La brisa salada que llegaba hasta a mí a través de la ventana, esperando a que llegaras, tu suave cabello multicolor, esos ojos que cambian en dos segundos y el amor que siento tras ellos, el calor de tu piel en contacto con la mía y el sabor de tus labios. Tantos años de conocernos, amigos de niños, ahora estar tan cerca de ti me parece irreal. Aún recuerdo el miedo que tenía de expresarte mis sentimientos y que no fueran correspondidos.

Escuché la voz de mi padre desde la planta baja, mi corazón latió a mil por segundo y bajé todo lo rápido que pude, teniendo la espeanza que estuvieras tras la puerta.

-Vic, ten más cuidado, Ted no se va a ir- dijo mi padre negando con la cabeza mientras sonreía- Estos jóvenes enamorados de hoy.

Abrí la puerta y ahí estabas, con tu hermoso rostro en forma de corazón, tan alto y fuerte, con tu piel blanca y llena de vida, tus ojos miel que me derriten, Edward Lupin, hoy decidiste acabar conmigo, con el azul eléctrico de tu cabello, sabiendo que no me puedo resistir a pasar mis manos sobre él. Esperé a que saludaras a mis padres por unos segundos hasta que te tuve tan cerca como quería.

-¿Nos vamos?- preguntó ofreciéndome su brazo.

-Claro Teddy.

Me dejé llevar hasta que aparecimos cerca de un lago, era un lugar hermoso, un bosque tan fresco, lo mejor era su compañía, nos divertimos un rato, como niños pequeños lanzándonos agua, me sostuvo entre sus brazos y bajó hasta la profundidad del lago, provocando que me empapara.

-Ah, ¿quieres guerra, Lupin?- me puse de pie y con un poco de agua entre mis manos se la lancé a la cara y escuché su dulce risa.

-¿Qué apuestas Weasley?- me tomó por detrás, levántándome a penas unos palmos de la superficie, besando mi cuello, no logré poner resistencia, amaba que posara sus labios sobre mí, entrelacé mis manos detras de su nuca para besarlo.

Salimos del agua cuando bajó el sol, unas nubes grises comenzaban a aparecer, arrugué el entrecejo, sabía que era señal de lluvia, nos íbamos a empapar más de lo que ya estábamos, sentí sus manos suaves sobre mis hombros y un beso repentino, no dudé en corresponderle, el beso comenzaba a tener más intensidad, sabía a dónde llegaría, no me negué aunque fuera la primera vez, antes eran solo caricias y no pásabamos de ahí, pero este era el momento, continuamos hasta quedaernos sin aliento, las gotas comenzaban a caer sobre nosotros, se sentía la humedad sobre nuestras prendas, ya comenzaban a pesar por tanta agua, así que nos deshicimos de ellas, no le tomamos más importancia a la lluvia que comenzaba a intensificarse, no sabíamos cuanto tiempo llevábamos tendidos sobre la húmeda hierba, cuando la lluvia terminó y sólo se apreciaban las grises nubes sobre el cielo.

-Vamos a pescar un resfriado si seguimos aquí- comentó Teddy con una sonrisa de lado.- pero sería un placer que nos cuidaramos mutuamente si eso pasara.

Sonreí y noté un brillo nuevo en sus ojos, como si varios colores se juntaran a la vez, volteé un par de segundos al cielo, el sol volvía asomarse levemente mostrando un gran arcoiris, ¿sería eso lo que vi reflejado en los ojos de Teddy? Volví a mirarlo, los colores seguían ahí, ya no eran los ojos miel que estaba a acostumbrada a ver, no sabía si lo hubiera hecho con intención o de forma involuntaria por su don, era su naturaleza al fin y al cabo, el poder de cambiar de forma y mostrar varios colores a su antojo o por sus emociones.

-¿Qué pasa?-preguntó sacándome de mi ensimismamiento.

-Nada amor, es sólo que...tus ojos se ven distintos.

-Tu cabello igual, se ve más dorado con el brillo del sol-tomó un mechón rubio entre sus dedos.-

Nos vestimos después de que nuestras prendas terminaran de secarse y regresamos a mi casa por medio de aparición. Aquella noche soñaría de nuevo con esa mezcla de colores en los ojos de él, ese hermoso arcoiris.