Story of a neighbour

Capítulo 1: Compañeros.

La chica de cabello corto y naranja soltó un suspiro largo y profundo que demostraba su cansancio de siempre, se colocó las manos en la cintura y volteó hacia su compañero recostado a una columna de la estación de trenes. Él no pudo notarlo hasta que ella se giró hacia él, pero estaba enojada y eso solo significa una cosa: problemas-para él-.

¿Q-Qué pasa? -dijo Zoro alarmado.

Nami no le dijo nada, simplemente le sonrió con una falsa sonrisa tras la cual ocultaba su enojo y volvió a su posición inicial. Aunque probablemente fuera una ilusión suya, a Zoro le pareció ver las llamas del infierno llameando detrás de ella.

E-En serio, ¿qué pasa? -volvió a preguntar, él aire a su alrededor era demasiado tenso como para soportarlo.

NO, NADA-le respondió ella sin cambiar su expresión.

Pasaron unos cinco minutos en silencio y nada pasaba, entonces, por fin, la bomba atómica femenina juvenil naranja conocida por Nami explotó.

¿¡PERO DONDE DIABLOS SE HA METIDO ESE IDIOTA!?-gritó a mas no poder sorprendiendo a los ambulantes que pasaban por ahí que al encontrarse todos con la mirada fulminante de la misma hicieron como si no hubieran visto y nada hubiera pasado.

Ah, era eso…-resopló Zoro.

¿¡Cómo que ESO Zoro!? -se le volvió hecha una furia-¡Llevamos esperando una hora por él, sabes! ¡UNA HORA!

Venga ya, que no es para tanto-la alejó un poco de sí-Tenemos un permiso por parte del director. Hoy podemos faltar a clases, no entiendo por qué te pones así.

Bajando su tono de voz, pero no tranquilizándose por completo, Nami lo jaló de la oreja.

A diferencia de ti, yo tengo un montón de cosas que hacer-dijo refunfuñado y por fin lo soltó.

Zoro suspiró hostigado.

Pues no hubieras venido, …para recogerlo a él yo basto y me sobro-agregó.

Ella lo volvió a jalar de la oreja.

¿Quién es tu chofer? -preguntó indignada.

Él no respondió, solo murmuró molesto.

¿QUIÉN-ES-TU-CHOFER? -le repitió.

…Tú…-respondió fastidiado.

Bien dicho-lo soltó.

Zoro siguió murmurando molesto, entre todos le habían asignado a Nami como ¨chofer¨ para evitar que él no se perdiera en los caminos. Había sido algo forzado y las personalidades de los dos amigos chocaban entre sí, por lo que su día a día era una cadena de peleas las cuales al final siempre las ganaba ella y hoy, no fue la excepción.

Ahhh…-volvió a suspirar cansada la pelinaranja-…Sin embargo, en verdad, ¿dónde diablos se habrá metido tu amigo, eh, Zoro?

No lo sé…-respondió-…pero te puedo asegurar que esté donde esté…se habrá metido en problemas.

Nami solo dijo un simple ¨ ¿ah? ¨ y en ese justo momento, como si el mundo los hubiera escuchado, vieron como el jefe del restaurante del frente sacaba a patadas, maldiciones y de una manera muy brusca a un joven que Zoro enseguida reconoció.

¡LUFFY! -exclamó.

Oh, ¡Zoro! -dijo este girándose al reconocerle la voz- ¡Hace como un año que no te veía! ¿Qué tal estás? –expresó sonriendo, olvidándose por completo de la situación en la que se encontraba.

Yo bien, pero…-volvió a mirar hacia el hombre que había sacado a su amigo-…parece que tú ya estás en problemas-una gota le recorrió la nuca, hasta él mismo se sorprendía de lo acertadas que eran sus predicciones.

¿CONOCES A ESTE MUERTO DE HAMBRE? –preguntó molesto el hombre.

Ah…sí-respondió Zoro.

¡PUES PÁGEME LA COMIDA QUE SE HA COMIDO! -gritó extendiendo la mano en orden de sus palabras.

La gota apareció de nuevo.

Otra vez lo mismo Luffy…-expresó medio fastidiado y su amigo solo rio con su característica risa de Shishishii.

El dueño le pasó la cuenta a Zoro y este se quedó con los ojos abiertos como búho.

E-Esto…N-Nami…-la llamó tartamudeando un poco.

¿QUÉ? -dijo secamente ella.

… ¿m-me prestas dinero? ...-pidió a duras penas.

Suspiró-Me lo devuelves con intereses eh-expresó y le pasó el dinero.

Entre los dos-Zoro y Nami-pagaron la cuenta, logrando calmar la situación.

El joven de cabello negro, con una cicatriz debajo del ojo derecho y un característico sombrero de paja colgándole del cuello y que respondía al nombre de Luffy, se paró, sacudió un poco sus pantalones y quedó frente a sus compañeros con una innegable sonrisa de oreja a oreja en los labios.

¡UY GRACIAS, por un momento creí que me mataría Jajaja! –dijo riendo feliz y aliviado.

Zoro y Nami compartieron una mirada, llevaron a cabo una conversación de pensamientos.

¨Sé nota que es tu amigo Zoro, sois igual de despreocupados¨-pensó Nami.

¨¡NO NOS COMPARES, YO NO SOY ASÍ!¨-pensó Zoro en respuesta.

Por cierto, Zoro…-le llamó la atención-…ella es…

Ah, ella es Nami-la señaló-Es una compañera del dormitorio-y ella saludó.

Nami, él es Luffy, Monkey D. Luffy-lo presentó-Mi amigo y vecino-agregó.

Luffy y Nami se dieron un pequeño saludo, uno demasiado jovial a la vista de ella. Aquel chico era demasiado amistoso incluso con los extraños.

No tardaron mucho en salir pitando, literalmente, de la estación-Nami ya había comenzado a torturar a los demás con su particular estilo de conducción-.

¿Tú tienes ya licencia de conducir? -preguntó Luffy sentado en el asiento trasero.

No, pero mientras los policías no sepan eso estaremos bien-respondió ella mirándole con una sonrisa maliciosa.

Entonces, pisó fuerte el acelerador y salieron como una bala roja del estacionamiento. Después de coger un montón de curvas cerradas y algún que otro bache en medio del rápido rodeo del pobre automóvil rojo, los tres jóvenes adolescentes llegaron al destino.

Situación: Nami-normal como siempre, creyendo haber hecho el mejor trabajo como conductora. Luffy-alegre, emocionado y con estrellitas en los ojos pidiendo desesperadamente otra vuelta en la ¨montaña rusa¨. Zoro-apunto de potar el desayuno.

¨Nami…un día de estos…juro que te mato¨-se pensó el peliverde mirando a la pelinaranja todavía algo mareado.

No te quejes. Yo conduzco, ¡yo mando! -dijo medio molesta como respondiendo al pensamiento de Zoro- ¡Venga ya, no seas marica y levántate que tenemos que ir a la escuela!

Nami lo tomó del brazo y lo ayudó a levantarse, y Zoro, ahora un poco mejor, la siguió junto con Luffy por el camino hacia la escuela.

Por cierto, Luffy, ¿cómo están Ace y los demás? -le preguntó.

Ah, todos están bien. Ace todavía anda como loco buscándose una novia, pero incluso con la ayuda de Sabo no está logrando nada. Shanks y Makino siguen igual que siempre, y Coby sigue entrenando donde el abuelo-contó este.

La conversación fue poca, porque al momento llegaron a ver frente a sí la edificación de la escuela Grand Line las cuales a primera vista imponían por su tamaño.

Venga, dejen de estar parados con cara de idiotas-llamó Nami-Luffy, tú te vienes conmigo para mostrarte las instalaciones y tú Zoro, deberías irte ya al entrenamiento del club de kendo.

¡Ah es verdad! -exclamó- ¡Nos vemos luego Luffy! -empezó a correr apresurado.

¡Que es para el otro lado! -le redirigió Nami.

Él paró en seco y cambió de dirección.

¡ESO YA LO SABÍA! -se justificó avergonzado.

Y así, se fue corriendo hacia lo que suponía era el camino correcto hacia el gimnasio. Como todos los días, seguramente llegaría tarde.

Bueno, pues empecemos el recorrido-le dijo volviéndose hacia él.

Por el camino que siguieron-diferente al de Zoro-llegaron a la cancha de fútbol, donde el equipo de la escuela jugaba un partido algo desigual. Vieron a un joven rubio esquivar elegante y eficientemente a sus rivales del equipo dando sin más preámbulos el gol ganador del partido.

Al grito de GOOOOOOOOOOOOOOL, el rubio hizo una pose de victoria que le quedó genial con su porte. Después su mirada se dirigió a las gradas y al mínimo segundo, perdió todo ese aire de genialidad que le rodeaba.

¡Nami-swan! ¿Pudiste ver mi golazo? -dijo el rubio sacudiéndose idiotamente, con corazones en los ojos y otros saliéndole alrededor.

Una gota le recorrió la sien a Nami.

Ah, Sanji-kun…-murmuró suspirando cansada.

Enseguida Sanji llegó a donde ellos y nada más encontrarse con la presencia de Luffy, dijo:

Eh, ¿y este quién es? -en un tono siniestro.

El amigo de Zoro que llegaba hoy. Se llama Luffy-le respondió Nami.

Oh, ¿en serio? -cambio el tono a uno más relajado-Pues hola, yo soy Sanji-le extendió la mano y Luffy la estrechó en correspondencia al saludo.

Perdóname eh, por un momento pensé que eras un chaval entrometido de esos que quieren ligar con Nami-san-agregó algo apenado de sí mismo.

Siempre piensas lo mismo-le regaño Nami y él solo soltó una risa cómplice con una buena sonrisa de acompañamiento.

Luffy se les quedó viendo un momento, pensó-para que decimos mentiras, en realidad no pensó-y luego preguntó sin reparos:

¿Ustedes son novios? -su cara demostraba completa inocencia.

¡SÍ!-dijo Sanji contento y con muchos corazones.

¡NO!-protestó a la vez Nami con mala cara y fuego detrás.

Confundido y algo atemorizado por la expresión de Nami, Luffy dio un paso atrás. Sanji le pasó un brazo sobre el hombro.

Para ser amigo del marimo de mierda me has caído muy bien Luffy-expresó muy alegre.

Nami aún con cara de pocos amigos, tomó a Luffy por el cuello de la camisa y lo arrastró a la siguiente ubicación, despidiéndose de Sanji de muy mala gana.

Entraron en las instalaciones internas de la escuela. Vieron desde afuera de las aulas a los alumnos que en ese momento recibían clases y caminando por la infinidad de pasillos llegaron a la biblioteca.

En su entrada, se encontraron con que el escritorio de la bibliotecaria estaba vacío.

¿A dónde habrá ido? -se preguntó Nami

¿Quién? -pregunta de oro.

La profesora Robin, la bibliotecaria-respondió.

…O sea yo…-escucharon ambos decir a una voz a sus espaldas.

Un susto se llevó.

¡ROBIN!-protestó Nami.

¿Me llamabas? -dijo la bibliotecaria con una media sonrisa y su característica serenidad burlona.

¡Deberías dejar ese mal gusto por asustar a la gente! -le replicó avergonzada de su propio susto.

Trataré-respondió, Nami descodificó esto como un: ¨lo siento, no pienso dejar de hacerlo¨.

Por cierto, este chico es…-comenzó a inquirir la morena.

Sí, es Luffy, el amigo de Zoro-comentó aún algo molesta.

¡Hey Hola! -saludó el nuevo.

Encantada de conocerte, yo soy Nico Robin, la bibliotecaria. Si necesitas pedir prestado un libro o estudiar alguna materia en específico, solo tienes que venir a verme aquí a la biblioteca-expresó elegante.

¡Ah! -respondió enérgico y la profesora sonrió a combinación.

Por cierto, profesora Robin, ¿Chopper está por aquí? -llamó su atención.

Está donde siempre Nami-dijo y volvió a su puesto.

Vale, gracias. Venga, vamos Luffy, sígueme-le recogió, esta vez por el antebrazo y se adentraron entre la multitud de libreros.

Luffy siguió las direcciones dadas por Nami como si él se tratara de un perro obediente y llegaron así a la sección de medicina.

La sección de medicina era una de las más grandes de toda la escuela, contenía una diversa variedad de libros médicos de los cuales Chopper nunca había llegado a tener en su casa, por eso, frecuentaba esta sección de la biblioteca todos los días. Allí lo encontraron, inmerso en sus estudios.

A Luffy le pareció curioso el hecho de que aquel chico oculto a primera vista entre una enorme montaña de títulos de medicina fuera la viva imagen de un niño pequeño de corto cabello caramelo y un particular sombrerito con agregado de cuernos.

¿Un mapache? -soltó sin más.

¡SOY UN RENO!-explicó enojado este, quien lo había oído. Era una de las más frecuentes y más molestas comparaciones que las personas hacían sobre su sombrero con cuernos y demás.

Por culpa de la sorpresiva gritería, uno de los pequeños pilares de sus libros terminó cayendo al suelo.

Nami le dio un pellizco a Luffy en castigo por lo que había hecho y Robin les dio una advertencia de silencio en su camino por la escena.

Perdona, Chopper. Este chico es nuevo-se disculpó maltratando ligeramente al pobre ingenuo.

¿Un nuevo? -dijo.

Sí, soy Luffy. ¿Y tú? -se le presentó escapado de Nami.

Y-Yo soy Chopper-correspondió tímidamente a la presentación.

Luffy miró un poco el libro que hasta hace un momento Chopper se encontraba leyendo y después de todo, no entendía nada-desde el título hasta el texto-.

Ummm, sí que lees unos libros muy difíciles-comentó casi fundiéndose el cerebro buscando dentro de su diccionario mental el significado de la palabra neoplasia.

Chopper quiere ser doctor, como sus abuelos, y para ello, pasa mucho tiempo aquí en la biblioteca-le explicó Nami.

Oh, sí que te estás esforzando eh-le apoyo con una buena sonrisa de su marca registrada.

E-El que me digas eso... ¡no me hace feliz, cabrón! -respondió de una manera pésima para ocultar su felicidad, su cuerpito bailaba ligeramente como si del ula-ula se tratara.

Luego de una discreta despedida, ambos siguieron su camino. Esta vez tocaba pasar por las instalaciones exteriores.

A la tranquilidad del momento, resonó un tiro repentino.

¿¡Pero qué diablos!?-exclamó Luffy, más sorprendido que alarmado.

¡Ey, no te preocupes! -le señaló hacia un cartel.

¨Área de práctica de tiro con pistola¨-leyó.

Exactamente, por aquí es normal escuchar los tiros. Pero se supone que ya había acabado el entrenamiento de los de tiro-dijo algo extrañada. Después lo volvió a pensar un poco y halló la respuesta-Ah, seguro debe ser él.

¿Él quién? -otra vez pregunta de oro.

Ya lo verás, ¡ven, es por aquí! -apresuró su paso y lo llevó hasta el área en específico.

Se infiltraron en el área de práctica de tiro con pistola. Allí, se encontraba practicando en solitario y sumamente concentrado en su entrenamiento, un moreno algo flacucho. Cada uno de sus tiros, daba directamente en el centro de la diana.

WOW, ES INCREÍBLE-se maravilló con la puntería del desconocido.

Ciertamente, es increíble cómo sigue practicando hasta tan tarde-resopló Nami.

¿Ah, lo conoces? –preguntó.

Luffy, te presento al capitán del equipo de tiro: Usopp-le presentó fingiendo solemnidad cuando en realidad lo hacía burlona.

¿Usopp? -le resonó su nombre.

¿¡USOPP!?-luego de varios minutos con su cerebro ido y Nami haciéndole el: ¨Tierra llamando a Luffy, aquí Nami¨, el estruendo de llamar al nombre del otro fue lo primero en salir-esto causó a Nami un pequeño susto-.

Dicha llamada sorpresa tan repentina y estrepitosa hizo que el mismo fallara el último tiro, chocando este con la pared blindada de la sala y haciéndolo rebotar un par de veces escandalosa y tenebrosamente hasta por fin terminar inerte en el suelo.

¿¡PERO QUÉ-!? ¿¡QUÉ- ¿¡QUIÉN ANDA AHÍ!?-empezó a pregonar asustado el tirador.

¡EL HIJO DE YASOPP! -exclamó.

¿E-Eh? -dicha afirmación hizo al moreno cambiar la expresión asustadiza por una sorprendida y algo confundida- ¡P-Párate ahí un momento, tú-tú… ¿conoces a mi padre?

¡Pues claro, Shanks y él son muy amigos! ¡Él me ha hablado mucho de ti! -se explicó este con alegría, estaba contento de conocer por fin al tan hablado Usopp de Yasopp.

¿¡En serio!?-prosiguió enérgico Usopp y así entre ellos dos iniciaron una pequeña y animosa tertulia, había mucho que contarse con ese otro desconocido conocido.

Ejem-tosió Nami algunos minutos después- ¿Molesto? -comentó sarcástica.

¡Ah- ¡Oh, perdón Nami! -dijeron ambos volviéndose hacia ella.

Ya va siendo hora de que volvamos al dormitorio-detalló mirando su reloj- ¿Vienes Usopp?

Nah, voy a quedarme un poco más entrenando-respondió recogiendo la caída pistola.

Vale, ¡no llegues tarde a la cena! -exclamó.

¡Nos vemos luego! -se despidió el otro.

En el camino exterior, Nami fijó una mirada curiosa sobre Luffy. Era intrigante esa habilidad especial que tenía el chico para llevarse bien con todo el mundo y que encima se le pudiera tratar con toda la confianza y simpleza del mundo, cosa que en cambio no pasó cuando ella conoció a Zoro.

Suspiró ligeramente y pensó: pues claro, incluso los mejores amigos no se parecen…

Llegaron inmediatamente al dormitorio que les correspondían. El mismo estaba apartado de otros dormitorios por causa de un pequeño arreglo estructural dado por orden del director de la escuela.

A primera vista todo lucía simple, pero en realidad guardaba más grandeza y comodidad de la que aparentaba. En un minuto parados allí en frente, vieron llegar una larga limosina. De ella, se bajó una hermosa señorita de cabellos azul claro recogidos en una cola de caballo algo larga.

¡Ah, Vivi! -saltó Nami al saludo.

¡Nami! -ambas intercambiaron un pequeño abrazo.

Y…Luffy, ¿verdad? –continuó, notando al morocho e inquiriendo su identidad como el nuevo alumno.

¡Sí, soy yo! -afirmó.

Yo soy Vivi, Nefertari Vivi-se presentó afable pero educada.

La hija del director, por cierto-comentó Nami punteándola cómica.

¡Nami! -protestó apenada la chica, no quería presumir de su estatus ni tampoco incomodar a los demás por ello.

Dejando a un lado el choteo, la jovencita de cabellos azulosos prosiguió con un…

-Espero que disfrutes tu estancia aquí, Luffy.

Y por respuesta recibió un…

-No te preocupes, lo haré.

Con una sonrisa tan cautivadora que ambas chicas no pudieron evitar corresponderla. Ese sería inicio de toda una historia.