Aqui les presento mi mas reciente escrito, es sobre los cumpleañeros del mes de Junio, ya ustedes lo descibriran conforme lo lean, ADVIERTO: Es lectura Hentai para personas mayores de edad y de criterio amplio, si no concuerdas con este tipo de lectura favor de abstenerte de leer que sobre aviso no hay engaño. Espero sus comentarios.

Disfruta de mi lectura como yo goce escribiendo.

Chica de Terry.

"Aquella Sensación de Soledad"

Tríptico Perturbador

Parte l

"ALBERT"

Una especie de frustración me recorría desde aquel día, sus reclamos tan elocuentes, tan justificados me paralizaron, sentí las miradas de los presentes sobres mí… ¿Qué podía contestar? Que excusa sin que sonara a justificación podría apaciguar el lacerante dolor de la chica, nadie dijo nada, parecía que en aquel momento la voz de Patricia OBrien era el sentimiento generalizado pero solo ella se atrevió a expresarlo de frente y abiertamente.

Que podía decir si el remordimiento y la culpa aun me persiguen… aun ahora. Quizás pude ejercer el poder de evitarlo pero había escogido un camino muy distinto, y esto solo es una de las consecuencias de las decisiones tomadas.

Stear… fue tu decisión después de todo, hablaste conmigo y yo… pude haberte disuadido, quizás pude haberlo hecho, quizás, ni el mismo Dios pudo o quiso evitar ese desenlace…

-Eras tu… ¡Eras tu todo el tiempo! ¿Por qué nunca lo dijiste? ¿Por qué no detuviste a Stear? ¡Pudiste evitarlo! Traerlo de vuelta y no lo hiciste ¡¿Por qué? Por que… nos engañaste… a todos…

Los justos reclamos aun resuenan en mi mente, no pude siquiera mirar a Candy a los ojos, el dolor de Patricia, su amargura y desesperanza me causan escalofríos ¿Cómo aminorar su dolor?


Sentí la necesidad de disculparme pues esa punzada no me dejaba en paz, estando en Florida le busque, no le permití evadir mi invitación a cenar y fue grata la sorpresa de su sagaz inteligencia, en segundos dio una simple solución a una problemática que rondaba mi cabeza y que a ratos me volvía distante.

Ella insistió un poco en saber que era lo que formaba esa arruga en mi entrecejo, le conté por temor a que se sintiera ofendida por mi falta de atención al momento presente por ocupar mi mente en asuntos del trabajo, fue tan simple para ella descubrir el trasfondo y la consecuencia entre bocado y bocado, después de un sorbo a la copa, mi gran sonrisa la tomo por sorpresa, sin saberlo me había dado la pieza del puzzle empresarial que yo no encontraba, se lo agradecí pero la tímida chica no le dio gran importancia a su sencillo comentario.

Durante la cena la mire con detenimiento, que hace una mente tan brillante y sin complejidad, pudriéndose entre libros sin regalar su sabiduría al mundo real. No permitiría que tal injusticia se cometiera, entonces a velocidad del rayo trame un plan, lo cual tomaría tiempo ya que debía primero ganarme la confianza de este tímido gatito asustado.

Mi siguiente viaje a Florida las O´brien, me hospedaron en su hermosa casa, no permitiendo que regresara al hotel donde ya tenia mi reservación, ante gesto tan amable no pude mostrar rechazo, me dio la ocasión de hablar mas con Patricia de conocerla mas íntimamente en el mundo privado de sus libros y escritos, poco a poco sin mostrarme invasivo me permitió adentrarme en su mundo privado, conversamos de sueños y anhelos y de cosas sin importancia, estuve tres días en su hogar y bastaron para formar una linda y fructífera amistad.

Patricia Obrien era un diamante en bruto, el cual había que limpiarle un poco algunas asperezas para que brillara en todo su esplendor, mi plan iba caminando poco a poco, con paciencia, para que en el momento preciso no pudiera ser rechazado, estábamos comunicándonos, inofensivamente le contaba uno que otro asunto de la oficina y ella me daba su opinión así sin mas, luego yo lo comentaba con George y me preguntaba de donde había sacado semejante idea, yo solo sonreía y le contestaba -De una chica- Los ojos de Johnson brillaban expectantes, sabia que me traía algo entre manos.

Esperaba que la oferta que le ofrecería como asistente ejecutiva durante el periodo de viaje por toda la costa oeste la aceptara y le viniera bien, una mente tan brillante y un carácter sin malicia como el de ella podría servir de mucho en el nuevo mercado en el que empresas Adley estaba a punto de incursionar.

Seguí buscándola, seguí frecuentándola, salíamos a cenar después de que terminaba mi jornada laboral, Patricia estaba pensando demasiado mi propuesta, aun no respondía, al final accedió no sin temor de no dar el ancho, yo lo sabia, y la entendía, había depositado demasiada confianza en ella y eso la tenia algo cohibida, Patty no se sentía capaz de pararse en medio de hombres de negocios y asesorarme como William A. Adley.

Para beneplácito de Albert, Patricia con mucha prudencia fue ganándose ese lugar en las juntas de negocios sin que a nadie le chocara que ella fuera una mujer en un mundo exclusivo de varones. Ella hablaba lo estrictamente necesario, incluso uno que otro imbécil machista trato de ponerla en jaque, pero la mente perspicaz de la joven, dejaba a mas de uno avergonzado y tantos otros maravillados con sus puntos de vista sencillos claros e inteligentes.

Para Albert fue grata la sorpresa de encontrar a una Patricia mas segura de si misma, cada vez que volvían a viajar y trabajar juntos, su cabello de corte redondo, se volvió un poco mas moderno, sus vestidos fueron dejando atrás a la señorita de colegio, develando a una mujer ejecutiva segura de si misma, los lazos, los holanes, el excesivo encaje y los colores pastel quedaron para siempre en el olvido, los zapatos de tacón alto, los colores vibrantes le daban una nueva dimensión de si misma, un maquillaje discretísimo, denunciaba a todas luces la candidez e inexperiencia de la chica, pero su inteligencia no permitía que se hicieran una falsa idea, quizás su semblante gritaba "casta e inexperta" pero ella demostraba que si permanecía así era porque seguía esperando a un hombre que se sintiera orgulloso y no tuviera miedo de llevar del brazo a una mujer inteligente y brillante que quería expresarse y que el hombre en cuestión no se sintiera deshonrado por ello.

Patricia al lado de Albert, era una dama en toda la extensión de la palabra, caminaba a su lado pero nunca de su brazo, su relación era estrictamente de trabajo pero Albert no perdía la ocasión para demostrarle que el siempre la consideraría ante todo una dama, sacaba su silla, la anteponía a su persona no permitiéndole a nadie olvidar que ella estaba primero que el en cualquier tipo de atención y situación.

Patricia viajaba a las ciudades mas importantes de la costa oeste, se sentía renovada y feliz, nunca imagino que algo como aquello pudiera pasarle, aunque no lo expresara Albert lo sabia, una persona reservada y tímida como ella, no le seria fácil incursionar en un mundo como el de él. Sin embargo se avoco en demostrarle lo contrario. Ella podía hacer mucho, ella podía dar mucho, y el se encargaría de demostrárselo, haría hasta lo imposible y no pararía hasta que ella se convenciera de lo que era capaz.


Su viaje a Brasil fue todo un éxito, disfrutaron del ambiente festivo de aquel país, bailaron samba y degustaron delicias culinarias exóticas, Patty a nada dijo que no, no danzo como las expertas y jacarandosas brasileiras con sus diminutos y llamativos atuendos multicolores y plumas, aun así le acompaño danzando samba por algunas calles en el carnaval de Rio de Janeiro. Ambos lo disfrutaron mucho, se divirtieron como dos niños, completamente relajados y felices.

Entre toda la algarabía festiva, Albert no olvidaba a Candy y encontró un momento libre para escribir una postal a Lakewood, no mencionaba a Patricia en su correspondencia, quería darle la sorpresa a Candy de lo cambiada que estaba su querida amiga, quería poder decirle a Candy que al fin sentía que le había pagado en algo a Patricia su dolor, devolviéndole esa seguridad que había ganado con su amistad con la rubia y que se esfumo de nuevo con la muerte de Stear, sabia que Candy lo aprobaría y estaría feliz por Patricia como lo estaba el, en realidad era una bellísima persona, una vez tomada la confianza podía ser una conversadora excelente y una compañía sumamente grata.

Por el momento mantendría en secreto su plan de sacar a Patty de su auto impuesto claustro. Estaba orgulloso de ella y de haber sido el causante de ese cambio, en su humor, en su personalidad, aun en su cuerpo, ahora parecía todo una hermosa dama que hacia voltear las miradas masculinas, se sentía orgulloso de ser el, su acompañante.


Aun percibo cierta resistencia en nuestra amistad, no se a que se deba, de repente la sorprendo ruborizada, mas aun en este viaje donde nuestra vestimenta es mas ligera de telas etéreas y suaves que dejan filtrar la brisa marina refrescando la piel.

Supuse que su rubor repentino se debía a lo cálido del ambiente, a la calidez del clina y a la calidez de la misma gente que no dejaba demasiado espacio personal, todos se trataban con soltura, confianza y bailaban demasiado pegados, moviendo sin pudor todo el cuerpo.

Aquel baile del pecado como le llamaban los lugareños, que se danzaba a orillas de la playa ya muy avanzada la noche, fue fascinante, Patricia estaba hechizada viendo como se movían los flexibles brasileiros, cuerpo a cuerpo, sudando, riendo, tocándose, acariciándose, haciendo el amor de pie, vestidos y frente a todo el mundo.

Aquella noche volvimos ya tarde al hotel en absoluto silencio, Patricia parecía perturbada y yo no quise incomodarla con lo que habíamos presenciado, para mi no representaba un problema, ninguno en lo absoluto, pero… siendo sincero había despertado vorazmente mi apetito sexual, me sorprendí mirando las caderas de la chica de lentes bajo su falda blanca calada, la blusa se le pegaba a los pechos por el sudor, revelando su sostén y sin querer una ligera y rosada aureola discretamente disimulada por el movimiento natural de la tela, era cierto que hacia calor y la brisa estaba cargada de humedad, pero su pecho baja y subía con dificultad, parecía tener prisa por llegar a su habitación, quizás ella… ¡No! Como puedo pensar que, ella también… también se excito viendo aquel baile… no, no, Patty es… Es Patty.


Otro mas de nuestros viajes, casi un año en compañía de Patricia y de sus consejos sobre asociaciones y fusiones de empresas con los Adley, llegamos a Oregón, el paisaje se apetecía bastante agradable para cabalgar, un Sábado en que no había reuniones de negocios la invite a pasear por los fríos alrededores, ella se excuso diciendo que me acompañaría gustosa pero al día siguiente, tenia algunos papeles que revisar, no insistí, no me gusta presionarla para no cohibirla, quiero darle la libertad de manejarse a su antojo.

El deseo de cabalgar era demasiado atrayente, así que di rienda suelta a mi stress cabalgando por la llanura, a la vuelta después de dejar al magnifico equino en las caballerizas del Country Club, me dispuse a acicalarme para la cena en compañía de Patricia pero olvide algunas pertenencias en el establo, regrese, estaba muy solitario los encargados habían cambiado de turno, el olor a heno y maderas llenaban el ambiente, solo una voz femenina se escuchaba en la lejanía, mientras me dirigía hacia allá, vi salir de la cuadra mas alejada a una mujer de curvas pronunciadas que resaltaban sobre sus pantalones de montar, salió de los establos cerrando la puerta corrediza por fuera.

Se escucho un relincho, luego una suave y tímida voz calmando al equino de inmediato la reconocí, me acerque sin hacer ruido, el establo estaba quedándose a oscuras por el repentino crepúsculo, la chica asomo la cabeza y miro en ambas direcciones, no me vio, me escondí porque quería sorprenderla, escuche su voz llamando al equino y el sonido característico de las botas en el estribo de quien monta el ligero relincho del caballo y la voz de Patricia hablándole suavemente, me acerque mas sin hacer ruido, atisbe por el recodo de la puerta, la vi de espaldas a mi, montada sobre el caballo acariciando su crin con sus manos enguantadas, murmuraba cosas no muy legibles, sonreí, me di cuenta de que ella no sabia montar, y que había pedido a la instructora que le enseñara como, supongo que lo mas básico.

El caballo estaba asegurado dentro de la cuadra, no tenía mucha libertad de movimiento, supuse que la chica la había dejado sola un momento para que se familiarizara con el manso corcel, capado el bello ejemplar, claro que tenia que ser manso.

De pronto sentí una sensación de vanidad u orgullo al saber que Patricia intentaba complacerme, que hacia lo que fuera necesario para no defraudarme, incluso tomar a escondidas clases de equitación antes de negarse y salir a cabalgar conmigo y confesar la razón, no sabia montar.

Mientras miraba hacia la distancia para que nadie me sorprendiera espiando pude escuchar como ella le contaba al equino que de pequeña un Pony pego la carrera tirándola, eso le genero un miedo atroz a pesar de que no sufrió mayores daños.

La chica estaba venciendo su miedo a montar por complacerme a mí, sonreí para mis adentros con vana satisfacción, sintiéndome sumamente enardecido de orgullo, nunca había sentido sensación igual y esa emoción me fascino.

De pronto una especie de gemido me trajo de mis pensamientos, volví a adaptar mi ojo espía a través de la rendija de la puerta y este se abrió con sorpresa, tuve que parpadear varias veces para lubricarlo y no dejar de mirar…

Patricia literalmente cabalgaba sobre el caballo pero este estaba atado… ella tomo la tienda con ambas manos mientras sus piernas se apretaban a los estribos y sus cadera simulaban el movimiento de trote… me quede sin aliento, cuando ella hizo el movimiento cada vez mas y mas rápido.

Soltó la rienda y se tomo de la montura con ambas manos mientras saltaba ligeramente sobre la silla, luego repetía con vigor el movimiento de trote y sus gemidos comenzaron a brotar de lo más profundo de su garganta…

¿Que era lo que estaba presenciando? sin embargo no podía apartar la mirada y dejar de llenar mis pupilas de tan lasciva acción, de fisgonear aquella escena privada, veía los músculos de sus redondas nalgas contraerse mientras se frotaba contra la montura, las piernas rígidas, el cuerpo curveado hacia atrás, ella gemía, su brazo derecho delataba un movimiento justo, fino y rápido directamente en su ingle, ella se estaba…

Al instante fui consiente de mi erección que rozaba la madera de la puerta, me agazape contra ella y mi hombría quedo en la ranura justo por donde espiaba, como queriendo presenciar al igual que mis ojos lo que sucedía dentro, me tenia tan duro como una roca, mi miembro parecía querer abrir paso entre el marco y la hoja de la puerta, el roce era angustiante no pude evitar frotar la longitud hinchada entre la ranura varias veces que solo acrecentó mas mi ardor, me detuve en seco si seguía evidenciaría mi presencia.

No deseaba ser pillado, mas por el egoísmo de mirar y no perderme como terminaba la escena que detonaba dentro, contuve mi propio goce privándome de el, no me hubiera importado que descubriera que estaba allí mirándola dándose placer de aquella manera tan… lujuriosa, era adictivo, no podía dejar de mirar…

Tenia la garganta seca, los labios deseosos, el cuerpo entumecido, mi ingle clamaba por atención y satisfacción inmediata quería entrar ahí y…

De pronto en un movimiento exagerado, ella apretó las caderas, abrió las piernas hasta donde el estribo le permitió, tensándose completa se echo hacia atrás tomándose con la mano izquierda de la silla exploto violentamente.

Su mano seguía consolándola, hasta que las fuerzas y la rigidez la abandonaron y se volvió hacia el frente completamente exhausta y satisfecha…

A los pocos minutos escuche sus pasos abandonar las caballerizas, salí de mi escondite entre en la cuadra, tranquílese al caballo con caricias y silbiditos suaves, toque la montura aun estaba caliente, húmeda… al igual que mi dolorosa erección, Patricia…

Había gemido mi nombre en su clímax, lo había hecho… ¿o lo imagine de puro egocentrismo? Me sentí excitado de nuevo de solo imaginar que así fuera. Al siguiente día salimos a pasear en los caballos como si nada hubiera ocurrido.


Después de aquella invasión a su privacidad de mi parte, Patricia parecía la misma de siempre, pero desde entonces, su rubor era mas constante, sentía su mirada clavada en mis hombros y espalda como si me acariciara lento con la punta de sus dedos, esa sensación me llenaba de calor súbitamente, de pronto sentía que una fuerza eléctrica chispeaba entre nosotros cuando por un error de calculo nuestras ropas rozaban en las reuniones, de inmediato la imagen de Patricia sobre el caballo gimiendo mi nombre me hacían perder la total concentración al grado de tener que abandonar la sesión, llegaba al servicio de caballeros completamente empapado de sudor, no podía quitármela de la cabeza, los sueños perdiéndome entre sus piernas cada vez eran mas recurrentes, un vaso de agua no era suficiente para calmar la sed que sentía por dentro, sed de ella, de poseerla ahí sobre la mesa de juntas… ¡Demonios! Que pensamientos los míos… Ella es una niña… ¡No ella es una mujer! Tiene la misma edad que… ¡Maldición!

Cuando volvía al salón junto a todos esos hombres serios y malhumorados la pequeña Patricia se acercaba discretamente a mi, su aliento en mi oído me causaba escalofríos, contrastaba tan deliciosamente bien con mi sangre caliente haciendo un hervidero por todo mi cuerpo que me costaba disimular cada vez mas.

-¿Te sientes mejor?

-Si, gracias. -¿Mejor? ¿Que si me siento mejor? ¡Me ha preguntado la insensata! Saldría de nuevo de este lugar de no ser porque al levantarme expondría ante la junta de conciliación y arbitraje la tremenda erección que oculto bajo la mesa, causa de tu aliento cerca de mi oreja… Patricia, Patricia, no puedo más…

Sus palabras se clavan en mi mente yendo despiadadamente directo a mi ingle, después de que termino aquella tarde en la cuadra aun sobre el caballo, confeso su mas secreto sentimiento, aun mas que tener de amiga confidente a una silenciosa tortuga… Mi miembro no dejaba de dar latigazos contra mi apretado pantalón, demandando atención.

FLASH BACK

-Fue delicioso Tormenta… gracias… es, como lo recuerdo…

Tenia mi pequeño amigo "Rainbow" con el aprendí lo fascinante que es montar, descubrir estas sensaciones con un amigo especial no tiene precio, cada vez que llegaba del colegio corría a la caballeriza y lo montaba, pasaba la tarde flotando entre corrida y corrida… ah… era muy pequeña.

Es tal y como lo recuerdo, Tornado, aunque ahora tengo una inspiración mas palpable, casi al alcance de mi mano… pero se que es imposible…

Yo tendría uno años, amaba a mi Pony, me hacia sentirme muy feliz, me sentía cercana a mi padre el cual casi no me miraba… -Dijo ella con tristeza- me hizo falta su presencia, su protección, su guía, saber que confiaba en mi… Pero un día en medio del delicioso mareo por mi venida, "Rainbow" se asusto porque le hinque los talones con fuerza y corrió tirándome, me asuste demasiado, el dolor en mi pubis fue doloroso al golpearme con la silla, pensé que era un castigo de tanto que me gustaba hacer aquello y temí volver a montar… que tontería aun era demasiado niña para entender… "Tornado" Gracias por recordarme que absurdo fue el dejar de hacerlo, fuiste un buen chico al permitirme montarte. -dijo la chica acariciando el crin del equino, después de depositar un beso en su enorme mejilla.

Era una sensación de soledad la que experimentaba al frotarme contra la silla de Rainbow… era una sensación de estar sola, sin estarlo, de paz, tranquilidad, protección, una sensación tan agradable… casi lo había olvidado pero hoy volví a sentirla de nuevo… Soledad… Estoy sola… -Susurro muy bajo- Completamente sola… -suspiro un nombre apenas perceptible.

Fin Flash Back

-Patricia… Patricia… -Volvió Albert de su visión del pasado aquella tarde en la cuadra, resistiendo la tentación de volver a reacomodar su duro miembro en sus pantalones, otra vez- como quisiera ser, ese amigo especial que te lleve a cabalgar por las noches, paseándote clavada en mi montura, cabalgándome así, tan lujuriosa y dura, entre corrida y corrida…