Hace mucho que le debía a Enri algo de América/China así que aquí está~ aprovechando, otra vez, el drabblethon. Y creo que no quedó ni tan mal, no he visto muchos fics de cosas como esta pero es de lo que me gusta escribir. Así que sin más reparos, el drabble de titulo patético:
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Idiomas
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-No sé por qué valoras tanto tu inglés, aru -dijo sin dudar China, apoyando las manos en las rodillas. O eso parecía, las amplias mangas de aquel traje le impedían a Alfred verle las manos.
-Bueno, es mi idioma -aquel era un GRAN argumento para el americano, no necesitaba más. Pero aún así añadió-. Y es el idioma más hablado del mundo.
No podía decirse que la calma de Yao se perturbó en aquel momento, era tranquilo por naturaleza y al estar cerca el hiperactivo rubio se armaba de paciencia de forma que pocas cosas lo alteraban. Pero, sin duda, le sorprendió aquel comentario.
-El idioma más hablado es el chino, aru... -dejó caer con educación.
-¡Solo porque sois muchos! -Estados Unidos hizo un gesto para restarle importancia. Ambos estaban sentados, entre la comida, picando de los diferentes platos que Yao había servido para ambos.
-Pero sigue siendo el idioma más hablado -asintió.
-Ya, pero es que si solo lo hablas tú no cuenta -le explicó con paciencia el otro-. En cambio el inglés lo habla todo el mundo. ¡Es necesario!
-El chino también es necesario, aru.
-Podrías hablar inglés y ya no lo sería -le propuso alegremente, comiendo un buen bocado de arroz al mismo tiempo, Alfred.
-No creo, aru -lo denegó con amabilidad.
Aunque a veces sentía curiosidad por el otro idioma tenía claro que sus valores se inclinaban hacia el suyo propio. Era más equilibrado, más tranquilo, más como él y cuando mejor lo sabía era al practicar caligrafía. ¿Cómo dejar sus carácteres para asumir los de los occidentales, tan toscos, secos y escasos? ¿Cómo expresar todos los matices así? Imprensable.
-Oh, vamos, ¡deberías probarlo! Si quieres yo te enseño -se ofreció con una amplia sonrisa.
-Tal vez alguna tarde -aceptó un poco Yao, pero sus ideas estaban claras.
Habría rebatido los argumentos del americano pero sabía bien que Alfred no cambiaria su idea de que el inglés era el mejor idioma del mundo. ¿Por qué intentarlo entonces? Él ya sabía la verdad y no tenía nada que demostrar, ni ganas de arruinar una agradable comida.
