Hola, aquí les traigo mi nueva historia SwanQueen. Es un concepto algo extraño pero espero que les guste y que me dejen sus comentarios al respecto.
Para darse una idea de la historia pueden ver el video en Youtube: Swan Queen - In Your Eyes (fanfic) watch?v=WN4Z15OwrTM&feature=
Disclaimer: Los personajes de Once Upon a Time no me pertenecen y son propiedad de sus respectivos autores. Esta historia esta creada con fines de entretenimiento y cualquier parecido con la realidad es coincidencia.
Emma abrió los ojos de golpe intentando controlar su respiración agitada. El sudor caía por su frente y su corazón latía rápidamente contra su pecho.
Ella había tenido un sueño extraño, muy extraño. La última vez que tuvo un sueño de ese tipo fue dos años atrás y lo recordaba como si lo hubiera vivido en persona. Al principio su visión era borrosa y después de parpadear varias veces pudo distinguirse en un gran salón, estaba en una fiesta elegante e iba del brazo de un hombre apuesto. Las personas la miraban con una sonrisa y la saludaban con cortesía, se detenían a hablar con el hombre a su lado y entablaban una conversación bastante intelectual de la que muchas veces Emma no entendía ni la mitad. En su mano libre sostenía una copa de vino tinto y ella solo se dedicaba a sonreír y a reír de las bromas que saltaban en la conversación.
Emma se incorporo lentamente y se paso las manos por su cabella rubio desenredándolo un poco con sus dedos, miro al reloj en su mesa de noche y resoplo al ver la hora. Se levanto de la cama y camino arrastrando los pies hasta la habitación de su hijo, abrió la puerta y miro al niño por unos segundos.
—Arriba chico, es hora de levantarse.
Henry dejo escapar un gemido y se revolvió bajo las sabanas, estiro los brazos y dejo escapar de sus labios un adormilado "ya voy".
La rubia camino a la cocina para hacer el desayuno, como todas las mañanas. Recogió su cabello en una coleta y echo un vistazo al incandescente sol que brillaba en el cielo. En New York era raro ver el sol de aquella manera, pero los especialistas decían que se debía al calentamiento global.
Mientras cocinaba algunos huevos pensó en las cosas que tenía que hacer ese día. El trabajo en la comisaria no era más de lo normal pero tenía que encargarse de las compras para el departamento. En su cabeza regreso la imagen de aquel sueño como un flash y un dolor de cabeza la invadió.
Regina estaba sentada en la mesa del comedor jugando con su tenedor, ensartando pedacitos de fruta en el. Otra mañana desayunando sola, la casa estaba en un silencio y podía sentir la brisa fresca entrando por la ventana.
Ella resopló al recordar que no tenía nada que hacer durante el día. Graham se había ido a la oficina a cumplir sus deberes como alcalde y no regresaría hasta muy tarde. La casa estaba limpia, el jardín en perfectas condiciones y ella no era requerida en ninguna reunión importante y prefería no ir al club y tener que platicar con todas aquellas chicas que querían quedar bien con ella.
Ser la esposa del alcalde no era nada fácil. La noche anterior tuvo que asistir a un coctel y sonreír tanto que le dolieron las mejillas. Si su madre la hubiera visto estaría orgullosa de ella. Regina paso las manos por su cabello oscuro y termino su último bocado de fruta.
Se levanto del su asiento y se dispuso a vestirse para ir a visitar a su padre y a sus hermanos. Ella era la más pequeña de tres hijos, Neal su hermano mayor y Zelena. Su padre, mejor conocido como Mr. Gold era el dueño de casi todos los negocios de Storybrooke y su madre había muerto años atrás de un ataque al corazón.
Regina se puso su abrigo y acomodo su cabello detrás de sus orejas, metió las manos en sus bolsillos y salió de su mansión para subir a su auto. La casa de su padre no estaba lejos, pero decidió irse en coche para más tarde ir al centro a comprar algunas cosas.
Ella condujo cinco minutos y dejo escapar una pequeña sonrisa cuando vio la casa en donde había crecido. Abrió la puerta y respiro el olor tan familiar a la colonia de su padre y los puros que siempre fumaba.
—¡¿Hay alguien en casa?! — Grito ella entrando a la estancia.
—Hola hermanita — La saludo Neal asomándose por la puerta de la cocina con una gran sonrisa.
Regina camino hasta la cocina y se reunió con su hermano quien se atiborraba de helado.
—¿No crees que es muy temprano para comer helado?
—Es un desayuno de campeones — Respondió el haciendo una mueca.
—No creo que sea bueno para tu salud.
—Oye, yo soy el hermano mayor… Yo debería de cuidarte a ti.
—Sí, pero tú nunca haces caso de nada — Comentó Regina con una sonrisa mientras tomaba una cucharada de helado.
—¡Vaya! Tan temprano y ya estás aquí — Dijo Zelena entrando a la cocina.
—A mí también me da gusto verte hermana — Respondió Regina sarcásticamente.
—¿Qué no tienes que trabajar o algo por el estilo?... Cierto, se me olvidaba, la primera dama de Storybrooke no tiene porque trabajar.
Zelena y Regina nunca se habían llevado bien, desde pequeñas tenían conflictos y ni con la muerte de su madre se pudieron acercar la una a la otra. Zelena siempre había menospreciado a Regina, la hacía a un lado y nunca la tomaba en cuenta para nada.
—Ya basta Zelena — Interrumpió Neal con la mirada firme.
—Yo solo estoy diciendo la verdad hermanito.
Regina decidió ignorar a su hermano y puso su mano en el brazo de Neal para atraer su atención.
—¿Esta papá en casa?
—Está en su estudio — Respondió él.
La morena le dedico una pequeña sonrisa a su hermano y salió de la cocina sin decir una palabra. Regina camino hasta el estudio de su padre y abrió las puertas lentamente mientras una sonrisa se formaba en su rostro al ver a su padre tras el escritorio leyendo el periódico.
Mr. Gold levanto la vista y sonrió al ver a su hija, él se levanto de su asiento y caminó hasta Regina para darle un gran abrazo.
—Hija, que gusto tenerte por aquí
—¿Cómo has estado papá? — Preguntó ella separándose lentamente de su padre.
—Igual que siempre… concentrado en los negocios y vigilando a tu esposo muy de cerca.
—Graham hace lo mejor que pude con la alcaldía papá.
—Lo sé… Es un buen hombre que sabe llevar al pueblo. Pero no estoy seguro de que haga lo mismo en casa, ¿O sí? — Preguntó él alzando una ceja.
—Claro que sí — Se apresuro a decir ella — El tiene mucho trabajo pero siempre encuentra tiempo para mí.
—Eso espero… Porque si no se las va a ver conmigo — Amenazo Mr. Gold levantando el dedo índice.
Regina sonrió y miro a su padre con ternura acariciando su mejilla. Regina siempre había sido la consentida de su padre y a diferencia de su madre él no buscaba que fuera la hija perfecta.
Padre e hija se quedaron en el estudio tratando de pasar algo de tiempo juntos. Regina escuchaba las historias de su padre con atención, le encantaba escucharlo hablar de sus negocios y sus aventuras de joven.
Después de varias horas sin ser interrumpidos, Neal llego a informar a su padre que era tiempo de ir a una reunión importante en la alcaldía. Regina se despidió de su padre y de su hermano y les informo que iría al centro a comprar algunas cosas. Ambos hombres le dieron un abrazo y la besaron en la mejilla mirándola con una sonrisa. Zelena ya no estaba en casa, se había ido a trabajar a su despacho de abogados lo cual Regina agradeció con toda su alma.
Ella se subió a su auto y condujo hasta llegar a una de las pocas tiendas de ropa que había en el pueblo. Se bajo del auto y entro con una sonrisa mientras las mujeres ahí dentro la saludaban amablemente.
Tenía que comprar algunas prendas para la gala de la semana que venía. Graham le había pedido que llevara algo color azul para que hiciera juego con el atuendo que él iba a llevar. Así que decidió buscar un nuevo vestido para la ocasión.
Emma decidió irse temprano de la comisaria, el día estaba demasiado tranquilo y nada fuera de lo común había pasado, ella estaba segura que sus compañeros se podían hacer cargo de todo.
Henry estaba en sus clases de natación y ella podía aprovechar para hacer las compras antes de ir por él. Se subió a su escarabajo amarillo y condujo hasta el supermercado más cercano.
El tráfico estaba tranquilo a esa hora y Emma en verdad lo agradecía. Detuvo el coche en un semáforo en rojo y dejo escapar un suspiro. El semáforo se puso en verde segundos después y Emma acelero poco a poco, su celular comenzó a sonar y la rubia miro de reojo al asiento del conductor donde observo que la pantalla de su celular se encendía una y otra vez. Tal vez era una llamada de la comisaria pidiéndole que regresara.
Emma desvió la vista al celular y lo tomo con su mano derecha para tratar de contestar, sus ojos verdes volvieron al frente y un coche atravesándose frente a ella le hizo abrir los ojos como platos.
—¡Cuidado! — Grito una voz asustada.
La rubia freno a fondo logrando detener el coche antes de impactar con el auto frente al suyo. Emma respiraba agitadamente y sus manos estaban apretadas en el volante. Lo único que ella pudo hacer fue mirar a todos lados buscando la voz que había escuchado. Nadie se había dado cuenta del incidente y el auto ya había seguido de largo… Entonces, ¿Quién había gritado?
Y lejos de ahí, Regina estaba de pie frente al mostrador de la tienda de ropa con los ojos bien abiertos y las manos temblorosas. Su vista se había nublado de pronto y había observado como un coche estuvo a punto de impactar con otro y lo único que pudo hacer fue gritar: ¡Cuidado!
Las personas en la tienda la observaron confundidos pero ella no podía quitar esa imagen de su cabeza, aun podía ver la imagen de la carretera frente a ella y no entendía el por qué. Podía sentir como si otro corazón latiera tan rápido como el suyo y como si otra respiración estuviera agitada a su lado.
Emma podía sentir lo mismo, alguien a su lado. Había escuchado aquella voz claramente, estaba segura de que no había sido su imaginación. Su vista se nublo y pudo ver el rostro de una muchacha observándola confundida, de pronto ya no estaba viendo la carretera; parecía que se encontraba en una tienda de ropa en algún otro lugar.
¿Qué les parece?
¿Dudas, sugerencias, comentarios, reclamaciones?
