Hacía mucho que no publicaba nada por aquí, en parte porque traía la cabeza en muchos lados y en parte porque no me acordaba de la contraseña de esta cuenta ni de la cuenta de correo que usaba para ella :oP

Pero ya superé esos fallos de memoria orgánica y aquí estoy de nuevo, para publicar los fics que he publicado en inglés en este mismo sitio.

Sobre esta historia, es una idea que se me ocurrió un día sobre la eterna lucha de poder entre Megatron y Starscream. El buen Screamer siempre intenta derrocar a su líder pero siempre fracasa. ¿Qué pasaría si de repente se percatara de que existen otros caminos además de la violencia? Conociendo a Starscream, creo que intentaría cualquier cosa que le diera esperanzas de éxito, incluso una táctica pacifista humana.

Espero que disfruten esta historia :o)



Resistencia (no) pacífica

Capítulo 1

Cuando se vive en medio de una guerra, ser derribado no es un acontecimiento extraño.

Tampoco lo era recuperar la consciencia después de un mal tiro, o uno bueno desde la perspectiva del enemigo.

En el particular caso de Starscream, también era normal activar sus ópticos y encontrarse solo, ni una señal de sus camaradas de armas cerca.

Megatron lo había dejado atrás, otra vez.

¿Por qué no le sorprendía? Si recibiera un cubo de energon cada vez que Megatron lo abandonaba a su suerte, viviría permenentemente sobre energizado. No estaría mal; al menos no tendría la suficiente consciencia para racionalizar la humillación.

Starscream dio un furioso puñetazo sobre el piso, causando una pequeña explosión de arena y piedras. Contradictorios pensamientos asaltaban su procesador en momentos como ése, momentos que se repetían cada vez con más frecuencia. El alivio de haber caído fuera del alcance del enemigo era minimizado por el abandono, por la humillante comprobación de que su supervivencia no podía importarle menos al líder Decepticon y al resto de sus compañeros.

Pasado el primer momento de desahogo emocional, Starscream hizo a un lado la frustración y se enfocó en sus prioridades. Sus sistemas internos comenzaron a efectuar un análisis de los daños recibidos durante la reciente batalla con los Autobots, obedeciendo a su instinto primario de preservación. No había mayor maravilla en el universo que su propia existencia; todo lo demás era secundario.

Ponerse sobre sus manos y rodillas no fue muy difícil. Sus extremidades parecían estar operacionales, pero un agudo dolor en la espalda le reveló la causa de su caída. Trabajosamente, dirigió su mano derecha hacia los pequeños discos que aún estaban anexados entre sus alas.

Cartuchos paralizadores de movimiento… llegados ahí gracias a algún tiro de suerte de Wheeljack y al propio despliegue de Starscream de acrobacias aéreas en un momento inoportuno. El destino tenía una manera muy humillante de funcionar a veces, y ser derribado por un científico loco era una de sus peores exhibiciones.

Había también un feo agujero en su ala derecha, traspasada limpiamente por un disparo a quemarropa. Ese tuvo que haber sido ese maldito Sunstreaker intentando hacer su Jet Judo… El disparo había acertado justamente en su insignia Decepticon, exhibiendo una vez más el oscuro sentido del humor del Autobot.

Starscream se deshizo de los tres pequeños discos que habían causado su pérdida de balance. Los artefactos estaban ya completamente inoperacionales, pero llevar sobre su estructura tal símbolo de indignidad otorgado por el enemigo era simplemente intolerable.

Se levantó trabajosamente, su pierna izquierda revelando daños adicionales en la juntura de la rodilla.

Grandioso, simplemente grandioso. ¿Qué seguía?

Despegó con mucha menor velocidad de lo acostumbrado. También su altitud fue considerablemente baja, pero pronto su único motor funcional expresó con furiosos rugidos lo que su vocalizador quería gritar en esos momentos.

Destruir a Megatron, utilizar su cabeza como balde de desperdicios, construir un monumento a la chatarra con sus restos…

Por una vez en su vida, pensamientos de poder y supremacía no lo guiaban en esos momentos. Era odio puro, nacido de la certeza de que había sido tratado injustamente una vez más. A veces se preguntaba por qué Megatron lo había nombrado Comandante Aéreo y Segundo al Mando del Ejército Decepticon. Muchas veces llegaba a la conclusión de que no había ahí más que sádicas y enfermas razones. Tener un forzado rival para golpear, un catalizador de toda frustración, un eterno objeto para humillar a placer, un cómodo culpable para sus propios fracasos… ¿Dónde estaba el honor de su rango?

Las cosas tendrían que cambiar… drásticamente. Mientras volaba hacia la base Némesis rodeado de una nube de humo que salía de sus propias heridas, Starscream se prometió a sí mismo que las cosas tendrían que cambiar.

Megatron se arrepentiría.

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Starscream no se sorprendió de que la torre de lanzamiento de la base no se alzara para él, aunque estaba seguro de que su presencia había sido detectada.

Era la costumbre. Cada vez que el Comandante Aéreo era abandonado tras una batalla, o que decidía tomarse un par de ciclos solares para escapar de la furia de Megatron tras algún fallido intento de insubordinación, nadie se preguntaba nunca por sus ausencias o se preocupaba por su bienestar.

Los elementos disfuncionales siempre regresan, rezaba un dicho popular cybertroniano, y ahí estaba él para comprobarlo.

Volver en esas condiciones era vergonzoso, pero necesitaba reparaciones y no estaba en condiciones de efectuarlas por sí mismo.

Starscream activó la torre de lanzamiento utilizando su computadora de batalla, agradecido de que al menos uno de los pocos privilegios de ser Segundo al Mando funcionara. Al menos no tenía que rebajarse a solicitar autorización, como cualquier otro Decepticon habría tenido que hacer.

Pocos astro segundos después, el Océano Atlántico se partió, su superficie rota por la imponente estructura que se abrió en un despliegue de agua y espuma.

Starscream penetró la oscuridad sin más segundos pensamientos.

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Imágenes conocidas invadieron los ópticos del Comandante Aéreo Decepticon en cuanto el elevador de la torre de lanzamiento se detuvo y las puertas se abrieron para mostrar el Centro de Mando de la base.

Soundwave estaba ante la computadora principal, ocupado en rastrear nuevas fuentes de energía o en cualquiera de esas cosas de las que sólo Soundwave se encargaba; a Starscream no le importaba. Ambos lugartenientes se ignoraron el uno al otro, justo como lo hacían cada vez que no había ninguna misión de por medio.

Starscream hubiera querido recibir el mismo trato por parte de los dos pares de ópticos que se fijaron en él en el momento en que puso un pie fuera del ascensor.

Apartados en una de las estaciones de vigilancia, Ramjet y Dirge parecían muy aburridos efectuando labores que obviamente odiaban. Ver llegar al lastimado Comandante Aéreo fue un bienvenido cambio.

-Aaaaah, qué lindo… El ausente regresó a casa,- dijo Dirge.

-Sí, cómo lo extrañábamos. Bienvenido a casa, príncipe feliz. ¿Tuviste un vuelo placentero?

-Apuesto a que sí, Ramjet. ¿No crees que el humo le sienta bien? Incluso podría decirse que se ve guapo.

Ambos cabezas de cono estallaron en carcajadas mientras el humo negro que salía de uno de los motores dañados de Starscream se expandía por el Centro de Mando.

El humillado Seeker apretó los puños con furia y apresuró el paso, arrastrando su dignidad herida. Cojeaba de la pierna izquierda, lo que agregó fuego al combustible de las crecientes burlas.

-Hey Screamer, ¿qué te pasa? ¿Te duele la pierna?- se rió Ramjet arrastrando las palabras, su voz plena de hipócrita simpatía.

Dos segundos después, Ramjet era un espectáculo de convulsiones en el suelo, cortesía de un muy conveniente rayo nulificador. Dirge retrocedió y cayó de su silla, mirando horrorizado a su compañero.

Starscream les lanzó una última mirada de odio a sus dos irrespetuosos subordinados antes de salir del Centro de Mando.

Mientras Ramjet todavía se retorcía, víctima de los efectos del arma favorita del Segundo al Mando, Soundwave continuó su meticulosa labor en la computadora, como si atrás de él no hubiera sucedido absolutamente nada.

Otro rutinario día en la base Némesis.

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La exactitud milimétrica era una de las cualidades de Hook, así como el conformismo nunca sería uno de sus defectos. Siempre estaba en busca de incrementar los límites de la perfección. Cuando la diferencia entre el éxito y el fracaso radica en un radio no mayor a un nano milímetro, cualquier mínima imprecisión puede representar un caos absoluto.

Pasos apresurados y erráticos rompieron la concentración del presuntuoso cirujano, casi causando que el minucioso trabajo que estaba haciendo con un escalpelo eléctrico se desviara. Miró con reprobación y enojo a la recién llegada causa de la alteración del orden que hasta entonces había imperado en el Laboratorio de los Constructicons.

No fue sólo Hook; el resto de los Constructicons también dirigió miradas poco amables al humeante Seeker.

-Repárenme,- ordenó Starscream mientras se dirigía hacia una de las planchas de reparación.

-No estás en la bitácora de reparaciones. Vete,- contestó secamente Scrapper, que hasta antes de la interrupción había estado ocupado diseñando los planos de alguno de los tantos caprichos de Megatron.

-¡No me importan las bitácoras! ¡Estoy herido y exijo reparaciones inmediatas!

Starscream enfatizó su comentario estrellando su puño sobre una mesa, derribando estrepitosamente un montón de piezas mecánicas no identificadas, la mayor parte de manufactura humana.

-¡Oye, eso es mío!- se quejó Scavenger.

-Me pregunto quién va a limpiar ese desorden…- se lamentó Long Haul, pesimista. Sabía perfectamente bien que sería él, como siempre.

-¡L-lárgate de aquí ahora mismo, Starscream! ¡A-arruinas mis mezclas con tu humo!- gritó Mixmaster, tartamudeando como cada vez que se alteraba.

-¿Qué tanto te gustaría tener tu cabeza enterrada en tu propio trasero, montón de chatarra?- gruñó Bonecrusher acercándose amenazadoramente al Seeker.

Starscream se movió demasiado rápido para su deteriorada condición. Un disparo impactó el hombro de Bonecrusher y lo hizo retroceder.

-¡Ustedes, brutos, atrás! ¡Scrapper, Hook, repárenme AHORA! ¡Es una orden y no voy a repetirla!

Sin esperar respuesta, el furioso Seeker se encaramó en la plancha de reparación más cercana y se tendió inceremoniosamente sobre su estómago. La posición era tan indigna como desventajosa, pero no tenía otra opción. El mayor daño estaba en su espalda y tenía que depender de ayuda para ser reparado.

Los seis Constructicons se miraron uno al otro e intercambiaron una rápida comunicación silenciosa por medio de su vínculo como equipo gestalt. Un tácito acuerdo fue hecho y Hook y Scrapper se dirigieron al herido. No importaba cuánto despreciaran al irritable Segundo al Mando; llevarlo a los límites de la furia nunca había sido una buena idea.

Mixmaster regresó a sus extrañas mezclas y Long Haul se apresuró a comenzar a reparar el hombro de Bonecrusher, alegre de ser útil en algo que no implicara carga de materiales por una vez en su vida.

Scavenger empezó tristemente a levantar del suelo el montón de chatarra que él llamaba tesoros.

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Después de una particularmente humillante sesión de reparaciones bajo el meticuloso pero sádico cuidado de Hook, Starscream regresó a sus cuarteles personales, su cuerpo totalmente reparado pero su autoestima por los suelos.

Afortunadamente no tuvo otro encuentro desagradable en el camino. No sabía si habría podido soportarlo sin recurrir al asesinato.

A pesar de su claustrofobia, muy pocas veces la vista de sus cuarteles personales le había parecido tan bienvenida. Encerrarse por algunas o muchas horas significaba estar alejado de las miradas de los otros. Normalmente apreciaba la soledad; ahora se presentaba como la compañera perfecta.

Abriendo la puerta con una orden mental, Starscream se detuvo cautelosamente en el umbral. Nunca entraba a su santuario privado sin verficar que sus sistemas de seguridad no hubieran sido violados. No era extraño que sus camaradas más bromistas, especialmente Skywarp y los Cassetticons de Soundwave, lo hicieran blanco de algunas de sus pesadas bromas.

Afortunadamente ese día ninguno de sus protocolos de seguridad había sido alterado y ni una mota de polvo perturbaba la tranquilidad del único lugar en la asfixiante base en el que se sentía medianamente seguro.

Starscream activó las luces a mediana intensidad y cerró la puerta tras de sí. Un ciclo solar tan infame como el que afortunadamente pronto terminaría exigía una inmediata recarga, pero desechó la idea. Su mente estaba demasiado atormentada como para permitirle descansar.

Había que enfocarse en las prioridades, y su apariencia personal era la primera.

Hook había efectuado un trabajo impecable pero, como siempre, privilegiaba la efectividad por encima de la estética. El ala derecha de Starscream estaba en perfectas condiciones, pero la parte reparada estaba considerablemente menos brillante que el resto. Un remedio inmediato tenía que ser aplicado.

Guiado por su vanidad, se dirigió a su unidad de limpieza personal y activó un lento proceso de lavado y pulido. Mientras el mecanismo trabajaba gentilmente sobre su estructura, Starscream entrecerró los ópticos y emitió una especie de suspiro. Era momento para regresar sus pensamientos a su objetivo principal.

Venganza.

Venganza pura y absoluta, venganza deliciosa y definitiva…

Tenía muy claros sus deseos, pero los caminos para hacerlos realidad eran confusos.

Megatron no tenía debilidades conocidas. Atacarlo directamente siempre había significado dolorosos fracasos. ¿Cómo, entonces, darle a su odioso líder un golpe bajo decisivo?

El proceso de pulido finalizó y Starscream dirigió una mirada aprobatoria a su ala, tan reluciente ahora como el resto de su cuerpo.

Resueltas las exigencias de su ego, se dirigió hacia su computadora personal.

En cuanto la activó, el sistema le recordó que no había tocado sus reservas de energon ese día. Ignoró el aviso; el vital combustible era la última de sus preocupaciones. No tenía hambre. Además, Hook lo había energizado completamente como parte del protocolo de reparaciones.

El reporte de la misión del robo de energía en donde había sido herido se desplegó en la pantalla. Un éxito relativo… o fracaso, según se mirara. Se había obtenido el 58 por ciento de la energía antes de que los Autobots forzaran a una apresurada retirada.

Hizo desaparecer los datos con un violento golpe sobre la consola. Recordó que debía ser un poco más delicado con las máquinas sin vida cuando la imagen en la pantalla se pixeló, anunciando un probable corto circuito.

Grandioso… La perfecta manera de terminar un ciclo solar para el olvido.

Estaba a punto de levantarse a revisar posibles daños en la computadora cuando la imagen regresó al monitor, sólo que no mostró caracteres cybertronianos, sino algo que parecía ser una de esas emisiones de noticias de los humanos.

Un circo, un espectáculo digno de bestias… Era común que los avanzados sistemas de comunicación de la base captaran señales de televisión terrestres pero, a diferencia de muchos Decepticons que se habían aficionado a verlas, Starscream las despreciaba profundamente.

Un dedo frenético se dirigió apresuradamente hacia un botón sobre la consola pero se detuvo abruptamente, rozando distraídamente su anterior objetivo mientras Starscream miraba las imágenes desplegadas en la pantalla, su atención súbitamente capturada.

Su rostro se iluminó con juvenil alegría mientras las imágenes y palabras del noticiero humano eran asimiladas y racionalizadas en su procesador cerebral.

La solución a sus problemas apareció, salvadora y llena de prometedoras posibilidades.

¿Quién lo habría pensado? Algunos de estos humanos podían tener ideas brillantes después de todo…

Sí, definitivamente vería a Megatron humillado mucho antes de lo planeado. Sería un placer ver a su líder de rodillas.

Starscream sonrió con infinita malicia. La suerte volvía a ponerse de su lado.

Continuará.



Ya tengo cuatro capítulos escritos de esta historia, así que esperen prontas actualizaciones.

Sus comentarios son bienvenidos :o)