Capítulo 1: El cliente misterioso.
Me acomodo en el sillón por enésima vez, dejando que mis brazos resbalen a los costados dando un aspecto de que estoy: "desparramado" en mi sillón de una persona. Da igual si alguien me ve, así me siento más cómodo.
Hace días que no ha habido movimiento, ni contratos, y esto empieza a verse muy mal para mi estado económico actual.
Mi nombre es Craig Tucker. Tengo 20 años y vivo en una ciudad muy moderna y actual. Viví en un pequeño pueblo llamado South Park hasta que me cansé de ver las cosas extrañas que sucedían día a día, por lo que cuando se me presentó una oportunidad para abandonar ese extraño pueblo lo hice sin dudar. Mis padres no se opusieron y me apoyaron en todo momento, aunque debo admitir que si ellos no hubieran estado de acuerdo de igual manera hubiera escapado de ese extraño lugar.
Debido a mis populares videos de animales cerca del lente de la cámara cuando estaba en la primaria, decidí cuando terminé la escuela, en convertirme en fotógrafo; aunque la medicina veterinaria sigue siendo algo que desearía hacer después de conseguir una posición económica estable que me permita pagarme esa carrera.
Hace como dos semanas que no me llaman para fotografiar nada y con lo poco que gané en mis anteriores trabajos del mes, no me alcanza para pagar la renta de este pequeño departamento y eso empieza a preocuparme, porque estoy ahorrando al máximo, tanto como para evitarme algunas comidas al día desde hace unos días.
Si alguien no llama pronto estaré en serios problemas.
En eso, siento como mi móvil empieza a vibrar y a la vez empieza a tocar esa canción de "Muse" que puse como ringtone: "Starlight" es una de mis canciones favoritas.
- ¿Hola? – Contesté el aparato y enderezándome en el sillón.
- Hola, ¿Es usted el señor Tucker?
Me removí un poco en el sillón. Yo tenía mi lista personal de quienes eran mis clientes comunes. Este era alguien nuevo.
- Sí, soy yo, ¿Quién habla? – contesté con mi voz monótona. Algunos creerían que me puse serio para hablarle a este potencial cliente; pero no, mi voz siempre era la misma para todos mis clientes. Yo era así, alguien serio pero que hacía bien su trabajo.
- Escuché que usted es un excelente fotógrafo. Mire, seré directo: quiero contratarlo para una sesión de fotos.
Me recliné hacia adelante poniendo toda mi atención a esta oferta. No desaprovecharía la oportunidad.
- Sí claro. Yo mismo llevaría mi cámara y las luces si es que fuera necesario.
- No se preocupe, contamos con todo, el problema es... que debo mencionarle algo antes de que acepte el trabajo.
Alcé una ceja. Obviamente aceptaría cualquier cosa que me propusiera, excepto, no sé, salir disfrazado de mono en las fotos.
- Quiero que la sesión de fotos sea en un lugar muy privado, ¿Me entiende?
- Entiendo. – asentí para mí mismo. Bien, entonces podía decirle adiós al disfraz.
- Mire… eh… la razón de porque lo busqué a usted, es porque sé que es alguien joven y eso es exactamente lo que estoy buscando para hacer este trabajo. El cliente… es algo especial y me gustaría que alguien casi de su edad lo fotografíe.
- ¿Entonces no es usted quién quiere la sesión de fotos?
- No. Se trata… de un chico.
Me recliné en el respaldar de mi sillón, colocando el brazo que no tenía el celular en el posabrazos del mueble.
- No hay problema, acepto cualquier condición. – Solté de manera desinteresada tratando de no sonar desesperado.
- Mire, le advierto que deberá tener mucha paciencia con el cliente.
- La tendré. Tengo experiencia en sesiones.
- Lo sé. He hablado con todos sus clientes y dicen que usted hace un trabajo excelente.
Abrí los ojos con sorpresa, ¿"Con todos mis clientes"? ¿Quién era este tipo como para investigar tan a fondo mi competencia profesional?
- Me gustaría saber el nombre de la persona a quién voy a fotografiar y una foto de él. Son procedimientos que siempre hago con todos mis clientes. – me encogí de hombros. – Además, solicito el 50% del pago como adelanto.
- Bien, eso quiere decir que acepta. En unos momentos me gustaría que viniera a mi oficina para cerrar el trato, ¿está disponible en estos momentos?
- Sí. Deme la dirección e iré de inmediato. – Busqué rápidamente por algún bolígrafo y papel para tomar nota.
- Le estoy enviando un mensaje con la dirección de mi edificio. Solo una cosa más.
- ¿Sí?
- Venga solo por favor. Lo veo en algunos minutos.
Y colgó.
"Pero que tipo tan raro" – pensé de inmediato viendo mi móvil con el número en la pantalla.
Bueno, al menos tenía trabajo y que me importaba si era un lunático; al menos parecía que podría cenar hoy y otros días más.
Baje del taxi con el bolso protector que cargaba mi instrumento de trabajo dentro cargado sobre mi hombro derecho. Mientras caminaba, tiraba un poco de la tira acomodándola mejor, si se caía, podía decirle adiós al trabajo y tendría que resignarme a vivir como un vagabundo por las calles por el resto de mi vida.
Con paso tranquilo, caminé hasta la entrada del edificio señalado en la descripción de mi móvil. Parpadee rápidamente y saqué mi móvil de nuevo para verificar que de verdad este edificio era el señalado por mi potencial cliente. No cabía duda, era este.
Sin querer abrí mis ojos sin pestañear por algunos segundos, ¡Tenía que ser broma! Era un edificio enorme, tenía muchas ventanas con las que podrías ver el sol de mediodía reflejado en ellas. Coloque mi mano estirada en la frente para evitar que el reflejo del sol me diera de lleno en los ojos. Este tenía que ser mi día de suerte, el cliente tenía que ser ricachón, eso no hay duda.
Camine pestañeando rápidamente tratando de bajar la oscuridad que había causado en mis ojos el sol, a la vez que trataba de ubicarme en esa oficina de entrada que era de un color blanco en su totalidad con una pequeña recepción dónde estaba una señorita mirando el ordenador.
- Hola. Mi nombre es Craig Tucker y vengo por parte…
- ¡Entonces es usted! – La señorita interrumpió. – Tome al ascensor hasta el piso 10. Mi jefe espera por usted.
Y sin más giró de nuevo la vista al ordenador tecleando con normalidad, como si no hubiera pasado nada.
- Ehh.. ¿Gracias? – contesté extrañado por su actitud.
No le di mucha importancia y vi que no muy lejano, en medio de esa estancia blanca, había una puerta de metal casi cerca de la señorita que me había atendido. Vi de inmediato mi objetivo y me dirigí hasta allí, jalando de nuevo un poco la tira de la cartera que albergaba mi cámara para disimular mi nerviosismo por estar a punto de entrevistarme con mi cliente. Debía tener tino, hablar educadamente y ser simpático. Agh, una molestia si me lo preguntan porque odio tener que ser simpático con personas extrañas. Bueno, así es esta sociedad de mierda, no se fijan solo en el trabajo sino en que el tipo sea amable y simpático.
Presione el botón rojo para que el ascensor bajara, pero no tardó en escucharse la puerta abrirse ante mí. Entré y cerré con el botón de dentro la puerta, buscando con la vista rápidamente en el tablero el número "10" que era mi destino. Lo presioné de inmediato y sentí moverse la cabina. "Aquí vamos" pensé, a la vez que pasaba mis palmas varias veces encima de la chaqueta de cuero negra que traía para que se vea planchada y me arreglaba un poco mi cabello negro.
Cuando se abrió la puerta en el piso que había marcado, salí con paso decidido a ubicar a mi cliente.
Camine un poco encontrando un gran salón. Era inmenso, de un color blanco muy pulcro con una gran ventana frente a mí, cerrada y transparente, por donde se podía ver las casas y edificios de creo casi toda la ciudad. Avancé un poco mirando primero a mi izquierda donde había un pequeño escritorio vacío. Supuse que ahí habría un recepcionista, pero ahora estaba vacío. Mire a mi derecha donde ubique un sofá de cuero color café pegado a la pared donde estaba el ascensor y un sillón pegado a la pared que había al costado del sofá que algunos metros después, formaba un pasillo largo. Mire de reojo a mi izquierda, notando también otro pasillo igual que el de la derecha.
No pude terminar mi inspección cuando escuché una puerta abrirse y me acomodé de inmediato en el sofá de la derecha.
Un chico con camisa azul pálido, pantalones negros y algo obeso, salió del pasillo de la izquierda con una pila de hojas, ¿Maldiciendo? La verdad no pude oírle bien.
- Pero quién se cree ese imbécil. – Dijo mientras lo inspeccionaba detenidamente. Ese chico se me hacía familiar.
Entro en la mesa de recepción dejando las hojas a un costado tecleando en el ordenador.
- ¿Cartman? – pregunté para sacarme las dudas.
- ¿eh?- Sacó la cabeza del ordenador. - ¿Tucker? ¿Qué haces aquí?
El chico ahora se separó del ordenador para verme mejor.
- Eso es lo que debería preguntarme yo, ¿Qué haces aquí? ¿No que querías ser el amo del mundo y gobernar todo o algo así? – preguntó con voz monótona.
- Cállate. No es fácil sostenerse en esta maldita ciudad, se empieza de a pocos, ¿o no? – Lo vio con burla. – Además, no creo que te esté yendo mejor que yo.
- Al menos no sigo gordo como alguien de aquí.
- ¡No me llames gordo marica! – le gritó.
- Yo no dije que fueras tú, solo te acabas de joder. – le sonrío triunfante.
- ¿Qué rayos quieres Tucker? ¿Por qué estás aquí? – gruño. – Si no me dices te juro que yo mismo te echaré, ¿Escuchaste? ¡ja! No escuché como te ríes… - soltó con falsa dulzura.
Craig bufó.
- Escucha, vine porque un tío me cito para un trabajo. Ni sé para quién voy a trabajar pero ¿Podrías indicarme si alguien de este jodido piso espera por alguien?
El castaño señaló el pasillo derecho.
- El jefe de allá espera a alguien. Claro, "Señor Tucker", no pensé que fueras tú. – Se cruzó de brazos.
- Bien, me voy. Nos vemos Cartman. – Me levanté de mi asiento avanzando por el pasillo a la derecha mientras el chico obeso alzaba una mano en despedida mientras contestaba el teléfono. "Me rompes las bolas" escuché antes de alejarme por completo y dejar de oír su voz.
Camine algo de rato por el largo pasillo encontrándome con algunas puertas a la derecha y ventanas grandes en frente de cada una, pero al final del pasillo, había una gran entrada con dos puertas, cada una con una perilla.
Antes de abrir, toqué y pude escuchar un: "Adelante". Entré con tranquilidad mientras veía por primera vez la oficina: No había mucha diferencia a la anterior decoración. A mi izquierda la pared color blanco pulcro al igual que la estancia, con una ventana en medio cerrada con cortinas azules. A mi derecha estaba ubicado un extenso escritorio con papeles y una laptop a un costado. El piso era de color rojo, y parecía encerado recientemente, porque al caminar al asiento que estaba frente al escritorio, casi resbalo.
El señor me vio todo el trayecto, dando pequeños vistazos a la laptop.
- Hola, soy Craig Tucker. – Extendí mi brazo para estrecharla con el señor por encima del escritorio.
Él estaba elegantemente vestido: usaba terno negro con una camisa celeste y corbata azul. Era rubio con una coleta pequeña atrás para que el cabello no le tapara la vista. Usaba gafas oscuras que no se quitó para recibirme.
- Hola. Lo esperaba señor Tucker. Antes de que cerremos el negocio quisiera que firmara un documento. Luego, hablaremos de negocios. Aquí tiene. – Me extendió una hoja. – Fírmelo si cree conveniente. Si no acepta, puede irse sin ningún problema. Le daré unos minutos. – Y sin más, regresó la vista a la laptop tecleando rápidamente.
Primero me quedé con mucha sorpresa, ¿Eh? ¿Un pre-contrato? Jamás me habían pedido leer algo antes de cerrar un trabajo. Pero qué tipo tan raro.
Leí brevemente el título del contrato. Mm… ¿"Contrato de discreción"? mmm… Veamos: bla bla bla… ¿"No poder contar lo visto por mí a ningún medio local o seré denunciado"? mmm… ¿"No poder grabar ni tomar fotografías al "representado"? ¿Pero de qué mierda trata todo esto? Leí lo demás, pero me parecieron cosas irrelevantes. Me parecía extraño y solté a decir: Oiga, antes de firmar, ¿De cuánto es la paga? Tengo precios y…
- Sé sus precios y créame que si acepta será pagado mejor que cualquier trabajo. Pero como le advertí, debe haber mucha discreción y colaboración de su parte. Siga leyendo por favor.
Seguí leyendo y me pareció que la conclusión era que no podía contar lo que viera en el trabajo a nadie. Me pareció irrelevante para mí, yo era muy profesional.
Sin más, firmé de inmediato. Me pareció que era un formalismo nada más y creo que había dejado de prestar atención cuando dijo que me pagarían mejor que cualquier trabajo que haya hecho antes.
- ¿Ha firmado? – Me dijo volviendo a su sitio para atenderme.
- Sí, ¿cuándo empiezo con el trabajo?
Sacó otra hoja debajo de su escritorio.
- Este es su contrato. Lo que hará es una sesión de fotos en un lugar privado. Cuando firme su contrato es cuando le daré más información. Ahí estipula la paga y las condiciones y demás. Le recuerdo que el anterior contrato de discreción tomará efecto desde que firme este contrato. Léalo detenidamente.
Y otra vez regresó la vista a la laptop.
Y otra vez a leer… bla, bla, bla… Esperen ¡wow! ¿En serio esta será la paga? ¿Me darán el 50% ahora? ¡Increíble! ¡Nunca había ganado tanto en un solo trabajo! Seguí leyendo, pero ya eran cosas mínimas. Sin dudar, firmé de nuevo.
- Aquí tiene – arrastré la hojas por el escritorio hasta él.
- Bien. Hemos hecho un trato. – ahora sí me extendió su mano que no tarde en responderle. – En estos momentos se le está haciendo el depósito de la mitad del contrato como hemos acordado. Le daré el nombre del cliente y una foto como usted solicito.
- ¿Cómo sabe mi número de cuenta? – pregunté atónito al no saber cómo ese tipo pude haber investigado ese tipo de información.
- Creo que eso es irrelevante. El depósito está hecho. – soltó mirando el ordenador.
De pronto la impresora a un costado empezó a hacer ruidos distrayendo mi atención. El tipo se levantó de su sitio y de inmediato tomó las hojas recién impresas.
Las puso en un sobre y me lo extendió no sin volver a advertirme:
- Discreción Señor Tucker. Lo veré mañana a esta misma hora para guiarlo con el cliente.
Y sin más me estrechó de nuevo la mano en un claro gesto de despedida.
Me levanté y asentí.
- Lo veré mañana.
Salí en silencio de la oficina pasando de nuevo por el extenso pasillo hasta llegar de nuevo al gran salón. Agradecí no ver a Cartman. Nunca hemos sido amigos y aunque me daba igual si estuviera allí o no, quería ahorrarme las groserías por la felicidad que sentía en mi interior por haber conseguido el trabajo.
Salí rápidamente del edificio con mi cámara en mi hombro y el sobre que me habían entregado. Lo miré intrigado, ¿Quién sería mi cliente? Daba igual, me permití sonreír en medio de la acerca (solo un poco) por tener por fin algo de dinero ya depositado en mi cuenta. Mire sonriente el arrebol del cielo de la tarde mientras el viento mecía un poco mi cabello.
Cuando volví a llegar a mi departamento, lo primero que hice fue poner a salvo mi cámara en el interior de un cajón de mi escritorio para luego seguir caminando hasta llegar a mi cama. Mi departamento era chico, era lo único que podía pagarme por ahora. Solo tenía una puerta cerca de la entrada principal donde estaba el sanitario. Mi cocina estaba al frente de la puerta principal que constaba de una pequeña estufa con 2 platos y una cuchara. No compré tenedores. A la derecha, un poco más alejado, estaba mi escritorio con un hilo pasando por el techo en ese mismo lugar. Ahí ponía las fotos reveladas. Más a la derecha, llegando al límite del departamento, estaba mi cama, con todo un lado pegado a la pared. Me gustaba que mi cama estuviera allí, porque al frente estaba la única ventana del cuarto y cuando estaba estresado, abría las cortinas para ver la ciudad de fuera. Tenía una gran vista porque yo vivía en el piso 4. Era una ventaja vivir arriba.
Me cambié rápidamente para sentirme más cómodo: tomé una playera suelta azul entero, unos pantalones de algodón negros y me dejé los calcetines. Tomé mi laptop poniéndola en mi escritorio, sentándome en mi sillón. Quería ver algo de porno y no me pareció mala idea, ya que tenía toda la tarde libre para hacerme una paja que me hacía falta; pero antes de que abriera la laptop, me fijé en el sobre del señor raro. Pensaba verlo temprano mañana, pero decidí mejor hacerlo ahora antes de que me cansara y me diera flojera hacerlo después.
Lo abrí con rapidez sacando solo a la mitad una hoja.
¿Su nombre es "Tweek Tweak"? Seguí leyendo: 18 años, secundaria completa. Nada más.
¿Eh? Seguí sacando el papel del sobre mirando por ambos lados. ¿Qué? ¿Eso es todo? ¿Solo tres pequeños párrafos? Pero que desperdicio de papel, encima ni foto me dieron de él. Estaba pensando en cómo reclamar de no saber cómo era mi cliente al señor ese, cuando noté que había otra hoja blanca dentro del sobre. Me dispuse a sacarla lentamente, viendo solo el color blanco del papel en todo el proceso.
Cuando pude sacarla en su totalidad, la giré lentamente sintiendo que era un papel de fotografía. Esa debía ser la foto del cliente.
Abrí mis ojos con sorpresa. Vaya, al parecer mi cliente era un chico. Un guapo chico.
La foto era de un tamaño A4 a color. El chico estaba sin ninguna expresión en el rostro mirando atentamente a la cámara: Vestía una camisa verde oscuro manga larga donde se podía apreciar que tenía mal abotonado los botones del final. Se le podía ver que tenía un jean de color azul y zapatos marrones.
Su expresión y su mirada causaron algo en mí. No sé lo que fue, pero no pude evitar mirar durante algunos segundos sus hermosos ojos verdes bien abiertos seguramente por el flash.
Esperen, ¿Desde cuándo estoy sonriendo? Sacudí mi cabeza al percatarme que lo estaba sonriendo, ¡¿Pero que pasa conmigo?! ¡Es un chico! y obviamente yo no soy marica; debió sorprenderme su color de ojos, son muy bonitos, tenía que reconocerlo. Esperen, ¿Qué mariconada dije?
Con molestia y sin mirar, guardé la foto del chico en el sobre de nuevo con el papel de 3 párrafos y la tiré sobre mi cama. Vaya que necesito distraerme, pero no con porno; no sé, se me habían quitado las ganas, así que, solo atiné en ver una película de terror hasta que anocheció.
Cuando terminé de ver la película, me puse a buscar nuevos fondos para mi laptop cuando se me ocurrió poner "Starlight" en la búsqueda de fondos. Pensé que podría encontrar uno ambientado en mi canción favorita, así que busqué por un rato en los resultados.
Estaba viendo una que otra opción cuando vi una imagen que me llamó la atención: ¿Ese no era el tal Tweek Tweak? Le hice click para aumentar la calidad. Esos ojos verdes. Era él.
No me hubiera sorprendido si no fuera porque estaba él con una chaqueta fucsia con lentejuelas, señalando muy coqueto a la cámara; pero lo que más me sorprendía es que ÉL estaba como portada de una muy conocida revista adolescente con el encabezado: "¡Wonder Tweek y su extensa entrevista con nosotros! Descubre más sobre este ídolo pop" decía el encabezado.
¿"Idolo pop"? ¿"Wonder Tweek"? ¿Quién rayos eres Tweek Tweak?
