Comentario:
En el año de 1860, un nuevo oficial de policía llega al pequeño pueblo de Raccoon para investigar las extrañas muertes que han ocurrido, sin imaginarse que los llamados vampiros dejarían de ser una leyenda. LeonXClaire y ChrisXJill
Bueno pues he aqui una historia nueva en la que he tomado a los clásicos personajes de Resident Evil en una versión de fantasía en la que la amenaza no son los zombies si no los Vampiros. Esta historia esta basada en unas ilustraciones que hice para un concurso de imágenes de RE en Halloween (que por cierto están en la galería) The Redfield Siblings y en algunas partes de la película Sleppy hollow. Espero la disfruten.
Capitulo 1: Raccoon Town
La ciudad de Boston había cambiado mucho a su juicio, era una ciudad creciente y llena de oportunidades para nuevas mentes como él; finalmente había terminado su enseñanza en la escuela de policía y ahora llegaba a la ciudad para iniciar con su sueño, el de ser uno de los mejores elementos vigilantes de la ley como a su familia le hubiera gustado, y probaría suerte en uno de los nuevos programas de la institución. Era su primer día y esperaba ansioso por su primera misión, se dirigió con paso firme hasta la oficina del encargado, uno de los jueces más famosos de la ciudad y comandante del departamento de policía e investigación criminal que recientemente había iniciado con carreras como las de detectives e investigadores. Su oficina era un gran despacho no muy alegre lleno de retratos de antiguos dirigentes y criminales, así como instrumentos que imaginaba ayudaban a la obtención de pistas.
- usted debe ser el joven Kennedy – decía una mujer de morena piel, vestida en un traje largo color gris, la ayudante del comandante sin duda que miraba con simpatía al muchacho rubio de ojos grises – por favor sígame, el Juez Simmons espera por usted, mi nombre es Ingrid y me encargo de atender el despacho del Sr. Derek, si necesita algo por favor hágamelo saber
- es muy amable madam – contesto el rubio cenizo poco antes de que la mujer le dejara parado frente a la elegante puerta de madera, se acomodo un poco el saco y el pañuelo blanco que rodeaba su cuello y toco discretamente
- adelante – se escucho la voz masculina y grave del otro lado, el joven oficial entro en la habitación y de inmediato se presento para luego tomar asiento cuando se le indico frente al elaborado escritorio – me da gusto saber que hay nuevas generaciones interesadas en nuevos rumbos para la institución, es increíble que estando en el año 1860 sigamos emitiendo juicios y sentencias sin investigaciones previas adecuadas – decía el hombre de edad un tanto mayor, de cabello castaño, bigote y barba sólo en la punta de la barbilla, este se levanto un momento de su asiento para tomar una botella de uno de los estantes además de un par de vasos para servir e invitar al muchacho un poco de aquel licor – te lo digo muchacho una vez que comencemos a demostrar nuestras capacidades todos querrán tener su propio departamento de investigación
- eso sería muy agradable Juez Simmons
- bueno sabiendo que cuento con tu ayuda es momento de que te brinde tu primer misión, serás el encargado de ir a un pueblo no muy lejos de aquí, aun es una colonia en crecimiento pero como sabes entre más se desarrolla un lugar más problemas comienzan a aparecer – comentaba mientras se servia un poco más de licor- hasta el momento solo han sido seis las victimas, mujeres y hombres que han sido encontrados en diferentes días en los bosques alrededor del pueblo sin vida, las causas de su muerte han sido particularmente raras y será tu deber encontrar al asesino, los líderes del pueblo te explicaran mejor los detalles de lo que ha pasado – hablaba al tiempo que se ponía de pie haciendo que el muchacho lo hiciera también para luego entregarle una carpeta llena de papeles además de los boletos del tren para su viaje – se que esta es tu primera misión dentro de nuestra institución pero confío en que tengas las habilidades necesarias para resolver este caso
- no se preocupe Juez Simmons cumpliré con mi objetivo
Su viaje en tren no había sido del todo placentero pero no se comparaba con la sensación que proyectaba aquella poco atendida estación a la que había llegado. El lugar estaba iluminado solo por la leve flama de la vela en la oficina del vigilante, todo lo demás era oscuridad cubierta por niebla blanca y fría, mientras "Bienvenidos a Raccoon Town" podía leerse en un letrero en la parte superior del lugar, escucho el ruido del tren cerrando sus puertas y partiendo, ya no había marcha atrás, se acerco hasta la salida de la estación en donde noto el carruaje que ya esperaba por el para llevarle al pueblo.
Conforme se iban adentrando en el bosque el rubio cenizo podía notar que los árboles eran tan grandes y de ramas tan gruesas que cubrían por completo los rayos del sol creando un ambiente tenebroso en la parte inferior, sabía por su reloj de bolsillo que la tarde estaba cayendo, pero simplemente no podía ver los rayos del sol muriendo debido a la niebla y a dichos árboles, de pronto su carruaje se detuvo y confundido decidió bajar del mismo
- ¿cochero que sucede?- pregunto Leon con algo de molestia
- Esto es lo más lejos que le llevare, desde aquí puede seguir el sendero que le llevara hasta el pueblo
- ¿Pero que dice? ¿Y se puede saber por que?
- No me pagaron lo suficiente como para llevarle por el bosque negro al anochecer, es un lugar en el que los rayos del sol no entran sin importar la hora que sea, imagine lo terrible del mismo bajo el manto de la noche, solo un valiente o un tonto se atrevería atravesarlo – decía mientras le acercaba una linterna de aceite al joven – tenga, con esto podrá ver el sendero si la luz le abandona por completo en el lugar – sin otra palabra más el conductor bajo la maleta del joven policía para luego dar media vuelta y marcharse sin mirar atrás, resignado el rubio cenizo no tuvo más remedio que adentrarse en el bosque, para su suerte pese a la oscuridad en el lugar había algo de luz que le permitía mirar por donde iba, su paso se detuvo cuando repentinamente escucho una pequeña e infantil risa, curioso llevo sus pasos hasta la fuente encontrándose con una rubia niña de unos diez o doce años junto al río acompañada de una mujer, una joven vestida de morado y rosa portando una capa y una capucha que cubría parte de su rostro, si cubría parte de su rostro pero dejaba a la vista algunos mechones de cabello rojizo y una piel blanca, pudo posar sus ojos sobre los de la chica y por un leve momento sintió que se había alejado por completo del mundo a su alrededor, era portadora de los ojos azules más místicos que hubiera visto en su vida, eran tan llamativos que con dificultad había apartado levemente su vista de la de ella, a decir verdad toda ella portaba un aire mítico que se acentuaba más por la poca luz en el lugar.
- Disculpe señorita ¿necesitan ayuda?, no deberían estar solas en este bosque, no es seguro
- últimamente he escuchado eso caballero, pero le aseguro que nos encontramos bien, su ayuda no es requerida por el momento - contesto con voz suave y educada la pelirroja
- ¿esta segura?
- Mi casa no esta lejos y si lo que busca es el pueblo esta pequeña podrá llevarle, su familia vive ahí – comentaba la mujer mientras que la pequeña soltaba su mano alegre y tomaba la del joven de ojos grises llamando su atención
- Yo puedo llevarlo al pueblo, mi padre es doctor ahí, mi nombre es Sherry ¿cual es el tuyo?
- Yo soy Leon – contesto el oficial con una sonrisa, regreso su vista a la chica oji azul pero esta ya se había marchado, giro sus ojos en varias direcciones buscando por ella pero simplemente había desaparecido
- No te preocupes ella hace eso, esta bien, vamos te llevara hasta mi casa – la chiquilla jalo del brazo del muchacho hasta que este finalmente comenzó a caminar, al poco tiempo llegaron al pueblo en donde un pequeño comité ya esperaba por él
- ¿Es usted el Oficial Kennedy verdad?, es un gusto que finalmente haya llegado – decía alegre un hombre de cabello y barba castaña seguido de otros dos y una rubia mujer – puedes llamarme Barry soy leñador del pueblo, te presentare a los otros – comento mientras se hacía a un lado para dar paso a los demás - Él es … - trato de decir pero el hombre alto y rubio no le dejo terminar pues se acerco más a ellos con mirada dura en los ojos.
- Yo soy Albert Wesker, soy líder del pueblo junto con la familia Ashford, los fundadores y debo admitir que cuando solicite ayuda a la ciudad esperaba enviaran a alguien más adulto y de mayor experiencia, no a un novato – dijo serio y juzgador el hombre
- Wesker hay que darle una oportunidad, al menos enviaron a alguien, yo soy William Birkin, soy el médico del pueblo y por lo visto ya conociste a mi hija Serry, por el momento mi esposa Anette no pudo acompañarnos pero te la he de presentar más tarde – comento el hombre haciéndose a un lado para dar paso a la rubia y bella mujer detrás de él – ella es la Señorita Valentine, Jill Valentine y es la encargada de la posada y taberna del pueblo
- Aunque también me encargo de ayudar en la vigilancia del mismo, soy como un policía en este pueblo
- Más bien una mujer que pretende ser un policía aun si no se le ha pedido – termino Wesker ganando una mirada de molestia de la mujer – si contigo es con todo lo que contamos lo mejor es que comencemos a trabajar, te pondremos al tanto de la información que tenemos – hablaba el rubio líder mientras hacía señas para que los demás le siguieran hasta la posada en donde podrían hablar, Sherry giro su rostro mientras era jalada por su padre, este no noto cuando su pequeña agito su mano como despedida a la mujer de morado que se ocultaba detrás de un árbol y no perdía de vista al recién llegado.
Los hombres junto con la rubia entraron a uno de los cuartos de la posada, mientras la dueña servía un poco de vino a los miembros de lugar estos comenzaron a hablar
- ¿que ha sido exactamente lo que tus superiores te han contado de este caso? – preguntó irritado Wesker
- por el momento sólo que ha habido una serie de asesinatos en el lugar, pero no entro en más detalle
- supongo entonces que tendremos que contarte todo desde el principio – decía Birkin tomando asiento
- veras este pueblo – comenzó Barry- solía ser muy diferente a lo que ves, estábamos en crecimiento y prosperando, sin embargo cosas muy extrañas comenzaron a pasar, eventos que por un momento parecían aislados hasta que finalmente concluyeron con la muerte de algunos... muchas parejas, niños y demás solían visitar el bosque en viejos tiempos, antes de que la maleza hiciera imposible la vista del sol lo que comenzó a asustar a los habitantes y a deteriorar un poco el buen camino del pueblo, hace algunos días en las orillas del bosque encontramos a las victimas, a veces era una, a veces eran dos, todas en días distintos, con varios días de diferencia en realidad, pero lo más extraño en ellas era la forma en la que habían sido asesinadas, todas presentaban marcas en el cuello y ni una sola gota de sangre en su cuerpo, además de que daban indicios de que habían sido arrastradas al bosque por la fuerza
- sabemos que hay animales salvajes en el bosque, pero ninguno con tanta fuerza y habilidad como para arrastrar a una persona y matarle con tan delicada mordida
- ¿mordida dice? - pregunto Leon confundido por la afirmación
- Las marcas en su cuello parecen las de una mordida – complementaba Birkin
- Esas marcas no son de animales salvajes, solo unos seres pueden crearlas - dijo Barry en un susurro desesperado haciendo que los demás le voltearan a ver
- Barry ya hablamos de eso, esos seres son mitos, dejaron de existir años atrás - discutio William mientras tiraba el contenido de su copa en el fuego de la chimenea
- ¿Disculpe de que estamos hablando aquí? - volvió a preguntar Leon
- Vampiros
- Barry insiste en que nuestro pueblo esta siendo acechado por vampiros
- Disculpe pero no hay razones logicas para esos seres, me temo que no existen
- Existieron hace muchos años – dijo Wesker molesto – ya tiene la información que necesita, comience desde ahí, imagino que en las hojas que le dieron estaran los nombres de las victimas y demás información, le sugiero comience con la investigación y tome muy encuenta a aquellos que no viven en el pueblo – finalizo el hombre rubio para luego salir de la sala sin mayor palabra, Barry inclino la cabeza y volvio a hablar
- Esos seres existen, y él lo sabe… su mujer murió por ellos… - dijo antes de levantarse y salir de la sala también, lo mismo que Birkin, Jill hizo una mueca y luego indico al rubio cenizo le siguiera
- Te mostrare tu habitación
- Por el momento creo que me serviría más algo de tomar
- Con gusto galan- se acercaron hasta el bar en donde la chica le sirivio una copa al joven Kennedy, este aun estaba confundido por la información que le habían dado, todo era demaciado extraño, pero la forma en la que lo relataban era muy convicente, lo mejor era que observara más, se fijaría más en los hechos y no apresuraría conclusiones
- Así que tu eres el que enviaron desde Boston – decía la voz de una mujer a la espalda de Leon, este se giro para observarla notando a una muy atractiva dama de cabello profundamente negro y vestida de rojo, poseía algunos rasgos orientales no muy marcados en el rostro – ahora veo porque estaba tan molesto Wesker - dijo posando sus ojos en los del chico como esperando más que una respuesta
- Mi nombre es Leon S. Kennedy señorita, y sí, la policía de Boston me envío para ayudarles con su problema
- Novato ¿no es cierto?, bueno … - hablo mientras se acercaba mucho más a su rostro – lo único que puedo decir es que no te fíes de nadie, no confíes en alguien solo por su cara bonita – comento la chica un tanto juguetona presionando su nariz para luego dar media vuelta y salir de la posada
- Ella es Ada Wong, un encanto de mujer - comento Jill burlona - … es asistente de Wesker, trabaja en su mansión – el muchacho no dijo nada, no había perdido de vista a la mujer de rojo hasta que esta abandono el lugar, regreso a su realidad y continuo en donde se había quedado
- la buscaré después, ¿que hay de lo que menciono Wesker sobre aquellos que no viven en el pueblo?
- Creo que el se refiere a los hermanos Redfield, ellos llegaron al pueblo poco antes de que Wesker y su familia lo hicieran, viven en el interior del bosque negro, son por los visto los únicos que no le tienen miedo, son cazadores que por las noches vienen a vender sus presas al pueblo, al parecer nunca se sintieron bienvenidos, más cuando Albert comenzó a despreciarlos por lo que prefirieron vivir en las afueras, no es muy común verles más que cuando vienen a vender sus productos
- Pueden ser sospechosos, me gustaría hablar con ellos si es posible, podrías indicarme en donde viven
- No será necesario, acaba de entrar el mayor de ellos- dijo Jill al tiempo que indicaba al muchacho mirara hacia la puerta en la que un hombre alto, musculoso, de cabello negro y ropas verdes entraba al lugar cargando una presa en sus hombros – hey Chirs, puedes dejar la carne a la mesa de a lado, en un momento te llevare el dinero, ¿te gustaría algo de tomar? – pregunto la rubia mientras se acercaba a él con Leon detrás de ella
- Lo de siempre- contesto extremadamente serio el hombre de cabello negro
- El vaso de agua que supongo no te tomaras como siempre – comento la dama cruzada de brazos, pero ante la poca reaccion del peli negro continuo con la conversación – Christopher Redfield, este es Leon S. Kennedy, quiere hablar contigo, los dejo – comento la chica antes de dejarlos solos, Chris aun mantenía parte de su rostro bajo la sombra de su sombrero, sin decir nada tomo asiento en una de las mesas a su lado mientras que Leon le seguía
- No deseo molestarlo, sólo me gustaría hacerle algunas preguntas, me imagino esta familiarizado con los crímenes que han estado pasando en el pueblo
- He escuchado de ellos
- ¿Y le gustaría decir algo al respecto?
- No hay nada que yo pueda comentarte que te sea útil, lo único que puedo decir es que aquellos que murieron en el bosque debieron evitar el entrar en el, es una condena a muerte para quienes que no lo conocen
- Se cree que fueron arrastrados al bosque – dijo Leon logrando que Chris levantara el rostro que se ilumino un poco por las luces en el lugar, fue entonces que noto la blanca piel del hombre así como unos intensos ojos azules, muy parecidos a los de la chica que había encontrado antes en el bosque, pero poco duro aquello porque inmediatamente este volvio a esconder su rostro en la sombra cuando otro hombre usando un sombrero y ropas exageradas se acerco a ellos
- Vaya pero si es el raro Redfield, ¿que haces aquí ermitaño? ¿te cansaste de la soledad o de tu hermana?, ¿o a caso encontraste por fin el camino al pueblo?
- Es un gusto como siempre verte Beltway – el hombre solo se burlo de él dandole palmadas en la espalda y saliendo de la taberna junto con otra mujer de cabello rubio
- No son muy amistosos en este pueblo por lo visto – comento Leon ganándose una sonrisa de medio lado del hombre frente a él que volvió a subir la vista
- No del todo, más ellos, trabajan para Wesker y los Ashford, les mandaron traer desde un país cruzando el mar para aumentar la protección del pueblo pero en realidad solo han sido una molestia, usan palabras clave en lugar de sus nombres según entiendo - comento Chris mientras que veía duda en el muchacho frente a él - escucha… nada es lo que parece en este lugar, los cuerpos de las victimas tal vez fueron encontrados en el bosque, pero puedo decirte que murieron antes de llegar ahí – hablo el joven Redfield antes de ponerse de pie al ver que Jill llegaba con su dinero, sin otra palabra hizo una reverencia para despedirse y salió del lugar, la rubia quiso alcanzarle pero estando bajo la compañía del oficial prefirió no hacerlo, Chris Redlfield siempre era un misterio para ella, sentía lastima al ver como le trataban por lo que intentaba hablar más con él para conocerle, pero este siempre se alejaba permitiendo que sus palabras se cruzaran solo para lo necesario.
Leon siguió a Jill hasta a su habitación y luego de que esta se marchara, completamente agotado se dejo caer sobre la cama, la luz de la luna caía en parte de ella iluminando su cuarto, se quedo pensativo, muchas cosas habían pasado tan sólo en los primeros minutos en el pueblo, había muchas pistas en todo lo que había visto y escuchado, sabía que necesitaría analizar cuidadosamente cada una, cerro los ojos y extrañamente lo primero en su mente fueron los ojos azules de la joven que había visto en el bosque, no necesito más para saber que la chica seguramente era hermana del tal Redfield, sus ojos eran muy similares, pero había algo en los de ella que le hacían mucho más mágicos, místicos… complemente difíciles de olvidar… con ese ultimo pensamiento se dejo vencer por el sueño… tenía un largo trabajo por terminar al día siguiente.
