Hola.

Los personajes no me pertenecen, pero sí la historia.

:]

Inmortalidad

Siempre tuve una obsesión con respecto a los vampiros. Pero, para ser más exactos, esa obsesión no sería cierta del todo.

Durante los últimos años han salido nuevos libros y películas sobre vampiros y, bueno, son retratados como casi dioses, ya sea por su hermosura, inteligencia y distintas habilidades que poseen. Y digo poseen, porque sé que existen.

Nunca los he visto, pero ¡Vamos! ¿A qué sería genial conocer a alguno? Claro que no quiero que me succionen la sangre o algo así…

Más bien, esa obsesión sería admiración. Quisiera ser inmortal y vivir todas esas aventuras que son narradas en los fantásticos libros; sin embargo, me es imposible.

Y deseo con todas mis fuerzas tener esa inmortalidad y alguno que otro don sobrenatural.


Todos los días pienso en que mi puesto en el salón de matemáticas es poco beneficioso para mí.

—Es demasiado genial para ser verdad.

—Pues créelo ¡Es cierto! Llegan el lunes—respondió alguien que no era mi amiga.

Me sentaba en una de las carpetas del medio junto a mi mejor amiga, Sango. Sentarse al lado de tu casi hermana es genial, pero no si la carpeta de adelante es compartida por las dos personas más superficiales de la escuela. Las populares.

—Y eso fue todo lo que me dijeron—susurró bajito—. Ah, y sé el nombre de uno de ellos ¡Uno se llama InuYasha!

Su amiga puso los ojos en blanco.

—Sí, sé que suena raro, pero ese es su nombre. Aunque…—sonrío— el nombre lo vuelve más atractivo ¿a que sí?

Ahora era yo la que ponía los ojos en blanco. No podía creer que la aparición de unos jóvenes en nuestra escuela sea motivo de tanto alboroto. Además, me sentía un tanto incómoda al inmiscuirme en conversaciones ajenas, pero no tenía de otra. Mi mejor amiga había faltado y, por lo tanto, hoy me sentaba sola. Tenía la mala suerte de que en la peor clase, matemáticas, ningún amigo más la compartiera conmigo.

—Sí—afirmó Kagura emocionada.

— ¿Tú qué opinas, Kagome? Tal vez por fin consigas novio así—se volteó para mirarme directamente a los ojos.

Me hubiera gustado golpearla, pero decidí mantener la diplomacia.

—No soy de la clase de personas desesperadas por uno, Kikyo.

—Apuesto a que InuYasha jamás se fijaría en ti.

Ugh, ya era demasiado.

—Escúchame, Kikyo, yo…

—Chicos ¿Cumplieron con sus deberes?

Por primavera vez en mi vida, odie a la profesora más de lo normal.

—Lo siento, Kagome—sonrío con sorna—. Debemos de atender.

Se volteó y sacudió su cabellera con gracia.

—Uno de estos días voy a…—dije colocando mis manos como si fuera a ahorcar a alguien.

Concentre mi vista en la nuca de Kikyo para ver si así, al menos, podía fastidiarla. Algo que nunca lograría, ya que mi pequeña esfera de energía negativa comparada con las grandes olas de energía positiva que le brindaban los chicos, embelesados por la belleza de Kikyo, era mucho menos potente…y si a eso le sumamos su orgullo y altivez…

Y poco a poco los días, en los cuales el tormento parecía normal en mi vida, se hicieron monótonos.

Y al final del viernes noté que nada emocionante sucedió durante los demás días. Levantarme. Llegar tarde-para variar-. Hablar con mis amigos y lidiar con Kikyo. Comer. Clases. Volver a casa. Hacer tareas. Dormir.

¡Ah, y no olvidemos la parte más importante y excitante de mi vida diaria! De noche me convierto en vampira y recorro las calles de Tokio buscando una víctima con quién zacear mi sed…

Bien. No era cierto, pero es lo que deseaba, aunque lo de zacear mi sed con una pobre víctima ya estaba descartado.

Recuerdo que a los vampiros los retrataban como hermosos. Me pregunto si me convirtiera en vampira, Kikyo sentirá envidia por mi belleza. Sé que suena superficial…a mí no me interesa en lo absoluto, pero sé que a Kikyo sí.

Sonreí para mí misma.


— ¿Aló?

— ¡Sango!—canturreé—No te conté eso, lo importante.

—Lo sé. Lo siento por faltar a clases ¿Kikyo te hizo la vida miserable otra vez o ahora tiene otro pasatiempo?-río.

Fruncí el ceño.

—Pues digamos que le gusta el de ahora.

—Lo supuse—escuche como Sango apretó el botón del altavoz en su celular, ya que nuestras conversaciones siempre eran muy largas— ¿Qué era lo que me ibas a contar, eh?

—Oh, cierto. Mi familia se fue de viaje, ya que el abuelo se enfermo. Nada grave en realidad, pero ya sabes como es mi mamá: siempre exagera.

—Eso significa que tenemos la casa para nosotras solas ¡Wuju!

—Sí-salté de emoción.

Nunca me habían dejado sola en la casa y quería aprovecharlo para pasar tiempo con mis amigas.

— ¿Cuánto tiempo estarán fuera?

—Tal vez unos dos meses—sonreí—. Sota estará en casa de una tía. Mi madre no confía mucho en mí como persona responsable—puse lo ojos en blanco.

—Eso es bueno, así ese niño no rondara la casa para…—oh, oh— ¡nuestra mega fiesta de la preparatoria! Ya tengo todo planeado para esto.

—Este, Sango.

—Primero, debes deshacerte de esos muebles feos de la sala. Lo siento, Kagome, pero son feos…

—Sango.

— ¡Ay, no! Esperemos a que vengan los chicos nuevos para poder ver si los invitamos también y luego…veremos que hacemos para arreglar esta casa y que…

— ¡Sango! No fiestas ¿entendido?

El silencio significaba que estaba molesta.

—Sango…

—Está bien. Pero pienso que debes aprovechar esta casa mejor.

—Lo haré; por eso, si quieres puedes venir aquí y podremos vivir como si fuera nuestro departamento ¿eh?

—Sería genial. Será un experimento para ver si así es buena idea comprar uno cuando estemos en la universidad, compañera.

—Claro. Oye, me tengo que ir. Debo comprar algunas cosas en la tienda.

—Es demasiado tarde. Ten cuidado.

Y sí. Mi gran error fue no tener cuidado.

Camine sola por las calles oscuras y estrechas del vecindario. También podía observar alguno que otro grupo de chicos, tal vez, planeando algún ¿robo? Sin embargo, no quería preocuparme y que mi mente me jugara una mala pasada o bloqueara el movimiento de mi cuerpo, así que apresure el paso para comprar algunas sopas instantáneas. Tenía demasiada hambre para esperar hasta el día siguiente.

—Lo siento, señorita. Se han acabado, pero a esta hora puede encontrarlos en el supermercado central.

—Gracias.

Suspiré. Diez menos cuarto de la noche.

¿Alguna vez mencione que me asustaba la oscuridad? Sé que me siento atraída por los vampiros, pero la oscuridad no estaba entre mis puntos más apreciados.

Al fin llegue al supermercado y encontré las dichosas sopas instantáneas. Si estas no estaban ricas demandaría a la empresa.

—Qué frío hace aquí.

Comenzaba a considerar que no fue una buena idea caminar a través del callejón para acortar el camino a casa, pero soy adolescente y sí que tomó decisiones apresuradas…y estúpidas.

Cuando logre ver a través de la ligera neblina que se formaba en la ciudad, la figura de un hombre me sorprendió.

Era alto, algo corpulento y rubio, extremadamente rubio, ya que su cabello era casi blanco. Era un hombre apuesto. Tal vez el rostro más hermoso que haya visto. Cuando termine de analizarlo, recién note su cercanía y la forma insistente con la cual me miraba.

¿Alagada? No, no soy Kikyo. Más bien estaba atemorizada.

De un momento a otro comenzó a caminar a mi alrededor de un mofo ágil y con movimientos elegantes. Ahí fue cuando atine a notar la inmovilidad de mi cuerpo y el ligero temblor en mis piernas.

Enfoque mi vista en él y sus ojos se detuvieron en los míos. Fue como si quisiera ver a través de ellos mis sentimientos y emociones. Y al parecer, lo que observaba en ellos, le gustó.

Miedo. Y tal vez algo de excitación.

De todas las cosas que podían ocurrir en una noche como esta, tenía que ser precisamente conocer a un vampiro. Genial.

—Hueles bien—susurró aspirando con fuerza el aire.

Vampiro. Mi más grande sueño hecho realidad.

— ¿Eso es bueno?—logré articular con voz temblorosa.

Lo último que me hubiera imaginado es tener un vampiro al frente mío.

—Tal vez—ronroneó. Ok. Esto ya me estaba asustando—Hueles bien y además eres linda. Uh. Qué gran banquete.

Un nudo se hizo en mi garganta y me impidió gritar. Mire desesperada a mis costados con el fin de observar mis posibilidades de huida, pero las calles estaban vacías y silenciosas. Oh, Dios. Nadie podría salvarme.

Kagome, tú deseo era convertirte en un vampiro ¿oh, no? Mente tonta.

Se acerco tan rápido hacia mí que ni lo vi venir ¡Por Dios, era demasiado veloz! Con un pronto y raudo movimiento, quiso acariciar mi mejilla, pero solo se limito a rozar levemente sus dedos por la piel de mi mejilla izquierda para luego deslizarlos por mi cuello.

—Suave piel.

Una expresión divertida, pero siniestra, a la vez, se hizo notar en la curvatura de la comisura de sus finos labios. Una expresión que sería la última en ver antes de mi inesperada muerte.

Cuando estás a punto de fallecer, supuestamente recuerdas toda tu vida en cuestión de segundos, pero yo no recordé nada de ello. Simplemente se quedo grabado en mi mente el rostro de mi presunto asesino.

Las aletas de su nariz se estiraron al aspirar con fuerza el aire que se arremolinaba en mi contorno. Sonrió aún más y causó que su rostro sea deslumbrante, digno de un pintor.

Al momento en el cual él retiró mi cabellera a un lado, un escalofrío recorrió mi cuerpo de por sí ya tembloroso. Mi rostro se contrajo del horror; sin embargo, algo en mi interior estaba esperando ese preciso instante con cierta excitación, en el cual el pondría al fin sus colmillos en mi cuello. Tal vez se debía a mi fascinación por ellos.

—Ah, algo anda mal aquí.

Se reincorporó velozmente. En un abrir y cerrar de ojos estuvo a dos metros de mí.

—Eres diferente—dijo arrugando la nariz. Elevó su mentón con su dedo en una pose pensativa.

— ¿Por qué…? ¿Por qué no…?—tartamudeé.

—Exacto. Eso es.

Sonrió.

—Tú no sientes miedo, el miedo suficiente de un humano normal. Qué desperdicio de tiempo.

Movió su cabeza negativamente.

—Espera ¿Eres un vampiro o no? ¿Esto es una broma?

Vamos, la broma sería muchísimo peor. Todos se burlarían de mí y digamos que no me gustaría ser el centro de atención ahora, ni en ningún otro momento.

—No—dijo serio—, pero ahora ya no importa. Tengo sed y eres la única aquí—camino hacia mí en paso humano, se podría decir—.No tienen orden, pero ¿eso responde a tus preguntas?

Retrocedí unos cuantos pasos por simple inercia, pero, nuevamente, se aproximo hacia mí. Atrapo mi mentón con su mano izquierda con fuerza y con la otra mantenía cogida mis delgadas muñecas. La inmovilidad de mi cuerpo era muy obvia. El aire helado que circuló en ese momento me dejo mucho más estática de lo que ya estaba.

-Hermano.

¡Auch! Había caído sentada y mi trasero ahora pagaba las consecuencias. Me puse de pie de forma lenta y desorientada ¿Qué había ocurrido? ¿Estaba soñando?

-¿En que estabas pensando?-la voz aterciopelada de un hombre me saco de mis pensamientos.

Tal vez, en el principio, me equivoque de calificar al vampiro como el ser más hermoso. El muchacho que estaba frente a nosotros, lo era más aun.

—Hermanito, siempre destruyes la diversión.


Hola otra vez.

Espero que les guste.

;D