Disclaimer: El siguiente personaje no me pertenece: Takeshi. Es total propiedad de Sherrilyn Kenyon.
Continuación del último capítulo de Léxico. Es preferible que lean el ultimo capitulo de Léxico, para entender este prologo.
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PODER LIBERADO
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- No llores… no llores, solo no llores por favor. ¡No te atrevas a llorar!
Sin poder evitarlo, él empezó a sollozar, contra todos sus pensamientos y su mantra él derramo en sus mejillas las saladas gotas de agua. Tratando de reprimir en vano el dolor en su corazón frente a su aldea que, con el fuego a su alrededor, se consumía.
Demonios.
Como siempre, los demonios eran los culpables de que su aldea haya sido atacada y destruida, y por supuesto sin posibilidad de defenderse. Frente a sus ojos asustados y reprimidos, con dolor observo la caída de las chozas, la destrucción total de los cultivos y la muerte inevitable de los aldeanos.
Era huérfano y de alguna manera había sido acogido en esta aldea con cariño, ahora veía su destrucción, como humano que era, estaba impotente al saber que era casi su culpa, por no estar en ese instante peleando con los demonios con los demás aldeanos. La culpa consumía lentamente su corazón que deseaba solo gritar de dolor.
¿Era su destino acaso? ¿Sufrir así?
Sin propósito alguno, se levanto de la tierra, y con las lagrimas aun presentes en su lloroso rostro, camino al bosque tratando de perderse entre el follaje.
- ¿Te sientes culpable, cierto?
Soujiro volteo el rostro aun lloroso para ver a un hombre singularmente alto de cabellos negros y vestido como una excelencia.
- Su excelencia…
- ¿Es cierto lo que te dije? Apuesto a que tu corazón está destrozado.
El asintió lentamente, su alma, su corazón y su cuerpo deseaban pudrirse y morir.
- Hay una manera… de que puedas remediar ese error.
Soujiro levanto la vista gacha para grabar en su memoria la cara seria de su excelencia. El hombre emanaba un aura poderosa y antigua, aun siendo humano podía sentir ese poder que lo hacía enclenque.
- Sígueme, yo te enseñare como. Tendrás el poder de enmendar esa terrible equivocación, yo te enseñare. Serás un guerrero que protegerá a los demás.
- ¿Cómo un exterminador de monstruos?
- Mas o menos – el sacerdote sonrió.
Soujiro no hablo más y simplemente lo siguió, él quería ser fuerte. Quería defender a los seres que más quería con su fuerza, quería que nadie muriera frente a sus ojos.
No quería limites, quería poder y control para dominarlos.
- Por cierto, muchacho. Mi nombre es Takeshi.
Soujiro asintió. No iba a hablar, eso era debilidad, quería poner todo su empeño en su cuerpo, en sus poderes inexistentes, tenía que esforzarse para lograrlo ¿verdad?
Esa sería su meta de ahora en adelante.
