02: Hermana por hermano:

Harry cerró los ojos cuando sintió como su pene era absorbido por la boca de su ángel de cabellos de fuego. Un ronroneo de placer escapó de sus labios, mientras la inquieta lengua de su amante recorría toda la piel de su sexo con amor y suavidad. Agarrando su rojizo cabello con las manos, le obligó a acercarse a su rostro, a la par que su mano izquierda bajaba hasta la entrepierna de su pareja, acariciando con torpeza su piel.

Y, antes de explotar bajo los cuidados de su amante de cabellos rojizos, Harry abrió sus mares verdes, encendidos por el deseo, enfocándolos hacia el rostro de aquel sujeto que se encontraba en el lecho junto a él. Segundos antes de que se corriera, las facciones ordinarias y a la vez bellas de Ronald Weasley se dejaron entrever en la penetrante oscuridad que los rodeaba.

En el momento exacto en el cual explotó, los ojos de Harry se abrieron a la desoladora realidad; Hermione, encima suyo, le zarandeaba con fuerza para que despertara.

- ¿Estás bien, Harry?- en su fuero interno, el aludido maldijo a todos los ancestros de su mejor amiga. Había estado tan cerca… y sin embargo, tan lejos. Tomando sus gafas de gruesas lentes, Harry enfocó la vista hacia el techo de la tienda de campaña que compartía con Ron y Hermione desde hacía varios meses. Desde el momento en que Dumbledore había caído y, con él, la Luz.

- Sí, Hermione.- la voz del chico, monótona, no dejaba entrever ninguno de los sentimientos que le asolaban por dentro. Ron se había ido y, con él, su corazón.

Sabía que Hermione amaba a Ron, y el debería amar a Ginny. Pero no podía, no podía seguir con esa farsa durante mucho tiempo más. Cada vez que se follaba a Ginny, cerraba los ojos para imaginar en su enferma mente a su hermano mayor.

Porque no era valiente, por más veces que se hubiera enfrentado a la muerte, cara a cara. Porque no era capaz de sincerarse con Ron por miedo al rechazo. Porque, contra Hermione, por más bello que él fuera, no tenia oportunidad alguna. La razón: su sexo.

Pero no pasaba nada; Ginny era buena sustituta, estaba demasiado enamorado de él, y, a pesar de todo, siempre le quedaban esos sueños eróticos con Ron. Siempre le quedaban los engaños de su mente. Y, a pesar de todo, si ganaban la guerra, Harry se daría su propio regalo de cumpleaños declarándose a Ron.