El gatito no era de conformarse cuando obtenía algo. Para él no era suficiente y si quería y principalmente si podía trataba de obtener más y más de ello.

Mucho más...

Como cuando Ladybug lo acaricia, pasando sus manos por su cabello, revolviéndoselo y luego arreglándose con suaves caricias. Sintiéndose de lo más feliz, no queriendo que se detenga, por eso cuando lo hace, él realiza lo posible para que siga mimándolo.

—Mi Lady —La llama con un deje de pena en su voz porque se detuvo, mirándolo con sus ojos de gato de la forma más tierna posible —Acaríciame.

Ante eso Ladybug no puede evitar derretirse por lo que presencia, mientras su corazón no para de latir. Es por ese motivo que a pesar de que quiere desviar la mirada, cruzarse de brazos y negarse rotundamente. No puede, porque cuando lo mira, controla su débil corazón.

—Está bien —Dice a regañadientes por lo que le ocasiona hacer y vuelve a acariciarlo. Notando en el proceso, si acaso ve bien, como sus orejas y cola se mueven animadamente. Pareciéndole, a pesar de que en cierta forma es un gato, que en ese momento es un perro, uno que es feliz por la muestra de afecto.

Lo tanto codicioso que es Chat, también se podría demostrar con lo que está sucediendo en este instante, el cual, sucede solo porque anteriormente sus identidades fueron reveladas y como dejaron en claro sus sentimientos, por lo tanto, se convirtieron oficialmente en novios.

Es por esa razón que Chat Noir aprovecha cada momento para escucharla a su Lady decir "Te amo". Además como el gatito, ya lo había dicho muchas veces antes, ahora quería escucharla a ella.

—Te amo —Le dijo Ladybug con las mejillas sonrojadas, al gatito que la miraba sonriendo.

—Repítemelo—

—Chat —Lo llamo sintiéndose muy avergonzada.

—Repítemelo —Pidio casi suplicando, mirándola con esos ojos. Demasiados irresistibles para ella.

—Chat, te amo —Pronunció bajando su mirada, sintiendo como su corazón latía desenfrenadamente.

—Yo también te amo —Respondio, uniendo sus bocas, en un beso lento al principio y luego subiendo de intensidad.

Besándola y besándola. Como si su vida dependiera de ello. Para el gatito así era, porque al hacerlo, creía que lo de su Lady era real, que lo que sentía era real. Que ella real y no un sueño en el que estaba a punto de despertar.

Si era un sueño. Moriría.

Si era real. Viviría.

— ¿C-cuánto más me besaras? —Le pregunto Ladybug, recuperándose de la respiración que le brindaba cuando sus labios con los del gatito se separaban, eventualmente buscando aire.

—Hasta que alguien venga y me detenga —Respondio con un sonrisa de oreja a oreja, antes de volverla a besar.

Y con esto se comprobaba que Chat Noir es demasiado codicioso.