Disclaimer: Los personajes aquí presentados son propiedad de Nikelodeon y Craig Bartlett. Excepto claro, los creados por mí, para narrar la historia.
Espero que disfruten.
"Mi querida némesis"
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La luz de la tarde tan solo hacia el momento mas deprimente, una chica y un chico tomados de la mano intentaban desesperadamente que el tiempo se detuviera, Arnold miraba a Helga quien a su vez miraba al piso tratando de evitar mostrarle su dolor.
– Vamos amor no estés triste… solo serán unos años, y ademas nos veremos en las fiestas y en vacaciones – dice él finalmente tomando su barbilla y obligándola a verlo de frente.
Helga alza la mirada y le sonríe tristemente a Arnold.
– ¡Lo sé… pero tener que volver a separarnos es tan injusto! – replica soltándolo y cruzando los brazos, mientras sus ojos se llenan de lagrimas.
– ¿Me perdonaras por esto algún día? – dice él abrazándola, ella voltea y recarga su cabeza en el hombro de su amado.
– ¡Nunca! – solloza ella hundiendo el rostro en el pecho de Arnold que ahora es mas alto que ella.
– ¡Te amo cabeza de martillo!
– ¡Y yo a ti cabeza de balón!
– Veras que el tiempo pasa volando, con todo lo que hay que estudiar y los nuevos amigos… – trata de animarla antes de ser interrumpido.
– ¡Te queda advertido que solo amigos eh! ¡Nada de amigas! – dice la rubia seriamente.
Arnold solo sonríe y acaricia el rostro de su novia.
– Solo si tu prometes que no tendrás mas que puras amigas.
– ¡Sabes que eso para mi es imposible Arnoldo!
– Lo sé, pero tú sabes que puedes confiar en mi, como yo confío en ti ¿cierto?
Ella solo asiente con una sonrisa triste.
– ¡No sabes lo difícil que va a ser vivir sin ti amor, sobretodo porque ahora no tendré a ninguno de mis paños de lagrimas cerca!
– Bueno, la mayoría de nuestros amigos se dispersaron hacia todos lados, pero tenemos el internet y el teléfono, se que extrañaras a Phoebe, pero Gerald se queda aquí igual que tú.
– ¡Oh si, tendré un gran amigo que me detesta por que convencí a su novia de ir a estudiar a otro país!
– El lo entiende cariño, sabe que Phoebe lo merece, y te aseguro que él no te odia.
– Aja, esta bien te creeré, aún así, estaré muy sola sin ti, sin mi Phoebe y sin Brian!
– Bueno ya nos veremos en vacaciones, y ademas te prometo chatear contigo diario, aparte Phoebe y Brian lo prometieron también así que no nos vamos a extrañar tanto. Ademas te conté que Lila vendrá a estudiar en la misma universidad que tú, si la ves, puedes intentar ser su amiga.
– ¡Olvídalo cabeza de balón, ella y yo no tenemos nada en común, ademas cuantas posibilidades tenemos de encontrarnos en esa enorme universidad!
– Bueno eso es verdad – dice mientras no puede reprimir el impulso de abrazar a su novia.
Los dos permanecen abrazados por un tiempo, luego escuchan el anuncio que indica que el avión de Arnold debe ser abordado.
Arnold no puede evitar tomar con sus manos el rostro de su amada y besarla apasionadamente, despacio, perdiéndose por unos minutos en este beso que sabe muy bien será el ultimo que le dará antes de poder hacerlo nuevamente, Helga se deja besar, hace mucho que él es quien lleva la iniciativa en esos besos, apasionados y tiernos, sus manos pronto se entrelazan con las de él, separando al final sus labios y mirándose a los ojos con todo el amor que tienen en el pecho.
– ¡Te amo Helga! – dice él soltando los dedos de su novia antes de entrar a la sala de abordaje.
– ¡Te amo Arnold! – exclama ella sonriendo con amargura.
Arnold voltea una vez mas para llenarse de la imagen de esa chica rubia, piel blanca y ojos azules, quien es la dueña de su corazón. Sacude la mano diciendo adiós y voltea para dar su boleto a la empleada de la aerolínea.
Helga suelta un suspiro y se aleja del vidrio de la puerta, acercándose a los padres de Arnold quienes solo los observaban silenciosamente.
– ¡Se ha marchado! – dice con la voz quebrantada.
Stella le sonríe y la abraza, Miles hace lo mismo.
– ¡Vamos pequeña dama, hay que ver el despegue! – dice el padre de su novio con una sonrisa confortante.
Parados frente a un gran ventanal observan el avión donde Arnold viaja a otra ciudad para estudiar medicina, la carrera con la que ha soñado los últimos años, algo que Helga conoce muy bien y ademas acepta.
El avión despega, vuela alto en el cielo perdiéndose entre las nubes, alejando a un par de corazones gemelos que casi no pueden latir el uno sin el otro.
–oOoOoOo–
– ¡Cuídate pequeña dama! – le dice Miles sonriente al verla bajar del automóvil.
– Recuerda visitarnos cuando tengas tiempo Helga, los abuelos se deprimirían demasiado sin ver a Arnold y también a ti – expresa Stella tocando su mano con cariño.
– Prometo que lo haré con frecuencia… siempre que la universidad me deje.
– ¿Tienes quien te lleve al campus? – pregunta su suegro intrigado.
Helga alza la mano y la coloca detrás de la nuca mirando hacia su casa.
– Eso supongo Miles… mi hermana esta aquí, así que ella se encargara de todo, aunque Bob no quiera – responde un poco contrariada.
– Si necesitas algo… – dice Stella con preocupación.
– No… de verdad, Olga lo arreglara todo – dice sacudiendo las manos frente a los padres de su amado, quienes son casi lo mismo para ella.
– Bien nos vemos luego Hel, y recuerda si necesitas algo…
– No dudo en llamarlos – termina ella la frase riendo.
Stella y Miles la miran con cariño antes de poner en marcha el auto y alejarse de ella, quien al verlos desaparecer en la esquina, suspira y entra silenciosamente a su casa.
– Esto será duro sin ti… – dice antes de subir pesadamente por las escaleras hacia su cuarto.
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– ¡Vamos niña que no tengo tu tiempo! – grita Bob Pataki entrando al recinto y cargando dos maletas con una mano.
– ¡Ya voy papá! – dice con fastidio Helga quien carga otras dos y refunfuña su suerte.
Su madre Miriam observa el lugar donde va a vivir su hija, dejando una caja de cartón que contiene libros sobre un escritorio cercano, mientras Olga da brínquitos de la ventana hacia la cama y de ahí a la puerta.
– ¡El lugar esta increíble hermanita bebe! ¡Es mas grande que el mío en la universidad!
– ¡Si Olga, pero el mío es compartido! – replica Helga mirando de reojo las camas gemelas.
– ¡Estoy segura que no habrá problema por eso, con la maravillosa personalidad que tienes seguro harás migas con la otra chica enseguida! – dice Olga sentándose en la cama que Helga ha escogido.
– ¿Estas bromeando verdad? – dice la menor de las Pataki, mirando con fastidio a su hermana.
Esta sonríe y jala a su hermana para quedar las dos recostadas en el colchón.
– ¡Al menos es suave Hel! – dice Olga con una sonrisa tierna, Helga no puede evitarlo y sonríe también, algunas veces le parece increíble llevarse bien con su hermana, pero muchas cosas en su vida han cambiado desde que aprendió a escuchar a los demás y no solo a si misma.
– ¡Cuídate mucho y no olvides llamar a casa! – dice Miriam mirando con tristeza a su hija, antes de abrazarla.
– ¡Mama solo estoy a una hora de la casa, no exageres! – reclama Helga tratando de separar a su madre de ella.
– ¡No le hables así a tu madre jovencita! – exclama Bob cruzando los brazos.
– ¡Si Bob yo también voy a extrañarte! – indica con voz burlona mirando a su padre, Bob solo voltea hacia la puerta, mirando al exterior.
– ¡Bah, apresúrense, tengo que llegar a trabajar!
– Si necesitas algo no dudes en llamarnos hermanita bebe, a casa o a mi, siempre tengo el celular encendido.
– Si Olga no lo olvido, gracias por todo.
Sus padres y hermana salen por la puerta, Helga recorre con la mirada el cuarto que será su compañero durante los cinco años que dure su carrera, ya sin tanta gente adentro luce mas grande, ella procede a sacar algunas cosas de sus maletas, en tanto se pregunta quien será su compañera de cuarto mirando la cama vacía. Se asoma a la ventana, observa a su hermana diciendo adiós hacia alguien en la puerta antes de subir al auto que arranca rápidamente perdiéndose en el horizonte.
Helga alza la ceja reprobando mentalmente a su padre, por no querer cambiar a pesar de que su madre y su hermana ya lo han hecho.
De pronto observa un papel en su portafolios, suspira y sale apresurada del cuarto cerrando la puerta tras ella.
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«No puedo creer que Bob haya olvidado esto… » piensa mientras mira el sello en el papel, «Sin esto sellado no hay escuela, es tan torpe»
Helga abre la puerta del dormitorio lentamente, una figura delgada se encuentra frente a la ventana, su cabello rojo se mueve al compás del viento, mientras saluda a alguien en el exterior diciendo adiós. Los ojos de Helga se abren completamente cuando al voltear esta, ve bien el rostro de la chica con la que compartirá sus noches y sus días durante mucho tiempo.
Ese rostro, cara redonda, piel muy blanca, pecas en la nariz y las mejillas, quien con una sonrisa se acerca a ella.
– ¿Helga? – dice suavemente como no creyendo lo que esta viendo.
Helga da dos pasos hacia atrás, mira la puerta y luego hacia sus maletas, definitivo no se ha equivocado de cuarto.
– ¿Lila? – dice aun incrédula, reconociendo a su antigua compañera de primaria.
La pelirroja solo sonríe, mientras la rubia sigue sin creer lo que esta pasando, el destino algunas veces es tan impredecible.
Continuara…
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Woah, pues si he vuelto, y lo peor de todo con un nuevo fic, esta vez basado en la relación entre Helga y Lila, cuando se encuentran viviendo juntas, estudiando juntas y aprendiendo a conocerse, ¿podrán ser amigas? Aunque también hay mucho de Arnold y Helga ¿Cuales serán las consecuencias de la distancia entre ellos? Eso y muchas cosas mas, verán en esta nueva historia; yo se que debo muchas actualizaciones, pero prometo ponerme al corriente, ya casi esta listo el nuevo capitulo de "Siempre habrá un mañana" así que no desesperen, muchos saludos a mis amigos, y perdón por lo corto de este capitulo, pero solo es la introducción, los siguientes serán mas larguitos, bay bay! ^^
Atte. Rei Hikaru Chiba.
