Advertencia: Los personajes de Sakura Card Captor le pertenecen al grupo CLAMP.
Capitulo I: Hermanos Kinomoto
El sonido de los pájaros cantar, demostraban que el día ya se estaba esclareciendo mostrado un cielo azul con nubes blancas y un sol que dudaba en salir. Los pequeños animalitos no dejaban de de hacer el molesto ruido, y dos jóvenes que dormían placidamente en habitaciones separadas, tenían que cortar el sueño para levantarse. Ese año sería diferente, pero no sabían la razón exacta.
—Unos minutos más, por favor —gemía una joven de cabellos castaños y ojos verdes, pero que no se veía porque estaban cerrados. Se arropo hasta la cabeza, se giro sobre lado izquierdo y siguió dormida.
Mientras que en la otra habitación…
—Malditos pájaros, deberían callarse y no molestar a la gente que queremos dormir —murmuro muy fastidiado un joven de cabellos castaño oscuro y ojos marrones. Sin darse cuenta había botado la sabana quedando sólo en boxers mientras se movía buscando una mejor posición para seguir durmiendo.
El único que no se fastidiaba del cantar de los animalitos, era un señor de cabellos cafés y ojos del mismo color. Él tenía que madrugar porque tenía reunión con el decano de la Universidad de Tokio. Miro la puerta de la habitación de su hija menor, pensaba en despertarla, pero al último momento decidió no hacerlo. Tal vez aún siga cansada después de la salida de la noche anterior. Fue al cuarto de su hijo, pero así mismo, pensó en no interrumpir sus sueños, había llegado tarde del trabajo.
Suspiro.
Mejor haría el desayuno él solo y le dejaría a sus hijos ya listo para que sólo comieran. Extrañaba a Nadeshiko. Hace tanto tiempo de su fallecimiento, que aún lo sentía como si fuese ayer. Suspiro. Mejor haría el café, y les dejaría una nota escrita en la puerta de la refrigeradora. Lo más probable quien la lea sea su primogénito, él tendría que despertar temprano, aunque ese día no iría al trabajo. Pero es la costumbre, ¿no?
Mientras hacia los huevos revueltos, tostaba el pan, preparaba el jugo y el café, pensaba en todo lo que había vivido durante esos años. La soledad lo carcomía de a poco, pero no fue hasta cuando su hija entro a la adolescencia que empezó a tratar a Sonomi Daidouji de otra manera. Por un tiempo, ella no quería saber nada de él debido a que se caso con Nadeshiko. Pero sus hijas eran las mejores amigas de niñas. Para ser más exactos desde cuarto grado.
Ella lo ayudo mucho con la crianza de Sakura en su adolescencia. Touya lo había hecho cuando era niña. Él se sentía dichoso de eso. Porque a pesar de su trabajo, de sus viajes nunca descuido de sus hijos, les crió con mucha responsabilidad, amor, y modales. También fue como un padre para la hija de Sonomi, y algunas veces ella se quedaba a dormir en su casa. Tomoyo Daidouji era una joven la cual despertaba el interés de muchos muchachos, y la envidia de las chicas, al igual que su hija Sakura. Ambas son totalmente opuestas.
Tomoyo Daidouji:
Piel blanca. Ojos color violetas, como la joya amatista. Pelo negro con destellos azules largo, ondulado hasta la cintura. Analítica, observadora, perspicaz, sencilla y humilde.
Ella se percataba perfectamente de los sentimientos de los demás, pero ocultaba los suyos. Antes no era así, se convirtió a raíz del abandono de su padre. Nunca dejaba que alguien la viera triste, o llorando. Excepto por una vez, que fue encontrada por…
Mejor olvidar.
Sakura Kinomoto:
Piel blanca. Ojos color verde, como la joya esmeralda. Pelo castaño, corto hasta la altura de los hombros. Un tanto despistada, pero ya no tanto como en su niñez, sincera, amigable, noble y un tanto activa, pues le encantaba los deportes y los practicaba cuando podía. Sin contar que en su época de adolescente ella perteneció al equipo de porristas del instituto Seijo. Era abierta, en sus ojos se podía leer con facilidad lo que ella sentía, y casi nunca ocultaba sus sentimientos. Aunque de vez en cuando lo hacia, y en esas pocas veces, lo hacia bien sin que nadie se diera cuenta, ni siquiera la misma Tomoyo.
Aunque con ella era imposible ocultarle algo
Y ahí están las dos mejores amigas, tan opuestas como el aceite y el agua.
Pero así se querían.
Y lo peor de todo, era el secreto que había ocultado Tomoyo a Sakura durante un año y medio. El miedo a perder su amistad, la obligo a no decir nada por todo ese tiempo. Pero ya iba siendo hora de hacerlo, porque si no lo hacia, en cualquier momento se volvería loca. Pero, como siempre el bendito pero, no quería importunar a los hermanos Kinomoto.
Fujitaka pensaba que Tomoyo y Sakura ya eran dos jóvenes de veintitrés años, mujeres hechas y derechas que en cualquier momento harían de su vida lo que mejor les parezca. Aunque pensándolo bien, eso lo viene venir de su hija, pues ya esta comprometida con Shaoran y cuando menos se lo espera, anuncia la fecha de la boda. Se aplazo por varios motivos, pero uno de ellos era el asunto que tenia Xiao Lang con el clan, y las empresas. Pero en esos momentos ya tiene luz verde para el anuncio. ¿Cuándo lo harían?
El señor Kinomoto dejo el desayuno preparado, cogio un bolígrafo y escribió una nota. El papel lo dejo en la puerta de la refrigeradora. Luego fue a la puerta principal, tomo su chaqueta, pues la mañana era fresca y salió de casa. Ese día seria un poco largo, porque si bien no tiene que dar clases, tenía una reunión con el decano de la facultad, y parece que se va a demorar muchas horas. Por lo menos, no tendría que viajar hacer una excavación hacia algún país por los próximos días. Eso era un alivio, pasaría más tiempo con sus hijos, en especial con Sakura, aunque dudaba mucho, pues ahora ella tiene sus propias cosas que hacer.
9:30 a.m.
El timbre sonaba insistentemente. La persona que lo tocaba estaba a punto de perder la paciencia. Pues, otra de sus cualidades, es ser puntual y su amiga la había citado a esa hora para que la ayude a arreglarse para la salida que tendría con su prometido. Pero conociéndola, ella de seguro seguirá dormida, porque es imposible despertarla. Siempre tuvo el sueño pesado, y le costaba levantarse temprano. Peor si había salido la noche anterior a una fiesta. Simplemente ni un terremoto la levantaría.
Al escuchar el sonido, se fastidio. Primero los pájaros, ahora el timbre de su casa. Mataría a quien haya sido el osado de despertarla tan temprano, lo juraba a los cuatro vientos. Retiro la colcha de su cuerpo, se sentó en la cama, tratando de despertarse, aunque no lo consiguió, pues el molesto ruido no dejaba que se ubicara bien en el tiempo/espacio. Se levanto, se puso sus sandalias y salio de la habitación. Caminaba a paso lento, maldiciendo a todo lo que se le ocurriera en la cabeza.
Finalmente llego a la puerta. La abrió y la sangre se le fue a los pies…
¡¿Cómo pudo olvidarse de aquello?
Y su boca hizo un Oh silencioso.
—Supongo que te olvidaste de que venia a verte, ¿verdad? —lo dijo con aparente calma, la joven Daidouji. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la castaña.
—No, por supuesto que no lo he olvidado. Es sólo que…
—¿Qué cosa, Sakura?
—Oh, esta bien. Anoche me fui a una fiesta y me quede hasta las tres y media de la mañana. También bebí como loca, cosa que me arrepiento porque tengo un dolor de cabeza que es un infierno y sólo quería dormir hasta más tarde —termino de decir. Había hablado de recorrido. Y si Tomoyo no entendió, que pena.
—¿Y tu salida con Li?
—Lo iba a llamar para decirle que mejor nos viéramos en la tarde, pero ya que estas aquí, mejor termino por despertarme bien y empezar a arreglarme.
Y justo cuando Tomoyo iba a ingresar a la casa, aparece el hombre por el cual sueña todas las noches. Touya. Estaba parado enfrente de las dos amigas, pero no se había percatado de la presencia de la ojivioleta.
—¿Quién es Monstruo?
—Es Tomoyo, Touya. Por cierto, yo también te adoro —lo último lo dijo con sarcasmo.
—¿Vas a salir?
—Si. Voy a salir con Shaoran —justo cuando iba a replicar, su hermana lo corto —. Y si no te gusta, pues que pena. Yo si tengo vida, que tú no la tengas no es mi problema. Déjame de celarme que me tienes ya fastidiada.
—Lo hago porque…
—No me interesa los motivos por el cual lo hagas. Sólo te advierto que si sigues así, me perderás para siempre, hermano. Hablo en serio.
—Sakura…
—¿Sabes qué? Búscate una mujer que te satisfaga en la cama, y a mi déjame en paz. —dicho esto, se fue a su cuarto pasando por un lado de su hermano.
Tomoyo y Touya estaban sorprendidos por las palabras de Sakura. Ella por lo general se quedaba callada, o simplemente no prestaba atención, pero los celos de su hermano mayor ya la tenían cansada, y simplemente exploto. Ambos se miraron cuando se percataron de la presencia del otro, pero no dijeron nada. Daidouji subió a la habitación de su amiga para ayudarla con la ropa. Tal vez hable un poco con ella para que se calme, no sería bueno que saliera así a la calle.
Cuando entro, escucho el agua caer. Supuso que Kinomoto estaba ya bañándose, arreglo la cama y se sentó en ella para esperarla. En ese lapso de tiempo pensaba en muchas cosas que había vivido en sus cortos veintitrés años. Definitivamente Sakura había cambiando tanto. Incluso la había visto beber y fumar uno que otro cigarrillo. Solía decirle: Los nervios me tienen de punta, y el tabaco me tranquiliza un poco.
No sabía si Li tenia conocimiento o no, pero cuando tuviera oportunidad de hablar con él, lo haría. Su amiga no podía seguir así. Tal vez la sobreprotección de Touya la tenga al borde de un colapso nervioso, pero tampoco era para que se refugiara en el cigarrillo como si fuese un último recurso. Lo mismo pasaba con las bebidas alcohólicas. Lo bueno de todo, es que Sakura no perdía más la cabeza era por la relación que tiene con Shaoran y eso la tranquilizaba.
Los hermanos Kinomoto eran conocidos por su belleza, su personalidad y sus celos. Aunque Sakura quiera negarlo, ella también solía celar a Touya, pero no de la misma manera. Tampoco se metía en las relaciones de él, pero de un tiempo acá, vio que no se relacionaba con ninguna mujer y que estaba solo. Cuando le preguntaba el motivo, solía decirle que el trabajo le absorbe bastante el tiempo para las salidas, que prefiere descansar.
Y ese cuento ni él mismo se lo creía.
Sakura salió del baño envuelta en una toalla, y con la otra se secaba el pelo. Miro que su amiga estaba perdida pensando en quien sabe que cosas y prefirió no importunarla. Pero le había prometido que se dejaría arreglar para esa salida con su prometido, así que soltando un sonoro suspiro se dirigió a ella para hacerla regresar al planeta tierra, de donde sea en que este.
La movió de los hombros, nada. Le paso la mano por delante de sus ojos amatista, tampoco. La zarandeo un poco, seguía sin responder. Bien, utilizaría el último recurso. Se armo de valor y…
—¡Tomoyo! —pego el grito más fuerte que pudo.
—¿Qué pasa Sakura? ¿Por qué gritas? —preguntó la amatista un tanto confundida.
—Será que estoy tratando de hacer que dejes de estar en trance, y me prestes atención —le dijo la ojiverde con una ceja alzada.
—Lo siento. Estaba pensando
—¿Quién es el macho que te tiene así?
Y ante esa pregunta, casi se atora con su propia saliva la ojivioleta. ¡Que descarada que es su amiga! Se miraron por unos segundos, y Tomoyo considero mejor quedarse callada. No era momento de revelarle su secreto. No estaba preparada, para nada. Miro a Sakura, y disimuladamente se mordió el labio inferior como muestra del nerviosismo que tenía. La apreciaba, mucho, pero no sabría que reacción tendría si le dijera que estaba enamorada de su hermano. ¡Tal vez la mate! Y ella es muy joven para morir.
Cuando se dio cuenta, su amiga se había quitado la toalla, se ponía una tanga color verde oscuro, el sostén del mismo color. Luego se puso una falda jean, una camisera de tirantes sport con un estampado de un grupo de rock y unas sandalias azul marino. Se la veía bien, aunque estuviese vestida de sport. A Sakura le queda cualquier tipo de ropa, eso no había duda.
—¿Seguro te pondrás esa camiseta?
—Si, ¿por qué? ¿No te gusta?
—Vas a salir con Shaoran, Sakura —comento la ojivioleta como si fuera lo más obvio del mundo.
—No entiendo…
—Es una salida un poco semi-informal. De seguro van a ir al festival que hay en el parque pingüino, y digamos que esa camiseta no es para la ocasión.
Lo pensó por unos segundos y luego dijo:
—Tienes razón —y se dirigió al armario a buscar otra. Después de varios minutos, saco una camiseta rosa con un estampado que decía: Be my song sobre una guitarra con alas. Se la enseño a su amiga, y ella asintió con un movimiento de cabeza.
Su mente se volvió a perder.
Y tenía que poner atención en su mejor amiga, a como dé lugar.
Suspiro.
Sakura se dio cuenta de que Tomoyo estaba pensando en otras cosas, pero tampoco la iba a presionar para que le contara lo que pasara, tal vez cuando este lista se lo diga. Es lo más probable. Aunque eso no iba con Daidouji, ella no era así, pero las personas cambian, y bueno, tal vez no fue la excepción a eso. Ella misma era un claro ejemplo de lo que se hablaba.
La miro a los ojos.
Esmeraldas vs Amatista.
Movió la cabeza en forma negativa y de manera suave.
—Vamos a desayunar. Shaoran no tardará en llegar.
Y ambas se fueron a la cocina. Pero antes, la ojiverde tomo su cartera, la cual contenía su BlackBerry, su billetera, una caja de cigarrillos, y las llaves de la casa. Intuía que a Tomoyo no le gusta que ella fume, pero que podía hacer si su hermano tiene sus pobres nervios destrozados con su ataque de celos. Y eso que se ha detenido un poco, sólo un poco.
¿Será que tendré buenas noticias en algún momento?
—¿Por qué demoraste, Sakura?
—Fui a ver mi cartera. Así estoy lista cuando Shaoran llegue. Además, no tengo ganas de volver a subir.
Tomoyo asintió con la cabeza.
—¿Vas a desayunar, Tomoyo?
—No, gracias. Ya vine desayunando —mentirosa. Eres una vil mentirosa.
¡Cállate! Nadie te ha llamado conciencia.
Y encima, gruñona
Words are very unnecessary, they can only do harm.
¿Y te atreves, todavía, a ponerte a cantar enjoy de silence de depeche mode?
Aja. A ver si así entiendes que no debes molestarme.
Y una sonrisa angelical apareció en su rostro. Sakura la vio extrañada, pensando que tal vez su amiga este imaginando cosas no apta para menores de dieciocho años. Daidouji se dio cuenta de eso, y se sonrojo. ¡Se sonrojo! Eso era nuevo, puesto que la ojivioleta nunca lo hacia. Es más, cuando eran niñas y adolescentes, era ella la que la molestaba a Kinomoto para verla sonrojada.
Pero el tiempo cambia a las personas, y la ojiverde lo hizo.
Tarde o temprano eso iba a pasar.
De un momento a otro noto que su amiga se tensaba, aunque no entendía el motivo. Se percato que tenía un papel entre sus manos, y todavía no se había sentado a tomar el desayuno. Su mirada se volvió tierna imaginando de quien puede ser esa nota. Ella sabía cuanto extrañaba a su padre, pero desde hace mucho tiempo tuvo que aceptar que las cosas eran como eran, y que no se podía hacer nada. Ese era su trabajo.
Queridos niños:
He tenido que salir para la universidad a una reunión con el decano de la facultad. Tal vez demore, no sé a que hora regrese a casa. Ahí les deje preparado el desayuno para que coman antes de que hagan alguna actividad. Por el almuerzo, de seguro van a comer afuera, pero si no es así, en la refrigeradora hay comida para que se puedan preparar.
Con amor,
Papá
Termino de leer Sakura en voz alta, su amiga la escucho con atención. Su padre se preocupaba por ellos, aunque estuviera lejos o en el trabajo. ¡Aún los llamaba niños! Para el señor Fujitaka, sus hijos todavía conservan la esencia de la niñez aunque ya están grandes y haciendo sus vida. Bueno, Touya seguía soltero, y no se interesaba por buscar una mujer, o tal vez esa era la imagen que quería dar. Con ese hombre era imposible saber que sentía o pensaba.
10:30 a.m.
El timbre de la casa sonó. Tomoyo fue abrir la puerta y se encontró con Shaoran. Él también era puntual cuando se trataba de ir algún lugar, incluso si se trataba de la empresa. Pues él podía entrar a las nueve de la mañana, pero siempre llegaba a las ocho y media junto con los demás empleados. Soy el presidente de la compañía, debo de dar el ejemplo a mis empleados, solía decir.
—Buenos días, Daidouji.
—Buenos días, Li. Pasa, en un momento tendrás a Sakura aquí. Está desayunando.
Y se fue para llamar a su amiga. Cuando entro a la cocina, la vio un tanto apagada, ella no era así. De hecho, estaba contenta con la salida que tendría con su prometido. Tal vez la nota que dejo su padre la puso así, pero que podía hacer, si eso eran obligaciones de él y no podía saltárselas. La miro con cierta tristeza, y hasta con cierta melancolía.
—¿Es por lo de tu padre, verdad? —preguntó la ojivioleta provocando que su amiga saltara del susto. Había estado concentrada en sus pensamientos.
—En parte. Me gustaría que se consiguiera una mujer para que no este solo y pueda pasar estas fechas con alguien. Yo hago mi vida, Touya… bueno, él también lo hace a su manera. Aunque pasemos navidad juntos, en año nuevo cada quien pasa por su cuenta.
—Lo entiendo. Pero eso es decisión de él, y hay que respetarla, Sakura.
—Lo sé. Lo sé.
—Por cierto, Li está aquí. Te está esperando en la puerta.
—Gracias, Tomoyo.
Kinomoto salió de la cocina, tomo su cartera y fue a ver a su prometido.
—Hola, princesa —saludo Li dándole un tierno beso en los labios de su prometida.
—Hola, amor. ¿Nos vamos?
—Por supuesto.
Y ambos salieron con dirección al festival navideño que había en el parque pingüino. Durante todo el mes de diciembre se realiza el evento hasta el treinta y uno, que terminaba con un espectáculo de juegos artificiales dando la bienvenida al nuevo año. Alrededor del parque se colocaban carpas en donde se mostraba una variedad de recuerdos por la fecha.
Amor.
Felicidad.
Éxitos.
En el centro del parque, se colocaba una tarima en donde se presentaba artistas locales cantando los tradicionales villacincos, covers o canciones escritas por ellos mismos. También solía presentarse chicos que se inscribían para demostrar algún talento, como la poesía, por ejemplo. Todo el pueblo se contagiaba de la alegría que demostraba el festival. De verdad que diciembre era un mes bastante movido, y no sólo en el plano comercial.
Y los Kinomoto no eran la excepción.
Aunque lo que dijo Sakura era una verdad: el treinta y uno de diciembre cada quien pasaba el año nuevo. Ella lo hacia en compañía de Shaoran en China, pero ese año no pudieron viajar y lo pasarían en su departamento. Touya lo pasaba con Yukito, pero este al estar ya casado con Nakuru, no lo podría hacer, así que de seguro se iria algún lado de viaje. Y su padre, bueno, el se quedaba en casa viendo llegar el nuevo año completamente solo.
Mientras los castaños paseaban mirando lo que había en el parque pingüino, la casa de los Kinomoto era un silencio sepulcral. Tomoyo miraba absorta a través de la ventana el cielo azul con nubes blancas, un cielo totalmente despejado. El sol, bueno, tal vez se fue a descansar hasta otro día. Sin darse cuenta, Touya apareció detrás de ella, contemplándola.
Ella era la mujer por la cual no dormía algunas noches.
Y de por medio estaba su hermana menor.
¿Qué pasaría si la relación entre ellos dos no funcionaba? ¿Su hermana menor se vería afectada? Y él no quería eso, para nada. Muy en el fondo, no deseaba que la felicidad de su monstruo se viera opacada por los problemas de ellos dos. Suspiro con nostalgia.
Amatista vs Marrones
—Pensé que te había ido, Tomoyo.
—No. Me quede pensando, eso es todo.
—Voy a desayunar, ¿vienes? —pregunto tratando de esquivar los pensamientos de: pregúntale en que pensaba.
—Claro. No he desayunado, y no me vendría mal hacerlo en compañía.
—¿No desayunaste con la monstruo? —estaba sorprendido.
—No. No quise quitarle más tiempo. Si me sentaba a tomar el café con ella, de seguro nos hubiésemos puesto a conversar y se hubiera atrasado en su salida con Shaoran.
Touya bufó. Ella sonrió.
El mayor de los hermanos Kinomoto sirvió el desayuno para él y su compañera. Estaba absorto en sus pensamientos, las palabras de Sakura aún retumbaba en su cerebro como taladro. No la culpaba de su reaccionar, en parte él se la echaba. Llevaba mucho tiempo celándola, que hasta daba entender otra cosa. Pero es que no aceptaba aquello, se le hacía difícil.
Tomoyo por inercia cogio la mano de Touya, se la acariciaba con ternura. Lo miro a los ojos, como tratando de decirle lo mucho que lo ama, pero no podía. En esos momentos, para él los ojos violeta de ella le parecían la cosa más hermosa que haya visto en toda su vida, ni siquiera la piedra preciosa le llegaba a los talones de ella.
No había punto de comparación. Ella era un ángel, uno bien hermoso.
—Debes entender, Touya, que Sakura ya creció. No puedes tenerla siempre como una niña de diez años.
—Lo sé. Pero se me hace difícil. Sobre todo, porque ayude a criarla cuando era una niña. Me cuesta no verla de otro modo.
Tomoyo sabía eso. Porque de seguro, a ella mismo la ve igual, y no como una mujer hecha y derecha de veintitrés años. Si, no había ninguna probabilidad que Touya Kinomoto la viese de otro modo, porque ella, Tomoyo Daidouji, era la mejor amiga de su hermana menor. Frustrante.
—¿Piensas hacer algo hoy, Tomoyo?
—La verdad, no. ¿Y tú?
—Nada, la verdad. Por suerte no tengo que ir a la oficina —medito por unos segundos y se le ocurrió una idea —¿Qué tal si me acompañas al parque pingüino al festival?
Tomoyo rió. Touya se confundió. ¿Por qué reaccionaba así?
—¿Piensas seguir a tu hermana para ver que hace con Li? —Oh, era eso.
—No… —al ver los ojos de Tomoyo que no le creía nada, se resigno —Lo juro. No pienso seguirla. Hace tiempo que no voy allá. Y si nos encontramos, prometo portarme bien —lo dijo como si fuese un niño pequeño tratando de obedecer a su madre.
—Esta bien.
Touya se levanto y fue a su cuarto a cambiarse de ropa, aún seguía con la pijama puesta. Saldría con Tomoyo, y eso le alegro un poco el día. A veces se imaginaba como sería cuando ambos estén casados, saliendo a pasear por ahí cogidos de la mano, o viendo el atardecer juntos, en donde él la abraza por la espalda de manera protectora. Pero quedaba ahí, en sueños que tal vez no se puedan cumplir.
¿Por qué tenía que ser demasiado mayor que ella, por qué?
En el sofá de la sala se encontraba Daidouji. Al igual que Kinomoto, estaba pensando en como sería si vida si fuesen algo más que simplemente amigos. Sabía que eso sería un poco imposible, pues la diferencia de edades, el hecho de que él la vea como una niña y su madre, complicaba la situación. Bastante. Pero no tenía la culpa de haberse enamorado de él, de ese espécimen de macho y de seguro semental. ¡Pero que cosas piensas pervertida Tomoyo!
Su cuerpo de adonis, sus perfectos pectorales, los cuadritos en su estomago plano, los brazos fuertes, bien trabajados. Encima un poco de chocolate cayendo desde le cuello, pasando por su torso, llegando hasta… ¡basta, Tomoyo! Y de seguro su amiguito ha de ser grande, mostrándose en todo su esplendor listo para la acción, haciendo un hermoso baile con ella.
¡Oh, por Dios! Eres una pervertida Tomoyo Daidouji.
De seguro cuando llegue a casa se tendrá que dar una ducha de agua bien fría, ¡y ella detesta el agua fría!
I'd go anywhere for you
Anywhere you asked me to
I'd do anything for you
Anything you want me to
Your love as far as I can see
Is all I'm ever gonna need
There's one thing for sure
I know it's true
Baby, I'd go anywhere for you
Touya Kinomoto haciendo lo imposible por el amor de la ojivioleta, eso es nuevo. Si tomamos en cuenta que él no es esa clase de hombre. Pero que se puede pedir, si él está enamorado de ella. Pero hay muchos obstáculos, y de paso, ¿Por qué ella se enamoraría de alguien como él? Ella de seguro ya tiene algún pretendiente de su misma edad, que tal vez le pueda dar cosas mejores que él.
Bajo por las escaleras, y se encontró con una pensativa Tomoyo. Últimamente eso era lo que hacía ella, pensar, pero ¿en qué? O mejor dicho, ¿en quién? De sólo tener la idea que ella tendría a otro hombre en su vida, la sangre le hervía, pero no podía hacer nada y eso le molestaba mucho. Se sentía un completo inútil, y él no lo era. Pero antes de acercarse, vio como ella lo miro con una sonrisa, aquella la cual hizo que se enamorara cada vez más. Era su luz, eso era definitivo.
Salieron en dirección al parque pingüino, y por primera vez pensó en no encontrarse con su hermana menor, pues quería disfrutar de la compañía del ángel que llevaba a lado. Quería sentir que esa salida era de sólo ellos dos, de nadie más. Pero la vida esta llena de sorpresas, y aparecen en el momento menos indicado, como siempre. Iban sumidos en un silencio, ni bueno ni malo, sólo era eso, silencio.
Tenían miedo de que si decían alguna cosa, tal vez la magia del momento se fuera abajo y eso no quería. Para nada. Por primera vez salían como un hombre y una mujer, no como el hermano de Sakura buscando celarla, y ella como la buena amiga de ella tratando de detenerlo a toda costa. Él es un hombre muy celoso, apostaba que si su madre viviera, él la celaría también, aunque quien sabe, conociendo como es el señor Fujitaka, posiblemente no se lo hubiese permitido.
I try to say goodbye and I choke
I try to walk away and I stumble
Though I try to hide it it's clear
My world crumbles when you are not near
Goodbye and I choke
I try to walk away and I stumble
Though I try to hide it, it's clear
My world crumbles when you are not near
¡Que oportuna era la canción!
¿Por qué tenía que ponerla justo en ese momento?
Suspiro.
¿Por qué me pasa esto a mi? ¿Por qué ponen justo la canción con la cual me identifico? Esas letras dicen lo que siento por Touya. ¡No puedo olvidarlo, por más que lo intento!
Bien, calma. Ante todo y sobre todo, tranquilidad. Por lo menos salieron, y están disfrutando del paseo, y uno muy agradable. Siguieron caminando, cada quien hundido en sus pensamientos, hasta que se toparon con Sakura y Shaoran que estaban en un puesto donde vendía cosas de la buena suerte para el año nuevo que se aproxima. Y los castaños se dieron cuenta de ese pequeño detalle.
¡Ay por Dios, no me jodan! ¿De verdad mi hermano salio a seguirme para ver que estoy haciendo?
—Hola, chicos.
—Hola, Daidouji. Kinomoto —saludo Li con educación.
—Y dime hermano, ¿saliste a seguirme para ver que estoy haciendo? —pregunto Sakura a la defensiva.
—No… —suspiro al ver la mirada de su hermana que no le creía —Es en serio, Sakura. Invite a Tomoyo a dar una vuelta por el festival, ya que no he tenido tiempo de hacerlo.
—Por esta vez, te creeré. Pero de verdad, deja de perseguirme que me estas volviendo loca.
Y dicho eso cogio la mano de su novio y se fueron al otro extremo del parque. Tomoyo lo miro con una ceja alzada, tratando de descubrir si sus palabras eran sinceras.
—No me mires así, Tomoyo. He dicho la verdad —ahora era él el que estaba a la defensiva.
La joven heredera movió la cabeza con sutiliza y no dijo nada. Mejor sería dejarlo pasar, y continuaron su camino. Pero no muy lejos de ahí, un señor de cabellos castaños y ojos del mismo color, caminaba junto a una señora elegante de cabellos rojizos y ojos violetas. Lo habían visto todo, y estaban sorprendidos de ver a sus hijos juntos paseando por aquel lugar. Touya no había dicho nada, y Tomoyo tampoco.
Fue por casualidad. De seguro.
—Fujitaka, ¿crees que esten saliendo de verdad?
—No lo creo, Sonomi. Si fuese así, ya lo sabría.
Un suspiro salió de los labios de la mujer, y dijo:
—Espero que él sepa reconocer lo que tiene debajo de sus narices, Fujitaka. Pero sobre todo, que lo sepa valorar.
—De eso no tengas duda, nunca —y la miro de forma penetrante y seria. Cuando jamás lo había hecho.
¿Será que Sonomi Daidouji ya aceptaba a Touya Kinomoto? Tal vez sea así, por llevar las cosas en completa paz y armonía. También lo hacia por su hija, y respetaría la decisión que tomase, porque al final es el corazón de ella quien manda. No el de otra de persona. También se debía a que ella estaba enamorada, del hombre que llevaba por compañero de paseo en el festival.
You don't know what it's like, baby
You don't know what it's like
To love somebody
To love somebody
To love somebody
The way I love you
El amor es tan bonito, ¿no? Y es mucho mejor, cuando se es correspondido.
To be continue
Notas de Autora:
¡Feliz año nuevo!
Literalmente en mi país pasa de las 12:00 a.m y ya estamos 31 de diciembre. Por ello, les traigo este fic de un Touya & Tomoyo. Es un fic corto, no más de tres capítulos, y es posible que haya un epilogo, aunque no estoy muy segura.
Esta historia es mi regalo de año nuevo para mi gran amiga crystal23, no seré una escritora excelente como tú, pero hago lo que más puedo. Espero que te agrade, en especial porque es de la pareja que tanto te gusta.
Aquí utilice tres canciones que son: Backstreet Boys con Anywhere for you, Macy Gray con I try y Bee Gees con To Love Somebody.
Espero reviews, pero sobre todo que les guste esta historia. La estoy haciendo con mucho cariño y con mucho amor.
Sin más que decir, me despido. Espero que tengan un buen inicio de año y que este fin de año la pasen muy agradable junto a sus familias y amigos.
¡Hasta el siguiente capitulo!
