Nota previa: CONTINUACIÓN DEL FANFIC "EL PODER DE LA DAGA"
Emma-sin-filtro-Swan está de regreso junto a su esposa Regina Mills. Justo, o casi justo, donde se quedaron. Una serie de nuevas aventuras en las que Emma revelará verdades, contará intimidades, incomodará a medio mundo, rebautizará partes corporales y a personas, y todas esas cosas que hace! Varios Tomos! #SwanQueen Mucho Humor o es lo que se intenta. OUAT no me pertenece, pero si mis ideas rarísimas! ^^
Disclaimer completo: OUAT no me pertenece, le pertenece a Adam Horowitz, Edward Kitsis y ABC. Yo los pido prestado. Si fueran míos hace tiempo que estaríamos celebrando el canon!
Recomendación: leer El Poder de la Daga. La verdad no sé si es totalmente necesario, pero creo que hay muchos aspectos que se perderían sin leerlo, como DE DONDE SALE CASI TODO! jajajajajaja En fin, lo dejo ahí! ^^ Recomendado queda! AU dentro del original!
La salida de la "Aurora"
Primera I
Emma Swan ingresó a la cafetería con su habitual sonrisa de las 7 A.M. de los días viernes. Es que los viernes eran los únicos días en que la rubia solía pasarse a primera hora. No desayunaba con Regina porque esta salía más temprano de casa, por lo que era la sheriff la que se encargaba de ese tema. O sea, iba a que la abuelita preparará sus cosas favoritas y las de la morena, para luego dirigirse a la alcaldía. El único que hacía vida cada vez más independiente era el joven Henry, quién desayunaba en la cafetería, pero una hora más tarde.
-Abue... - la sheriff había empezado a mutar los nombres de las maneras más extrañas posterior a su regreso de Camelot –...nos días, lita! – la saludó con una sonrisa de oreja a oreja.
-Buenos días, Emma – contestó la abuelita sin remarcar la tontería del saludo, para no darle alas - ¿has dormido bien que traer tan buena cara?
Emma se río audiblemente – oh, no, la cara es porque no he dormido nada.
La abuela levantó la mano, adelantándose a los acontecimientos – si vas a comenzar a desperdigar tus asuntos de cama con la alcaldesa a las 7 de la mañana, te voy a solicitar que te retires – le advirtió – número uno, porque no me apetece saber lo que hiciste o lo que hizo Regina; número dos, porque el local se reserva el derecho de admisión y permanencia; y número tres – concluyó – porque no quiero que peligre la integridad física de la sheriff cuando la alcaldesa se entere que lo ha vuelto a hacer.
Emma resopló – uf, no me dejan ser, no los entiendo – se quejó – y no pensaba contarte nada, aunque deberías interesarte – le aconsejó – si tanto quieres que Ruby venga a visitarte con su novia de Oz, tendrás que estar al tanto de cómo van ciertas cosas, aprender a entender señales y ruidos – sonrió de medio lado – no querrás pillarlas en pleno acto de amooooor – estiró la "o" casi exponencialmente.
-Me basta con pedirle que cierre la puerta con llave, querida – la mujer mayor caminó hacia la cocina – lo de siempre, ¿imagino?
-Sip – dijo Emma sentándose a la barra de la cafetería – bien fuerte el café de la señora – agregó – que la pobre tenía mucho trabajo hoy.
-Y, aun sabiéndolo, tú la dejas sin dormir – la abuela siguió su camino.
-¿Qué puedo decir? – anunció Emma para que la mujer la oyera – no pude resistirme – lo único que escuchó fue un "Shh" – las personas mayores no entienden el amor de los jóvenes – murmuró suspirando.
-No creo que tenga que ver con la edad – le comentó una voz masculina. Sentado a su lado estaba el príncipe Phillip, quién le sonrió cuando ella cayó en la cuenta de que no estaba sola en la cafetería – Buenos días, Emma, encantado de verte.
-Felipin, mi amigo – ella le estrechó la mano. Últimamente, no había tenido demasiado interés por los príncipes, pero el joven era un conocido colaborador de las causas Swan-Mills-Nolan - ¿cómo estás?
-Estupendo, sheriff – dijo el hombre – trabajando en las cuadras, mientras Aurora, el niño y yo nos vamos adecuando a estar en el mundo sin magia.
-¿Extrañas Neverland? ¿O el bosque encantado? – quiso saber la rubia.
-No, a decir verdad, nos gusta la vida tranquila de aquí, o, bueno, eso creo – titubeó al terminar la frase.
El café doble, las ojeras y encontrarlo tan pronto en la cafetería, fueron señales para que Emma supiera que algo no iba tan bien como parecía querer contar su compañero inesperado de primera mañana - ¿qué sucede? – preguntó – está claro que algo no va bien.
-No es nada – trató de quitarle peso el príncipe – nada que no vaya a solucionarse.
-¿Y qué es lo que va a solucionarse, entonces? – insistió la rubia. No quería ser cotilla, pero lo era, para que mentir.
Phillip miró a ambos lados y bajo la voz – las cosas en casa no han estado bien estos últimos días, como cuando llegamos.
-¿Problemas de alcoba, joven caballero? – Emma nunca había sido discreta, ni lo sería. Si lo que había era problemillas de alcoba, ella tenía que enterarse. Era un asunto que le parecía irresistible.
El príncipe se retuvo de contestar por unos segundos, pero viendo la expresión interesada de Emma supo que ella lo perseguiría hasta los confines de Storybrooke para saber más. Sin contar, con que nunca se le había dado bien mentir y con que necesitaba hablar de ello. Encontrar un consejo.
-Algo así – confirmó el joven – Aurora no ha sido la misma, últimamente.
-¿Qué le sucede? Si es que le duele la cabeza siempre, estás jodido – soltó sin esperar respuesta.
-No, de hecho, ni siquiera se toma el tiempo para excusarse con algo así – Phillip hizo una mueca de duda – no sé si debería hablar sobre esto, es personal.
-Deberías, deberías – apuró Emma – por desahogarte, ¿sabes? – era obvio que no lo presionaba solo por cuestiones altruistas.
Phillip levantó el dedo – promete que no le dirás a nadie sobre esto – exigió – no quiero que todo el pueblo se enteré de este asunto.
-No pienso decírselo a nadie – Emma se mostró indignada por la acusación – siempre tengo la reputación de andar de cotilla, pero no es verdad – dijo en su defensa – aunque no puedo asegurarte que no se lo diré a Regina.
-¿Por qué no?
-Porque a mi esposa solo le oculto cosas, si son las que me permitan darle una sorpresa – explicó la rubia – cuando me pregunté qué he hecho hoy, se lo diré, seguro – aseguró sin inmutarse – así que ya sabes lo que hay.
El príncipe suspiró – bueno, no veo a Regina del tipo 'me meto en todo', como tú, seguramente será más reservada.
-¡OYE! – se quejó la sheriff, pero luego meneó la cabeza – vale, es cierto, para qué mentirnos, pero ¿me lo vas a contar o no?
-Sí, es solo que esto no es fácil para mí...
Emma hizo un gesto de entendimiento – oh, ya veo lo que sucede – dijo - ¿sabes que hay pastillas para eso? – señaló la entrepierna del joven con disimulo.
-¿Qué? – él se quedó estático sin entender - ¡No! – negó enérgicamente – no, no, no, no se trata de eso, todo va bien ahí.
-Si tú lo dices – la rubia se encogió de hombros - ¿entonces?
-Aurora ha estado diferente conmigo estos últimos días – se decidió a explicar el hombre – distante, incluso algo agresiva.
-¿No estará en esos días del mes? – la cara de Phillip le hizo darse cuenta que no tenía idea de lo que sugería – la marea roja, ya sabes.
Phillip se lo pensó un poco – ah, te refieres a la temporada de flores.
-¿La cuál? – Emma abrió los ojos como platos - ¿la temporada de las flores?
-Bueno, así lo llamamos en el bosque encantado.
Emma pareció hacer memoria y recordar algo que hasta ahora no había comprendido – ¿estás diciéndome que cuándo mi padre le dice a Snow que al terminar la temporada de las flores podrán divertirse se refiere a "eso"? – puntualizó las comillas.
-Supongo. ¿A qué pensabas que se referían? – le preguntó el príncipe.
La expresión de Emma fue de algo así como incomodidad – yo que sé, ¿a qué eran alérgicos al polen?, soy una persona inocente – sacudió la cabeza, parte por remarcar el trauma, parte para dejar de imaginar cosas que no quería – basta, basta – dijo – me basto con pillarlos una vez.
-Creo que decir algo como eso es más sutil que andar contándole a medio pueblo lo bien que Regina hace según qué cosas, Swan – sentenció Phillip y, antes de que Emma comenzará con el tema, agregó – el caso es que no es eso lo que le pasa.
-Has dicho que es algo que le sucede en el último tiempo – Emma sacó su faceta investigativa – ¿ha ocurrido algo que valga la pena mencionar antes o durante el proceso, querido 'Felinsastisfecho'? –ya empezaba con la tontería de nuevo.
-Las cosas no venían bien hace algún tiempo ya, pero no era nada que no solucionáramos – Phillip se detuvo a recordar – no me molesta que no quiera intimar, es solo que no parece muy feliz, en general – tamborileó con los dedos en la barra – sólo estuvo feliz cuando supo que Mulan vendría a visitarnos.
-Cierto, 'Feliprimido' – asintió Emma – estuvo por aquí antes de partir a Camelot.
-¿Cuánto más vas a seguir dándome nombres tontos?
-Tanto como me apetezca, 'Felimpotente'
-No es así – el joven recordó que discutir con esta "Emma" era lo mismo que discutir con un muro – contestando a tu pregunta, Mulan estuvo, pero ni siquiera alcanzamos a verla – Phillip bebió de su café que ya estaba bastante tibio – se marchó antes de pasar por nuestra casa.
-Es que tenía asuntos importantes y pelirrojos en Camelot – comentó Emma sonriendo de medio lado, socarronamente.
-Lo sé, nos enteramos que fue a ver una amiga, bueno, o algo más, según nos comentó Belle cuando regresaron – explicó el príncipe.
-¿Te sorprendió la noticia? – quiso saber Emma.
-No, es decir, nunca lo hablamos, pero intuía que a ella le interesaban más las mujeres que los hombres.
-¿Qué puedo decirte? Son mucho más interesantes – confirmó Emma.
Él río – el caso es que Aurora ha estado aún más disgustada desde esas noticias – el joven se rascó la cabeza – no consigue conciliar el sueño, casi no dormimos juntos, pasea por la casa todo el día, sólo se ocupa del pequeño.
-¿Y dices qué todo esto comenzó cuando se enteró de lo de Mulan? – quiso confirmar Emma.
-¿Crees que le molesta? – preguntó Phillip - ¿crees que no le gusta que tenga esa clase de comportamiento?
-Puede que sea homofóbica – respondió la rubia – eso o que... - se quedó en silencio un momento - ¡vaya!
-¿Qué cosa? – inquirió el hombre interesado.
Emma hizo un gesto de picardía – nada, 'Felipito sin usar', nada – no profundizó en lo que fuera que estuviera pensando -, pero creo que pronto iremos a visitar a tu mujer – lo miró, mientras recogía la bolsa que la abuela le pasaba por la barra y pagaba – me da que ella y yo tendremos una conversación de lo más interesante.
-¿Sobre qué? – quiso saber el hombre.
-Sobre cuanto entiende Aurora, ¿entiendes? – y, ante la mirada vacía del joven, se respondió así misma – ¡Nah! ¡Qué vas a entender tú! Adiós, abuelita – saludó a la anciana – Hasta pronto, 'Felipito en cuarentena'.
Bien, estoy probando a ver como cae! ^^ Saluditos! Se aceptan reproches, insultos y sugerencias!
