Disclaimer: Todos los personajes de este fic son propiedad de J.K. Rowling. Mi intención no es plagiar, doy rienda suelta a todas mis descabelladas ideas y ya de paso que vosotros las leáis. Muchas gracias por ello.
Nota de la autora: Buenas a todos! Bienvenidos a mi primer fic, espero que os guste y que os divirtáis leyéndolo, tanto o más como yo escribiéndolo. Por favor, tanto si os ha gustado como si no me alegraría muchísimo que me dejaseis un review. Un fic sin reviews es un fic sin razón de vivir xDD Además de que levantan la moral a la autora! Si habéis escrito alguno me entenderéis…
Os adelanto que va a ser un fic algo largo según tengo previsto (sed pacientes) y que lo estoy haciendo con mucha ilusión. Espero no decepcionaros! Muchos besos a todos!
Capítulo 1¡MÚERETE!
No había nada extraño en aquella fría tarde de noviembre. Los árboles empezaban a cubrirse de una fina nieve y la helada brisa congelaba a cualquiera que se atreviese a pasear por los terrenos de aquel enorme castillo, aquella misma helada brisa que entraba suavemente por las ventanas y movía las capas de los centenares de chicos y chicas que habitaban aquel castillo, que en ese momento corrían de un lado a otro para llegar a tiempo a sus respectivas aulas. Solo una chica, de enormes ojos castaños y pelo revuelto y ondulado, no corría para llegar a tiempo a clase,además deun chico de un cabello intensamente platino y cara afilada y pálida. Parecía que no se alegraban en absoluto de estar uno enfrente del otro.
- No sé cuantas veces he de repetirte que desaparezcas de mi vista, Malfoy. Tengo cosas mejores que hacer que perder el tiempo con tus tonterías.
- Quizás piensas que a mí me gusta perder el tiempo contemplando a sangre sucias como tú, Granger, pero el profesor Snape me ha pedido que diga a Potter que el día previsto para su castigo será el próximo jueves, y como puedes comprobar Potter ha desaparecido del mapa y yo tengo prisa.
- Harry está haciendo un entrenamiento de ultima hora, así que…
- Oh, el gran Harry Potter, perdiendo clases para entrenar. Por más que entrene no creo que solucione ser el más patoso de toda la historia del Quidditch, con el mayor numero de caídas en lo que lleva en Hogwarts.
- ¡No te pases con Harry, lo que te pasa es que estás que te mueres de celos porque te echaron del equipo por no haber cogido nunca en tu vida la snitch!
El tono de la conversación iba elevándose con cada frase, con lo que prácticamente hablaban a gritos, cada uno con su varita en la mano. Parecía que lo único que podía detenerlos era la llegada de un profesor.
- ¡Cállate, imbécil, tu que sabrás del Quidditch, si lo más cerca que has tenido una escoba es cuando barrías el suelo de tu sucia casa muggle!
- Puede que no sea buena con las escobas, pero al menos yo usaba la escoba para algo, tu solo la utilizas para hacerte el interesante y ondear al viento tu preciosa placa de Nimbus 2001, con la que compraste tu puesto en el equipo.
- Al menos yo tengo dinero y estatus social, Granger. Tú lo único que tienes es montañas de libros en los que meter la cabeza cuando te sientes marginada y una sangre podrida corriendo por tus venas.
- Eso sí que no te lo consiento, niñato engreído. Puede que mis padres no sean magos, pero me quieren más de lo que nunca te han querido a ti los tuyos. Creo que querían más al elfo doméstico que a ti, Malfoy.
La cara de Malfoy parecía a punto de explotar de la rabia con la sola mención de sus padres.
- No menciones nunca más a mi familia, sangre sucia, no eres lo suficientemente privilegiada para ello. ¿Sabías que aunqueel señor oscurohaya caído de nuevo siempre habrá seguidores suyos acabando con asquerosos muggles como tus padres?
- No me asustas Malfoy, no eres más que un montón de estiércol con una buena dosis de egocentrismo. ¡Ojala desaparezcas de este planeta y no te vuelva a ver en toda mi vida!
- Lo mismo pienso yo de ti. Por mi ¡Muérete en este mismo instante!
- Igualmente, hasta nunca imbécil.
Y con un movimiento brusco Hermione Granger pasó casi arrasando con Malfoy y se dirigió hacia la clase de Encantamientos. El profesor Flitwick no regañó demasiado a Hermione, ya que era una de las mejores alumnas del curso. La clase transcurrió sin ningún otro incidente, salvo que Ron partió la silla de Harry y éste fue a parar al suelo, en lugar de partir una rama de arce con el hechizo adecuado como había indicado el profesor.
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El timbre sonó y todos los alumnos salieron disparados hacia sus respectivas salas comunes para relajarse frente al fuego después de un intenso y frío día.
- ¿Porque no vamos a las cocinas a pedir a los elfos domésticos algunas botellas de cerveza de mantequilla?– Sugirió Harry- Pueden irnos bien
- Buena idea Harry, seguro que Dobby se alegrará de darnos montañas de pastelitos y batidos calientes- A Ron la sola idea de tomar pastelitos de crema de duende y una buena jarra de cerveza de mantequilla le alegraba el estómago
- Id vosotros, necesito ir al lavabo un momento, luego nos encontramos en la sala común.
Harry y Ron se quedaron mirando a Hermione mientras se alejaba corriendo hacia los lavabos de las chicas.
- ¿Que crees que le pasa, Ron?
- Bueno, es evidente, debe de agobiarle ver un elfo domestico trabajando sin cobrar ni un duro…- pensó unos segundos- …o eso ¡o Hermione tiene la visita del mes!
Y riéndose a carcajadas los dos se alejaron hacia las cocinas, contentos con el futuro que les esperaba: una barriga bien llena de dulces y bebidas calentitas.
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En otra parte del colegio, cercana a las mazmorras, el chico rubio platino se dirigía a su sala común, con la mente en blanco. Le gustaba hacerlo a veces. Después de un día especialmente agotador se relajaba dejando viajar sus pensamientos sin rumbo fijo. De repente le vino a la cabeza la frase que había intercambiado hacia aproximadamente una hora ("Ojala desaparezcas de este planeta y no te vuelva a ver en toda mi vida" "Muérete en este mismo instante" "Igualmente, hasta nunca imbécil"…) Esas frases vagaban por su cabeza sin parar, interrumpiendo el viaje sin rumbo fijo de sus pensamientos. Odiaba a Granger, la odiaba con todas sus fuerzas.
Esas mismas frases y sentimientos vagaban por la cabeza de Hermione, sentada en el retrete del lavabo de las chicas, mientras intentaba leer un libro muy grande y pesado. Siempre había pensado que Malfoy era un cretino sin una gota de inteligencia ni nada que pudiese ser bueno, y en esos momentos el puesto número uno en el ranking de las personas más odiadas por Hermione lo ocupaba él.
Pasados unos minutos, cuando empezó a notar un hormigueo en cierta parte de su cuerpo a causa de estar apalancada sin moverse, cerró el libro y se dedicó a asearse. Cuando acabó todo este delicado proceso, se dirigió a la puerta del lavabo, al mismo tiempo que Malfoy se dirigía a la puerta de la habitación de los chicos, en la sala común de Slytherin.
"Cómo odio a Malfoy"
"Cómo odio a Granger"
Cuando sus manos tocaron el pomo de la puerta, una extraña fuerza les arrastró hacia dentro, sumergiéndoles en una habitación oscura, pequeña y con un fuerte olor a humedad. La misma habitación. Intentando moverse a oscuras, los dos chocaron el uno con el otro, haciéndose un gran chichón en la frente.
- Ouch! Quien anda ahí? – preguntó Malfoy
- ¡Eso mismo querría saber yo¿Dónde estamos? – Hermione se tocaba la frente con ánimo de calmarse el dolor – Un momento, encendamos nuestras varitas…
Ambos buscaron en sus bolsillos, y al mismo tiempo pronunciaron las palabras mágicas…
¡LUMOS!
Guardaron las varitas en sus bolsillos, y poco a poco levantaron la cabeza, para finalmente cruzar sus miradas y soltar un grito ensordecedor.
- ¿TUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!
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Hasta aquí el primer capítulo de esta historia. ¿Qué es lo que ha pasado¿Dónde se encuentran Hermione y Draco¿Qué pasará después?
Siento que se haya hecho tan corto…pero no puedo avanzaros más cosas de momento! Los próximos capítulos serán más largos, lo prometo!
Os aseguro que vale la pena esperar… Muchas gracias por leerme, prometo actualizar muy pronto, el segundo capítulo ya lo tengo casi acabado! Saludos!
Amy Moon
