Princesa sangrienta

Kagome higurashi llevaba 1 año hiendo a la era Sengoku intentando reunir los fragmentos de la perla de Shikon, entre aventuras, amor, amistad; esta fuerte y decidida miko se enfrentaba al peligro a diario para defender a quienes amaba. A pesar de que ella era la "reencarnación" de una gran sacerdotisa llamada Kikyo quien era la anterior protectora de la perla, kagome sabía que no era del todo cierto, aunque jamás lo negaba en voz alta, su interior gritaba aquellas palabras, pero no podía decirlas en voz alta ya que su gran parecido a esa sacerdotisa y que posea algunas de sus almas no podía negar lo contrario a pesar de que todo aquello era parte de un plan ideado por ella y alguien más, o más bien por obra del destino que quería que ella encontrase lo que tanto había buscado

La joven miko quería huir de su destino más no podía sabía que "él" no se lo permitiría la buscaría hasta el más recóndito lugar

-eres mía-susurraba

-no, no soy tuya-ella le respondió-soy del destino-él rió

-tú destino es trágico y melancólico-ella asintió

-sí, es difícil huir de ti-él acarició su mejilla

-no huyas quédate a mi lado-eso fue casi un ruego

-lo siento-posó su mano derecha sobre la que la mano que yacía sobre su mejilla-déjame ir-él negó

-no puedo dejarte ir, lo eres todo para mí-ella sonrió

-cómo tú para mí-besó la meno que posaba sobre su mejilla-pero quiero hacer esto-él negó y la atrajo para sí

-te encontraré donde sea que vayas-ella sonrió

-lo sé-sonrió con tristeza-no puedo huir de ti aunque quiera-una suave pero melancólica risa se escuchó, ambos se miraron los ojos de él se tornaron en aquel color carmesí y los de ella mostraban su tan peculiar verde azulado en donde tantas emociones se encontraban

-al final fuiste tú la que me traicionó-él rió-pero a pesar de todo te seguiré amando hasta el final de los tiempos-ella solo sonrió

-adiós amado mío-se despidieron con un último beso

Aquellos dos amantes que se amaban profundamente, su amor condenado por unos y castigados por otros, dos personas que vivían un amor profundo y pasional, tan peligroso y excitante como la vida misma, ella se marchó para vivir un nuevo comienzo y él intentando vivir una vida que no era la suya.