Gente bonita y conocedora. He incursionado con una nueva historia que sé que les gustará. Verán, desde hacía ya tiempo tenía visualizada esta historia, para ser precisa, tres años, pero nunca la había escrito por qué no podía plantear el final. Ya lo hice y tengo esperanzas de que les gustará. De nuevo les agradezco su preferencia.
Disfrutad de la lectura.
Eventualidad.
-1-
Descanso.
—Necesitas descansar, Sasuke… ¿Si entiendes lo que te estoy diciendo? – el fastidio de Itachi era cada vez más visible, Sasuke se encontraba sentado frente a un escritorio, con una pequeñas gafas para lectura, totalmente internado en su mundo, sin prestar mayor atención a su hermano mayor.
—¿Dijiste algo, Itachi? – elevó un poco los ojos, cuando se percató del silencio. Itachi le regresó una mirada completamente maltrecha, estaba frustrado, Sasuke no era del tipo de persona que prestase atención por su salud cuando se trataba de trabajo, era de esos… ¿Cómo decirlo sin que sonase masoquista? ¿Amantes del trabajo? ¿Matados? Bien, supongamos que la denominación es lo de manos, lo cierto aquí era que tenía más de cinco años trabajando en la empresa familiar y no se había tomado vacaciones nunca.
Y todo debido a una serie de eventos trágicos. La madre de ambos, Mikoto había fallecido hacía cuatro años. Desde entonces, Sasuke, el más joven de los hermanos, se abandonó en la llamativa soledad de su oficina. Estuvo deprimido al menos el año entero después del fallecimiento de su madre; a ello se sumo la enfermedad de su padre. Fugaku Uchiha, el patriarca de Uchiha Inc's, había sido el que más se deprimió, abandonándose en el alcohol y en el llanto. Pronto desarrolló una enfermedad hepática. La cirrosis alteró completamente su homeostasis, dejándole prácticamente desvalido en una cama. Fugaku murió dos años después, por lo tanto, el decaimiento de los dos hermanos se intensificó al doble. Itachi y Sasuke pasaban el día entero en las oficinas. Trabajando cada quien en sus diferentes asuntos, formando en realidad una sinergia optima para la evolución de su empresa. Sin embargo...
Un año antes, Itachi se casó, formando una familia feliz al lado de Yamanaka Ino, una diseñadora de interiores bastante exitosa con su nuevo estilo: Flores y emociones. Itachi acababa de regresar de su luna de miel. Ahora totalmente renovado y revitalizado, además de enamorado. Durante ese tiempo, Sasuke se encargó de la empresa, por lo que en total se sumaron cinco años de trabajo sin descanso.
Cuando Itachi sacó las cuentas de aquello, se preocupó por un hermano menor. Sasuke estaba muy centrado en el trabajo, tanto que no había tenido tiempo de tener novia, pensar en hacer una familia. Bueno… sobre lo de tener novia no le constaba del todo, ¡Pero si era justo que Sasuke comenzara a pensar en el futuro!
El suspiro de su hermano lo hizo alzar una ceja.
—¿Qué?
—Ototo, necesitas… No, es tu obligación tener vacaciones. – sentenció.
—Mmm… no. – y regresó a la lectura, ignorando de nuevo a su hermano.
—¿Qué no? – el Uchiha mayor sintió como si una frustración todavía mayor crecía y se esparcía en sus entrañas. Definitivamente ese lado testarudo lo había sacado de su padre. —¡Uchiha Sasuke! – Itachi se levantó, arrastrando la silla y produciendo un ruido desagradable.
—Nii-san… ya hemos hablando de esto, tengo entre manos un proyecto nuevo que quiero ejecutar personalmente.
—¿Hablas de los negocios pendientes con los hospitales privados de oriente?
—Sí, casi consigo que nuestra empresa de equipamiento médico sea acepaba en sus filas, proporcionándole a las instituciones…
—Suficiente, no quiero oírte. – Itachi se acercó al escritorio, tomó una carpeta vacía y le arrebató los papeles a Sasuke, depositándolos ahí ante la atenta mirada del joven.
—Por favor, Itachi, es lo que hemos estado buscando durante años… si las instituciones Ha-
—He dicho que no quiero oírte hablar de eso, cállate. – la mirada del hombre se tornó cansada. —Sasuke… nos iremos de vacaciones, tú y yo, partiremos mañana.
—¿Estás loco? – ahora él frunció el ceño. —Itachi, por el amor de… - se pasó una mano por los cabello, buscando serenarse. —Mira, tanto tú como yo tenemos asuntos importantes que atender, no puedes irte de vacaciones conmigo cuando acabas de casarte, además…
—Ino entenderá. Eres mi hermano y estoy preocupado por ti. De seguro si mamá te viera ahora se preocuparía aun más. – Aquello pareció dar en una fibra sensible de Sasuke.
—¿Mamá? – suspiró, se quitó las gafas y las dejó en el bolsillo derecho de su camisa. —Esta bien… ¿Y a quién dejaremos a cargo mientras no estamos?
—Oh, deja que yo me preocupe de eso. – se cruzó de brazos.
—Por el bien de esta empresa espero que no estés considerando en Naruto. – alzó una ceja al recordar a su amigo. Naruto Uzumaki era todo un personaje. Un hombre confiable, perseverante, con un extraño don que le permitía entablar todo tipo de amistad con las personas. De hecho, fue por eso que ellos se hicieron amigos… Bueno, Kushina Uzumaki y Mikoto Uchiha eran amigos y el hecho de que Kushina fuese la madrina de Sasuke de bautizo ayudaba un poco.
Naruto era también un empresario, el cual se dedicaba a la rama hotelera. Hacía dos años había contraído nupcias con Hinata Hyuuga, una chica tímida y heredera de los hoteles Byakugan. Con ello la personalidad de Naruto evolucionó, haciéndose más responsable y respetuoso. Claro, era de esperarse, cualquiera cambiaría de esa manera con semejante suegro: Hiashi Hyuuga.
Pero no salgamos del tema principal. Era natural que Itachi considerara al rubio como suplente. Eran grandes amigos, sin mencionar que la administración, aunque fuese paradójico el pensarlo, se le daba muy bien al rubio de ojos azules. Mas, Sasuke consideraba que tratar con una industria de equipamiento médico a comparación de la hotelera era algo totalmente diferente. Por lo que no consideraba que Naruto tuviera lo necesario para hacerse cargo.
—Bien… entonces tendré que buscar a alguien más. – suspiró, lo había atrapado in fraganti.
—Si ese es el caso, avísame cuando lo encuentres.
—No, tú te irás mañana, ¿Entendiste? No te quiero ver en la oficina.
—Bien… - se levantó de su silla y se acercó al ventanal que daba a la calle. —¿Y a donde iremos?
—Iremos de cacería. – dijo el mayor con una sonrisa.
—¿A cazar? – Sasuke no pareció creerle. —Mmm… ¿A las montañas?
—Sí, ya es temporada de caza y creo que tú y yo necesitamos convivir de esa forma; los dos, trabajando juntos para lograr un objetivo que no es precisamente la administración.
—Ajá. – Sasuke alzó una ceja.
—Iremos a la cabaña de papá, ahí nos quedaremos una semana y cazaremos un enorme ciervo, ¿Qué te parece?
—Itachi, la cabaña de papá tiene tres años abandonada. Necesitamos suministros y…
—Precisamente de eso te encargarás hoy. Juntarás todo lo necesario y mientras yo iré a buscar a alguien que puedo ocuparse de todo durante una semana.
—Espera… ¿Entonces me iré yo solo?
—Oh, vamos, Sasuke. No eres un niñito como para tener miedo de irse solo, ¿O sí?
—Bah, claro que no.
—De acuerdo, entonces, quiero que te vayas a tu casa, hagas la maleta, busques suministros y mañana a primera hora te largas a la cabaña, ¿He sido claro?
—Transparente.
—Bien, entonces adiós. – Itachi salió de oficina con una sonrisa en su rostros, de pronto sentía muchas ganas de irse de vacaciones con Sasuke, sólo esperaba que él también.
Sasuke observó la puerta cerrada y después se sentó. Suspiró con cansancio y miró por la ventana. Itachi tenía razón, necesitaba urgentemente vacaciones.
—¿Sasuke-san? – Tenten, su secretaria de confianza entró en la oficina cargando una pirámide de papeles en carpetas. En la base el periódico del día, justo como a Sasuke le gustaba.
—Oh, Tenten, que bueno que llegaste… - se giró en su silla con ruedas y le pidió que dejara los papeles en el escritorio.
—¿Qué sucede? – ella estiró sus brazo, el cargar aquellos papeles era simplemente agotados. —¿Todo bien? – alzó una ceja. Vio a Sasuke suspirar y eso le extrañó.
—Me iré de vacaciones una semana, con Itachi. ¿Podrías cancelar todos mis compromisos?
—¡¿Qué?! – Tenten no pudo evitar la sorpresa. —¡Jefe, eso es maravilloso! – sonrió. —¿Eso significa que yo también tendré vacaciones? – eso tampoco pudo evitarlo. Uchiha sintió un ligero tic en su ceja derecha.
—Si… no veo por qué no. – se levantó y tomó el periódico desde el fondo, no lo hojeo, simplemente lo dobló y lo metió a su maletín. —Me iré desde ahora, iré a hacer mi maleta. – tomó el portafolio y comenzó a caminar hasta la puerta. —Les avisaré a todos los departamentos… En cuanto salga del edificio… tú también tendrás vacaciones.
—¡No se moleste, Sasuke-san! – Tenten literalmente lo empujo hasta la salida. —Yo daré aviso a los departamentos, usted vallase, con toda la confianza del mundo. —Mostró una sonrisa enorme. —Le aseguro que todo estará bajo control. – para cuando Sasuke lo pensó ya estaba en la calle, con su maletín en mano y con una sonriente secretaria que se despedía enérgicamente desde la puerta. Él sólo frunció el ceño y se fue al estacionamiento.
Para cuando llegó a su casa, pidió a la ama de llaves que le hiciera el favor de buscar todas las cosas necesarias. Le trajo ropa de invierno, el equipo de caza, suministros como comida deshidratada, paquetes para hacer sopa, 50 litros de agua potable, comida en conservas, ollas y trastos, toallas para baño y cocina, jabones y sales de baño…
—Kaede… - Sasuke alzó una ceja cuando la ama de llaves le entregó aquellas cajas llenas de comida y provisiones. —¿No es un poco exagerado?
—No. – mencionó con una cara inocente. —En las montañas hace mucho frio y… ¡Oh, se me olvidaba! – le alcanzó un pequeño cilindro de gas para cocina. —Necesitara esto también. – dijo con una sonrisa.
—Bien… por favor súbanlas a la camioneta. – ordenó y después comenzó a subir por las escaleras. Cuando llegó a su habitación y se acostó perezosamente se llevó las manos a la nuca y miró el techo tranquilamente.
Recordó aquellos inviernos en los que los tres, su padre, Itachi y él iban de cacería. La cabaña estaba en una zona escondida en el bosque, su padre era muy especial para los asuntos de privacidad, además de que le gustaba que cuando fuesen de cacería la zona estuviera escondida y llena de ciervos. Aquellos días fueron gloriosos, él disfrutaba mucho…
Y después todo pasó… se mordió la mejilla por dentro y se giró para quedar sobre su costado. Miró el espacio vacío en su cama y por un momento se imaginó cómo sería la vida si él también estuviera casado. Con una mujer a su lado, todas las noches. Tener una familia… ser padre, abuelo…
Su madre siempre deseó tener muchos nietos, pero ninguno de los dos se casó para ese entonces. Sólo tenía 26 años. En cuanto se graduó de la universidad entró a trabajar en las filas laborales con su hermano y padre. Nunca tuvo tiempo de tener una relación seria con ninguna mujer, después de la muerte de sus padres se cerró a todo el mundo, no quería saber nada de su alrededor, sólo le interesaba su trabajo.
Sasuke cerró los ojos hastiado de pensar en eso. No era el tiempo de sentirse triste, mañana iría al bosque de nuevo, conviviría con Itachi como aquellos años y cazarían un enorme ciervo.
Así, con ese pensamiento cerró los ojos. Ya era tiempo de dormir.
A la mañana siguiente, Sasuke se levantó muy temprano. Montó todo lo que necesitaba, se vistió como un excursionista y emprendió el viaje… solo. Antes de salir de la ciudad llamó a Itachi y le informó que estaba saliendo.
—Oh, Sasuke… tengo un problema.
—¿Y ahora qué? – preguntó fastidiado.
—Verás, no tengo a nadie todavía, estuve conversando con Shisui, pero creo que no podrás hasta mañana, por lo que…
—Entiendo… ¿Vas a llegar hasta mañana entonces? – terminó la frase, completamente fastidiado, de nuevo.
—Perdóname Sasuke. – aquello lo dijo con pena. —Mañana estaré ahí a primera hora. Por cierto, Ino te manda saludos…
—Sí, sí, dile que yo igual – le colgó sin esperar a que Itachi pudiera decir otra cosa. El pelinegro apretó los dientes y después continuó.
Tardo tres horas y finalmente se internó en el bosque. Cuando localizó la cabaña sintió que le recorría la nostalgia. Se estacionó y contempló por unos segundos la estructura de aquella cabaña. Estaba vieja y más pequeña de lo que recordaba. Se precipitó en el pórtico de piedra y madera y un olor característico lo envolvió. Abrió la puerta con una llave vieja y algo oxidada, después se quedó de pie frente a la sala. Todo era tal y como lo recordaba.
Después de recrearse con los recuerdos, Sasuke se apresuró a bajar las cosas de la camioneta. Acomodó las provisiones, su ropa en una de las habitaciones, acopló el cilindro de gas a una toma, y echó a andar una planta de energía eléctrica. Miró todo su trabajo y le dio hambre. Se puso a cortar algunas verduras que Kaede le había empacado, hirvió agua y puso sopa. Estaba haciendo más frio del que pensó.
Cuando terminó de comer salió al pórtico y se sentó un rato en los escalones, mientras tomaba una taza de café caliente. Sonrió quedamente, aquello era tan pacifico y placentero. El resto del día se dedicó a caminar por el bosque, juntó leña, la cortó en trozos y descansó toda la tarde frente a la chimenea, tomando café y arrullándose por el crepitar del fuego.
Se acostó temprano para levantarse temprano. Conociendo a su hermano llegaría al alba. Desayunó de la misma sopa de ayer e hizo más café. Se sentó en la mesa y bebió dos tazas. Salió al pórtico y esperó. Itachi no se visualizaba. Sasuke hizo un mohín. Sacó su teléfono celular e intentó marcar, pero no había señal, el follaje era muy espeso. Entró a la casa y buscó entre las cosas de su padre un radio transmisor. Lo prendió e intentó comunicarse, pero las señales parecían vanas. Hizo una mueca. Se resignó y encogió los hombros, seguro llegaría tarde.
Se puso ropa abrigada y salió a dar un paseo. Mientras más se internaba en el bosque comenzó a darse cuenta que el cielo auguraba una tormenta.
—Me pregunto… que tan cerca estará de aquí. – musitó, extrañado. Se acercó a un río y se sentó en la orilla, la corriente parecía un poco fuerte y por lo visto estaba algo profundo. Tiró algunas piedras… pero entonces, escuchó el sonido de un motor. Sasuke se levantó y miró extrañado a los alrededores. En realidad esta era una zona no muy concurrida, ¿Entonces por qué? Lo escuchó más cerca y recurrió a esconderse detrás de unas piedras.
Una enorme camioneta todo terreno emergió de entre los arboles, aplastó toda la maleza y se estacionó a un lado del río. Sasuke miró con cuidado, el automóvil no tenía placas. Bajaron de ahí un par de hombres, estos parecían sospechosos, sacaron desde la cajuela un saco de fibra textil. Sasuke alzó una ceja, no parecía nada "legal" lo que estaban haciendo. Los hombres colocaron el saco en la orilla. Uno de ellos se subió rápidamente al asiento del copiloto y el otro empujo el saco el cual se adentró al agua. Sin más preámbulos se subieron al automóvil y salieron de ahí lo más rápido posible.
Sasuke emergió de su escondite y miró el saco que era llevado por la corriente. Iba a pasarlo por algo cuando observó atentamente que algo se movía forzadamente en el interior de éste.
—¿Qué demonios…? – se acercó más al rio intentando observar más claramente. —¿Será algún animal?
Pero sin duda lo que escuchó después lo hizo confirmar que lo que fuera que estuviera ahí no era un animal. Un grito, algo ahogado… pero sin duda se escuchó humano.
No esperó más. Se adentró en el río. Estaba helado y la corriente comenzaba a tomar más fuerza. El saco continuaba contoneándose poco a poco, se comenzaba a huir más y mas y lo movimientos se dejaron de ver. Sasuke nadó lo más rápido que puso y alcanzó a tomar la tela del saco.
Se ancló a un tronco que estaba aferrado a la orilla y contra toda corriente se apresuró para llegar a tierra. Cuando tocó el lodo sacó fuerzas de sus enfriados músculos. Arrastró el saco y rápidamente sacó una navaja de su pantalón. Comenzó a cortar la tela y cuando finalmente la abrió sus ojos se crisparon en sorpresa.
—Una… Una mujer. – musitó sin aliento.
Continuará…
Bueno, supongo que se imaginarán quién es. Espero que les haya gustado. Saludos y no olviden comentar.
¿Merece un Comentario?
Yume no Kaze.
