hola, soy Tom- dijo el chico sonriéndole y tendiéndole la mano. Sus dientes eran blanco pero no del todo parejos.
-Lily- fue lo único que dijo ella. No estaba muy animada como para empezar una conversación con un extraño, se sentía terrible por la pelea con sus padres; y sentía un odio mayor que el anterior por su hermana. Sabía que hacía años que el cariño entre ellas no era el mismo, pero todavía no podía creer que hubiera sido capaz de sabotearla de esa manera.
-Entonces, Lily, ya llegamos a King's Cross- le avisó Tom después de unos minutos de silencio- Que tengas un buen año en Hogwarts. Espero que nos veamos en otra oportunidad.
La ojiverde le dio las gracias y bajó el baúl con su ayuda. Caminó con rapidez entre todos muggles hasta llegar a la plataforma 9 ¾. Quería llegar de una vez por todas al tren y poder sentarse sola en un compartimiento y poder desahogarse en su diario, por fin sentía que le era útil de alguna manera.
