Esta historia es un especial de Halloween super atrapasado o super adelantando dependiendo del punto de vista.

Solicitado por y dedicado a: evlR

Agradecimientos especiales a Sen-Taolli en Wattpad.

Post Data: Feliz Navidad para todos :)

Nada de Katekyo Hitman Reborn me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.


And one hundred! Ready or not here I come!

- Ma Ma, hay más que suficiente para todos chicos. – Yamamoto trato de relajar la tensión mientras Tsuna no estaba, pero estaba fallado épicamente.

- ¡Cállate idiota! – Yamamoto tenía que agradecer que al menos aun no habían comenzado las explosiones. - ¡Nadie pidió tu opinión!

- ¡EXTREMO!

- Hmp, por alterar la paz, los morderé hasta la muerte.

Y así fue como comenzó oficialmente la destrucción de la casa de Tsuna por segunda vez ese día.

- Kufufufu… - El ilusionista tomo un bocado de la torta que nadie debería de tocar hasta que todos estuvieran presentes. – Delicioso~

-… Tu… - Una vena… - ¡Como te atreves a comenzar sin Juudaime!, desgraciado-

Esto solo empeoro las cosas. Honestamente, Yamamoto no sabía cómo Tsuna podía arreglárselas con todos ellos la mitad del tiempo, él no había hecho la gran cosa y ya Gokudera estaba molesto, y junto con Lambo, quien estaba felizmente lanzando granadas y seguramente creyendo que todo estaba de lo mejor, solo empeoro las cosas, y luego el boxeador se unió a la fiesta y finalmente Hibari perdió la poca paciencia que le quedaba y comenzó a morder a la gente hasta la muerte… y ahora el ilusionista solo acababa de echar más gasolina al incendio.

- ¿Dónde está el boss? – Pregunto una chica suavemente, como si nada malo estuviera pasado y no hubiera salido un sofá por la ventana en ese momento.

- Había ido al baño… - El pobre había tenido la mala suerte de que una de las travesuras de Lambo terminara con el lleno de pintura… rosa, plumas, y extrañamente un bigote en su cadera. - No debe de tardar…

O eso quería esperar, pues a este ritmo ya no habría casa… Extrañamente nada le paso a la torta, aparte de la trampa de Mukuro por no querer esperar.

-… ¡¿Saben cuánto me tarde en arreglar este lugar?!, ¡¿Y con Reborn disparándome cada vez que se aburra?! – Se oyeron los lamentos de un Tsuna recién llegado y algo molesto. - ¿Y a donde termino el sofá?, ¿y la mesa?

Tsuna no pregunto qué le había pasado a la pared, no quería saber y tenía una impresión muy buena de que había sido volada con dinamita… Ahora tenía que hablar con Reborn para comprar un nuevo televisor, un nuevo sofá, reparar el otro, reparar la mesa-hasta el piso había que repararlo… ¿Debía de estar feliz porque al menos unos globos sobrevivieron?, hasta las serpentinas y la mayoría de las decoraciones habían pasado a mejor vida… incluso media cena…

- Tsk, herbívoros… - Aparentemente, esa era la explicación a todo.

-… El próximo año no hare ninguna fiesta de Hallowen, - Y tanto trabajo que le había costado hacer todo esto… - Pasaran de puerta en puerta o algo… - Ya hasta le dolía la cabeza. ¡Solo se fue por 5 minutos!, ¡5!

- Ma Ma, no te pongas así Tsuna. – Yamamoto sonrió y paso un brazo por sus hombros, ignorando la piel húmeda y el pelo aplastado (por los momentos gracias al agua). – La torta sobrevi-¡Splash!

-… - Tsuna solo miro la torta ahora en suelo, o los restos de ella, ya que la mesa había cedido. -… Las chicas están en la cocina, no voy a ir a darles la noticia. – Tampoco iba a decirles que casi todas las galletas y dulces habían sido o comidas por Lambo o molidas a golpes.

- ¡Lo lamento mucho Juudaime! – Como era de esperarse, Gokudera se arrodillo delante de Tsuna. – Yo no-

- Kufufufu, calladito te ves más bonito cachorrito, aunque no negare que así estas mejor que antes.

- ¡TU DES-

- Me rindo. - Esto corto a la mayoría, y la segunda ronda de la noche. – Hagan lo que quieran, pero más les vale decirles a las chicas que demonios le paso a su comida y a la torta…

Tan bella torta que era, de tres pisos, de chocolate con fresas… decorado con muchas galletas de chocolate en forma de calabazas. Lo que más le dolía a Tsuna era que ni siquiera había podido probar nada hasta ahora y le había tenido ganas a esa torta, debió de haberse esperado que no tendría esa suerte, ni siquiera si Reborn estaba afuera en otra fiesta con los otros Arcobalenos… Tsuna no sabía en qué momento había terminado en una de las pocas sillas ilesas, y con las manos en la cara y casi queriendo ponerse en posición fetal, solo sabía que estaba así porque los chicos (mayormente Gokudera) estaban sacudiéndolo y preguntándole si estaba bien y si necesita agua o algo…

Le había costado mucho organizar todo esto, en obtener las decoraciones y decorar, mayormente por culpa de cierto asesino a sueldo que estaba aburrido y debido a lo que quería hacer Tsuna no podía entrenarlo por unos pocos días. Hablar con las chicas no fue difícil, ya ellas habían estado preparando lo que iban a hacer, solo lo combinaron. Invitar a los chicos fue una pesadilla, por un lado, a las chicas no, ni siquiera tuvo que decirles, ellas ya sabían que estaban más que invitadas. ¿Por qué fue una pesadilla?, por ciertos guardianes. Gokudera y Yamamoto fue muy fácil, solo tenía que decirles. Con el boxeador… eso se lo dejo a su hermana. Encontrar un momento en que Mukuro quisiera hablar con él y no jugar con el (a espantarlo mayormente) no había sido fácil, pero una vez que lo consiguió había invitado a ambos guardianes. Había intentado invitar a los otros dos chicos, pero ellos no quisieron ir, preferían ir de casa en casa pidiendo dulces, aunque dijeron que luego se unirían a la fiesta para acompañar a Chrome y a Mukuro. Lambo y los niños… ellos vivían con él, así que no había ningún problema con eso.

Invitar a Hibari, porque francamente era el único que faltaba y así dijera que no era un amigo ni nada, Tsuna lo consideraba familia y no iba a dejarlo por fuera, termino con una pelea de larga duración que lo dejo cojeando por unas cuantas horas… De hecho, aun le dolía el brazo izquierdo y el torso, esas tonfas daban muy duro… Y aún tenía que pelear con él por todo lo que quedaba de la semana, como si lo anterior no hubiese sido suficiente. Cuando Reborn regresara lo terminaría matando junto con Hibari, estaba casi seguro. Bueno, al menos no tenía por qué preocuparse por los niños, o por las chicas, o por su madre, ellos andaban felices aun cocinando a pesar de que les había dicho varias veces que dejaran eso así y vinieran a celebrar y a disfrutar de la fiesta…

-… ¿Tsuna-nii? – Oyó decir, junto con algo cayendo sobre su cabeza… algo que se sentía sospechosamente como más pintura.

-… - Por el repentino silencio, Tsuna estaba casi seguro de que era más pintura.

Casi de forma mecánica, porque estaba que quería gritar y arrancarse los pelos al mismo tiempo, se levantó para ir al baño a darse un sexto baño en lo que iba del día. No le importaba si su madre tenía razón sobre que Lambo tenia talentos artísticos, iba a prohibirle colocar frascos de pintura en su cabello, y usar pintura como broma o lo que sea. Con una sola vez estaba bien, ¿pero dos veces seguidas?

-… Niño, creo que no debiste de haberle tirado un globo de pintura otra vez. – Dijo Gokudera algo tenso. – Ya le hiciste una broma con eso, no lo tomo bien esta vez. – De hecho, no tenían idea de cómo lo tomo, porque simplemente se levantó y se fue, sin decir nada de nada y como si no estuvieran allí.

Los otros guardianes solo pudieron mirarse, sabían que el chico solo lo había hecho para que Tsuna le diera atención, y no lo vieron venir para poder detenerlo, pero… tal vez se habían pasado, Tsuna rara vez se estresaba tanto como para ignorarlos. No habían hecho tanto desastre como lo era usual, así que la verdad no entendían que había pasado aquí.

Tsuna tardo al menos 10 minutos en volver, unos cuantos de esos minutos fueron mirando al techo, en cierto modo pidiendo paciencia a un ente superior, por un lado, lamentándose de su suerte, y por otro lado echando de menos a Reborn… por lo menos él lo tranquilizaría, junto con asustarlo o divertirse a costilla de él…

- Ya volví… - Por más que quisiera ponerse en posición fetal en una esquina, no lo haría… al menos no con ellos aquí.

- ¡Juudaime! – En ese momento fue que Tsuna se dio cuenta de que Gokudera se había disfrazado de hombre lobo, y era como ver en vida real al Gokudera de su imaginación: con las orejitas y colita de perro, solo que la cola no se movía.

- Yo Tsuna. – Saludo perezosamente el espadachín, por dentro temiendo que Tsuna fuera a ponerse igual que antes, tomando en cuenta que se estaban peleando… Gokudera solo había salido porque Tsuna había llegado… Al menos nadie estaba usando armas ni destrozando nada por una vez.

A estas alturas, el único que no estaba disfrazado era Tsuna, cuyo disfraz solo habrá durado unos 15 minutos antes de que Lambo se lo arruinará con la pintura. Yamamoto estaba disfrazado de papel sanitario, probablemente quiso ser una momia, pero con todo el ajetreo… Lambo era una calabaza andante. El boxeador y su hermana se habían disfrazado de piratas espaciales. Mukuro y Chrome se habían disfrazado de mayordomos por alguna extraña razón que Tsuna no quería saber, pero se habían esmerado en ello, a pesar de que muy seguramente era solo una ilusión. Y Hibari… no sabía que había provocado tal milagro, pero el gran Hibari se había disfrazado, aunque no había mucha diferencia con su atuendo usual; era un detective, el mayor cambio era un sombrero. Haru se había disfrazado de dinosaurio y francamente nadie sabía cómo estaba cocinando con eso puesto sin ningún accidente, I-pin se había disfrazado de fantasma, y Fuuta de adivino. Su madre se había disfrazado de zoombie y Tsuna no quería saber quién se lo sugirió.

-… ¿Qué le paso al florero? – Honestamente, Tsuna no sabía para que preguntaba. De hecho, ni siquiera sabía porque el florero le llamo la atención de todas las cosas que habían conocido un destino horrible hacia su prematura muerte.

- Ma Ma, creo que fue Lambo… - Yamamoto intento distraer a Tsuna con otra cosa, pero…

- ¡Lo lamento mucho Juudaime!, ¡iré de inmediato a traerle un nuevo florero-

- Kufufufu, no creo que sea una buena idea perrito faldero~

- ¿Cómo demonios me llamaste infeliz de-

Y antes de verlo venir y sin realmente alguna explicación, muchos cuerpos cayeron al suelo, otros tuvieron suerte y cayeron sobre otros cuerpos o en algo relativamente suave comparado con el piso, inconscientes. Quizás era algo bueno, ya que si seguían con todo el desastre Tsuna hubiera terminado calvo o yendo a algún rincón imaginándose lo que Reborn iba a hacerle, pero igual rindiéndose ya que su familia no le hacía mucho caso cuando se ponía de esa forma…

~o~x~o~x~o~

- Ugh, mi cabeza… - Se quejó Gokudera, moviendo una mano detrás de su cabeza para sentir un chichón allí. - ¡Juudaime!, ¡yo-… ¿Juudaime?

Toda la expresión de Gokudera cambió radicalmente al darse cuenta de que no estaba en la casa de Tsuna, de hecho, ni siquiera sabía en donde estaba…

- Aouch. – El sonido interrumpió a Gokudera de alarmarse aún más. – Ma Ma, hola Gokudera. – Saludo el otro con una sonrisa de oreja a oreja como si nada pasara.

- Nada de hola idiota, ¿tienes alguna idea de donde estamos? – Le pregunto intentando no ceder ante la tentación de sacar una de sus dinamitas, encenderla, acercarla a la boca del contrario, hacerla tragar, y alejarse para verlo volar en mil pedazos.

- ¡Ni idea al EXTREMOOOOO! – Tanto Gokudera como Yamamoto saltaron del susto, y terminaron por golpearse entre ellos.

- ¡Boxeador de-

- Ma Ma, calma Gokudera, calma… - Sabía que estaba echando más leña al fuego, pero-

- Herbívoros… - En cualquier otra situación, no le hubieran hecho mucho caso, pero esta vez había algo en el tono del prefecto que les impedía reclamarle o molestarse…

Al obtener la atención de los últimos herbívoros, pues Lambo había despertado mientras los otros tres estaban a punto de comenzar otra pelea, Hibari solo hizo una sola cosa: con un dedo señalo hacia su izquierda, bajando la cabeza levemente. Lo último era una muy mala señal, pero en ese momento no le dieron mucha importancia, solo siguieron la dirección a donde Hibari les estaba señalando. Si se hubieran detenido por unos momentos más, se hubieran dado cuenta que eran los últimos en despertar, y de que lo que sea que pasaba no era nada bueno si Hibari estaba con todos ellos allí sin quejas, reclamos o peleas… Lo que vieron no fue nada de lo que hubieran esperado, ni siquiera en los peores escenarios.

-… ¡JUUDAIME! – Se las arregló para gritar Gokudera, luego de un gran momento tratando de hacer funcionar su boca, las otras partes de su cuerpo aún estaban en lucha por el control.

En la pared de acero, colgaba el cuerpo desmembrado de Tsunayoshi Sawada gracias a varias barras de metal cilíndricas que lo atravesaban en distintos puntos. Las barras goteaban sangre, todas ellas, eran 5 si se lograba mirar con detenimiento sin distraerse por lo demás. Una estaba atravesándolo en el ante brazo, justo en donde los dos huesos se unían, eran claramente visibles, ya que parte del brazo había sido arrancado y arte de la carne guindaba como si solo fuera un trozo de tela desgarrado, de un color rojo oscuro, indicando que no hacía mucho que el daño había sido hecho, daño suficiente como para ver eso junto con el hueso, el cual tenía que estar roto en al menos dos sitios para dar ese ángulo torcido.

Como si fuera algún enfermo juego de disección, tres barras estaban ubicadas casi cuidadosamente en su torso abierto. Los intestinos resbalaban fuera del cuerpo y caían sobre algo más, algo que sospechosamente parecía carne, órganos, y quizás una mano, pues una de las manos de Tsuna había sido cortada de forma irregular (como si alguien hubiera usado una sierra), y podían verse lo que sospechosamente eran dedos entre todo lo rojo y toda la sangre y…

Del torso, ignorando las tripas y algunos trozos de órganos, piel, y tejido blando que colgaban a su alrededor, y entre sus costillas, las cuales extrañamente no había sido dañadas, solo quedaban propiamente hablando sus huesos intactos… Se podía ver perfectamente sus costillas, y si no fuera por la sangre y la carne desgarrada como si fuera carne molida, podrían ver incluso parte de su columna vertebral. Las tres barras que lo sostenían… dos estaban en una forma que simulaba casi de forma perfecta y enferma como ellos comían sushi, dando una mala impresión de que Tsuna era solo un pez al cual estaban abriendo en dos para meterle otra cosa y ponerlo a cocinar o sacar algo de el para comerlo. La otra estaba cerca de su cuello, en diagonal, y esta barra en específico estaba adornada con piel, como si fuera carne en pincho, solo que el pincho era la barra y la piel era la carne… carne que por alguna razón aun goteaba sangre…

La ultima barra estaba incrustada en su rodilla izquierda, del lado contrario a la barra en su ante brazo. El brazo que no tenía barras, le faltaba la mano, y estaba cortada en pedazos de tal forma que parecía que había pasado por un rallador de queso. Sus piernas… sus piernas tenían trozos de carne y piel faltante, otras zonas no habían sido tocadas, así que era como ver a un queso con muchos huecos. Los pies estaban dislocados por la forma en la cual colgaban. Por lo que podía deducirse, todas aquellas partes faltantes del cuerpo estaban justo debajo del mismo… la sangre se esparcía sobre el suelo, y también sobre la pared, pues el cuerpo aun sangraba, pero no tanto en comparación con los restos en el suelo.

Sin embargo, lo peor de todo era que la cabeza estaba a un lado del montón antes mencionado, algo lejos del cuerpo, pero podían verlo perfectamente: cuencas sangrantes y negras, no tenía ojos, su boca estaba abierta, mostrando algunos dientes perdidos, otros rotos, y otros perfectamente dejados como estaban originalmente, un charco pequeño de sangre debajo de su boca, no tenía lengua. Tampoco tenía orejas, y su nariz también había sido cortada. La imagen por si sola daba miedo y ganas de vomitar, pero el olor solo lo hacía peor… Olía horrible, a descomposición, a muerte…

- Cuando despertamos ya estaba así. – Ninguno de los tres podía reaccionar. Uno de ellos estaba vomitando sin poder contenerse, el otro estaba en shock, y el ultimo estaba en estado de negación absoluta y tratando por todos los medios de no vomitar y apartar la mirada. – Este es un lugar completamente desconocido, no hay mapas, no hay nada que nos ayude a ubicarnos… Hay algunas armas y cosas básicas que podrían ser útiles… - El ilusionista continuo seriamente, era el único que no había sufrido mucho choque al ver lo que tenía en frente. Le dolía, dolía y le horrorizaba, pero él era un ilusionista, y había visto muchísimas cosas… aunque no a este nivel de crueldad. – No podemos utilizar nuestras llamas por alguna razón, solo podemos valernos por nuestras habilidades físicas, nuestro intelecto y nuestras capacidades. – Mukuro cerró los ojos, sin querer continuar, pero debía de hacerlo. – Lambo está muerto, y Haru ha desaparecido junto con los niños… - Lo que el terror hace a la gente…

-… ¿Lambo? – Pregunto Yamamoto, sin sonreír, logrando apartar la mirada de Tsuna, solo para ver otra cosa terrible.

Mukuro solo negó con la cabeza suavemente, moviéndose para dejarle ver el cuerpo de un niño cuya piel estaba gris y no respiraba, estaba lleno de tierra y sangre.

- No pudimos detenerlo. – Hibari le dio una mala cara al ilusionista, volviendo a tapar el cuerpo. – Vio a… Tsunayoshi, por accidente, se aterro y antes de saberlo había usado esa bazuca extraña… - Una pausa, buscado la mejor forma de decirlo. – Nadie salió una vez que se fue. Por los signos, murió enterrado bajo tierra por falta de aire, la sangre es debido a sus intentos de sobrevivir… - Pero fallo.

-… No entiendo, ¿cómo pueden estar tan tranquilos mientras…? – El boxeador comenzó, recuperándose y tratando de no vomitar nuevamente.

-… Porque no todos podemos darnos el lujo de perder la compostura. – Mukuro señalo a Chrome, quien estaba en un rincón abrazando sus rodillas, llorando. – Tu hermana aún no ha despertado…

Al ver a Nana, Yamamoto trato de acercarse y hacerla mirar a otro lado, pero Hibari lo detuvo, mirándolo y negando con la cabeza.

- No se quiere mover, si tratas de convencerla, no funcionara. – Explico viendo la ira creciente del otro guardián. – Parece que aquel idiota está en el mismo estado… - Si, si lo estaba, Gokudera estaba en shock, sin poder, sin querer, creerse lo que estaba justo en frente de él.

- No… ¡No podemos dejarlos así! – Así no iban a hacer nada más que grabarse esa horrible imagen… - Esto es una pesadilla… ¿verdad? – Solo estaba soñando, Tsuna no podía haber muerto sin que siquiera lo supieran, y el niño tampoco… ¿verdad? – Hibari-¡Crash!

Luego de aquel horrible sonido que hizo que a muchos se les pararan los pelos detrás de la nuca, se oyó el grito de una mujer, cosa que solo les helo más la sangre. El grito era alto, lleno de miedo, y era inconfundible:

- ¡Haru!

No obstante, a pesar de que él y el prefecto fueron de inmediato a ver, dejando al resto del grupo quien sabe cómo, lo que se encontraron no fue bonito en ningún sentido. Lo que no tenía sentido era como, en tan poco tiempo, había pasado de un grito a esto que tenía en frente.

-… - No podía ni mover los labios, era demasiado.

La chica estaba sobre un escritorio, o al menos parte de ella lo estaba, muchos papeles y lápices y otras cosas de oficina se habían esparcido por el suelo, manchados en sangre, pero eso no era realmente importante. Había unas tres sillas rotas en dos, sus partes esparcidas por la oscura habitación, como si alguien se hubiera molestado y los hubiera lanzado por toda la habitación hasta que estas se rompieran…

De la boca de la chica, salía un hilo-no, un alambre, lleno de púas, tornillos, vidrios y objetos afilados y pequeños, lleno de sangre y trozos de carne desgarrada… como si alguien hubiera obligado a Haru a tragar una gran cantidad de este alambre, lo cual parecía ser lo cierto viendo la garganta desgarrada como carne en lugar de queso en un rallador de queso en donde podían verse parte de los clavos, vidrios… Y luego solo hubiera jalado hasta que finalmente Haru murió, y quizás incluso hasta que se cansó, ya que el alambre se perdía en la oscuridad, y con lo que veían era más que suficiente para que el interior de la chica se volviera trizas-

-… Esto es… - Yamamoto no pudo resistirlo más y vómito, su cuerpo temblando incontrolablemente y tratando de quitarse toda la sangre de encima.

Hibari, casi de forma frenética, busco uno de los paños de su bolsillo y tratando de ser cuidadoso con lo poco de sentido común que cargaba (estaba pendiendo de un hilo), trato de ser lo más cuidadoso posible, temiendo que la sangre que había caído sobre ellos no solo tuviera trozos de carne y órganos, sino parte de hueso y los elementos añadidos al alambre… Una vez que pudo ver, solo logro limpiarse la cara bien, la prueba de lo que acababa de suceder le saludo. En el torso descubierto, quemado, destrozado-no hacía falta detallarlo, quería vomitar de nuevo, había los restos de una pequeña bomba… Por lo visto, el objetivo era llenar todo de sangre…

~o~x~o~x~o~

- Kufufufu… - No era una risa alegre y perturbadora como estaban acostumbrados. – Esperemos a que vuelvan… - Si vuelven, pensó preocupado el ilusionista. – Tu hermana está bien, ayúdame con este idiota y con… Nana-san… - Termino algo dudoso. – Hay que movernos. – En otras palabras: hay que buscar una salida. – Chrome…

Chrome no se movió, parecía no haberlo oído. Suspirando profundamente, Mukuro la tomo del brazo y comenzó a hablarle, tratando de hacerla volver con ellos al mundo real. Entre Chrome y Nana, Chrome al menos no estaba en total shock, ella estaba en negación… y francamente Mukuro no podía culparla por ello, esto no era bonito y a él también le encantaría negarlo y seguir viviendo como hace menos de un día. Aun así, no era momento para eso, tenían que moverse, tenían que salir de ese lugar, o podrían compartir un destino igual de horrible que Tsunayoshi…

-… Jejeje~

Ante la repentina risa, los ilusionistas y el boxeador reaccionaron, justo a tiempo para ver una sombra moverse por un pasillo que no habían visto antes. La sombra, como si la risa no hubiera dado miedo por sí sola, tenía la forma de lo que parecía ser un humano con cabeza de perro deforme. Quizás era producto de su imaginación y del miedo que tenían, pero podían jurar que esa sombra tenía una sonrisa de oreja a oreja, y ver a un lobo con una sonrisa así ya daba miedo, y mezclado con una sonrisa perturbadora era peor… y solo era una sombra.

- 3 menos~ - Se oyó cantar a la misma voz. Parecía la voz de un chico, una algo distorsionada. - ¿Quién será el próximo?, me aburro~

-… ¿Tú fuiste el infeliz…? – Esto fue dicho por el boxeador, quien no salía detrás de la figura por su hermana.

- Fue delicioso oír sus gritos~ - Ante esto, los tres se sintieron muy asqueados y perturbados. – Fue aún más delicioso oír como pedía por su ayuda, a pesar de haberle asegurado que nadie vendría. – Otra risa, esta vez sonaba completamente desquiciada. – Tsunayoshi-chan es una obra de arte en su totalidad, uno de mis mejores trabajos debo decir…

-… Maldito… - Mukuro apretó los puños, y frunció el ceño. No fue el único.

- Gracias~ - Canturreo la voz, alegre. – Muy pronto serán 4~ Jajaja~

Mukuro estaba a punto de decir algo muy poco amigable, pero Chrome lo interrumpió:

- ¿4? – No fue tanto la pregunta, sino que había reaccionado finalmente. - El… el jefe… Lambo-san… - Los labios de la chica temblaron. - ¿Quién… quien es el tercero?

El boxeador y el ilusionista se miraron, sin saber que decir. No estaban seguros peros-

- ¡No seas idiota Hibari! – Se oyó el grito del beisbolista, mortalmente asustado. - ¡Hibari!

Casi inmediatamente se oyó un golpe y algo muy pesado caer, seguido por los gritos del beisbolista.

-… Chrome, querida, ayúdame con Nana, vayamos a ver.

Era oficial para Mukuro, separarse no era una de las mejores ideas, pero si Hibari decido ir solo a Dios sabe dónde, entonces tenía que tener una muy buena razón como para arriesgarse de tal modo… y no era como si pudiera regresar, por cómo se oía la situación.

-… Nana-san, por favor… - No importa como lo intentaran, la pobre madre estaba completamente en shock, si es que se puede llamar así.

Tsunayoshi era todo para ella, perderlo debía ser un golpe muy fuerte por sí solo, pero ver esto… debía de romperle el alma a ella más que a ellos. Mukuro no sabía si agradecer o maldecir al boxeador por no decirle al menos a su hermana, por no dejarle saber que paso con Tsunayoshi o si quiera todo lo que ocurría…

- ¿Qué paso? – Pregunto Mukuro antes que cualquier otra persona, detenido al jugador de béisbol de gritarle a Hibari, quien probablemente ya no estaba lo suficientemente lejos para no oír los gritos del beisbolista.

No fueron realmente necesarias las palabras, con solo verlo así de asustado y desesperado, lleno de sangre y elementos cuestionables, así como verlo señalar temblorosamente hacia la izquierda, tratando de dejar de llorar, decía casi todo.

-… Kufufufu… - Solo se rio levemente para aparentar normalidad.

Haciendo una seña con la mano para que no entraran también la habitación, Mukuro continuo su camino, lentamente, hacia el escritorio en donde estaba la chica, o lo que quedaba de ella. Mukuro quisiera decir que estaba más que acostumbrado a la muerte y a perder seres queridos, pero incluso con todo lo que había visto en su vida, esto que estaba en frente de él no era una vista fácil de tomar.

- ¿Qué…? – Sin pensarlo mucho, tomo la grabadora empapada en sangre del suelo, cerca del escritorio.

Sin importarle llenarse las manos más de sangre, comenzó a limpiarlo un poco, buscando los botones. Cuando finalmente consiguió el botón de reproducir, lo activo, acercándolo a su oído, Al finalizar la cinta, lo que pareció ser una eternidad después, Mukuro entendía completamente porque Hibari se había precipitado de tal forma. La grabadora cayo con un sonido contundente combinado con un chapoteo.

Tragándose el mal sabor de su boca ante lo que había escuchado, el ilusionista continúo investigando el escritorio y el cuerpo de la chica, intentando ser lo más respetuoso posible, pero revisando todo minuciosamente en busca de pistas. Lo mismo hizo con la habitación, notando con temor que el respiradero, si bien era lo suficientemente grande como para entrar y recórrelo si quitaban la protección, tenía sangre y otra sustancia cuestionable de color verdusco escurriendo por las rejas…

Solo había encontrado algunos papeles viejos, una cámara rota, y un destornillador. A pesar de que el ilusionista sabía muy bien para que estaba el destornillador allí, Mukuro solo lo guardo, como posible arma. No iba a quitar la protección del respiradero, con solo ver la sangre y aquella sustancia verde escurrir de allí, sabía que no era una buena idea. Todo estaba calculado para que la quitara, y por tanto no lo haría, era una trampa, y si no lo era entonces parecía definitivamente un-¡Crash! ¡Kaboom! ¡Kaboom!

- ¡¿Qué demonios-

~o~x~o~x~o~

Gokudera jadeo, limpiándose el sudor de la frente con la mano, había encendido las bombas de la puerta… No había podido quitarlas, ni desarmarlas, nada de nada, estaban perfectamente colocadas con la intención de que fueran utilizadas para hacer estallar la puerta que estaba más que herméticamente sellada. Gokudera maldijo una vez más la situación y al desgraciado que había asesinado de forma tan cruel a su jefe, tratando de no llorar nuevamente.

Si Gokudera hubiera estado más calmado, sabría que apartarse del grupo de esa forma era más que una mala idea, pero no podía estar con nadie en ese momento, se sentía desesperado, herido, de todo, a decir verdad. Había visto muerte, había incluso ocasionado algunas el mismo, pero al extremo de lo que había visto hace tan solo unos minutos…

- Tsk, maldito… - Con cuidado, se acercó al hueco que había provocado al hacer estallar toda esa dinamita.

Lagrimas cayeron de los ojos del bombardero al ver el cuerpo mutilado de Fuuta en la nueva habitación, pero eso no lo detuvo. Era como si alguien no solo hubiera desmembrado al chico cuando estaba vivo, si el rostro lleno de shock y dolor del chico decía algo, incluso si le faltaban los dientes y un ojo, y una vez que se quedó sin cosas que desmembrar, comenzó a sacar los huesos y los órganos de puro aburrimiento…

Cerrando los ojos con nada más que frustración, Gokudera aparto los huesos de una mano de la mesa, buscando cualquier cosa que pudiera utilizar. Estaba en una cocina, y las partes de Fuuta habían sido regadas por toda la habitación, reemplazando cosas… Utensilios, se fijó con asco y tristeza, al ver husos en el lavaplatos y en la mesa, la cual estaba preparada como si solo se esperara servir la comida. Especias, se dio cuenta con horror al encontrar frascos llenos de diferentes líquidos, de los cuales uno estaba casi seguro de que era saliva porque había una lengua adentro del frasco y el líquido era espeso y transparente, al revisar las despensas. Comida, para su total asco, al abrir la nevera, aunque no negaría que ya se estaba temiendo algo así.

- ¡Gokudera! – Oyó que lo llamaron, y se dirigió un momento afuera.

Solo fue por unos pocos segundos, para hacer que Yamamoto viera que estaba bien, así que cuando se giró para continuar revisando la habitación, palideció de sobre manera. Yamamoto solo se volvió verde al acercarse, pero de alguna manera logro no vomitar.

En la habitación, como si antes no hubiera sido lo suficientemente terrorífica con la cabeza de Fuuta en la mesa, sobre un plato, tal y como si fuera el plato principal, y las demás cosas que en un principio podían ser pasadas de largo, ahora habían marcas de manos y pies… marcas hechas con un líquido muy oscuro, podría ser sangre, podría ser otra cosa, pero no se iban a poner a asegurarse.

Las huellas recorrían parte de la habitación, como si alguien hubiera caminado calmadamente a la mesa, hubiera tomado algo de allí, lo que parecía ser sospechosamente un plato, y hubiera continuado su recorrido, tocando algunas cosas, hasta llegar a…

-… Maltita sea… - Gokudera palideció a un mas, y tuvo que apoyarse en Yamamoto, quien también palideció.

Si, había sido un plato, el cual estaba lleno de tres sustancias, roto en el suelo, uno parecía ser sangre, otro era de color verde amarillento, y el otro era de un color morado oscuro. Eso no era lo importante, para nada. En la pared, estaba escrito en letras grandes y con los tres colores antes mencionados: "4 han sido encontrados, ¿quién es el próximo?"

Y no fue la única pared, para su gran horror: "Son lentos, ¿acaso no saben jugar al escondite?, el primer jugador fue muchísimo mejor que todos ustedes…", "Si me entretienen el tiempo suficiente, podrán irse, sino… no hace falta decirlo, ¿verdad?"

-… ¿El escondite? – Dijo Yamamoto lentamente, perplejo. – Espera, el primer jugador… - Yamamoto trato de no llorar otra vez, pero fallo. – Tsuna… - Tsuna era el primero en morir, por lo que sabían.

-… Tiempo suficiente, ¿uh? – Murmuro Gokudera sin humor, asustado, molesto, pero mayormente destruido. Este lugar le había quitado a la única persona que lo había aceptado tal y como era, de una manera sumamente horrorosa y… y no pudo hacer nada… y ahora le estaba quitando al resto de su familia…

-… Espera Gokudera… - Yamamoto hizo una mueca. - ¿Acaso esa… esa cosa esta jugando con nosotros al escondite?

- No seas imbécil-… oh… - ¿Qué otra cosa podía decir? – Pero entonces eso…

- Esa cosa esta escondiéndose de nosotros, y tenemos que hallarlo, ¿no?

- Idiota, no sé si se está escondiendo o busca-No, si se está escondiendo… - Porque era más que obvio que sabía en donde estaban ellos, demasiado obvio.

Con un estremecimiento, Gokudera se dio cuenta con mucha inquietud que el ser los estaba matando… en el momento en que aquel que está escondido atrapa al que lo busca, para ganar el juego. Si en verdad esa cosa estaba jugando de esa manera, entonces significaba que cuando lo hallaran, si lo hallaban, tendrían que matarlo para poder ganar… La pregunta del millón era quien o que era esa cosa, y si acaso podía morir, por no hablar de porque demonios estaban-

- Shishishi~, me aburren~ - Se oyó decir desde afuera de la habitación, detrás de una de las dos puertas que no habían abierto. – Nos vemos caracoles~

Ambos chicos saltaron al oír algo pesado y húmedo caer, para después ver la puerta caer, seguido del cesto de la ropa sucia, la cual comenzó a chorrear sangre… Ambos solo pudieron ver, con dolor en sus corazones, una pequeña mano asomarse entre la ropa y la sangre… No hacía falta ser un genio para saber quién era, pues solo había dos niños de ese tamaño, y uno de ellos ya estaba muerto con anterioridad. Ninguno se acercó a revisar, ni el cesto ni la nueva habitación, la cual parecía ser una lavandería.

-… Vamos, idiota. – No había tiempo que perder, y francamente ya no quería estar en ese lugar.

Yamamoto no hizo más que asentir y seguir al otro hacia la puerta que aun permanecía cerrada, rezando porque no hubiera más sorpresas como… como estas que acababan de ver.

~o~x~o~x~o~

- Jejeje~ - Se rio la figura sentada sobre el candelabro. – Realmente eres alguien interesante, atrevido, eso me encanta~

Hibari solo frunció el ceño. No había forma de llegar allá arriba, de hecho, por las leyes físicas ni siquiera debería ser posible que alguien pudiera estar sentado allá arriba sin hacer que se rompiera o cedieran las protecciones. Era un chico, obviamente, por la voz al menos, y porque no tenía senos. A pesar de que estaba lleno de sangre en muchas partes de su cuerpo, Hibari podía decir que el chico vestía con solo una camisa blanca, simple y manga larga, y usaba unos pantalones del mismo color. No tenía zapatos, ni guantes, aunque quizás no hacía falta porque estaban completamente rojos, un rojo muy oscuro, de la sangre que traía encima. Las gotas caían lentamente, formando un charco cerca de donde Hibari estaba parado.

- Me has encontrado, pero no puedes alcanzarme, es una lástima, ¿no crees? – La figura giro la cabeza hacia un lado, dejando ver lo que parecía ser una media cerca de su cabeza.

Hibari no contesto, pero no hacía falta.

- Por haber llegado tan lejos, te mereces un premio… - Volvió a girar la cabeza, haciendo que Hibari pudiera ver que lo que creía que era una media, no lo era. – Pregunta algo, lo que quieras, considéralo tu premio~ - La figura bajo más la cabeza…

Con razón no podía verle el rostro, pensó con algo de ira el prefecto. Una máscara, una máscara de cabeza completa, en forma de conejo. Vestido de blanco, la máscara blanca… pequeño, delgado, joven… ¿Qué clase de psicópata era este tipo?

-… - ¿Qué podía preguntarle?, sus intenciones eran matarlos a todos, por-

- No puedo darte nombres, pero puedes llamarme Usagi, significa Conejo. En realidad, no puedo decirte casi nada personal… - Un suave bostezo. – Tic Toc, el tiempo corre, me aburro, y el juego continua, así que, elige tu pregunta antes de que siga mi camino, amigo~

- ¿Cuál es tu objetivo con todo esto?, ¿por qué no nosotros?, ¿qué te hicimos? – Eso era más de una pregunta, pero-

- Eso es más de una pregunta, pero está bien~ - Una risa, seguía siendo perturbadora a su manera. – Pensé que el objetivo era bastante simple, solo tienen que ganar el juego, ¿y cómo se gana el escondite?, pues encontrando a los que se esconden y corriendo a la meta sin que te alcancen. La meta, por cierto, es justo donde comenzaste. – Ante lo último, para gran horror de Hibari, la máscara cambio ante sus propios ojos.

Las orejas de conejo se acortaron un poco, volviéndose muy parecidas a un cruce entre conejo y zorro. Los ojos, que antes eran simples puntos negros, se agrandaron y se convirtieron en unos ojos grandes y alargados, cuyas pupilas eran grandes y angostas, tal y como las de un gato, o como las de un animal malicioso en las caricaturas. La boca, que antes era como las de un peluche de un gato o un conejo, con la forma de un 3, cambio totalmente: se alargó, y se abrió, mostrando dientes en forma de triángulo. Con todo, le recordaba a un depredador a punto de devorar a su presa, le recordaba a un lobo…

- Veras, ahora que sabes eso, lo cual debería ser muy obvio, ahora no puedo dejarte ir… - La sonrisa se agrando, y para más horror de Hibari, la boca comenzó abrirse, y sangre comenzó a escurrir de entre las comisuras… - Sin embargo, ya que eres tan buen jugador, te daré algo de ventaja. Es una verdadera lástima, pero que se le va a hacer… - Una risa muy oscura, una que hizo estremecer a Hibari. – Con tus otras dos preguntas… pues, no me han hecho nada, solo quiero jugar y ustedes me parecieron muy entretenidos, son gente muy divertida y desastrosa, y a diferencia de otros, podrían entretenerme aún más… ¿Sabes lo aburrido que me la paso?, no hay nadie quien pueda llevarme el ritmo~ - Se quejó, muy parecido a un niño haciendo pucheros. – Bueno, tienes unos… 5 minutos de ventaja, después de allí, me temo que te devorare. – La sonrisa se abrió aún más, mostrando muchos colmillos puntiagudos y llenos de sangre detrás de los colmillos de la máscara. – Buena suerte, amigo~

Y como si nada de lo anterior fuera lo suficientemente horrífico, la criatura desapareció tal y como una sombra, dejando solo la sangre como-

- No hay ninguna clase de salida, amigo. – Dijo la misma voz de antes justo en su oído, petrificándolo en el acto ya que una mano húmeda, llena de sangre, se posó en su hombro. – Se me había olvidado decirlo, aunque tampoco es nada que no pudieras darte cuenta por ti mismo, ¿no es así querido amigo?, jejeje~

Incluso cuando ya no era capaz de sentir a la criatura, Hibari sentía el corazón en la garganta. De alguna manera, se las arregló para arrancar, pues no podía volver por donde llego… a menos que pudiera volar, lo cual no podía.

~o~x~o~x~o~

-… ¿Realmente no vas a moverte? – Dijo alguien muy cerca de su oído, en un susurro. - ¿No vas a jugar conmigo? – Sintió una mano tomarla de la mejilla y bajar a su mentón…

En un suave movimiento, Nana estaba cara a cara con una máscara de conejo. La figura en frente de ella estaba en cuclillas, y Nana se dio cuenta algo tarde del líquido carmesí esparcido y goteando por su cuerpo, así como la sangre que ahora estaba en su piel gracias al tacto de la criatura…

-… Eres aburrida… - Murmuro la criatura luego de un momento de silencio, girando levemente la cabeza hacia un lado. - ¿Realmente no vas a jugar?

-… - ¿Qué se supone que dijera?, estaba asustada, no sabía de qué estaba hablando, y Tsu-kun… Tsu-kun, su precioso Tsu-kun…

- ¿Oh? – La criatura cabeceo en comprensión, al ver que la mujer miraba de nuevo hacia el cadáver de su hijo, ignorando completamente el peligro en frente de ella, y comenzando a llorar otra vez. - ¿Jugarías conmigo si te digo que soy el culpable de la muerte de ese chico?

-… ¿Qué? – Fue dicho en un hilo de voz, la mujer regresando a mirar a la criatura en frente de ella, quien solo parecía estar tomando lo que decía como algo sin importancia.

- Sabes, él ha sido el mejor jugador hasta ahora… - Otro cabeceo. – Rápido, fuerte, valiente… - La máscara comenzó a cambiar, mostrando los indicios de una sonrisa con muchos colmillos involucrados. – Casi gana, lástima que se distrajo pensando en su oh tan preciada familia~ - Canturreo, mirándola con dos grandes ojos sin fondo, y una sonrisa maliciosa de oreja a oreja, la cual comenzaba a escurrir sangre desde sus comisuras. – Para haber sido considerado un completo inútil-¡Smash!

Nana temblaba, asustada, pero aun así no se arrepentía de haber golpeado al monstruo en frente de ella. Esa cosa solo podía ser un monstruo…

-… Sus gritos, sus lágrimas… sus ruegos, sus suplicas… - La criatura siguió hablando, como si nada hubiera pasado, la máscara de lado. – Fue una obra de arte, quizás incluso la mejor~ - Medio ronroneo esto, moviendo sus manos a la máscara, y comenzó a removerla. – Deberías estar feliz, el sufrió mucho, pero a la final ha sido el mejor y el más valiente de todos los jugadores… - Nana perdió todo color al verle la cara al monstruo. – Me entretuvo bastante, me divertí como no tienes idea… - Sonrió de una forma muy espeluznante, sacando varios cuchillos de algún lugar que Nana no logro ver. - En cambio, tu… tu eres muy aburrida, ni siquiera te moviste, y no tienes intenciones de hacerlo, ¿verdad?

Un grito agudo hizo eco, pero Usagi solo sonrió aún más, lamiendo sus labios y movió más el cuchillo, disfrutando del coro de gritos mientras vaciaba el ojo de su víctima. Con su otra mano, tomo otro cuchillo, uno más pequeño, y soltó el ojo, o lo que quedaba de él, clavando el nuevo cuchillo en una de sus manos, luego la otra mano, asegurándose de que no pudiera moverse. Tomo otro cuchillo, y con suma lentitud comenzó a cortar sus brazos…

-… Es una lástima que la procreadora de tal obra maestra… - Señalo con un gesto el chico en la pared, sin dejar de sonreír. – sea un completo desperdicio de jugador. – Corto su mejilla lentamente, tan lento que parecía estar burlándose de ella. – Irónico, ¿no crees?, aquel a quien todos dieron por sentado que era un completo inútil y no llegaría a nada, aquel de quien siempre se burlaban, aquel que solo malas notas sacaba, aquel que no tenía amigos… - Se detuvo por un breve momento, sonriendo de una forma que a cualquiera le daría escalofríos. – Aquel a quien ni siquiera le importaba morir al jugar mi juego, aquel cuya única petición era que toda su familia saliera bien de aquí, como si nunca hubieran llegado en primer lugar… - Comenzó a hacer figuras con el cuchillo sobre su pecho ahora, dejando líneas de sangre sobre su piel. – Eso fue lo que lo volvió una obra de arte tan esplendida, pero fue también lo que lo condeno… - Susurro suavemente, como si dijera un secreto. – Te dijo esto porque será lo último que oirás, y para que sepas lo estúpida que has sido. Ese chico solo deseaba que todos ustedes, en especial tú, salieran con vida… - Se lamio los labios, acercándose hasta el punto de ver perfectamente su rostro. – pero eso, como ya sabemos, no pasara~

-… Tsu-kun… - Se lamentó la madre, antes de que otro grito hiciera eco, seguidos de otros… hasta que llego un punto en donde solo quedo silencio.

~o~x~o~x~o~

- Ese idiota… - Mukuro suspiro profundamente, tratando de mantenerse tranquilo… lo cual fue imposible al darse cuenta de que faltaban más personas que solo Yamamoto. – Chrome, querida, ¿a dónde…?

- Fue a buscar a su hermana… - Fue la respuesta tranquila, muy tranquila de la chica. – Kyoko-chan fue a ver a Nana-san… -Sin decir absolutamente nada.

-… ¿Por qué no me dijiste? – Aunque no era como si hubiera podido detenerlos… - Kyoko-chan me pidió que no lo hiciera…

-… Ya veo… - No había nada que se pudiera hacer entonces. – Vamos Chrome, no mires hasta que yo te diga, ¿está bien?

Era una buena cosa que le pidió eso a Chrome, ya que al abrir la otra puerta dentro de la habitación en donde estaba Haru, se encontraron con un pasillo lleno de manchas de sangre, el techo goteaba de esa sustancia… Frunciendo el ceño, y colocando su chaqueta sobre Chrome, continuaron caminando. Había muchas habitaciones, y también encontraron una escalera, la cual tenía dos direcciones: arriba y abajo, indicando que habían, al menos, tres pisos.

Tomando un momento para decidir qué hacer, e ignorando lo mejor que podía la sangre que caía sobre él, Mukuro finalmente decidió explorar las habitaciones de ese piso. De esa manera, aun estarían lo suficientemente cerca por si los demás volvían, que lo dudaba, y ellos podrían volver si hacía falta, lo cual esperaba que no fuera así, ya que significaría que no habrían hallado una salida.

~o~x~o~x~o~

-… ¿Nana-san? – Llamo con cuidado, mirando para todos lados, muy nerviosa. - ¿Nana-san?

Su única respuesta fue silencio. Aún más nerviosa, miro a su alrededor una vez más, evitando mirar el cadáver de Tsuna-kun en la pared. No quería verlo, solo con pensar en que no volvería a ver a Tsuna-kun sonreír o hablar con nadie una vez más, de al menos saludarla, de al menos verlo divertirse entre todos los desastres y situaciones extrañas que siempre solían ocurrir a su alrededor… le dolía de sobre manera…

Limpiándose unas lágrimas traicioneras, se preparó para volver a llamar a Nana-san. Estaba segura que, incluso si Tsuna-kun ya no estaba con ellos, el no querría que nada malo le pasara a su madre… Tsuna-kun debía de amarla mucho, y quizás era lo único que en verdad podía hacer ahora por el: cuidar a su madre. Su hermano no permitiría que hiciera esto, y aunque le daba mucho miedo y quería estar cerca de él, no podría al menos asegurarse de que Nana-san estaba bien si-

-… ¿Nana-san? – Llamo cuidadosamente, sintiendo su boca seca. - ¿Es usted?

No quería voltear, había alguien detrás de ella, podía sentir su presencia, y podía sentir que la estaban mirando. Al no recibir respuesta, Kyoko comenzó a temblar y comenzó a caminar, a un ritmo algo intranquilo… Camino, camino, y camino, hasta que sus piernas ya no podían más. En algún punto casi comenzó a correr, y casi salto unas escaleras, pues no importa cuán rápido fuera, a donde fuera, sentía que alguien estaba detrás de ella, mirándola fijamente.

Ni siquiera los esqueletos en el suelo, los libros quemados, las cosas que bien podrían haber sido alguna vez cuadros y solo parecían ser plástico derretido en las paredes que parecían a punto de ceder y caer… nada de lo que vio la hizo temer más por su vida que la presencia detrás de ella. Los repentinos movimientos de las cosas, que bien podría haber sido solo su imaginación y el miedo que la carcomía de adentro hacia fuera… En algún punto incluso piso algo resbaloso y húmedo, casi haciéndola caer, pero no miro. Nada de lo que veía le daba más miedo de lo que no veía, pero sentía justo detrás de ella.

En el suelo, tapándose la cara, llorando y temblando del miedo, aun podía sentir aquella presencia detrás de ella, mirándola fijamente… Kyoko podía jurar que cada vez estaba más cerca-

-… - Kyoko solo podía temblar, atemorizada, al sentir una mano sobre su cabeza y al ver gotas de sangre caer por su pelo justo en frente de sus ojos.

- Jejeje~ - La risa sonó demasiado cerca, y al sentir una respiración caliente unos segundos más tarde cerca de su hombro, sabía que, si miraba de reojo, vería algo que-

Kyoko pestaño, su temor bajando un poco, solo por lo extraño de la situación… Era como ver a un chico disfrazado de conejo… chispeado en sangre, o tal vez casi bañado en ella.

- No sé si aplaudir tu… - Movió la cabeza hacia un lado, una oreja cayendo sobre su… "rostro". - ¿Debería decir tu estupidez o tu optimismo?, quiero decir, solo tú puedes creer que alguien podría sobrevivir quedándose totalmente solo… - El corazón de Kyoko se hundió, viendo como la mascara comenzaba a sonreírle. – al igual que tú en este momento.

¡Splash!

- Oh, vaya… - La criatura sonrió aún más, sangre comenzando a escurrir por sus dientes, los ojos mostrando nada más que vacío… - erre~

Dicho esto, levanto nuevamente el frasco con una sustancia verde amarillento y antes de verlo venir, estaba gritando a todo pulmón, tratando de quitarse el extraño liquido del brazo, solo para hacer las cosas mucho peor…

-… ¿P-Por…. q-q-q-ue…? – A penas logro decir, entre el dolor y el llanto.

- Porque es divertido~ - Fue la respuesta simple del ser, como si solo hablara del clima.

¡Splash!

- Que delicioso~ - Se rio un poco, sonriendo más si era posible, tomando otro frasco con la misma sustancia, oyendo los gritos, las suplicas, y el llanto... – Esto es muy divertido mi linda cajita musical~ - Se detuvo, por un breve momento solo para comentarle: - Ella también fue una linda cajita musical, lástima que se rompió~

~o~x~o~x~o~

- ¡Kyoko!, ¡Kyoko! – Maldición, ¿en dónde rayos se había metido su hermana?

Sin saberlo, una figura sonreía muy divertido, arrastrando algo y sosteniendo una barra de acero con su mano libre, observándolo correr de un lado a otro al boxeador, llamando a su hermana.

-… Otro optimista más. – Murmuro para si la figura, sonriendo aún más, para luego desaparecer del lugar, sin dejar nada que delatara que alguna vez estuvo allí.

- ¡Kyoko! – Llamo una vez más, sin recibir respuesta alguna.

No quería pensar ni creer que algo malo le había pasado a su preciada hermana, quería pensar que solo se había perdido… Tratando de no llorar, y de seguir creyendo que ella solo estaba perdida, continúo buscando, tratando de ignorar lo mejor posible el lugar, la sangre, y la sensación de que no estaba tan solo como pensaba.

~o~x~o~x~o~

- Oya, oya-¿Qué diablos te pasa? – Se quejó el ilusionista al casi ser atropellado. No obstante, no dijo nada más al ver que Hibari estaba tan blanco como una tiza y no venía solo.

- Jejeje~ Eres muy divertido~ - Canturreo la figura, su sonrisa tan ancha que cualquiera podría ver la gran cantidad de colmillos ensangrentados detrás de los colmillos de la máscara. – Lastima, parece que vivirás más tiempo…

La figura desapareció en frente de ellos, tal y como un espejismo, riéndose. Hibari no tuvo tiempo de calmarse, porque casi de inmediato se oyó una puerta cerrarse de golpe, seguido de varias cosas caer, de forma contundente. Hibari solo cerro los ojos, sabiendo perfectamente que el ser le había sellado otra ruta…

-… ¿Acaso eso es-

- Si… - Hibari suspiro profundamente, apoyándose en la pared. – Se presentó como Usagi… - La mirada que le dio al ilusionista fue suficiente como para que Mukuro supiera que el prefecto estaba increíblemente asustado y no estaba de ánimo de juegos. – Piña, estamos jugando al escondite con el…

-… ¿Al escondite? – Pregunto algo perplejo.

- Si lo encuentras, tienes que llegar a la meta para ganar… - Un suspiro tembloroso. – La meta es donde iniciamos… - Otro suspiro tembloroso. – No hace falta que diga que él no quiere perder, ¿verdad?, no hay salida…

-… Entonces, es ganar o morir. – Estaba vez hablo Chrome, temblando. – Quiere matarte… - No quería perder a nadie más…

- Pudo haberme matado desde hace rato… - Era mucho más rápido que el, y fuerte, por no hablar de que parecía conocerse el lugar perfectamente bien, y de que sacaba armas de la nada, por no hablar de cómo aparecía y desaparecía… - Para el, esto es nada más que un juego, y nosotros somos su medio de entretención…

-… No me digas que mientras más diversión tenga-

- Mas te deja vivir… - Confirmo el prefecto, recuperando su color.

- Vamos a la-

- No, ya sello esa ruta… - Hibari dejo de apoyarse en la pared, y coloco una mano en su hombro. En ese momento ambos ilusionistas se dieron cuenta de que Hibari estaba mal herido, y tenía una tonfa en mano. – Hay que buscar otro camino… - A nadie le gustaba perder, y por lo visto a ese ser menos.

~o~x~o~x~o~

- ¡Kyoko!, ¡Kyoko! - ¿A dónde demonios se había metido su hermana?, ¡y en un momento y lugar como este! -¡Kyoko! ¡Kyo-

- Shishishi… - La risa detuvo al boxeador en seco. - ¿Realmente quieres encontrarla?, déjame darte una pista entonces…

Para horror del boxeador, una figura con cabeza de conejo, camino hacia un pasillo, dejando las huellas de sangre a su paso. Con el corazón encogido y con un nudo en la garganta, lo siguió. La figura camino (como si solo paseara) por el pasillo, para luego subir unas escaleras ensangrentadas, y seguir por otro pasillo, hasta llegar a una habitación con dos puertas, colocar una mano sobre ella, dejando una gran mancha de sangre, y girar la cabeza hacia el…

- Shishishi, no digas que no te lo advertí… - Con esto, la figura desapareció lentamente, como si solo fuera una ilusión.

Temiendo lo peor, el boxeador no hizo caso a la advertencia y abrió la puerta. No importa cuánto se hubiera preparado, nada hubiera aminorado o apaciguado el impacto de ver a su hermana desfigurada… La única razón por la cual sabía que era su hermana, era por los restos de su ropa. La chica estaba tan desfigurada que era casi imposible reconocerla. Estaba muerta, era un tanto obvio, en especial porque estaba empalada en el sitio, como si fuera un maniquí… no ayudaba que la habitación estaba llena de maniquís y closets, era un vestuario…

- Hermosa hasta el final, ¿no crees? – Dijo la voz de antes justo detrás de él. Podía sentir su aliento en su cuello. – Sus gritos fueron hermosos, la forma en la que llamaba por ti era grandioso… - El boxeador se estremeció al sentir algo frio y húmedo recorrerle la piel de su cuello. – Lo que más hizo fue llorar, y preguntar porque…

- Maldito… - A pesar de querer matar al otro, el miedo lo tenía completamente paralizado.

- Tranquilo amigo, muy pronto estarás con ella… - La figura se movió hasta estar delante de él.

La máscara había cambiado completamente, era siniestra, y los miles de colmillos ensangrentados detrás de los dientes de la máscara no daban más que pavor… La figura pareció reírse de él, y para su desconcierto, saco un paquete de alfileres. Tomando uno, movió su mano a su rostro, y acercándose tanto que podía detallar sus dientes, le dijo:

- No te devorare, pero morirás como un alfiletero, por tonto. – Y como si estuviera decepcionado, continuo: - Esperaba más de ti, has sido el más aburrido, si te soy sincero. Has perdido a tu hermana, tu vida, y tu intento de venganza… - Un alfiler fue incrustado en su lengua. – Al verme, tú ya sabias que estaba muerta.

El ser se desvaneció antes de que el golpe impactara sobre él, y el boxeador no perdió el tiempo para quitarse el alfiler. Al menos-

- ¿Piensas pelear en esas condiciones? – Oyó decir justo detrás de él. – Porque…

Al girar, el boxeador quedo de piedra al ver al conejo con dos guantes llenos de pinchos… De broma atajo un par de guantes que el extraño ser lanzo hacia él, de broma esquivando un golpe directo a su abdomen.

- Te hare un alfiletero humano~ - Esto fue medio cantado. – Tus gritos deben de ser suficiente como para dejar sordo a media ciudad, y quiero comprobar eso~

- Maldito-¡Smash!

- Jejeje~ - El ser pareció sonreír aún más, sangre goteando entre los pinchos de los guantes. – Iluso~

-… Tsk, desgraciado infeliz…

~o~x~o~x~o~

La única razón por la cual Yamamoto ni Gokudera vomitaban por la sangre y su nauseabundo olor era debido a que ya no tenían nada más que expulsar de sus cuerpos. Era casi ridículo cuanta sangre había, y era espeluznante ver y sentir como goteaba del techo…

-… Aquí tampoco hay nada… - Solo muebles, y ropa…

- Conseguí un cuchillo… - Era pequeño, pero era algo. – Y aquí hay una pistola, pero…

- ¿Pero…? – No le gustaba el, pero…

Lo único que hizo Yamamoto fue señalar a la figura sentada en el escritorio, quien parecía estarlos viendo, aburrido, con una mano debajo del mentón.

- Shishishi, hola. – Saludo con su otra mano, sus orejas de conejo moviéndose de lado a lado ante sus movimientos. – Pueden llamarme Usagi, y he venido a saludar. – Se encogió de hombros, y se quejó: - Estoy muy aburrido~

-… ¿Cómo demonios entraste aquí? – Pregunto automáticamente Gokudera, tomando la pistola y apuntándolo a la cabeza.

- Si crees que podrás hacerme algo con eso, me temo que estas errado. – Comento divertido. – Solo desperdiciaras las balas de mi regalo… - Antes de que pudieran hablar, continuo: - Les sugiero ir a la meta, o perderán.

Allí fue cuando ambos cayeron en cuenta: habían encontrado al otro jugador. Tenían que llegar a la meta, si querían ganar-

- ¡Espera!, ¿meta?, ¿dónde…? – No tenía mucho sentido…

- En donde comenzaron. – Con desgano agrego: - El que más cerca ha estado de ganar ha sido el primero, muy inteligente y rápido, la verdad no había esperado eso de aquel a quien todos dicen que es el más patético… - Una risa oscura. - ¡Ha sido el mejor hasta ahora!, hubiera ganado si no se hubiera distraído pensando en ustedes…

- ¡Tu-

- Muy buena suerte, no se las pondré fácil, me temo. Traten de no aburrirme, ¿quieren? – Dicho esto, desapareció como si fuera un mero fantasma, asustándolos aún más.

¿Cómo carajo iban a poder herir algo que no era humano?, parecía humano, pero por lo que acababan de presenciar no lo era en lo más-¡Kaboom!, ¡Kaboom!

-… Tengo el mal presentimiento que voló el pasillo por donde vinimos… - Comento el bombardero.

- Pues compartimos el mismo presentimiento… - Comento el beisbolista, pálido, muy pálido.

~o~x~o~x~o~

- Piña… - Esto era algo ridículo, pero el ilusionista no estaba errado en revisar por trampas… por no hablar de que aún estaba recuperándose de todo el ajetreo de antes…

- ¿Si pajarito? – El ilusionista no giro a verlo, solo siguió golpeando las cosas con un palo de manera que había arrancado de una cama solo Dios sabe cómo.

- Creo que tal vez-¡Click!

- Si hay trampas en-¡Aaaaaaahhhhhhhhhh!

Hibari cerro la boca, abrió la boca, la volvió a cerrar y finalmente miro la puerta y el hoyo varias veces… Si había trampas, pero esta…

- ¡Mukuro-samaaaaaa! – La chica comenzó a llorar inmediatamente, aferrándose a su chaqueta.

Hibari suspiro profundamente y aparto la vista de la puerta y del hoyo. Era obvio que no iban a ir por allí, y… En silencio, le dio el pésame a Mukuro, y rezo porque lograra entretener a Usagi lo suficiente como para que se encontraran de nuevo. Abrazo a la chica en silencio, dejándola llorar.

No iba a mentirle, ambos sabían muy bien que Usagi no desaprovecharía la oportunidad de eliminar a uno de ellos estando solos, por no decir que la trampa debía de tener alguna alarma, si es que no era letal…

-… Mukuro-sama, Mukuro-sama…

En completo silencio, el prefecto trato de consolar a la chica, y comenzó a caminar fuera de la habitación, llevando a la chica con él lo mejor que podía, porque ella estaba completamente destrozada ahora. No podía culparla, Tsuna, una de las personas que todos seguían, estaba muerto, y la única otra persona a la cual Chrome seguía y buscaba era a Mukuro… sin ninguno de ellos dos, ni siquiera la leve esperanza de que al menos uno de ellos estuviera vivo, ella no sabía a quién recurrir a ahora… su mundo se había roto completamente.

Era casi seguro que Mukuro no iba a sobrevivir… No quería pensar así, pero no era tonto y debía de afrontar los hechos como Chrome: era muy difícil que alguien saliera vivo de una trampa, en especial estando solo y siendo cazados por un ente sobrenatural cuyo objetivo era matarlos como lo era Usagi…

~o~x~o~x~o~

La figura con mascara de conejo bostezo profundamente, aburrido. E iba a quejarse de lo aburrido que era todo hasta que, para su sorpresa, se oyo una alarma. Luego de todo ese tiempo, alguien finalmente habia caído en una de sus trampas… Honestamente pensó que nadie iba a caer, la verdad. Sonriendo de oreja a oreja, fue a ver quién había caído.

- ¡Maldicion! – Grito el ilusionista, muy, muy molesto y asustado.

Debio de haberse esperado que el lugar tuviera trampas, ¿pero como demonios se iba a esperar que abrir una puerta con un palo activaría una trampa… que abriera el piso casi un metro antes de la puerta?, ¿no se supone que las trampas deberían activarse cerca o después del medio de activación?, ¿cómo-

- Oh vaya, no espere verte por aquí. – Oyó decir a su lado.

Mukuro se giró para ver al otro ser, a Usagi, sentado sobre una caja con los brazos cruzados y una vela a su lado de forma engañosamente inocente...

- ¿Puedo preguntar por qué demonios-

- la trampa se activo en tal posición? - Usagi parecía decepcionado por alguna razón. - Las pocas trampas que coloque son para los que se preocupan de más, para los que pierden tiempo en estupideces, y no avanzan mucho...

-... ¿Me estas diciendo que estaba perdiendo el tiempo? - Mukuro quería matar a alguien...

- Pues sí. No hay trampas para matar, ¿sabes lo aburrido que es que alguien muera por una simple trampa?, la única función que cumplen mis trampas es tu situación... - El ser se apago, mirando su alrededor con falso interés.

-... Aislar, ya veo... - Vaya idiotez había cometido. - ¿Vas a matarme? - No veía mucha-

- Te daré 2 minutos. - Las luces se encendieron, mostrando lo que parecia ser un zotano. - La puerta esta a la derecha. Si me entretienes lo suficiente puede que no mueras...

Mukuro no perdió el tiempo, pero eso en verdad no le importaba al otro, cuya máscara comenzaba a cambiar. Al pasar los dos minutos, se levantó y con una risa perturbadora salió detrás de su próxima víctima.

~o~x~o~x~o~

- Mukuro-sama... - Lloro la chica, quien apenas podía caminar.

Hibari no dijo nada, solo siguió caminando a su lado, apoyándolo y mirando a los alrededores, buscando cualquier cosa que estuviera fuera de lugar, pudiera ayudar, o diera indicios de que Usagi estuviera cerca.

Cuando vio un brazo humano en una esquina de uno de los pasillos, le pidió a Chrome que no mirara. Hibari no fue sorprendido en ver un móvil, varios en realidad, hechos con las partes del cuerpo de Nana. Eran como decoración, pues todo el techo del pasillo estaba así, usando huesos, órganos, músculos... Era una escena grotesca, horroriza, pero estaría mintiendo si dijera que no esperaba que algo así le pasará a la madre de Tsuna cuando no lograron que reaccionará... Cerrado los ojos por un momento, pidió perdón y continuó en otra dirección, diciéndole a su acompañante que ya no era necesario que cerrará los ojos.

~o~x~o~x~o~

-... Esto ya se esta volviendo ridículo. - Fue lo unico que podía decir Gokudera a estas alturas, ya no sentía las piernas.

Yamamoto no dijo nada, solo asintió. Habían recorrido casi todo el piso... y nada. Sin realmente tener muchas opciones, no les quedó de otra que subir o bajar las escaleras. Eligieron subir...

-... Santo cielo... - Si hubieran tenido algo en el estómago, de seguro hubieran vomitado.

Cuerpos y más cuerpos, unos tan viejos que solo quedaban los huesos, y otros tan nuevos que sangraban… y algunos parecían aun-

- Oh, veo que han decidido subir… - Ambos chicos saltaron y miraron hacia atrás.

Fueron saludados con la cara de conejo, y una mano haciendo un gesto de saludo.

- Si están buscando como regresar, no mentiré y diré que aquí no hay… - La máscara comenzó a cambiar, y ambos chicos solo podían mirarse. – Me temo que quizás deseen usar el piso de abajo, pues este… - Señalo los cuerpos en el suelo casi con desgano. – No será muy divertido si se resbalan en medio de una persecución…

La criatura se giró, dispuesto a irse, pero extrañamente se detuvo, y sin mirar les dijo:

- Ya solo quedan 4, mucha suerte, puede que la necesiten. – Dicho esto, se desvaneció en el aire como si nunca hubiera estado allí en primer lugar.

Usagi, desde una esquina cercana, solo amplio su sonrisa, dejando ver muchos colmillos ensangrentados que ya muchos habían sido capaces de ver. Pobres ilusos, ¿por qué no hacían caso?, les había dicho que mejor era ir por el piso de abajo, allí había más caminos que en este piso, y era mucho más tranquilo que este. El ser sonrió aún más al oír gritos. Bueno, él se los había advertido…

- ¡¿Quién demonios hace una puerta de miembros humanos?! – Grito Gokudera, tan pálido como un fantasma, alejándose de la puerta.

La puerta, tal y como había dicho, estaba hecha de miembros humanos y una increíble cantidad de alambre de púas. El problema era que no solo era esa puerta, había otras similares, o con huesos o partes humanas incrustadas… Ese piso era una pesadilla viviente, al igual que todos los demás. Tenían que caminar con cuidado, y tratando de ignorar los cuerpos que pisaban, la sangre que tocaban, el olor concentrado a putrefacción y muerte…

-… No… - Murmuro Yamomoto, tragando en seco y por una vez, sin llorar. No tenía las fuerzas para seguir llorando.

- Hey, idiota, ¿qué-Oh Santo Cielo…

Justo en frente de ellos, en la habitación que acababan de abrir, una sala medica por la vista, se encontraba Mukuro en una cama, o lo que quedaba de él…

- ¿Les gusta? – Nuevamente ambos casi saltan, ante la voz en sus oídos. – Tomo dedicación y mucho trabajo, pero creo que valió la pena… - Hablo el ser como si se tratara de alguna obra de arte…

Mukuro había sido abierto, como los experimentos en clase para abrir un sapo, y todos sus órganos habían sido retirados. No tenía cabeza, y sus brazos y piernas estaban presos en la cama gracias a varillas de acero incrustadas en ellos, llenando todo de sangre. No tenía pies ni manos… estas estaban a su lado, haciendo una especie de símbolo…

- Fue divertido mientras duro, Mukuro se volvió algo aburrido después, así que no hubo más remedio… - Fue como una especie de lamento, y el ser camino delante de ellos, mostrando una sonrisa de oreja a oreja y con una máscara muy diferente a la de un conejo. – He usado sus órganos para reemplazar los anteriores, ya era tiempo de cambiarlos de todos modos…

Miraron a donde el ser les había señalado, viendo un montón de contendores azules con órganos flotantes dentro, tal y como alguna clase de obra de un científico loco…

- Bueno, ¿qué les parece si iniciamos el evento principal?, jejeje~

- ¿Evento principal…? - ¿Por qué no le-¡Crash!

- Awwww, falle… - Se quejó casi infantilmente el ser.

Gokudera y Yamamoto nada más podían verlo, en total sorpresa, apenas esquivando el ataque. ¿De dónde rayos había salido ese cuchillo gigante de carnicero?

- No nos habías cazado en todo este tiempo, ¿por qué ahora? – Yamamoto jalo a su acompañante para comenzar a correr, ya que era obvio que los iba a perseguir…

- Estoy aburrido~ Muy aburrido~ - Aparentemente esa fue suficiente respuesta para Usagi, porque lo próximo que siguió los hizo salir corriendo como alma que lleva el diablo.

Por supuesto, no todo podía salir bien, en especial corriendo sobre un terreno como ese, así que hubo caídas, tropezones y demás… El ser solo parecía sonreír aún más cada vez que una de estas cosas pasaba, y apresuraba el paso. De un momento a otro, ambos chicos terminaron solos, sin darse cuenta de cuando fue que se separaron…

~o~x~o~x~o~

-… ¿Este era tu objetivo? – Pregunto Gokudera, el alma en la garganta, con un tobillo torcido, y desgastado y lleno de sangre y tripas… se cayó muchas veces, así que en verdad no quería ni saber que tenía encima.

La figura en cuchillas, sobre él, y acariciando el cuchillo gigante de carnicero, se detuvo momentáneamente. Gokudera tomo esto como señal para seguir:

- Querías separarnos, ¿no es así? – Y lo había logrado, no había forma ni manera que hubieran podido mantenerse coordinados con tanto pánico y miedo.

- Pues sí, aunque la verdad iba a matarlos, solo es más divertido hacerlo uno por uno que por grupo… - Aclaro como si fuera algo tonto de aclarar. – Son muy aburridos ustedes dos-¡Bang!

Gokudera bajo el arma, la criatura no se movió, parecía muerta, con un disparo en la cabeza.

-… Ni siquiera tenemos idea de que te divierte maldito engendro. – Murmuro cansado, preparándose para morir. Esa cosa no estaba muerta…

Gokudera no fue para nada sorprendido cuando Usagi volvió a moverse, pero si fue sorprendido cuando coloco sus manos sobre u mascara, a punto de…

- ¿Sabes cuánto me costó hacer esta hermosa mascara? – Se quejó la criatura, casi haciendo un puchero. La máscara comenzó a ser levantada. – No eres tan aburrido como había pensado, tienes agallas… - La máscara fue retirada con un suave poof.

-… Tu… Tu… Tu eres… - No, no podía ser, simplemente no podía ser, ¡no podía serlo!, ¡no!, ¡no!, ¡no!

La figura incluso su cabeza hacia un lado, la máscara entre sus brazos, como si no entendiera lo que sucedía en frente de él. Lentamente coloco la máscara a un lado, y casi ignorando a Gokudera, paso sus dedos sobre el orificio…

- Puedo arreglarla, pero me tomara un buen rato… - Murmuro algo molesto, revisando bien el orificio. Ante los ojos incrédulos de Gokudera, el orificio producido por la bala, desapareció. – Listo, ahora, ¿en que estábamos?

Sonrió de una manera espeluznante, pero Gokudera no podía ver eso…

- ¿Por qué?, ¿por qué tu-

- ¿Curioso? – La sonrisa creció a un mas, y el ser iba a colocar de nuevo su máscara, pero-

-… Si vas a matarme, hazlo luciendo ese rostro… - Al menos, de esa forma, podría llevarse otro recuerdo de-

- Mi rostro es hermoso, pero no tanto. – Fue un comentario un tanto curioso. – Bueno, si ese es tu último deseo… está bien. – Igual iba a morir, y le daba igual.

- ¿Por qué tú?, ¿qué hicimos mal? - Si la criatura contestaba, al menos podría irse con algunas respuestas…

- ¿Por qué yo que?, solo estoy increíblemente aburrido, ha pasado mucho tiempo sin nada divertido que ver o hacer, y ustedes me parecieron lo suficientemente interesantes y únicos, pensé que serían capaces de divertirme por un buen rato, pero hasta ahora solo dos de ustedes han valido la pena. – Se encogió de hombros, tomando su cuchillo de nuevo, y lamiendo el filo con una lengua tan larga que hizo que Gokudera se estremeciera gracias a eso y gracias a la cara sádica que tenía en frente. – Suficientes preguntas~

- Pero no entiendo porque tienes ese rostro… - No le había dicho lo que en verdad quería saber-

- Este es mi rostro, Gokudera-kun~

~o~x~o~x~o~

En otro lugar, Yamamoto solo podía apoyarse en la puerta y jadear, buscando recuperarse. A pesar de ser un jugador de béisbol, igual le pagaba la carrera. Cuando se calmó, levanto la vista y deseo no haberlo hecho. En frente de él, yacía el boxeador, hecho un completo alfiletero, tenía tantas agujas encima que era casi irreconocible, el suelo tenía un charco de toda la sangre que había perdido gracias a sus heridas. Al lado de él, estaba su hermana, o lo que creía que era su hermana, ya que parecía un muñeco empalado, al igual que el boxeador, pero derretida hasta el punto de creer que era un muñeco de plástico que habían colocado muy cerca del fuego por un largo tiempo…

- ¿Te gusta? – Dijo una voz muy conocida justo detrás de él, haciendo que Yamamoto saltara.

La única razón por la cual Yamamoto no corrió, fue porque por alguna razón, estaba petrificado del miedo. Algo frio y húmedo se paseó por su cuello y subió por su mejilla…

-… Quedan tres, y tu serás el siguiente. – Prácticamente ronroneo el ser, quien pareció abrazarlo por detrás, no estaba completamente seguro porque solo sentía la presencia muy pegada a él. – Te daré 2 minutos de ventaja, si me entretienes lo suficiente, puede que vivas, pero lo dudo mucho, has sido increíblemente aburrido…

Una vez que dijo lo último, Yamamoto pudo moverse, y no había nadie más en la habitación con él. Se dio cuenta, con horror, que Gokudera ya había muerto. Si aún tuviera lagrimas que derramar, y no se sintiera tan cansado, de seguro hubiera roto en llanto allí mismo, pues por todo lo que sabía, ya no quedaba nadie, no sabía quiénes eran los otros dos… No había visto a Chrome, ni a Hibari, ni a Gokudera, ni a Nana… Gokudera debía estar muerto, el había quedado solo, y tomando en cuenta que Usagi los había estado persiguiendo… Sin mirar atrás, salió corriendo fuera de la habitación. Sabía que iba a morir, pero al menos trataría de darle un golpe a ese conejo de mierda por haberle arrebatado todo…

~o~x~o~x~o~

-… ¿Por qué…? – Gokudera no sabía si lo dijo para sí, o si en verdad dirigió su pregunta a Usagi.

- ¿Hmmm? – Usagi bostezo, algo aburrido. - ¿Repite?

- ¿Por qué?, no entiendo… - Solo quería llorar y llorar…

- Si no especificas no puedo responder con claridad~ - Canturreo el chico, empujándolo un poco con las manos.

Gokudera ya no sentía asco ni nada ante la sangre, pues cada vez que Usagi lo empujaba o jalaba lo llenaba de la misma. Con un suspiro tembloroso y siguiendo a Usagi, no tenía otra opción la verdad, Gokudera decidió preguntar más cosas:

- ¿Por qué luces como el?, ¿qué eres?, ¿que-

- ¿Lucir como quién? – Movió la cabeza hacia un lado, luciendo como un niño confundido, lo cual estaba muy lejos de la verdad. – No luzco como nadie, soy único, me temo.

Gokudera pestañeo al verse delante de una puerta enorme, ignorando los huesos en el suelo. Usagi solo sonrió mucho, jugueteando con su máscara en su mano libre. Sin responderle la otra pregunta, abrió la puerta, dejándole ver hielo, mucho hielo y contenedores de carne congelada, algunos de ellos teniendo cadáveres humanos. Algunos de los cadáveres estaban abiertos de par en par, como un cerdo en la carnicería.

- ¿Qué soy? – Gokudera tembló fuertemente ante el frio, siendo empujado a la habitación. No se resistió, igual iba a morir, hiciera lo que hiciera… tampoco había nada que lo esperara si sobrevivía. - ¿No es obvio?

-… No, no lo es. – Quería creer que no lo era, pero la respuesta que obtuvo fue desgraciadamente la que no quería que fuera:

- Soy un espíritu. – El ser se lamio los labios, la lengua era tan larga que bien podría arreglarse el cabello el solo. – Mas precisamente, soy…

~o~x~o~x~o~

-… Mukuro-sama…

Hibari hizo una mueca, a este ritmo la chica iba a quedar como Nana, y eso solo significaría-

- Hey, hey, despierta… - Hibari la sacudió, pero la chica no respondía.

Antes de que Hibari fuera capaz de indagar en porque la chica había perdido el conocimiento, alguien indeseado apareció, sonriendo de oreja a oreja.

- Es normal que la gente se desmaye de la impresión o del miedo, en especial si llevan horas caminando… - La sonrisa se hizo más grande. – Te has vuelto aburrido, así que digamos que solo te estoy haciendo un favor…

Hibari se tensó inmediatamente al ver un cuchillo de carnicero lleno de sangre al cual ya se le había hecho casi familiar de ver.

- ¿No se supone que solo persigues a aquellos que están solos? – Nunca había dicho eso, pero-

- Nah, es que es más divertido perseguir individual que en grupo, dura más el evento… - Una lengua larga salió de entre los dientes de la máscara, lamiendo la sangre del cuchillo. - Pero si ustedes se enfrascan en hacer aburrido todo, no queda más remedio que perseguirlos de forma grupal. – Comenzó a avanzar hacia ellos. – Tienes dos opciones. Puedes tratar de llevártela contigo, pero te hará más lento, y los matare a ambos igual, o puedes dejarla, dándote tiempo extra para llegar a la meta, de la cual estas cerca, y de hacer algo para divertirme. En cualquiera de los casos, ella muere…

- Maldito infeliz-

- Tienes 5 segundos para decidir, pero haga lo que hagas, ella va a morir. De hecho, debió morir desde hace mucho, es tan aburrida como la señora que ni siquiera se movió del inicio…

Al terminar la frase, Usagi salió disparado hacia él, con el cuchillo en mano, y apuntando hacia ellos. Por puro instinto, Hibari logró evadir el primero de muchos intentos de asesinato. No obstante, para Hibari era algo obvio una cosa: Usagi no estaba yendo en serio, le estaba dando tiempo para huir, pero al mismo tiempo estaba impidiendo que rescatara a Chrome. En ese punto, solo podía hacer una cosa: lo que Usagi quería. Aunque de igual forma ella moriría, esto era más allá de cruel, y aun así no tenía muchas opciones a menos que quisiera morir con ella…

- Shishishi, sabía que concordarías conmigo… - Dijo el ser sonriendo de oreja a oreja, mirando a la chica ahora en el suelo. – Me pregunto si lograras llegar a la meta~

Haciendo desaparecer el cuchillo, se acercó a la chica con una sierra eléctrica y unos frascos de medicina. Esto sería muy divertido para el…

~o~x~o~x~o~

- Mierda, mierda, mierda… - Señor, ¿no se supone que Gokudera debería ser el que decía groserías?, la situación las requería, pero Gokudera era el más adecuado para esto.

Yamamoto se detuvo, por un breve momento, al encontrar a Chrome colgada del techo, cortada en muchísimas partes, tan blanca como la tiza, y en una pose de haber sido abandonada.

- Jejeje~

Ante la risa, Yamamoto continúo corriendo, recordando que no debía distraerse, y apretando con fuerza el cuchillo en su mano. Iba a, como mínimo, golpear a ese monstruo sin corazón… ¡Le había quitado todo!, su vida no valía nada si iba a estar solo, sin sus amigos, sin su familia… Incluso si ganaba y volvía bien a casa, nunca podría olvidar lo que había vivido aquí, y su padre no merecía nada de los problemas que iba a darle… si es que siquiera podía-¡Crash! ¡Poof! ¡Crash!

- Te atrape~ - Canturreó el ser conocido como Usagi sobre él, levantando el cuchillo ensangrentado, a punto de dar el golpe de gracia.

¡Clank!

- Maldito infeliz de mierda. – Usagi no era el único con un cuchillo, pensó el beisbolista molesto, levantando su propio cuchillo, listo para defenderse y golpear con él al otro.

- Esto es divertido… - Murmuro el ser, sonriendo y asomando su lengua entre sus dientes, tratando de golpear al otro nuevamente.

¡Clank! ¡Clank! ¡Crash!

Yamamto rápidamente se apartó, mientras que Usagi cabeceó un poco, desorientado por el golpe, levantándose y tomando su arma mientras su presa se levantaba y se colocaba en posición para luchar. Y ambos se lazaron sobre el otro, uno buscando dar el tiro de gracia, mientras que el otro quería dejar huella sobre el otro antes de morir.

~o~x~o~x~o~

Corriendo, y sintiéndose culpable y desesperanzado después de todo lo que había ocurrido, Hibari levanto una ceja al oír indicios de una batalla… Con sumo cuidado, ya que temía que fuera una trampa de Usagi para hacerlo ir en esa dirección, lo cual en verdad no hacía falta porque Usagi podía hacerlo ir de cualquier otra forma (lo había más que demostrado), fue en dirección al sonido… Sorprendentemente, estaba de vuelta a donde había comenzado, pensar que había una puerta en el techo… al menos no era muy-

- ¡Idiota! – Dijo entre dientes, viendo lo que estaba pasando allá abajo.

Yamamoto jadeaba pesadamente, un brazo inutilizable ya, sangrando profundamente. Había perdido mucha sangre, y era solo cuestión de tiempo antes de que se desmayara y muriera desangrado. Usagi parecía como nuevo, como si nunca lo hubiera golpeado, lo cual era erróneo. Usagi no manejaba bien la espada, y había recibido muchos golpes, pero para horror de Yamamoto, se regeneraba como si nada y se reía de él, y no parecía para nada cansado… en realidad, parecía incluso feliz. Y ante los pocos comentarios, los cuales hacían referencia a que se había equivocado con él, que esto era muy divertido, entonces sí, Usagi estaba feliz pero aun buscaba matarlo.

¡Crash!

- Maldito… - ¿Es que acaso no había ni una manera de herirlo?

- ¡Hey infeliz! – Llamo una tercera persona, lanzando algo.

El ruido distrajo a Usagi por un breve momento, y Yamamoto no desaprovecho: lo ataco directo en la cabeza. El tiempo se detuvo, Yamamoto se dejó caer en el suelo, jadeando pesadamente y sintiéndose al punto del desmayo, mientras que Hibari busco su arma rápidamente. Usagi no se movio por un momento, y luego, para horror de ambos (a pesar de que se lo habian esperado), subio una mano para tomar el cuchillo inscrustado en su cabeza, y lo arranco de un solo golpe. Sangre goteo del cuchillo, pero Usagi no se veía muy afectado.

-… ¡Mi mascara tarados! – Se quejo haciendo un puchero.

Esto hizo pestañear a ambos adultos, pero no tuvieron tiempo de comentar ni decir nada, porque tan pronto como vino se fue. El ser dejo caer el cuchillo, y llevo ambas manos a su máscara y para sorpresa de ellos, se la quitó. Quedando con la máscara en manos, los presentes quedaron horrorizados al ver el rostro del ser en frente de ellos.

- Esto dejara marca… - Murmuro Usagi revisando la ruptura de la máscara, frunciendo el ceño, molesto.

-… ¿Por qué…? – Yamamoto no podía hablar, en especial porque no tenía ninguna herida.

- ¿Hmmm? – Usagi coloco cuidadosamente la máscara a un lado, y retomo su cuchillo. - ¿Por qué que?,

-… ¿Por qué tienes ese rostro? – Este fue Hibari, súper molesto.

- Este es mi rostro. – Fue la respuesta tranquila. – Más importante aún, ¿tienen idea de cuánto tarde haciendo mi mascara?, ahora me toca repararla… - Sonrió de una forma muy espeluznante. – Al menos valió la pena, esto ha sido muy entretenido~

¡Crash!

- ¿Qué?, ¿ya se cansaron? – Pregunto el ser, dejando de sonreír y viéndose increíblemente molesto.

Hibari solo se mordió los labios para no gritar, soltando su tonfa. Usagi había cortado sus dedos.

-… Tú ya estás muerto. – Dijo dirigiéndose a Yamamoto, y luego se dirigió a Hibari. – Y tu como que morirás demasiado fácil-

- Llegamos a la meta. – Esto fue dicho por Yamamoto. No importa si moría, no importaba, pero Hibari-

- La meta es allá. – Señalo a la pared en donde estaba Tsuna empelado. – Aun no han llegado, y no llegaran tampoco. - ¡Crash! – Aburrido…

Hibari cayó al suelo, tosiendo sangre. Correr, defenderse, atacar… no valía, se había defendido, ya que si corría sabía que Usagi lo mataría allí mismo, pero incluso defendiendo la fuerza de esa criatura era monstruosa…

- ¿Uh?, ¿aún no estás muerto? – Comenzó a sonreír, y ante el horror de ambos, una botella con una calavera apareció en sus manos. – Esto es un veneno… que te hará retorcer por varios minutos hasta que finalmente tu corazón ceda, serán unos minutos llenos de gritos increíbles… Una muerte perfecta para aquel que me ha divertido más, ¿no crees?

- Hmm… - Hibari no dijo nada, tratar de correr no lograría nada…

- No eres divertido, ¿no vas a hacer nada?

¿Qué podía hacer?, un brazo malo, la otra mano con algunos dedos cortados (no podía sostener su arma bien), un fuerte golpe en el abdomen que hacía que quisiera dejarse caer en el suelo-¡Crash!

-… Me decepcionas…

Yamamoto solo podía mirar con los pelos parados como Usagi jalaba las tripas de Hibari, y pateaba el cuerpo con un pie. Los gritos eran horribles, y fue de lo único que no logro escaparse…

-… Bueno… - Oyó decir muy cerca de él cuándo todos los gritos habían cesado. – Sabes, solo quedas tu… y Gokudera-kun~

Yamamoto reacciono:

- ¿Gokudera?, ¿sigue vivo? – La verdad, no sabía porque se emocionaba…

- Si, sigue vivo… - Le respondió el ser, estaba sentado a su lado, como si solo descansara. – Pero no por mucho. Si no los asesino yo, este lugar lo hará.

-… ¿Qué quieres decir? – Bueno, al menos se iría con algunas respuestas.

- Este lugar esta maldito, pero creo que eso ya lo sabias. – La figura sonrió de tal modo que Yamamoto deseo estar muerto. – Nunca te dejara ir una vez que entras. Tu amigo aún no está muerto, pero morirá pronto… ¿no es así Gokudera-kun?

Cualquier alivio y esperanza de Yamamoto murió unos segundos después. Gokudera parecía haber vivido muchos mejores días, estaba ensangrentado, pálido, y varias partes de su cuerpo se estaban volviendo morados…

- Necesito un yeti, ¿sabes?, nunca he hecho uno. – Ofreció como explicación Usagi, sonriendo cruelmente. – Ambos morirán en unos minutos, y no se preocupen, gritaran como no tienen una idea… - Mostro el frasco en su mano.

-… Está bien… - Gokudera trago profundamente, sentándose al lado de Yamamoto, el ya más que había aceptado su destino.

- Gokudera, no puedes estar-

- Incluso Hibari cayo. El solo nos mantiene vivos por diversión… - Le explico Gokudera casando. – Somos sus juguetes, no nos soltara a menos que se olvide de nosotros o seamos inutilizables… - Y no se iba a olvidar de ellos…

-… No teníamos esperanza de escapar, ¿verdad?

- Si ganas el juego, te sacare de aquí. – Respondió Usagi, jugando con el frasco. – Hay dos maneras de ganar, una es encontrarme y regresar a la meta sin que te mate. Hibari casi lo logra, hubiera sido divertido que hubiera intentado correr los pocos metros… - Estaba muy molesto con eso… - La otra forma es durar todo el juego sin morir, en otras palabras, 6 horas, que es cuando comienza el amanecer. – Señalo a un reloj que no habían visto en la pared de al lado. Eran las 4 de la mañana. – Solo duraron 4 horas, y los case de forma individual… - Abrió el frasco. – Espero que el próximo grupo sea más divertido, normalmente ni siquiera duran dos horas, y he tenido que esconder cosas porque se suicidan y eso no es divertido… - Se detuvo. - ¿Quieren saber algo antes de morir?, no hay mucho que hacer, y verlos gritar y retorcerse solo será divertido por unos minutos…

-… Quisiera saber porque tienes ese rostro. – Gokudera volvió a preguntar, había preguntado ya varias veces.

- Porque este es mi rostro, pendejo. - ¿La gente era tan idiota?

- Usagi, lo que mi amigo se refiere es… - Tener esa mirada y esa sonrisa tan perturbadora dirigida a ti no era para nada bonito… - Tienes la misma cara de… en realidad, tu cuerpo es igual a… - Yamoto señalo hacia uno de los cuerpos del lugar.

- Jejeje~ - Ambos se estremecieron. – Soy un espíritu, es imposible que tenga un cuerpo como el de uno de ellos porque simplemente no tengo cuerpo… - Sonrió macabramente y se acercó tanto que podían ver perfectamente los colmillos ensangrentados. – La pregunta correcta seria: ¿acaso mi espíritu es el de alguien que conoces?

Detrás de Usagi, otras criaturas comenzaron a parecer, y ambos sentían que el corazón se les iba a escapar por la ventana. Todas las criaturas eran humanoides, podían ver perfectamente sus rostros. Una gran parte de ellas parecían burlarse, riéndose en silencio de ellos, mientras que la otra parte parecían resignados a lo que ocurría.

- ¿Tal vez conoces a algunos de ellos? – Señalo atrás de él.

-… No, pero tu… - Ambos volvieron a mirar al cuerpo de antes. – No me digas que… que tú eres-

- Me temo que la respuesta a eso… - Sonrió burlón, riéndose.

-… Pero, pero… - Le iba a dar algo a Yamamoto. – el… él siempre ha sido muy bueno, muy amable-

- Te diré un secreto antes de morir… - Ofreció el frasco, y ambos sabían que lo mejor era tomarse eso ellos mismos si querían respuestas. – las almas pueden corromperse.

Risas, muchas risas se oyeron entre los gritos, y a la final…

-… Me falta uno… - Murmuro para sí, sonriendo de oreja a oreja.

La figura tomo su cuchillo gigante de carnicero, se levantó, sonriendo siniestramente, una de sus manos arreglo un poco su cabello alborotado de color chocolate, y miro a la pantalla, dejando ver perfectamente dos ojos naranja brillantes llenos de malicia.

-… Me faltas… - Levanto el cuchillo, preparándose para golpear a alguien con eso. – Me faltas tú, querido lector~ Jejeje~ - ¡Crash!