Son las 05:15 de la tarde del lunes seis de febrero y no tengo ganas de hacer la tarea, estoy escuchando Apocalyptica y la flojera gana sobre mi inservible disertación y la probable exención del examen de este mes.
Advertencia: Shonen-ai y si me tercia la gana, tal vez yaoi. Drabble.
Aprehensión sobre nuestros recuerdos.
Por: Kao-chan.
Mi Memoria en Tu Silencio.
Miró ése atardecer tan sobrecogedor e inmaculado que se cernía sobre él... cualquier lugar que fuera ése estaba demasiado oscuro, sin importar que los dorados rayos de sol bañaran con sagacidad la singular escena.
Su cuerpo no podía moverse, por alguna razón u otra estaba entumido y aún así lo asaltaba ése sentimiento de no querer abandonar esa posición nunca.
Sonrió, esta vez tan sinceramente que pareció alguna clase de truco macabro; luego, dejando atrás esos pensamientos de incredulidad, prestó atención a ése sonido tan atropellador y absorbente, ¿no estaría viviendo un sueño?.
Pero no, no lo era, sus brazos estaban unidos detrás de su espalda y los brazos de él se mecían suavemente, sosteniéndolo con delicadeza.
"Kuropipii, yo..."
"Si cerraras la boca, te vendría mejor"
Y obedeció, embelesado, cerrando los ojos y tocando suavemente los brazos que lo cargaban. Escuchó nuevamente, recargado en su pecho, ese sonidito que se aceleraba con cada roce que él proporcionaba en su cuerpo con prestos dedos.
'Su corazón'.
El latir, azaroso y recóndito, se había convertido en un rápido bombeo que era acompañado con ligeros gemidos de desaprobación por parte de su compañero.
"¡Deja de moverte, idiota!"
No pudo reprimir una risita traviesa que se escapó de sus labios involuntariamente. ¡Kuro-wanwan podía llegar a ser tan tímido!. Ese gesto de ansiedad que permanecía en su rostro le daba una sacudida de placer inconmensurable.
"¡Te he dicho que te calles!" repitió el moreno, apartando un poco al rubio de sí, ahora visiblemente molesto.
"Pero Kuroriin, yo no he dicho na..."
Aunque deseaba completar la frase y le molestaba mucho que le interrumpieran cuando estaba punto de decir algo, no pudo evitarlo y sus mejillas adquirieron cierta tonalidad de rosa pastel. Sus labios estaban sellados ahora por un pequeño y dulce beso que le cortó la respiración e hizo que su corazón también comenzara a latir con un desesperado frenesí.
Sus brazos, que le sostenían por la espalda, fueron a dar súbitamente a la cintura y sus miradas se encontraron por instantes que parecieron eternos, provocando que Fye se estremeciera al encontrarse con el rojo de los ojos del hombre que lo extasiaba.
"Te he dicho que te callaras..." concluyó Kurogane, con una voz que delataba la superioridad que sentía en esos momentos. Una sonrisa se delineó en sus labios, mientras que el rubio, sin proferir palabra, hacía lo mismo: sonreía.
Una lágrima, recordatorio de cosas que había inadvertido por unos efímeros y confortantes instantes, corrió su mejilla, dejando perplejo al individuo de ropas oscuras. Fye recargó su cabeza delicadamente en el pecho del otro, exhalando con tranquilidad y pasó ambas manos por detrás de su cuello.
"Idiota¿pero qué...?"
No obstante, sin permitir siquiera que terminara la frase; con una voz tan dulce como pudo hacerla sonar, simplemente ultimó:
"Kuroriin... cierra la boca"
Con cada palabra que me restringes, siento la necesidad de abrazarte más fuerte.
OWARI
