Hola! Este es mi primer fic de CSI:NY, sed amables, por favor. Es importante que sepáis que de la primera y segunda temporadas me faltan muchos capítulos, pero la tercera la he visto hasta el final, y este relato ocurre después del final de la tercera, así que puede haber spoilers para algunos.
EN LA CIUDAD QUE NUNCA DUERME
1. EN EL CALLEJÓN
En el callejón había varios gatos que tuvieron que espantar para poder buscar pruebas entre los cubos de basura. Danny se agachó sobre un pequeño trozo de tela, que recogió con las pinzas y guardó en una bolsa de pruebas.
- Podría ser cualquier cosa, – comentó Flack, abriendo la boca de par en par para bostezar a gusto. – y yo necesito un café.
- De paso pide uno para mí. – dijo Danny.
En el centro del callejón, Hawkes le daba la vuelta a uno de los dos cadáveres, buscando el orificio de salida de la bala, si es que había.
- A mí uno también, ya sabes, cortado.
- Adam¿quieres tu otro?
Dejó de hacer fotos a los charcos de sangre al oír su nombre, y en seguida negó con la cabeza.
- No, gracias.
Volvió a su tarea, deseando acabar lo antes posible para poder volver al laboratorio. Hacía demasiado calor, y no lo soportaba; como se había criado en Phoenix, donde las temperaturas eran más altas, toleraba mejor el calor seco que el de esa mañana, con el cielo encapotado y anunciando tormenta. Se acercó a Danny y sacó fotos al rastro de sangre que llegaba hasta los cubos de basura.
- Creo que hay algo detrás. – dijo Danny, recolocándose las gafas con el dorso de la mano.
Entre los dos apartaron un par de cubos, para encontrar un tercer cuerpo. Una mujer, vestida de fiesta. El vestido, largo y de palabra de honor, era granate oscuro, pero no ocultaba las manchas de sangre de la nuca y la espalda.
- Tres cadáveres. Empezamos fuerte la semana¿eh?
Adam se encogió de hombros. Era una mujer muy guapa, incluso muerta, y prefería no opinar. Desde el incidente con los irlandeses su respeto hacia las víctimas había aumentado varios puntos.
Sacó varias fotos, deseando que no le mandaran más tareas y poder volverse con todas las pruebas al laboratorio. Ayudó después a buscar los posibles casquillos por todo el callejón, pero no hubo suerte.
- Joder, qué calor – soltó Danny, quitándose los guantes y tirándolos dentro del kit – se me están asando…
- ¡Don!
Los tres se volvieron al origen del grito, una mujer que se había lanzado al cuello de Flack, abrazándole con todas sus fuerzas y haciendo que la bandeja con los cafés para llevar se tambaleara. Flack parecía sorprendido, pero sonreía de oreja a oreja. Dejó los cafés encima del capó de uno de los coches de policía y abrazó a la mujer, levantándola un poco del suelo y haciéndola reír.
- Parece que a Flack se le ha dado bien el fin de semana.
Danny le dio un codazo a Hawkes, que sonrió.
- Vaya sorpresa.
Sheldon se volvió para hablar con los enfermeros, que estaban recogiendo los cadáveres para llevarlos a la morgue. Adam vio una oportunidad de escapar del calor bochornoso de Julio y empezó a recoger su maletín y el equipo fotográfico para volver con la furgoneta de Hawkes al departamento de policía.
- ¿Te importa si me vuelvo contigo? Aquí ya está todo hecho, y me muero de calor.
- Ya, y eso que en Arizona debía ser mucho peor¿verdad? – le contestó el doctor. - ¿Te importa ir a recoger mi café?
Se encogió de hombros, metió sus cosas en el asiento del copiloto, y fue hacia los coches de policía a por el café para llevar. Flack y la chica se habían alejado un poco de la escena y hablaban animadamente; ella se reía y le dio un pequeño empujón. A Adam no le pareció un ligue de una noche, más bien daba la sensación de que se conocían desde hace bastante tiempo. Sin darse cuenta, se les había quedado mirando, y cuando Don se giró y le saludó con la mano le devolvió el saludo con un pequeño movimiento de cabeza y se dio la vuelta en seguida, algo apurado.
La chica también le había mirado, sonriente. No se había fijado mucho, pero no era necesario para ver que era bastante guapa. Aunque no parecía el tipo de chica de Flack; por lo que Danny contaba, Don siempre había preferido a chicas sofisticadas y siempre arregladas, de tacones altos y manicura cara. Sin embargo, esta chica iba algo despeinada, no llevaba casi maquillaje y la ropa era bastante normalita.
Subió a la furgoneta justo cuando Hawkes la arrancaba, y se olvidó de la chica en cuanto empezaron a comentar el caso: triple asesinato y un completo rompecabezas.
- ¿Quién era? – preguntó Martha, divertida.
- ¿Adam? El chico del laboratorio. A veces le sacamos de paseo. – sonrió, contento con su broma.
- Qué bobo eres. – le dio un empujón cariñoso, y ambos se rieron. – Hace mucho calor, y aún no me acostumbro a estar aquí de vuelta, así que me voy a ir yendo a casa. Y aún me quedan miles de cajas por desempaquetar.
- ¿Quieres que me pase luego a ayudar?
- No hace falta. – le abrazó y le plantó un beso en la mejilla. – Pero la comida para pasado mañana sigue en pie¿no?
- Claro, pequeñaja.
- ¡No me llames así!
- Vale, pequeñaja.
Martha le golpeó el hombro, sin poder evitar reírse, y después se dio la vuelta para salir del callejón, de camino al metro. Andaba sin prisas, aspirando los olores que tanto había echado de menos, incluso los de la basura y el humo de los coches. Se había echado a llorar al aterrizar el avión en el JFK¡por fin volvía a casa!
Hawkes pasó al tercer cuerpo, el de la mujer vestida de fiesta. Era hermosísima, y le resultó familiar su rostro, pero no conseguía ponerle nombre. Parpadeó un par de veces, borrando cualquier rastro de afectividad hacia el cadáver, volviendo a pensar en ello como eso, sólo un cuerpo. Así era más fácil.
- ¿Qué me cuentas?
Levantó la mirada; no había oído entrar a Messer.
- Del hombre rubio tienes en esa mesa todas las pruebas. He mandado un análisis de sangre a toxicología, porque tiene los labios morados y creo que podría haber sido envenenado, aunque hasta que no estén los análisis no lo sabré con seguridad.
Danny fue hacia la mesa y empezó a recoger las bolsas de pruebas.
- Del hombre canoso he sacado cuatro balas, dos en el tórax, una en el hombro y otra en la pierna. No le dieron muchas oportunidades.
- Ya… el hombre rubio tenía la pistola en la mano, y faltan cinco balas. Si fue él quien disparó, puede que fallara un tiro.
Hawkes negó con la cabeza.
- Puede que no. Estaba a punto de ponerme con la mujer, y ya te puedo decir que la causa de la muerte es un disparo en la parte posterior de la cabeza.
- Suena a ejecución…
- Sí. Y de ambos hombres he recogido rastros de pólvora en las manos, así que pudo haber sido cualquiera de los dos.
Mac entró en ese momento en la morgue. Parecía cansado y algo enfadado, y la corbata estaba mal anudada. El ambiente se puso tenso; el jefe no parecía haber dormido bien, y les convenía no irritarle más.
- ¿Qué tenéis del caso del callejón?
- Dos muertes por disparos y un posible envenenamiento. – aclaró Danny.
- ¿Sospechosos?
Ambos hombres dispararon, pero aún tengo que comparar las balas para comprobar que fueron ellos. Y del envenenamiento aún no sé nada, acabo de mandar las pruebas a toxicología. – dijo Hawkes.
Mac echó un vistazo a los tres cuerpos, murmuró algo y salió sin decir nada más.
- Es el calor – comentó Danny.
Su compañero le miró, sin comprender.
- Pone a la gente de mala leche. Unos se levantan con el pie izquierdo, otros se matan entre sí.
- No es el calor – dijo Hawkes, soltando un bufido. – Es Nueva York.
Bien! Has leído hasta el final, y te lo agradezco, por tu tiempo y tu interés. Es sólo el principio de un fic que espero que dure bastante, porque tengo muchas ideas. Tratará sobre todos los personajes, o casi todos, porque no puedo decidirme por uno u otro. Y de nuevo, gracias por leerme! (y si de paso me pones un review, te mando un poquito de karma)
