Disclaimer/Declaimer: Los personajes y lugares dentro del universo de Harry Potter no me pertenecen—ya quisiera que fueran míos—sino a la grandiosa J.K. Rowling—para sus amigos, simplemente 'Jo'—y quien haya comprado los derechos. La trama y cualquier cosa que no reconozcan, si. La imagen pertenece a Dhesia.
—CONCURSO INESPERADO—
CAPITULO I.
Era un cálido día de junio en Hogwarts. Un día en el que muchos estudiantes de séptimo curso no podían más con los sentimientos encontrados que para ellos producía esa fecha. Algunos reían y paseaban con sus amigos por todo el castillo recorriendo cada uno de los lugares más especiales, pretendiendo así que los recuerdos no fueran borrados de su memoria. Otros simplemente descansaban en sus salas comunes recordándose cada cierto tiempo que no estarían ahí más de una semana y obligándose a convivir, por mero sentimentalismo ajeno, con sus compañeros de clase y o casa.
Por último, había unos cuantos solamente que se dedicaban a esconderse en sus habitaciones para poder llorar a gusto, ya que el admirar el que fue su hogar durante tantísimos años les producía esa clase de sentimiento con el que no se puede luchar y gracias al cual después de tres minutos pensando en que se marcharían sus ojos comenzaban a derramar esa extraña agua salada que escocía en sus mejillas.
Aunque, claro, había que suponer que tendría que haber una excepción a estas tres actitudes anteriormente descritas y por supuesto que existía.
En los terrenos, muy cerca del lago, había tres chicos, es decir, dos chicos y una chica de séptimo curso conversando y admirando todo lo que les rodeaba. Si alguien los observara de lejos diría que eran tres alumnos comunes y corrientes de una misma casa que platicaban sus últimas aventuras, pero no era así. Aquellos jóvenes estudiantes que estaban ya concluyendo su estadía en Hogwarts eran nada más y nada menos que Albus Severus Potter, su inseparable prima Rose Jean Weasley y su mejor amigo Scorpius Hyperion Malfoy.
Nadie hubiese apostado por la unión de estos tres jóvenes personajes del mundo mágico excepto, claro, la madre de Rose, Hermione Weasley, o quizá el padre de Albus, el mismo Harry Potter. Sin embargo ahí estaban los tres, un tanto aburridos, pero disfrutando de la compañía que tenían.
—Entonces Rose ¿qué harás cuando llegues a casa?—susurró Albus recostándose en la hierba húmeda.
—No lo sé, Al. Supongo que…
—Supone que llorar y llorar—comentó Scorpius con una sonrisa un tanto burlona en su pálido rostro.
— ¡Cállate ya, Malfoy! Supongo que leer un poco más sobre literatura muggle para dedicar tiempo a la especialidad que seguiré cuando termine mi carrera. Aunque no me vendría nada mal seguir escribiendo como lo he hecho desde que tengo memoria—respondió la pelirroja estirándose y recostándose también junto a su primo.
— ¿Aún escribes?—interrumpió Scorpius de nuevo con la duda en su voz y su rostro—pensé que habías dejado de hacerlo en quinto cuando Al encontró entre tus pergaminos ese poema viejo que escribiste en quien sabe qué año.
— No lo hice inmediatamente—Rose se sentó como si de un resorte humano se tratara y sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso—¿sabes rubio? No me gustaría recordar aquel penoso día en el que Albus casi, casi, deja de ser mi primo para convertirse en un perfecto desconocido para mí. Un perfecto desconocido que carecería de cierta parte importante de su anatomía que para ustedes los hombres es más que esencial.
—Gracias por recordárselo, amigo, ahora no habrá quien la pare—dijo el pequeño Potter con fastidio mientras se sentaba también para mirarlos mejor—. Tengo una idea que tal vez nos mejore el humor, sobre todo a ti prima. No te ofendas pero si recordar ese poema te enoja y avergüenza ¿por qué no dejamos de lado toda clase de rencor y resentimiento y nos lo lees a los dos?
Entonces, como si de algún nuevo hechizo se tratara, el rostro de burla se borró de Scorpius para dar paso a uno de sumo interés y el de vergüenza de Rose se intensificó notablemente.
—¿Qué estás diciéndome?
—Eso nos sacaría del gran aburrimiento en el que nos encontramos, Rosie, y pondría al tanto a Scor de lo que sientes hacia aquel amor platónico tuyo.
—¿Amor platónico? Rose perdón que insista pero ¿por qué siempre soy el único que no se entera de nada? —cuestionó Scorpius haciendo una mueca de indignación.
—No es que no confíe en ti, tú lo sabes…—respondía la pelirroja frente a él tratando de salir de su bochorno y levantando la mirada para hacerle saber a Albus que lo asesinaría—es solo que hay cosas que no podrías saber. Estoy de acuerdo con que son ambos mis mejores amigos pero ni siquiera le dije a Al por decisión propia, él se enteró porque leyó la dedicatoria sin mi permiso. Lo que todavía no le perdono ¿verdad?—y con esto dedicó a su primo una mueca de amenaza.
—Ni me perdonará… te lo aseguro—el pelinegro compuso una mueca de aflicción.
Era bien sabido por todos los primos Weasley, sin excepción, que juntamente con el amor de su prima Rose hacia ellos venía el compromiso de respetar lo que ella determinara privado. La mayoría seguía el trato porque sabía a lo que debía atenerse. Sin embargo, el hijo menor de Harry Potter no lo hacía y eso lograba que su prima cobrara venganza cada que podía.
El asunto era que, hace más o menos dos años, Albus había encontrado entre los libros de su prima, y mejor amiga, un poema que claramente era viejo. Como no pensó que fuera algo tan importante, lo leyó, pero no contaba con que al final, casi al borde del gastado pergamino, estuviera escrita la fecha y la dedicatoria.
Miles de millones de preguntas surgieron en su cabeza al leer esto. Y es que, ¿por qué estaría enamorada de ese chico? ¿por qué nunca le había contado a él que era su primo y "mejor amigo"? ¿cuándo había empezado esto sin que él, "Albus Severus Potter, amo y señor de la observación intensa", se diera cuenta? No podría cuestionarla, ya que si Rose se enteraba de lo sucedido seguramente lo mataría e iría a Azkaban; y él, su primo favorito, no quería que por su culpa tuviera dos explicaciones que dar: el por qué lo había matado, llevándola a revelar su secreto a aquel que era (como ella lo nombraba) "el gran amor de su vida".
Así que fingió nunca haber encontrado nada y guardó el poema entre las páginas del mismo libro de transformaciones en el que lo había encontrado. Con lo que no contaba era con la inimaginable inteligencia que predominaba en Rose y cuando esta se fijó que el pergamino no estaba colocado en la página trescientos cincuenta y dos, que era donde ella lo había dejado, si no que estaba en la ciento veinticinco fue directamente donde su primo para llevárselo a un salón aparte y así poder reclamarle a sus anchas sobre lo que había hecho.
No era en absoluto bonito el recordar todos estos desastrosos acontecimientos porque con estas memorias venían también las de las grandes humillaciones que Al había sufrido para que Rose lo perdonara. Así que acordaron no volver a traer esta historia a su mente durante lo que les restaba de vida; pero, claro, al pequeño hijo del niño que vivió no le era justo que ese amor no fuera revelado ya que, si le preguntaban a él, ese personaje también había vivido enamorado de su prima desde hace mucho tiempo. Y, además, no era fácil olvidar cuando se los imaginaba como pareja cada que los veía conversando.
Entonces este seis de junio, justo a tres días de su graduación, Albus Potter encontró el momento preciso para que su prima fuera feliz y aprovechó aquel instante de interés en su mejor amigo para llevarlo a cabo.
Después de incansables minutos en los que Scorpius jugaba con las cintas de sus zapatos cavilando en la posibilidad de ser de los afortunados en saber acerca de la dedicatoria del poema de Rose y en los que la hija de Ron y Hermione se indignaba cada vez más y más, Albus dijo:
—Les propondré mi idea. Sé bien que tú, Scorpius, como buena serpiente sabes disimular muy bien tus sentimientos y que tu pálido rostro trata de ocultar lo que tu corazón guarda. Pero en el fondo, y muy a pesar de que hayas elegido como carrera Auror y no literatura, late un corazón sensible que cada noche maquila interminables escritos hacia la mujer que ama; por otro lado, primita, gracias al gran interés que tienes hacia la literatura, tu increíble e inigualable inteligencia y a ese gran amor secreto que has llevado contigo durante años, sé que posees hermosos poemas, bellos en verdad, capaces de hechizar sin varita a cualquier hombre que los lea. ¿Qué les parecería si hacemos un concurso en el que yo seré el juez calificador y en el cual ambos podrán ayudarse para mejorar su técnica?
—¿Y qué ganaría?—preguntó Rose con desconfianza.
—No lo sé—respondió Albus pensativo—tal vez la oportunidad de restregar en la cara a una serpiente que un Ravenclaw siempre ha de ser mejor que ellos.
—Me parece una idea estupenda—repuso la pelirroja sonriendo abiertamente.
—Entonces ¿cuándo iniciamos? ¿quieres que escribamos algo nuevo para la ocasión?—cuestionó Scorpius a su mejor amigo poniendo una mueca de resignación. Y es que era difícil que se negara a los planes de estas dos personas aun cuando sabía que Rose sacaría provecho de todo esto y que, muy probablemente, ella ganaría en el concurso.
—No tienen que escribir nada pues, por lo que sé, cada uno tiene siempre en su mochila un cuaderno muggle en el que redactan escritos geniales—comentó Albus con interés al darse cuenta de que ambos estaban aceptando.
—Bien, Al, pero ¿cómo sabes tanto acerca de lo que tenemos o no en nuestras mochilas?—espetó Rose astutamente.
—Eso no importa, Rosie, aunque si quieres una explicación los dos son mis mejores amigos y miles de veces me han pedido cargar sus mochilas, o bien, que busque dentro de ellas algún libro ¿feliz?—respondió hábilmente el pelinegro al comentario de su prima—y bueno, les daré unos quince minutos para que decidan cual será el poema ganador. ¡Éxito chicos!
En ese momento, la pelirroja y el rubio tomaron sus respectivas mochilas y comenzaron a buscar dentro de ellas: entre libros, plumas, tinteros, ensayos, galletas y revistas, el poema que ganaría y otorgaría el premio al mejor romántico escritor en la categoría de amores secretos.
N/A:
hhola,geniaaales lectores!
primeramente mil gracias por leer este que será el primero de dos o tres capítulos de mi historia. gracias por darme la oportunidad de hacer que su imaginación vuele un momento con estas palabras que escribí, y gracias también por hacerse el tiempo entre sus otros muchos fics que tengan por leer. concluyendo con los agradecimientos, gracias (valga la redundancia. jaja. :$ ) especiales a samfj, por betear lo que hasta ahora va de esta historia, y si, ¡ si está dedicado para ti este primer capítulo, amiga! por apoyarme en mi escritura, y por hacer con tus pocos pero animados reviews, que mis labios formen una auténtica sonrisa. :D
espero en verdad que este primer cap les haya gustado, y no se preocupen, que ya trabajo en el final de este pequeño pero hermoso momento que imaginé apenas hace tres días, pero que me hizo sumamente feliz al escribirlo.
les envío un abrazo enooorme a cada uno de ustedes, y les deseo éxito en todo lo que estén realizando. solo por último, quisiera pedirles algo...
¿me regalan un review? :3
un beso
adry.
p.d. "sabían que": ¿si dejan un review, muy pro
