Escrito para la tabla de lunas y tinta bajo el tema: 'Pájaro'
○ Disclaimer: Ningún personaje de Kingdom Hearts me pertenece, son propiedad de Disney y Square-enix
○ Shonen-ai/Yaoi -Roxas/Sora- hints Riku/Kairi
○ Angst/Romance -Vampirismo- UA
I
… Él siempre estaba observando y miraba su mismo espejo.
Los énfasis de sus cabellos en punta, castaños, cortos y sus ojos. Azules, intensos, profundos y que irradiaban inocencia. No importaba cuán lejos estuviese en realidad, siempre que podía iba a observarle. Se relamió los colmillos; la noche estaba fría y su propia piel más fría que el clima en sí, estaba pálida y con ligeras rasgaduras. Se colocó de cuclillas en el marco de la ventana, sus ojos nunca abandonaron al castaño.
Sabía que el día en que fuese su cena, no estaba muy lejos y si no lo devoraba él, lo haría cualquiera de sus compañeros—podía sentir lástima por el chico si era Áxel quien lo tendría entre ceja y ceja; suspiró enarcando sus cejas en sus pestañas. Irónico. Los vampiros no sentían y él sin embargo, no dejaba de pensar en el chico que estaba frente a él como una conexión hacia la luz—solar o en otro término más poético y disgustante. Podía oler su sangre—virgen, su soledad, su inmadurez… Todo lo que era y lo que podía hacer. Roxas no supo cuando había comenzando este juego de 'espionaje'; es decir ¿Hace cuanto que observaba al chico?
Calculando—muy vagamente—entre su estatura y forma de ser, no debería pasar de los veintiuno. En momentos, no podía evitar mirarlo con envidia, por ser un ser humano, por poder estar bajo el rayo del sol sin quemarse, por tener una vida, por acordarse de su nombre-por un pequeño cuaderno-, de su familia y poder decir su edad. Contrario a él, que apenas sí recordaba su nombre, su edad, su familia… Sólo Dios sabe de sus orígenes. Lo único que recuerda—muy vagamente, era el hecho de que la noche que en que se iba a convertir en la 'cena' de Xemnas, Áxel había hablado con él… La sangre estaba en todos lados y el sonido de las ambulancias también, él estaba al borde de perder la conciencia, pero en ese entonces el chico de cabellos rojizos le había mordido el cuello, no en las tres capas de la piel, los colmillos habían perforado sólo dos.
Y luego Áxel se había producido un rasguño en el brazo, no muy profundo pero el suficiente para que su propia sangre y sostener su cuello para beberla. Roxas se acordaba del miedo, de los dedos fríos del vampiro en su nuca y también el hecho de que le haya salvado de la vida. Su memoria sólo había registrado eso, de su pasado—de quién era, nada. Ahora, viendo cada noche al castaño sentado en la biblioteca, o simplemente tomando en la siesta en el jardín de la facultad, le hacía pensar en el 'blanco' vulnerable que resultaba, sin que éste lo tomara en cuenta si quiera. Seguro, la existencia de vampiros, para los humanos, no era más que un cuento mitológico y muy absurdo, quién se imaginaría que en pleno siglo XXI realmente quedaran algunos de ellos.
Sea como fuera, Roxas sentía una conexión extraña con el humano 'raro'—no encontraba tampoco muchas formas de describirlo, él como criatura solitaria que era, muy pocas veces disfrutaba del contacto de otros-ya sean de su especie, o de la humana. Sin embargo, podía estar horas y horas—en plena madrugada, viéndolo, analizándolo y pidiendo mentalmente por contacto—cualquier tipo de contacto. No obstante, tenía en cuenta las posibilidades de que el castaño saliera espantado y, a la vez, alertar a sus propios compañeros. Hizo una mueca, ocultándose con una bufanda. Aunque Roxas no disfrutara mucho de los humanos, sí tenía a alguien con quién hablar, Olette que era igual de rara que el castaño en sí. Tal vez debería hablar con ella sobre lo que sentía—o cómo se sentía.
… Roxas desapareció del árbol dándole el espacio al castaño.
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-Hey, Roxas… ¿Qué pasa?- le preguntó Olette abriendo lentamente sus ojos y colocando su mano en la fría ventana; a esta hora ella estaba durmiendo, o estaría de no ser por la pequeña—o pequeñas, piedras que fueron lanzadas a su ventana- ¿Sabes que hora es?- cierto, los vampiros no dormían. Olette parpadeó y sus intensos ojos verdosos se clavaron en los distorsionados de Roxas- ¿Qué pasa?
El vampiro entró en la habitación, algo contrariado; él no confiaba en la humanos—a excepción de Olette, claro. Sin embargo, no podía hablar de su situación, con respecto al castaño, con Áxel éste se le reiría en la rostro y eso sería ocasionar una pelea. Por mucha estimación que sentía hacia el chico de cabellos de fuego, no podía simplemente ser abierto, sin tener en cuenta que éste podía ser un poco cerrado en cuanto a sus creencias. Los humanos eran cena y era inevitable pensar en ellos de esa manera.
-No, nada… Hum. ¿Estabas durmiendo?- interrogó sentándose en el mueble frente a la cama. Observando a su amiga con inseguridad, iperturbado/i y, por sobre todo, contradiciéndose a sí mismo. No sabía como iba a decirle a ella que el humano que pensaba que sería su comida, había logrado atraer su atención en… algo.
-Estaba- sonrió tapándose la boca con los dedos- Pero no creo que hayas venido para saber eso, Roxas.
Olette era una chica débil, su cuerpo era débil; aún así no dejaba de ser dulce y en cierta forma, su presencia lo reconfortaba. Arrugó los labios y apretó las mangas de la camisa blanca que tenía puesta.
-Hay… algo que me está molestando- miró el techo, la pared derecha y luego a ella- No sé, tal vez no sea nada malo.
-¿Qué es?
-Es… alguien- mordió su labio, sintiendo un calor en sus mejillas. ¡Él nunca se sonrojaba! Con la palma de su mano trató de remover ese color, frotando con mas fuerza sus mejillas- ¿Alguna vez haz visto a alguien que se parece a ti?
-No… creo- ella le sonrió, algo confundida, Olette hizo un amague de levantarse—cayendo nuevamente en la cama.
-Deberías tener cuidado- le habló agarrando sus brazos, Olette le sacó la lengua y se las rebuscó para volver a la cama-¿Dijeron algo… los…?
-¿Médicos? No, no mucho al menos. No creo volver a la escuela, pero no quiero pensar en eso. El semblante ensombrecido retomó color y sus pupilas volvieron a brillar con intensidad- Por cierto, Roxas, no me haz dicho quien es ella.
-¿Por qué tiene que ser una mujer? Además, no dije nada que me pudiera comprometer Olette- mordió su labio y observó fijamente lo próximo que pudiera decir—ella podía sacarlo de su error y poder decirle que 'No es nada en especial', pero no pasó nada de lo que había imaginado.
-O sea es un 'él'- puso sus manos en la boca y sonrió- No puedo creer que estés enamorado y hayas esperado a último momento a decírmelo- movió sus labios haciendo una mueca.
-¡No estoy enamorado! Además, es un chico…
-¿Y…?
Roxas resolvió mentalmente que la conversación con Olette no iba a llegar a ningún lado, no parecía estar del todo conciente de la explicación que terminaba de dar. Eran dos chicos—sin tener en cuenta que él era un vampiro y el castaño un humano común y corriente. '¿Castaño? Ni siquiera sé su nombre y Olette me habla de estar enamorado'pensó mientras colocaba su gorra.
-Olette tengo que irme, ya esta por amanecer- avisó mientras sus intensos ojos se clavaban en el horizonte.
-Claro, no te preocupes te ayudaré con él primero tendría que averiguar quien es.
Roxas revoleó los ojos; él nunca diría quien era, es decir, era degradante ya de por sí sentirse así por su cena, como para encima pensar en la diminuta posibilidad que él se sienta atraído por el castaño—tonterías.
-Aa- asintió sin prestarle atención al asunto y saludando con su mano, recibiendo como respuesta una sonrisa y un saludo de Olette. ¿En verdad le llamaba la atención hasta tal punto? En todo caso, tendría que sentirse mal, su mundo era distinto del suyo. Una criatura nocturna nunca podría afianzar lazos con alguien en que su vida giraba en torno a la luz; suspiró, a veces quería tener la libertad de poder sentir y estar conforme a lo que él deseaba, ser libre como los pájaros que escuchaba antes de sumirse en su oscuridad.
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